Ubuntu 12.04: cumpliendo con las expectativas

Han pasado dos años desde la última edición LTS (Long Term Support, con soporte a largo plazo) de la distribución sudafricana más conocida. Ubuntu Precise Pangolin, animal raro donde los haya, por cierto, ha causado una gran expectación, cosa habitual por otra parte cada vez que se aproximan los meses de Abril y Octubre, cuando Canonical lanza sus nuevas versiones. En esta ocasión, al tratarse de una versión con cinco años de soporte extendido para el usuario doméstico, con más razón sin cabe. Y me complace decir que Ubuntu Precise está a la altura de lo que se esperaba.

No son pocos los que consideran que las ediciones que va lanzando Canonical entre versiones LTS son poco más que ensayos, lo cual coloca a los usuarios en la posición de inadvertidos probadores de sistemas operativos. En mi opinión esto no es cierto y no se sustenta en la realidad, como muestra el ejemplo de Ubuntu Maverick, probablemente la más estable y lograda versión hasta la fecha. Cierto o no, el caso es que la distro que hoy nos ocupa representa en todo su esplendor el consabido lema de «Linux para seres humanos» que popularizase Canonical en su día. Y es que no se pueden dar más facilidades para un usuario novato en el mundo del pingüino de las que da Ubuntu Precise, un auténtico despliegue de «plug and play» y sistema funcionando sin problemas. Antes de que alguien empiece a pensar que me he contagiado del «fanboyismo» ubuntero que pulula por la red, vamos a argumentar estas afirmaciones. Analicemos:

Instalación
Una versión LTS de Ubuntu bien merece el gasto de un CD, con lo que me salto el paso de intentar arrancar desde un pendrive. Grabo la iso y al lío. El entorno live inicia, que no es poco, pues detecta el hardware ATI de mi gráfica integrada e instalar los drivers libres. Algunos parpadeos molestos, habituales de estos controladores y que son comunes a casi todas las distribuciones que he probado hasta ahora. La resolución se ajusta automáticamente a la máxima posible, lo que también supone un logro. Como tengo costumbre, no pruebo demasiado el entorno en vivo y me dispongo a ejecutar directamente la instalación. Una vez elegimos el idioma castellano se mantiene durante todo el proceso y todos los mensajes aparecen traducidos a nuestra lengua.

El instalador es el típico de Ubuntu, sin que se pueda apreciar variación alguna con respecto a anteriores versiones. El slide show sí ha cambiado algo, cosa que suele ocurrir entre lanzamientos. Tuve dos problemas importantes al instalar: en primer lugar, la lentitud exasperante. Esto tampoco es nuevo y es una consecuencia de instalar al día siguiente de haberse producido el lanzamiento de la nueva versión. Los servidores de Ubuntu para España se ven completamente desbordados por las peticiones, lo cual provoca que la descarga de actualizaciones y del soporte multimedia (los códecs) que se puede realizar durante el proceso de instalación se demoren en demasía. El segundo inconveniente lo causan los drivers libres para mi gráfica, que la hacen incapaz de volver a encender el monitor tras caer en modo reposo. Si dejas de mover el ratón cada cierto tiempo estás perdido, pantalla negra y de ahí no hay forma de salir. La solución fue esperar y esperar, casi una hora, hasta que las luces del router dejaron de parpadear y las del disco duro hicieron lo propio por un buen rato. Supuse que en pantalla estaría entonces el típico mensaje que invita a reiniciar el equipo para disfrutar de la nueva instalación, pulsé Intro y se obró el «milagro».

Tras el accidentado reinicio se presenta un completo grub con todos los sistemas instalados sin excepción. En este momento son Windows 7, Chakra Archimedes y LMDE con Gnome 3, además del nuevo Ubuntu. El escritorio con Unity (única opción disponible en 3D o en 2D) ha cambiado poco en lo estético, como se puede apreciar en la captura de pantalla.

