Aunque a día de hoy dispongo de un equipo con recursos suficientes para correr cualquier entorno he de reconocer que siento debilidad por aquellos que consumen tan pocos recursos que son perfectamente utilizables en ordenadores más antiguos. Mis experiencias con E17 han sido divertidas, poco más, pues su continuo y ya exasperante estado beta (más de diez años) lo hacen algo complicado de adoptar como entorno de escritorio definitivo. Pero es evidente que, dentro del minimalismo, no hay nada como Enlightenment en términos de belleza y personalización, sobre todo de lo primero.
Por ello acojo con ilusión y ganas de diversión la nueva versión de Bodhi Linux, una distribución cuya última aparición me dejó un muy buen sabor de boca. Por desgracia no ha pasado lo mismo con esta otra, si bien lo atribuyo a la diferencia de hardware: lo que antes probaba en un Pentium IV de HP ahora lo hago en un AMD A8, con todas las diferencias que ello implica. Vamos a ver qué tiene de bueno y qué de malo este nuevo lanzamiento del equipo de Bodhi.
Instalación
La instalación desde un pendrive funciona, lo cual es noticia positiva, dados mis recientes fracasos en iniciar a un entorno live desde este medio. Bodhi, para empezar, incluye una opción específica para usuarios de tarjetas ATI/AMD (¿o debería decir sufridores?), que básicamente añade el parámetro «nomodeset» a la línea de inicio de kernel. Se agradece, pues no todo el mundo está al tanto de este molesto problema de ATI en Linux, y nada como un pantallazo negro nada más comenzar para que un usuario pierda todo el interés en una distribución.
Lo primero que nos vamos a encontrar en el escritorio live es la opción clásica de elección de equipo y tema que incluye E17. Me explico: se trata de un asistente para ayudarnos a elegir el tipo de ordenador en que estamos instalando. Contamos con las opciones siguientes:
– Bare. El escritorio «al desnudo», lo más simple posible.
– Compositing. Incluye efectos de escritorio para embellecer el sistema.
– Desktop. Un típico sistema de escritorio con la barra de tareas abajo.
– Fancy. Lo mismo de antes pero con un toque más artístico.
– Netbook. La clásica configuración óptima para los portátiles, con la barra arriba y los applets de batería, red, etc.
– Tablet. Disposición orientada a dispositivo táctil, tipo Android.
– Tiling. Opción que incluye seis escritorios y ventanas que no se superponen entre sí.
Como se puede apreciar es una aproximación muy completa a lo que el usuario quiere en un principio. Lo siguiente es la elección del tema, que se puede hacer entre cuatro diferentes, si bien luego tenemos disponibles en los repositorios cientos de ellos. Al entrar por vez primera a la sesión live E17 hace «crash», algo muy habitual por otra parte en versiones anteriores. Tras reiniciar el entorno todo va sobre ruedas. La barra de tareas incluye una opción para instalar Bodhi y allá que me aventuro a pulsar sobre ella.
El instalador es el de Ubuntu, solo que bastante más feo. Ciertamente es una mancha en el bonito diseño de la distribución, se trata de una serie de diapositivas en Gtk, cinco para ser exactos, dos de las cuales se refieren específicamente a Ubuntu 10.04. No entiendo este fallo en una distribución con una estética tan cuidada, pero el caso es que ahí está. De cualquier modo no nos va a llevar más de cinco minutos instalar Bodhi, con lo que la horrible visión pronto es historia.
Al reiniciar nos tocará elegir de nuevo tanto el tipo de equipo como el tema, pues los desarrolladores entienden que nuestra primera decisión era referida a la sesión live. En mi caso particular se inicia a una resolución menor de la óptima, debido a la presencia de mi ya viejo amigo, el driver radeon (libre). Para los pacientes usuarios de ATI, basta iniciar Synaptic e instalar el paquete fglrx a la vez que desinstalamos el paquete radeon. Luego, antes de reiniciar (importante que sea así para evitar problemas) debemos abrir una terminal, que en el caso de Bodhi se llama Terminology (una maravilla, por cierto) y teclear el consabido comando:
Luego ya podemos reiniciar y disfrutar de toda la potencia de la gráfica. Igualmente recomiendo entrar en el centro de software, mediante la opción del menú llamada «Add software», e instalar el Language Pack de español para que todo esté en nuestro idioma, si bien arroja un error en los locales que no conseguí desentrañar. También podemos cambiar, si no nos gusta demasiado, el tema, iconos, fuentes y demás, mediante otra opción del menú principal de Bodhi denominada «Artwork». Antes de eso deberemos instalar alguno de los muchos temas disponibles en el centro de software.
Navegación
Bodhi es una distribución minimalista, en todo el sentido de la palabra. Trae pocas cosas instaladas por defecto, lo que la hace algo más complicada de poner en funcionamiento. El navegador que eligen es Midori, muy liviano aunque escasamente funcional de inicio, debido a la falta del plugin para Flash. La solución pasa por hacer algunas cosas, como veremos a continuación.
En primer lugar, debemos ir al centro de software y buscar «Browser plugins». Ahí encontraremos, a un clic de distancia, la forma de instalar Adobe Flash. Sin embargo, esto no soluciona otro problema: la ausencia de sonido. En mi caso bastó instalar Pulseaudio usando Synaptic. Luego, desde el menú, elegir Applications (sí, hay partes que permanecen en inglés, desgraciadamente), luego Sound & Video y finalmente Pulse Audio Volume Control. Desde la ventana que se abre podremos probar distintas configuraciones, dependiendo del hardware de cada uno, hasta que consigamos arreglar el sonido.
