Tenía muchas ganas de volver a tener la oportunidad de analizar una versión de openSUSE. La revisión de la anterior fue tan decepcionante en todos los aspectos que en cierta manera esperaba con entusiasmo la nueva, la cual supuse que devolvería a la distro de Gecko a tiempos de más esplendor. Leí muchos comentarios negativos, especialmente en las primeras semanas de uso de la versión 12.1, en el sentido de que parecía haber sido sacada del horno antes de tiempo, como aquellas tristes ediciones del primer KDE 4 o el reciente Gnome 3. La otrora robusta y amigable distribución del camaleón había pasado a fallar en demasiadas cosas.
No sé si espoleados por el aluvión de críticas o, simplemente, porque la comunidad que anda detrás de openSUSE siempre se ha destacado por presentar una distro muy trabajada y con aspecto profesional, el caso es que solo encuentro una palabra para definir a la nueva entrega: impresionante. La versión que he probado, con KDE 4.8, se integra fabulosamente con dicho entorno de escritorio, sin bordes rugosos, entregando una experiencia de usuario fenomenal. Ignoro cuan estrecha es la colaboración entre openSUSE y AMD/ATI, y si de ella se beneficia mi equipo, la cuestión es que se compenetran a la perfección. Esperaba, insisto, una mejoría, lo que no imaginaba es que fuera a dar con una distribución que, tan solo unos días después, desbancara a LMDE de su pedestal en la clasificación. Lo vemos:
Instalación
Descargo la iso del DVD de openSUSE y directamente la grabo, con Brasero, en un soporte físico. Escojo el DVD virgen en lugar del pendrive, pues no dispongo de tanta capacidad como los 4’7 Gigas que ocupa openSUSE en esta presentación. Me llama la atención que, al iniciar, no es posible probar la distribución en modo live. Caigo entonces en la cuenta de que existe la versión en CD para eso, disponible en la misma página de descargas que el DVD. A decir verdad me es indiferente, pues nunca suelo emplear el modo live para nada, no arroja conclusiones y no le encuentro utilidad a la hora de revisar una distribución.
Lo que sí me molesta y no tiene visos de que vaya a cambiar es el problema de los drivers de ATI/AMD, que en una distro «partner» de la compañía de Sunnyvale es imperdonable. Al poco de iniciar al módulo de instalación, la pantalla pasa a modo reposo sin vuelta atrás posible. No cuesta nada añadir la expresión «nomodeset» a la línea de inicio del kernel, pero menos aún les costaría hacerlo a los desarrolladores. Al menos eso, si bien lo ideal sería que se incluyeran los drivers privativos, con su acuerdo de licencia correspondiente, faltaría más, como ocurre en el Tribe de Chakra.
Superado el escollo inicial, no sé si insalvable para alguien recién llegado a Linux, nos encontramos con el instalador más completo que existe. Rotundamente. La gran cantidad de opciones disponibles podrían asustar un poco al usuario novel, si bien se complementa con un excelente sistema de ayuda que se echa de menos en muchas otras distros. El proceso en sí tiene un «look» muy profesional y un cuidado lenguaje, traducción impecable incluida. Son las pequeñas cosas que hacen de una distro (gratuita, no lo olvidemos) una alternativa real al sistema de Microsoft.
De hecho creo que es el instalador que más recuerda al de Windows, con reinicio automático y cuenta atrás al final incluidos. El proceso propiamente dicho lleva unos diez minutos que podemos pasar viendo el cuidado slideshow o leyendo las notas de lanzamiento de la versión. «Muy profesional», que diría Pazos.
El reinicio nos lleva a un bonito Grub2 tematizado para openSUSE, donde comprobamos que nos detecta al otro sistema instalado, en mi caso Linux Mint Debian Edition. Chakra ya se ha marchado del ordenador principal, pero sigue presente en el portátil donde comparte disco con el lado oscuro… La configuración de la resolución de pantalla no se realiza correctamente, sin embargo, pues me presenta un extraño valor (1152 x 864) que hacen que el escritorio se vea descuadrado. La solución a este problema la conozco de sobra y se llama driver propietario de AMD, aka Catalyst o también fglrx.
Es en este preciso momento cuando se echa de menos un enlace más directo a los primeros pasos de la configuración de openSUSE. No me refiero al icono de ayuda que se nos presenta en el escritorio, pues nos llevará a una wiki que, para mi gusto, es algo confusa y está lejos todavía de la facilidad de uso de la de Arch. Una rápida búsqueda me arroja un enlace de gran utilidad (siguiendo sus primeros pasos todo me funciona de maravilla) en la web de La mirada del replicante.
Siguiendo cada paso explicado ahí por Tannhausser no tuve ningún problema. La actualización fue larga, unos treinta minutos de descarga e instalación de paquetes. Tras añadir los indispensables repositorios de la comunidad, sin los que openSUSE prácticamente no nos sirve para nada (códecs, flash, etc.) aparecen más actualizaciones. Finalmente, con el utilísimo sistema de instalación de un solo click consigo tener los drivers propietarios de ATI y, siguiendo el consejo de Tannhausser, elimino por mi cuenta el paquete con el driver libre para evitar problemas posteriores.
Un nuevo reinicio y… voilá. Resolución adecuada, renderizado de fuentes ideal (esto no lo esperaba, la verdad, atendiendo a pasadas versiones) y un desempeño gráfico adecuado, aunque algo por debajo del que consigo con LMDE. Las pruebas con glxgears me dan un FPS de 2.500, aproximadamente. Terminada por completo la instalación, vamos a dar un repaso al escritorio.