Lo primero que aparece al entrar en el nuevo sistema es la ventana de Jockey que me informa de la posibilidad de instalar los drivers privativos de ATI/AMD para mi gráfica. Se presentan dos opciones muy parecidas entre sí, pero al intentar instalar cualquiera de ellas se produce un error poco descriptivo («no se ha podido instalar el controlador»). Sospecho que se debe a un problema durante la instalación que ha dejado algunos paquetes de actualización a medio instalar, pues si se intenta correr el gestor éste se queda clavado en «esperando a apt-get», como si el programa estuviese abierto. Cancelo, reinicio y hago un «sudo apt-get update» desde consola que arregla el desaguisado y ya consigo instalar los controladores propietarios de mi Radeon HD.

Todo el problema que acabo de describir viene causado, casi con toda seguridad, por la masiva descarga del día después del lanzamiento de Ubuntu Precise, con lo que es de suponer que dentro de algunos días, cuando la fiebre Ubuntu se calme, no se reproducirá.

Navegación
El navegador instalado es Firefox 11, que se actualiza a su versión número 12 nada más iniciar el gestor. Si hemos habilitado la instalación de los códecs multimedia y el soporte para Flash funcionará perfectamente, sin ningún tipo de inconveniente. Navegación fluida, Flash con sonido y funcionando incluso a pantalla completa.

Vídeo
Contamos con el reproductor de cabecera de Gnome, el popular Tótem. Reconoce todos los tipos de archivo de vídeo que pruebo (mpg, mkv, avi, mov, mp4) y los reproduce de forma impecable.

Música
Un remozado Rhythmbox que incluye un soporte mejorado para streaming desde los principales servicios online, incluyendo mi favorito, last.fm. Perfecto en todos los sentidos.


Ofimática
Como es habitual tenemos la suite Libreoffice instalada. Todo funciona como se espera, también las presentaciones en formato PowerPoint, que se reproducen sin problema alguno.

Fotografía e imágenes
El sencillo a la par que efectivo Shotwell sigue siendo el organizador fotográfico de elección en Ubuntu. GIMP no viene instalado pero está disponible desde los repositorios.

Gestor de software
El Centro de Software de Ubuntu es la pieza fundamental de instalación de programas. Synaptic ya ni tan siquiera viene por defecto, aunque sí que está disponible. El Centro de Software parece mejorar con cada nueva versión y además se integra con Unity, de manera que mientras se instala un programa el lanzador se incorpora automáticamente a la barra lateral, a la par que muestra el progreso de la instalación de manera parecida a lo que ocurre con algunos teléfonos móviles actuales. Además guarda la fecha y el historial de instalación de cada aplicación.


Reconocimiento de hardware
Es fundamental que esta parte vaya sobre ruedas dado el marcado carácter de Ubuntu como distribución «puerta de entrada» al mundo Linux. Y vaya, funciona perfectamente. La impresora, pese a no mostrarse mensaje alguno sobre su configuración al encenderla por vez primera, se instala automáticamente y aparece como disponible para imprimir en todas las aplicaciones. El escáner también funciona, basta abrir el programa Simple Scan, que viene instalado, para comprobarlo. Del funcionamiento de la webcam se tiene certeza desde el mismo instalador del sistema, cuando nos permite tomar una fotografía para emplearla como imagen de usuario. En cualquier caso, instalo Cheese, que funciona también. Mejor, imposible.

Programas de uso habitual
Para gestionar nuestra webcam podemos instalar Cheese, como veíamos, al tiempo que para usar el escáner tenemos ya en el sistema la aplicación Simple Scan. El resto de programas que suelo utilizar deben ser instalados, algunos desde los repositorios de Ubuntu, caso de Dropbox o Vagalume, otros desde sus propias webs, como ocurre con Skype y jDownloader. En el caso de este último, para que funcione el script de instalación es preciso que busquemos Java en el Centro de Software de Ubuntu y lo instalemos, pues necesita la máquina virtual de dicha plataforma.


