Han pasado dos años desde la última edición LTS (Long Term Support, con soporte a largo plazo) de la distribución sudafricana más conocida. Ubuntu Precise Pangolin, animal raro donde los haya, por cierto, ha causado una gran expectación, cosa habitual por otra parte cada vez que se aproximan los meses de Abril y Octubre, cuando Canonical lanza sus nuevas versiones. En esta ocasión, al tratarse de una versión con cinco años de soporte extendido para el usuario doméstico, con más razón sin cabe. Y me complace decir que Ubuntu Precise está a la altura de lo que se esperaba.
No son pocos los que consideran que las ediciones que va lanzando Canonical entre versiones LTS son poco más que ensayos, lo cual coloca a los usuarios en la posición de inadvertidos probadores de sistemas operativos. En mi opinión esto no es cierto y no se sustenta en la realidad, como muestra el ejemplo de Ubuntu Maverick, probablemente la más estable y lograda versión hasta la fecha. Cierto o no, el caso es que la distro que hoy nos ocupa representa en todo su esplendor el consabido lema de «Linux para seres humanos» que popularizase Canonical en su día. Y es que no se pueden dar más facilidades para un usuario novato en el mundo del pingüino de las que da Ubuntu Precise, un auténtico despliegue de «plug and play» y sistema funcionando sin problemas. Antes de que alguien empiece a pensar que me he contagiado del «fanboyismo» ubuntero que pulula por la red, vamos a argumentar estas afirmaciones. Analicemos:
Instalación
Una versión LTS de Ubuntu bien merece el gasto de un CD, con lo que me salto el paso de intentar arrancar desde un pendrive. Grabo la iso y al lío. El entorno live inicia, que no es poco, pues detecta el hardware ATI de mi gráfica integrada e instalar los drivers libres. Algunos parpadeos molestos, habituales de estos controladores y que son comunes a casi todas las distribuciones que he probado hasta ahora. La resolución se ajusta automáticamente a la máxima posible, lo que también supone un logro. Como tengo costumbre, no pruebo demasiado el entorno en vivo y me dispongo a ejecutar directamente la instalación. Una vez elegimos el idioma castellano se mantiene durante todo el proceso y todos los mensajes aparecen traducidos a nuestra lengua.
El instalador es el típico de Ubuntu, sin que se pueda apreciar variación alguna con respecto a anteriores versiones. El slide show sí ha cambiado algo, cosa que suele ocurrir entre lanzamientos. Tuve dos problemas importantes al instalar: en primer lugar, la lentitud exasperante. Esto tampoco es nuevo y es una consecuencia de instalar al día siguiente de haberse producido el lanzamiento de la nueva versión. Los servidores de Ubuntu para España se ven completamente desbordados por las peticiones, lo cual provoca que la descarga de actualizaciones y del soporte multimedia (los códecs) que se puede realizar durante el proceso de instalación se demoren en demasía. El segundo inconveniente lo causan los drivers libres para mi gráfica, que la hacen incapaz de volver a encender el monitor tras caer en modo reposo. Si dejas de mover el ratón cada cierto tiempo estás perdido, pantalla negra y de ahí no hay forma de salir. La solución fue esperar y esperar, casi una hora, hasta que las luces del router dejaron de parpadear y las del disco duro hicieron lo propio por un buen rato. Supuse que en pantalla estaría entonces el típico mensaje que invita a reiniciar el equipo para disfrutar de la nueva instalación, pulsé Intro y se obró el «milagro».
Tras el accidentado reinicio se presenta un completo grub con todos los sistemas instalados sin excepción. En este momento son Windows 7, Chakra Archimedes y LMDE con Gnome 3, además del nuevo Ubuntu. El escritorio con Unity (única opción disponible en 3D o en 2D) ha cambiado poco en lo estético, como se puede apreciar en la captura de pantalla.
Lo primero que aparece al entrar en el nuevo sistema es la ventana de Jockey que me informa de la posibilidad de instalar los drivers privativos de ATI/AMD para mi gráfica. Se presentan dos opciones muy parecidas entre sí, pero al intentar instalar cualquiera de ellas se produce un error poco descriptivo («no se ha podido instalar el controlador»). Sospecho que se debe a un problema durante la instalación que ha dejado algunos paquetes de actualización a medio instalar, pues si se intenta correr el gestor éste se queda clavado en «esperando a apt-get», como si el programa estuviese abierto. Cancelo, reinicio y hago un «sudo apt-get update» desde consola que arregla el desaguisado y ya consigo instalar los controladores propietarios de mi Radeon HD.
Todo el problema que acabo de describir viene causado, casi con toda seguridad, por la masiva descarga del día después del lanzamiento de Ubuntu Precise, con lo que es de suponer que dentro de algunos días, cuando la fiebre Ubuntu se calme, no se reproducirá.
Navegación
El navegador instalado es Firefox 11, que se actualiza a su versión número 12 nada más iniciar el gestor. Si hemos habilitado la instalación de los códecs multimedia y el soporte para Flash funcionará perfectamente, sin ningún tipo de inconveniente. Navegación fluida, Flash con sonido y funcionando incluso a pantalla completa.
Vídeo
Contamos con el reproductor de cabecera de Gnome, el popular Tótem. Reconoce todos los tipos de archivo de vídeo que pruebo (mpg, mkv, avi, mov, mp4) y los reproduce de forma impecable.
Música
Un remozado Rhythmbox que incluye un soporte mejorado para streaming desde los principales servicios online, incluyendo mi favorito, last.fm. Perfecto en todos los sentidos.