Como se puede apreciar ya en este punto, el tono minimalista de Bodhi se deja notar en exceso y nos obliga a configurar cosas que en otras distribuciones vienen ya preparadas para funcionar.
Vídeo
No tenemos reproductor de medios instalado. Elijo VLC. Es importante destacar algo, y es que al abrir el centro de software y buscar una aplicación siempre aparece la página para instalarla en su versión de 32 bits. Si nuestro sistema es de 64 bits, debemos pulsar arriba a la derecha la opción correspondiente y elegir la aplicación de la lista ordenada alfabéticamente que nos aparecerá a continuación. VLC va bien, una vez resuelto el problema del sonido que veíamos más arriba.
Música
Tampoco hay reproductor musical específico instalado. Pruebo con Clementine, todo va bien.
Ofimática
Como no puede ser de otra manera, no hay aplicaciones de oficina por defecto. Instalo Libreoffice, sin problema alguno.
Fotografía e imágenes
No lo repetiré de nuevo, ya sabemos lo que hay. Podemos elegir instalar Shotwell y Gimp, funcionan perfectamente.
Gestor de programas
Como es habitual tenemos un par de opciones a nuestra disposición, la clásica manera de instalar paquetes que nos depara Synaptic y la novedosa «instala-en-un-clic» que tenemos con el centro de software, vía Midori. Esta segunda manera resulta muy cómoda e intuitiva para el usuario. Destacar dos cosas: asegurarnos de que instalamos la versión para nuestra arquitectura (se ofrecen 32 y 64 bits, así como ARM) y el que podamos elegir «Quick install» para ahorrarnos el sincronizar los repositorios una y otra vez que ocurre cuando pulsamos «Install Now». La opción de actualización automática no se contempla en Bodhi.
Reconocimiento de hardware
Acorde con el carácter de la distribución, no hay soporte específico ya instalado para la impresora. Antes de encenderla debemos ir al centro de software y elegir «Printing», lo cual instalará todo lo preciso. Luego, con solo pulsar el botón de encendido del aparato todo marchará (al menos así ocurrió con mi Epson) sobre ruedas. Para probar el escáner instalé Simple Scan, todo correcto. Sabía que la webcam funcionaba, pues durante la instalación pude tomar la fotito de rigor (dicho sea de paso, no tiene utilidad alguna en E17), pero aun así instalé Cheese, que también funcionó libre de errores.
Programas de uso habitual
Encontré todo lo que buscaba en el centro de software (Cheese, Simple Scan, Dropbox, Skype) y en Synaptic (Vagalume y jDownloader). Lo único negativo, un error que impide a Vagalume conectar con el servidor, probablemente derivado de alguna librería que falta por instalar, son las cosas del minimalismo.
Gestor de inicio
La instalación de Bodhi la hice en mi disco duro externo de pruebas. Grub detectó Chakra pero obvió por completo los sistemas instalados en el disco duro interno, actualmente Arch y SolusOS. Para colmo no encontré en los repositorios nada para poder editar el archivo de configuración y añadir dichos sistemas, con lo cual tocaría hacerlo todo a mano.
Estabilidad y suspensión a RAM
Desde que inicié Bodhi tras su instalación no experimenté más que un cuelgue de aplicación, en concreto el applet de sonido de la barra de tareas, que no conseguí hacer funcionar. Por lo demás, aquella ventana de error de E17 que aparecía con frecuencia en anteriores probaturas aquí brilla por su ausencia, afortunadamente. Parece que E17 va ganando en estabilidad y eso es una gran noticia para sus entusiastas. De la suspensión a memoria no puedo escribir nada, pues no funcionaba a pesar de contar con los drivers privativos. No es que no pudiera regresar de la suspensión, es que ni tan siquiera podía ir. La pulsación del botón correspondiente no hace absolutamente nada. ¿Falta algún script? De nuevo, el minimalismo…
Ciclo de desarrollo
No hay uno, propiamente dicho. Esta versión de Bodhi está basada en Ubuntu (ignoro en qué versión y no encuentro el dato por ninguna parte). Lo cierto es que se publican frecuentes actualizaciones de la distribución, aproximadamente cada cuatro o cinco meses, supongo que continuarán con la misma cadencia.
Como siempre mantengo, en Linux todo depende de los gustos y del hardware del usuario, o de una combinación de ambos. Bodhi se mantiene fiel a su filosofía y a sus principios: minimalismo y configuración personalizada, muy cerca de los de Arch, por cierto. Pero en este blog tendemos a puntuar en base a la facilidad de uso desde el punto de vista de cualquier tipo de persona, desde la que llega a Linux hasta la ya avezada en la materia.
Por eso titulo así la entrada, porque Bodhi requiere de bastante trabajo para ser un sistema funcional. Es su filosofía y la respeto. A mí, que si puedo presumir de algo es de haber probado distros hasta el hartazgo, no me cuesta nada dejar Bodhi a mi gusto en dos o tres horas. Pero para un usuario novel la tarea puede resultar, quizás, demasiado pesada. Cuestión de probar, ni más ni menos. Si uno es poseedor de algún equipo ya entrado en años le recomiendo darle una oportunidad, los requerimientos mínimos son ridículos (CPU a 300 Mhz, 128 Mb de RAM y 2’5 Gb de disco duro). Ahora bien, si no se conoce E17 hay que ser paciente, no es un entorno al uso y bastantes cosas se hacen de manera distinta a lo que estamos habituados en Gnome o KDE. En la web de la distribución ofrecen esta guía para aprender a familiarizarse con el entorno. Un 6’59 para esta edición de Bodhi Linux. Saludos.