Gestor de arranque
Si bien el gestor Grub funciona a las mil maravillas, reconociendo cada sistema operativo en el equipo, sí que echo en falta el tradicional startupmanager para manejar y configurar el mismo. No lo encontré en los repositorios, al contrario que en ediciones anteriores.

Estabilidad y suspensión a RAM
El sistema no se puede decir que sea un roca, pues en apenas tres horas de uso se produjeron dos errores, uno relacionado con los drivers de ATI y otro con un indicador del tiempo meteorológico disponible para descargar en el Centro de Software. En su descargo debo añadir que ambos errores vinieron acompañados de la correspondiente ventana de depuración y la posibilidad de enviar los datos a Canonical para ayudar a mejorar el desarrollo de Ubuntu y corregir los problemas. Ninguno de los errores me obligó a reiniciar. La suspensión a RAM, una vez instalados los drivers privativos de ATI/AMD funcionó perfectamente.


Ciclo de desarrollo
Bien conocido por todos, Ubuntu saca una nueva versión cada seis meses, en los meses de Abril y Octubre. La versión actual, al ser una LTS, seguirá recibiendo actualizaciones hasta Abril de 2017, con lo que es una muy buena opción para los amantes de la continuidad y los planes a largo plazo.

A decir verdad no esperaba tan buen resultado de esta Ubuntu Precise. La última revisión, la referida a Ubuntu Oneiric, no fue del todo satisfactoria, aunque la probé en un hardware distinto. Pero si nos atenemos a la opinión de la mayoría, esta versión supone un salto cualitativo importante en el desempeño de la interfaz de escritorio Unity. Sin ser en absoluto mi favorita, pues encuentro incómoda la barra lateral, uno puede llegar a acostumbrarse a esta nueva forma de trabajar. Para mi (dis)gusto, Unity comparte con Gnome Shell las escasas opciones de configuración. Por poner un ejemplo, es imperdonable que no se pueda cambiar la barra lateral a otra parte del escritorio, digamos, la parte inferior donde estorbaría mucho menos, siempre desde mi punto de vista, claro.

Aunque podemos hacer uso de herramientas de configuración como MyUnity o Ubuntu Tweak, sigo viendo algo escasas las posibilidades que ofrecen. Lo que en ningún caso se debe obviar es la tremenda facilidad de instalación y uso «sobre la marcha» del sistema operativo que nos presenta Canonical. Esto es algo irrefutable y reconocido incluso por sus detractores, que no son pocos. Pese a lo que pueda parecer, no me encuentro entre estos últimos, Ubuntu es un gran sistema que ha ido mejorando en aquello en lo que ha destacado desde un principio, por lo que considero que cumple con lo prometido y además, con creces. Me encuentro más cómodo con Chakra, pero siempre es bueno contar con una partición para Ubuntu, más si es una LTS.

Destaco como positivo, por encima de todo, la tremenda rapidez de inicio y apagado del equipo, realmente es sorprendente. Recién arrancada solamente consume unos 550 Mb de RAM, que dados los antecedentes de Unity no está nada mal. Los que prefieran Gnome 3 podrán instalar el paquete gnome-shell desde los repositorios. Como negativo, la cierta inestabilidad que en las últimas versiones se atribuye a Ubuntu parece tener su continuidad en esta. Si bien, un par de errores menores no son bagaje suficiente para afirmar esto rotundamente. Habrá que probarla más. Obtiene un 8’94 y un lugar en mi disco duro antes ocupado por Ubuntu Lucid. Saludos.

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Razones para apostar por Chakra

Tras varios años de practicar el «distro-hopping» llegué a la conclusión de que ya tenía suficiente información sobre la mayoría de las distribuciones más o menos amigables para el usuario doméstico. Lo que me hizo finalizar mi búsqueda no fue el hallazgo de la distribución perfecta, esa especie de quimera que ni existe ni existirá jamás, sino el comprender que, en cierta manera, uno puede volverse un esclavo de Linux, como bien apuntaba un usuario anónimo en los comentarios a mi última entrada. Probar y probar distros para caer en la cuenta de que todas fallan en algo, cuya importancia es relativa dependiendo de las ganas que uno tenga de cambiar.

