Ultimate Edition 3.0: con todo incluido

Turno para una nueva edición de Ultimate Edition, la distribución Linux especialmente indicada para aquellos que quieren tener a su disposición todo el software necesario para casi cualquier cosa que precisen desde el inicio. Todo ello, como veremos, sin sacrificar para nada el rendimiento, aunque con matices, según lo que usemos. Ultimate está basada en Linux Mint, si bien toma partes directamente de Ubuntu, con lo que se puede considerar una mezcla de ambas.


Instalación
Inicia desde un pendrive con todos los efectos de escritorio Compiz activados, con lo cual se producen fallos ocasionales (parpadeos, desaparición de ventanas) que son muy molestos, y que provocan una experiencia muy pobre en la sesión live. Es por ello que reinicio y escojo la opción de instalar directamente, lo cual me lleva a la aplicación de instalación de Ubuntu, en concreto se identifica como la versión 10.04 LTS (es decir, Ubuntu Lucid Lynx, la versión de soporte de larga duración que salió en Abril de 2010). Como quiera que en el escritorio aparece el símbolo de Linux Mint, la confusión es ya total. ¿Qué les hubiera costado cambiar los nombres para no hacer semejante galimatías?

Llámese como se llame, la distribución se instala en 20 minutos y me lleva a la pantalla de login, GDM, donde escojo iniciar sesión en Gnome sin efectos. Entre otras opciones tenemos la posibilidad de entrar en KDE, no en vano la iso de la distribución ocupa 3 Gigas. Entro a un escritorio con fondo negro (detalle inquietante), con el logo de Linux Mint en la esquina superior derecha y con un menú clásico de Gnome 2 absolutamente lleno de aplicaciones, la gran mayoría de ellas redundantes. Pero está el placer de elegir…

 

Ultimate Edition 1

 

Lo que resulta un tanto molesto es la mezcla que los desarrolladores hacen de aplicaciones basadas en librerías Qt (de KDE, digamos) y gtk (las de Gnome). Es lógico, ya que podemos elegir entre ambos entornos al entrar al sistema, pero provoca más confusión si cabe. A estas alturas, un usuario novel no sabe ni en qué entorno trabaja, ni cómo se llama la distribución, ni tiene un fondo de escritorio que la identifique, en fin, un completo lío. Para más inri, el escritorio se inicia en una fastidiosa combinación de inglés y español que termina ya del todo por irritar. La solución está en System –> Language Support , allí podemos instalar el idioma español por completo y reiniciar.

La mezcla de aplicaciones también provoca que, dado que estamos trabajando en Gnome, si queremos abrir algo tan nimio como el capturador de pantalla KSnapshot, tome una eternidad para iniciarse. Esto se debe a que precisa cargar las librerías Qt, que no se inician por defecto en Gnome, evidentemente.

Hasta aquí todo lo negativo. Veremos ahora que las ventajas pueden superar (cuestión de opiniones) a los inconvenientes.

Navegación
Al gusto del consumidor, tenemos Firefox, Chromium, Konqueror, Opera… Hasta el navegador basado en texto ELinks. Probando el primero de ellos todo va bien, el soporte para flash y la navegación.

 

Ultimate Edition 2

 


Vídeo
Más de lo mismo, se puede elegir Tótem, Dragon Player, VLC, Xine, Moovida, etc. Prácticamente todos los reproductores imaginables. Eso sí, todos ellos reproducen con colores saturados y/o saltos en vídeos de alta definición. Tanto reproductor para esto.

Música
¿Lo adivinan? Pues sí, arsenal de reproductores, desde lo más completos como Banshee o Clementine (incluyendo la extraña versión llamada Ultimate Player, que no comprendo en qué mejora al original) hasta los más livianos como Audacious. También están Exaile, Rhythmbox e incluso Songbird, que ya hace tiempo que dejó de desarrollarse para Linux. La elección corre a cargo del usuario, llama la atención que no hayan incluido Amarok.

Ofimática
Cabe la posibilidad de optar por el software más ligero, con Gnumeric y Abiword, o por la suite completa de Libreoffice. Ambas están en el menú.

Fotografía e imágenes
De nuevo un montón de opciones a nuestra disposición, F-Spot, digiKam, gThumb. GIMP, como no podía ser de otra forma, también está.

Gestor de software
El que una distribución tan centrada en los programas no cuente con su propio gestor parece chocante. Los desarrolladores no tienen en cuenta las estupendas aplicaciones de Ubuntu y Mint, presentando solamente el gestor de paquetes Synaptic. Extraña y pobre elección que no cuadra con la apariencia global de la distribución, en mi opinión. Además, los intentos de configurar Synaptic vía «Orígenes del software» son infructuosos, ya que no carga la aplicación.

 

Ultimate Edition 3

 


Reconocimiento de hardware
Al beber en las fuentes de Ubuntu y Mint, este apartado es absolutamente perfecto. Reconocimiento automático de todos los dispositivos.

Software de uso habitual
Y, evidentemente, esta parte también la borda. Tenemos Cheese, Dropbox, Simple Scan y Skype ya instalados. Vagalume está en los repos y jDownloader se puede instalar con su script de siempre.

Gestor de arranque
GRUB se instala sin ningún tipo de problemas y se puede editar con el programa Administrador de Arranque, en el menú Sistema –> Administración. Reconoce todos los sistemas y los inicia.

Estabilidad y suspensión a RAM
No encuentro problema alguno en general, refiriéndome a cuelgues, ni tampoco en la suspensión a RAM, que funciona bien. Sin embargo, durante la experiencia de uso sí que me topo con varios programas que no funcionan como deberían. Por ejemplo, el mencionado «Orígenes del software», entrada del menú que no carga nada. Cualquier elección de archivos (Guardar, Copiar, etc) en programas basados en Qt nos mostrará un diálogo donde no se ven los nombres de las carpetas, con colores grises que no casan con el aspecto general. Detalles a los que no se ha prestado atención.

Este aspecto, la falta de atención a los detalles, es el que arruina, siempre en mi opinión, la experiencia global con Ultimate Edition 3.0. En la parte positiva de la balanza siempre estará la ingente cantidad de software disponible, aspecto que apreciarán los usuarios que no disponen de una buena conexión de banda ancha a Internet, ya que pueden elegir entre montones de programas para hacer la misma función. En el lado negativo, muchas cosas. La distro da sensación de dejadez, esos pequeños detalles tiran por tierra el aspecto profesional que toda distribución debe tener, parece que se limita a una colección de programas y poco más. Y es una pena, porque me consta que hay mucho trabajo detrás de este proyecto, pero como ocurre con tantas cosas, los pequeños detalles son los que hacen la vida. La estética en rojo y negro también me resulta un tanto «cargante» a la vista. La combinación de programas KDE y Gnome no termina de cuajar.

Es por todo esto que, aunque la distribución puntúa muy bien (9’13) por su facilidad de uso y por poner al alcance del usuario una ingente cantidad de programas, no recomendaría Ultimate Edition salvo para quien todavía deba conectarse a Internet vía modem. Para todos los demás, hay opciones más interesantes y mejor conjuntadas que esta Ubuntu-Mint-Ultimate.

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