Ofimática
Como es habitual tenemos la suite Libreoffice instalada. Todo funciona como se espera, también las presentaciones en formato PowerPoint, que se reproducen sin problema alguno.
Fotografía e imágenes
El sencillo a la par que efectivo Shotwell sigue siendo el organizador fotográfico de elección en Ubuntu. GIMP no viene instalado pero está disponible desde los repositorios.
Gestor de software
El Centro de Software de Ubuntu es la pieza fundamental de instalación de programas. Synaptic ya ni tan siquiera viene por defecto, aunque sí que está disponible. El Centro de Software parece mejorar con cada nueva versión y además se integra con Unity, de manera que mientras se instala un programa el lanzador se incorpora automáticamente a la barra lateral, a la par que muestra el progreso de la instalación de manera parecida a lo que ocurre con algunos teléfonos móviles actuales. Además guarda la fecha y el historial de instalación de cada aplicación.
Reconocimiento de hardware
Es fundamental que esta parte vaya sobre ruedas dado el marcado carácter de Ubuntu como distribución «puerta de entrada» al mundo Linux. Y vaya, funciona perfectamente. La impresora, pese a no mostrarse mensaje alguno sobre su configuración al encenderla por vez primera, se instala automáticamente y aparece como disponible para imprimir en todas las aplicaciones. El escáner también funciona, basta abrir el programa Simple Scan, que viene instalado, para comprobarlo. Del funcionamiento de la webcam se tiene certeza desde el mismo instalador del sistema, cuando nos permite tomar una fotografía para emplearla como imagen de usuario. En cualquier caso, instalo Cheese, que funciona también. Mejor, imposible.
Programas de uso habitual
Para gestionar nuestra webcam podemos instalar Cheese, como veíamos, al tiempo que para usar el escáner tenemos ya en el sistema la aplicación Simple Scan. El resto de programas que suelo utilizar deben ser instalados, algunos desde los repositorios de Ubuntu, caso de Dropbox o Vagalume, otros desde sus propias webs, como ocurre con Skype y jDownloader. En el caso de este último, para que funcione el script de instalación es preciso que busquemos Java en el Centro de Software de Ubuntu y lo instalemos, pues necesita la máquina virtual de dicha plataforma.
Gestor de arranque
Si bien el gestor Grub funciona a las mil maravillas, reconociendo cada sistema operativo en el equipo, sí que echo en falta el tradicional startupmanager para manejar y configurar el mismo. No lo encontré en los repositorios, al contrario que en ediciones anteriores.
Estabilidad y suspensión a RAM
El sistema no se puede decir que sea un roca, pues en apenas tres horas de uso se produjeron dos errores, uno relacionado con los drivers de ATI y otro con un indicador del tiempo meteorológico disponible para descargar en el Centro de Software. En su descargo debo añadir que ambos errores vinieron acompañados de la correspondiente ventana de depuración y la posibilidad de enviar los datos a Canonical para ayudar a mejorar el desarrollo de Ubuntu y corregir los problemas. Ninguno de los errores me obligó a reiniciar. La suspensión a RAM, una vez instalados los drivers privativos de ATI/AMD funcionó perfectamente.
Ciclo de desarrollo
Bien conocido por todos, Ubuntu saca una nueva versión cada seis meses, en los meses de Abril y Octubre. La versión actual, al ser una LTS, seguirá recibiendo actualizaciones hasta Abril de 2017, con lo que es una muy buena opción para los amantes de la continuidad y los planes a largo plazo.
A decir verdad no esperaba tan buen resultado de esta Ubuntu Precise. La última revisión, la referida a Ubuntu Oneiric, no fue del todo satisfactoria, aunque la probé en un hardware distinto. Pero si nos atenemos a la opinión de la mayoría, esta versión supone un salto cualitativo importante en el desempeño de la interfaz de escritorio Unity. Sin ser en absoluto mi favorita, pues encuentro incómoda la barra lateral, uno puede llegar a acostumbrarse a esta nueva forma de trabajar. Para mi (dis)gusto, Unity comparte con Gnome Shell las escasas opciones de configuración. Por poner un ejemplo, es imperdonable que no se pueda cambiar la barra lateral a otra parte del escritorio, digamos, la parte inferior donde estorbaría mucho menos, siempre desde mi punto de vista, claro.
Aunque podemos hacer uso de herramientas de configuración como MyUnity o Ubuntu Tweak, sigo viendo algo escasas las posibilidades que ofrecen. Lo que en ningún caso se debe obviar es la tremenda facilidad de instalación y uso «sobre la marcha» del sistema operativo que nos presenta Canonical. Esto es algo irrefutable y reconocido incluso por sus detractores, que no son pocos. Pese a lo que pueda parecer, no me encuentro entre estos últimos, Ubuntu es un gran sistema que ha ido mejorando en aquello en lo que ha destacado desde un principio, por lo que considero que cumple con lo prometido y además, con creces. Me encuentro más cómodo con Chakra, pero siempre es bueno contar con una partición para Ubuntu, más si es una LTS.
Destaco como positivo, por encima de todo, la tremenda rapidez de inicio y apagado del equipo, realmente es sorprendente. Recién arrancada solamente consume unos 550 Mb de RAM, que dados los antecedentes de Unity no está nada mal. Los que prefieran Gnome 3 podrán instalar el paquete gnome-shell desde los repositorios. Como negativo, la cierta inestabilidad que en las últimas versiones se atribuye a Ubuntu parece tener su continuidad en esta. Si bien, un par de errores menores no son bagaje suficiente para afirmar esto rotundamente. Habrá que probarla más. Obtiene un 8’94 y un lugar en mi disco duro antes ocupado por Ubuntu Lucid. Saludos.