Creo que hay otra manera de aproximarse al mundo Linux. En los últimos años me he acostumbrado a usar Arch Linux, la considero si no la más fácil de utilizar, sí la que mejor se adapta a mi forma de trabajar y la que menos problemas de todo tipo me ha causado. La semana pasada, durante una actualización del kernel, mi Arch con KDE se negó a arrancar. Fue el primer gran chasco que Arch me da en dos años. En principio me molestó muchísimo y ni siquiera me planteé investigar las razones de dicho desastre, me limité a iniciar mi partición con Ubuntu Lucid para poder seguir trabajando.

Bastaron un par de horas, con sus respectivos errores, de la clásica Ubuntu para echar de menos a Arch. A medida que se disipaba el enfado me dispuse a indagar un poco sobre qué pudo haber pasado. Últimamente empleaba el programa AppSet-Qt para manejar las actualizaciones de software, por pura comodidad y, por qué no decirlo, por gusto respecto a la estética y funcionalidad de dicha aplicación. Hete aquí que, en uno de mis «googleos» llego a la página del proyecto Chakra donde explican que, en la nueva versión de Archimedes han decidido prescindir del citado gestor de paquetes por no saber manejar bien (entiendo que, como yo, han tenido problemas) las actualizaciones más importantes.

Entonces me digo a mí mismo que es una lástima no haber topado con esta información antes. Releo mi revisión sobre Chakra, escrita hace poco más de un mes donde explicaba los motivos para decantarme por Arch aun siendo Chakra una excelente distribución de escritorio. Y es en este momento cuando decido desandar lo andado y apostar por Chakra. Apunto mis motivos:

El modelo half-rolling
La agradable sensación, para aquellos que sufrimos de cierta «versionitis», de disponer de los programas más nuevos en sus últimas versiones era uno de los motivos por los que usaba Arch Linux. Visto lo visto, aunque sospecho que mi problema vino causado por AppSet, parece más razonable adoptar un modelo semi-rolling que testea con más intensidad los programas antes de soltarlos en los repositorios. La eliminación de AppSet deja sin gestor de software con interfaz gráfica a Chakra, al menos hasta que finalice el desarrollo de Akabei, su propio programa de paquetería. No encuentro problema alguno en usar «pacman -Syu» de cuando en cuando, al menos las probabilidades de que algo falle se mantienen al mínimo.

El entorno KDE
Aunque al principio no fue así, KDE es mi entorno de escritorio preferido. El fin de Gnome 2 y mis pobres experiencias de uso con Gnome 3 prácticamente me empujaron hacia KDE, no sin antes probar sin demasiado éxito XFCE, E17 y Openbox. Actualmente considero que es el entorno de escritorio más maduro y el que auna las características y funciones con las que más cómodo me siento. Chakra, al apostar única y exclusivamente por KDE, creo que está haciendo una suerte de estandarización que puede ser favorable al desarrollo de Linux y al de la propia distro. Es mi opinión, ojo.

Establecerse y colaborar
Tantos años de saltar de distro en distro y jamás he posteado nada en un foro. En una actitud más bien cómoda por mi parte, cada vez que me he encontrado un error en una distribución es como si se incrementara el contador de incomodidad hasta alcanzar el límite que dispara el deseo de cambiar. Tal vez vaya siendo hora de apostar por una distro con todas las consecuencias, comunicar los errores para tratar de solucionarlos y, en definitiva, contribuir al desarrollo. Estoy dispuesto, con todas mis limitaciones, a hacer esto con Chakra. Durante los años en que Linux no era una opción para mí (2000-2005) estaba acostumbrado a lidiar con problemas en Windows, lo que podía lo resolvía y lo que no, simplemente lo aceptaba porque no había otra. No tenía el abanico de posibilidades que se abre con cientos de distribuciones de Linux y que te lleva, erróneamente, a pensar que algún día encontrarás una en la que nada falle.

La propia distribución es muy buena
Así es, quitando el asunto de los bundles, a los que me voy acostumbrado en realidad, es que Chakra es una gran distribución. No me ha hecho falta perder más que una tarde para lograr un sistema casi idéntico al que tenía con Arch. Ningún problema serio. Procuro usar Qupzilla, el cual me gusta bastante, salvo para una página de juego online en la que uso scripts de Greasemonkey que el navegador no es capaz de utilizar, de modo que empleo Firefox en inglés instalado desde el bundle correspondiente. VLC me daba problemas de sonido en Arch e igualmente me los da en Chakra, sospecho que son errores inherentes a la nueva versión del reproductor. Nada importante, uso Bangarang y va perfecto. Lo que más dificultad me suele plantear en todas las distribuciones son los drivers propietarios de ATI, que Chakra maneja desde el mismo inicio del DVD de instalación («ATI hardware detected, installing proprietary drivers») reduciendo la incomodidad al mínimo posible. Tribe es excelente aun estando en fase alfa.

Sirva este artículo como punto de partida a mi, espero, larga y fructífera relación con Chakra como entorno de producción principal. Mis probaturas no van a cesar, en ello está el espíritu de este blog. Pero valga como expresión gráfica de lo que intentaba transmitir en este artículo una captura de pantalla de mi escritorio actual. En una tarde, apenas tres horas, todo funcionando y con este bonito aspecto:

La idea del diseño del escritorio está tomada de los foros de Chakra, del usuario Teho de quien ya había copiado el «look» en Arch. De hecho, así lucía mi Arch con KDE en una de las últimas capturas:

En el propio foro están los detalles para instalar aplicaciones tan vistosas y útiles como Kwin buttons (coloca los botones de ventana en la barra de tareas) o Window Menubar (hace lo propio con la barra de menú de cada aplicación, maximizando el espacio disponible). Que ustedes lo disfruten, un saludo.

Distros que quise y no pude probar

Nos encontramos en una de esas épocas del año en que el mundo Linux parece contenerse mientras espera el lanzamiento de una nueva Ubuntu. A escasos 8 días de la llegada de la primera edición LTS con 5 años de soporte a usuarios domésticos de la distribución de Canonical caigo en la cuenta de que llevo dos semanas sin escribir nada en el blog. Por desgracia no es que haya estado más ocupado de lo habitual o que no haya tenido distribuciones a mi alcance para evaluar. Tampoco es que tenga que lamentar errores en mi nuevo ordenador, por suerte. Sencillamente, hay distribuciones que no se dejan probar.

En ocasiones he comentado mi opinión sobre la excesiva fragmentación, división o como se le quiera llamar, existente en Linux. Cientos, acaso miles, de distribuciones ahí fuera, basta echar un vistazo a Distrowatch. Personas que emplean su tiempo, su esfuerzo y dedicación en cambiar cosas, la gran mayoría de las veces pequeños detalles, que creen que no están a su gusto en una distribución concreta. Existen variantes de Ubuntu a patadas, pero también las hay de OpenSuse, de Fedora, de Debian, de Arch… La lista es interminable, de hecho existe entre los campos que podemos consultar en la gran base de datos que es Distrowatch, uno que se refiere a la distribución base de cada una.

Viene todo esto al caso de mis últimos fracasos en la instalación de distros. Los dos primeros que voy a relatar ocurrieron con mi viejo Pentium IV, los cuatro últimos han sido durante el pasado mes, ya con el AMD A8.

GhostBSD
Me atraía la idea de probar una distro basada en el UNIX desarrollado por la Universidad de Berkeley, con el cual no tenía experiencia alguna. El pendrive con GhostBSD no arrancaba, de modo que grabé un CD. Tras instalar el sistema, me encuentro que Grub, simplemente, no está, dejando mi sistema inutilizable y obligándome a recuperarlo. La partición donde supuestamente se había instalado GhostBSD ni tan siquiera es reconocida.

Deepin Linux 11.12
Quise probar esta distribución animado por los comentarios de su excelente gestor de programas. Al estar basada en Ubuntu pensé que no tendría excesivos problemas. Esta vez, las dificultades sobrevinieron por el lugar de origen de la distro: China. Carácteres asiáticos por todas partes que me hacían imposible hacer nada, pese a elegir el idioma inglés tras pulsar F2.

Guadalinex V8
En vísperas de las elecciones andaluzas vió la luz una nueva versión del sistema que la Junta de Andalucía desarrolla y patrocina para luego apenas usar en las administraciones ¿? El pendrive no iniciaba, con lo que tuve que gastar otro CD. Al tratar de iniciar la sesión live me tiraba a modo consola sin explicación alguna. Decidí elegir la opción de instalar directamente, encontrándome con el típico instalador de Ubuntu, aunque con su propio slide show. Una vez concluyó, el sistema se quedó congelado y me obligó a hacer un «hard reset», esto es, pulsar el botón para reiniciar el equipo. Cuando intento entrar por primera vez me arroja un extraño error: «HDIO_GET_IDENTITY failed for ‘dev/sdf’: Invalid argument» y ahí se queda.

Snowlinux 2 LXDE
Con la única experiencia de Lubuntu me propuse probar una segunda distribución con el escritorio ligero LXDE por bandera. El inicio del live cd fue de los más rápidos que puedo recordar, en apenas 15 segundos tenía el escritorio en pantalla. El instalador resultó también impecable, con gran velocidad y un gestor de particiones muy intuitivo y sencillo. Todo era muy prometedor, a excepción de la resolución del monitor, algo a lo que estoy acostumbrado desde que pasé a integrar el nutrido grupo de sufridores de ATI en Linux. El problema llegó al reiniciar: no se detecta la tarjeta de red y, por consiguiente, no tengo conexión. Demasiado problema para siquiera tratar de solucionarlo.

Debian 6
Como no había forma de probar nuevas distros me aventuré con uno de mis favoritos, Debian Stable. Error mío considerar que un hardware tan nuevo iba a estar soportado. El problema vino por los puertos USB 3.0, aparentemente, que hacían que ni teclado ni ratón estuviesen operativos. Imagino que con Debian Sid no habría pasado.

Trisquel 5.5
La gota que ha colmado el vaso. Nueva versión de una distro española que siempre he querido probar. El pendrive me manda a consola como ocurría con Guadalinex. Gasto otro CD más e intento iniciar con el parámetro «nomodeset» activado, obteniendo idéntico resultado. En un alarde de optimismo pruebo a iniciar en modo «vesa» y por fin logro llegar al escritorio, bonita adaptación de Gnome 3, por cierto. Intento instalar, para llevarme una nueva decepción al saltar una ventana de error (ubi-partman failed with code 141).

Y en estas estamos. No ser capaz de ni siquiera iniciar algunos sistemas supuestamente operativos me provoca un profundo malestar. Es cansino, realmente. Sé que casi todos estos problemas no se reproducirían si me limitara a hacer las pruebas en una máquina virtual, pero no tendría sentido, al menos no para mí. Cuando un usuario se decide por una distribución suele ser para instalarla de manera «real», no mediante virtualización, y el encontrarse este tipo de problemas me parece del todo inaceptable.

Me sigo preguntando si todo esto merece la pena, si no sería más conveniente remar todos en un mismo sentido en aras del avance del software libre. Es un debate complejo, más aún en los tiempos que corren que invitan a agrupar más que a dividir para disminuir costes. Yo ya he tomado mi decisión, y lo siento por aquellos que en alguna ocasión me han manifestado su alegría por encontrar en este blog revisiones de distribuciones minoritarias que escapan del foco de atención de otras webs. No sigo por ese camino, estoy cansado. Seguiremos comentando las novedades más importantes de las principales distribuciones pero no deseo perder más tiempo (ni más CDs) con algunas otras, no conduce a nada. Saludos.

Fuduntu 2012.2: más defectos que virtudes

Me estoy encontrando en mis últimas revisiones con demasiados problemas de toda índole que no eran tan frecuentes cuando empleaba mi antiguo ordenador con su obsoleto hardware. Empiezo a estar convencido de que la última tecnología, los nuevos microprocesadores y sus gráficos integrados no están sentando nada bien al mundo Linux, o acaso éste necesita de un tiempo prudencial para acomodarse a los cambios.

Sea por una razón o por otra, el caso es que las distribuciones que he probado desde el cambio de equipo no están a la altura (sálvese Chakra, justo es reseñarlo) y la de hoy no es una excepción, lamentablemente. La buena impresión que me había causado la versión 14 de Fuduntu no ha tenido continuación con su versión 2012.2. Y es que son demasiados los inconvenientes, tantos que superan a las ventajas de instalar esta distro en nuestro ordenador. O al menos en el mío. Desgranemos punto por punto:

Instalación
Fuduntu se inicia bien desde un pendrive, tan bien que ni siquiera precisa de la adición del parámetro «nomodeset» al kernel. El único problema viene representado por una serie de parpadeos al momento de cargar el escritorio que también había observado en Arch cuando usaba el driver ATI libre. Nada insalvable, si acaso algo molesto, pero solamente se da al iniciar. Si indicamos al principio nuestro idioma y nuestra distribución de teclado todo ello se respeta a rajatabla.

La instalación es realmente rápida, no llega a cinco minutos. Tan veloz que la ausencia de un slide show no desentona, es más, ni tan siquiera se echa en falta por lo efímero del proceso. Antes de concluir se nos presenta el menú de Grub tal y como va a quedar instalado. Por desgracia no detecta ni Arch ni Ubuntu Lucid, únicamente a Windows 7. Nos da la opción de editar el menú, pero al igual que ocurría con sus anteriores versiones (ésta también está basada en Fedora 14, por cierto) no es posible añadir sistemas Linux al menú.

Tras el reinicio tenemos el clásico y, para muchos entre los que me incluyo, añorado escritorio de Gnome 2. A la habitual barra de tareas se le añade la elegancia de los iconos Faenza y el dock Avant Window Navigator en la parte inferior.

Navegación
El navegador que incluye Fuduntu es Chromium. De nuevo se repite un error de la versión anterior, la cual probé en mi antiguo hardware: flash no tiene sonido. Importante problema que se reproduce en dos ordenadores totalmente diferentes y con dos versiones de por medio.

Vídeo
El magnífico VLC es el reproductor multimedia por defecto. Presenta, sin embargo, un problema de sonido que no es achacable al propio VLC, sino al sistema. El sonido se oye como con chasquidos (crappy, que dirían los angloparlantes) y por muchas vueltas que dí al asunto no lo pude solucionar. Reproduce, eso sí, todos los formatos de forma fluida.

Música
El reproductor Banshee, con el mismo problema visto en el párrafo anterior, es decir, sonido defectuoso. Los archivos en mp3 se escuchan sin tener que instalar ningún códec adicional.

Ofimática
Los desarrolladores de Fuduntu siguen apostando por GoogleDocs, una solución en la nube avalada por el gigante de Mountain View. A quien prefiera lo tradicional le espera Libreoffice, disponible en los repositorios.

Fotografía e imágenes
Nada nuevo bajo el sol, se sigue incluyendo el gestor de fotografías Shotwell y se sigue disponiendo de Gimp en los repositorios oficiales.

Gestor de software
Para instalar y desinstalar programas contamos con gpk-application, un software muy sencillo y que realiza su tarea con precisión y sin grandes alardes. Práctico y funcional, en dos palabras. Ofrece además actualizaciones automáticas.


Reconocimiento de hardware
Si en la versión anterior funcionaba todo, en la actual me falla la webcam. O Cheese, no lo sé. El caso es que no pude probar con otro programa que el que viene instalado, ya que no está disponible guvcview y Skype se negaba a arrancar. La impresora va bien y se instala de manera automática. Con el escáner, pese a que ya han incluido Xsane en los repositorios, la versión disponible no reconocía mi hardware, de manera que tuve que volver a optar por instalar Iscan (para Fedora 14) desde la web de Avasys.

Programas de uso habitual
Cheese ya hemos visto que no funciona (pantallazo negro). Iscan es el único gestor de escáner operativo que podemos instalar, pues Xsane no va y Simple Scan no está disponible. Con Skype, el cual intenté instalar desde su página web en su versión para Fedora, no tuve suerte y tampoco se podía iniciar. Dropbox viene instalado de serie, con gran acierto, pues cada vez son más los que usan este programa en la nube. También funciona Vagalume, hay que instalarlo desde el repositorio RPMFusion, en su versión para Fedora 14. Si queremos usar jDownloader, aparte de instalarlo usando el script de su web deberemos añadir el paquete java-1.7.0-openjdk desde nuestro gestor de software para que se instale la máquina virtual java, imprescindible para el uso del popular programa de descargas.

Gestor de arranque
El grub que se instala con Fuduntu es, ciertamente, de poca utilidad. Aparte de no reconocer distribuciones tan habituales como Arch Linux o Ubuntu Lucid, el programa que incluye la distro para editarlo únicamente nos permite cambiar el tiempo de espera en segundos y la distribución por defecto. Bastante inútil, de hecho. Para añadir nuestros otros sistemas tendremos que editar el archivo /boot/menu.lst a nuestro gusto.

Estabilidad y suspensión a RAM
Si no tenemos en cuenta la pequeña molestia de los parpadeos al iniciar el sistema Fuduntu es bastante estable. La suspensión a RAM no funciona, intuyo que se debe a la incompatibilidad de los drivers libres de ATI con mi APU A8. Sin embargo, mi intento de instalar los drivers propietarios, mediante el paquete kmod-catalyst de los repositorios oficiales, pese a funcionar fue un rotundo fracaso. El desempeño de los citados drivers es bastante peor que el de los libres, hasta el punto de empeorar el aspecto gráfico del escritorio, difuminando el efecto 3D de la barra de AWN, por ejemplo.

Ciclo de desarrollo
Fuduntu es rolling release, por lo que no hace falta instalar las nuevas versiones si se van haciendo las actualizaciones propuestas por el sistema. No obstante, publican una versión en iso cada tres meses.

Si la primera versión que probé de Fuduntu me sorprendió para bien, esta, mal que me pese, es todo lo contrario. Posiblemente sea cosa del hardware y su incompatibilidad, pero lo cierto es que no encuentro motivos para recomendar la instalación de Fuduntu en un equipo como el mío. Los problemas gráficos, la imposibilidad de volver al sistema tras suspender a RAM, el mal funcionamiento (o no funcionamiento en absoluto) de ciertos programas, el error en el gestor de arranque, el tema del sonido defectuoso… Veo más problemas que soluciones, realmente. Da la impresión de que la distro ha retrocedido varios pasos y me lleva a preguntarme si merece la pena seguir probando ciertas distribuciones, con poco apoyo y unos desarrolladores que, por escasos, no dan abasto. En definitiva, me pregunto una vez más si tanta fragmentación merece la pena, pues al fin y a la postre Fuduntu nace como un fork de Fedora que se me antoja ahora como innecesario, visto lo visto.

Pero no deja de ser mi opinión personal, claro está. En cuanto a valoración, esta Fuduntu obtiene un escaso 6’59, muy lejos del 8’48 de su anterior versión. Saludos.