Navegación
Tras realizar la actualización tenemos al navegador Firefox 15 a pleno rendimiento. Gracias a los repos comunitarios se habrá instalado el plugin para flash, con lo que el funcionamiento ya está completo. Fluidez y rapidez absoluta en la navegación. Si lo deseamos, también está Konqueror, aunque sus limitaciones con respecto al navegador de Mozilla son evidentes.
Vídeos
Contamos con el reproductor Kaffeine como única aplicación para ver vídeos. En mi caso no presenta problema alguno, salvo que se queja de falta de plugins cuando se intenta reproducir un archivo vía samba, dificultad que no aparece al hacerlo de manera local. Todos los tipos de archivo son soportados.
Música
Como casi siempre que revisamos una distro con KDE nos encontramos con Amarok como organizador de colección musical y reproductor por defecto. Funcionamiento perfecto, como ya esperaba.
Ofimática
De nuevo Libreoffice es la suite ofimática con la que se presenta openSUSE. Es quizás la única parte del sistema que «chirría» un poco desde el punto de vista gráfico, pues la integración con KDE no es tan buena como en el resto de programas.
Fotografía e imágenes
Un escritorio completo cuenta con todas las herramientas que podamos necesitar y ello incluye el organizador de colecciones fotográficas, Digikam en este caso, y el editor y manipulador de imágenes, que no es otro que Gimp.
Gestor de programas
Podemos usar, además de la línea de comandos con zypper, dos formas para la instalación y búsqueda de aplicaciones. La que recomiendo, a través del genial centro de control Yast, y la alternativa, el gestor de software Apper. Este último se encuentra integrado con el resto del sistema y nos alerta de actualizaciones automáticas para nuestro equipo.
Reconocimiento de hardware
Cuando enciendo la impresora, si bien no recibo notificación alguna el parpadeo del led del disco duro me indica que algo está ocurriendo. En efecto, transcurridos unos segundos abro el editor Kate con un archivo de texto y al escoger la opción de imprimir me aparece directamente como predeterminada mi Epson Stylus Color 685. La impresión es correcta.
Con el escáner la cosa se complica un poco, pero nada que no se resuelva con Yast. Si intento usarlo mediante Skanlite me aparece un mensaje de que el sistema no detecta ningún dispositivo de imagen. Voy a centro de control –> hardware –> escaner y ya lo detecta, si bien se ofrecen tres posibles drivers. Con el procedimiento de ensayo/error descubro que el que funciona es el llamado sane-backend. Para la webcam no es preciso más que instalar un programa que haga uso de ella, Kamoso en mi caso, y compruebo su perfecto funcionamiento.
Navegador de archivos y dispositivos
Al abrir Dolphin e intentar conectar con mi portátil en red, el propio navegador me advierte de que no se encuentra ningún grupo de trabajo debido a la existencia de un cortafuegos. Tan fácil de arreglar como ir al centro de control –> cortafuegos y desactivarlo momentáneamente. Una vez hecho esto funciona sin problemas la copia y reproducción de archivos a través de Samba. El pendrive y la tarjeta de memoria tipo SD también son reconocidas por Dolphin, si bien la última de ellas no hace saltar el notificador de dispositivos de KDE, ignoro el motivo. En cualquier caso es accesible desde Dolphin sin mayor dificultad.
Gestor de arranque
Reconozco que con la inclusión de Grub2 en la mayoría de distribuciones se ha dado un salto de calidad (gráfica seguro, en lo demás carezco de conocimientos para opinar) respecto al anterior gestor de arranque. El de openSUSE, con su tema verde, se integra muy bien con el resto de la distro. Además reconoce otros sistemas y se puede editar desde la entrada habilitada para ello en el centro de control Yast.
Estabilidad y suspensión a RAM
Una vez más, el tema de la suspensión a memoria va supeditado a la instalación de los drivers propietarios de ATI/AMD. El prescindir de ellos hará imposible regresar de la suspensión. En cuanto a la estabilidad, cero problemas y cero cuelgues. Tan solo un error en plasma cuando se cierra Kaffeine tras reproducir un archivo en formato .dv que no ocurre más que con dicho reproductor.
Ciclo de desarrollo
No existe tal cosa en openSUSE. Han transcurrido muchos meses desde la última versión, si bien ha merecido la pena esperar, eso está claro. Existe la posiblidad de conseguir un efecto rolling release si apuntamos los repositorios a Tumbleweed, como se indica en esta entrada de la wiki de openSUSE. Advierten, no obstante, que no se aconseja su uso a los usuarios de drivers privativos que requieren ser recompilados con cada actualización del kernel, como es mi caso.
Hete aquí que esperando una mejoría me encuentro con la mejor distribución hasta ahora analizada en este blog. Un KDE que inicia tan rápido o más que el incluido en Chakra. Un renderizado de fuentes que en nada se parece a aquel arcaico y feo de anteriores versiones de openSUSE. Una configuración de software y hardware rápida y efectiva, sin las complicaciones de antaño. Un equipo que inicia y apaga a toda velocidad, al nivel del mejor y más liviano de los sistemas. Una maravilla, vaya.
Supongo que poco más puedo añadir, el artículo está plagado de elogios que se me antojan más que merecidos, tanto como en su día los palos. Las cosas bien hechas merecen un reconocimiento y esta openSUSE está a un nivel excelente, un paso por delante del resto de distribuciones vistas hasta ahora. Esa al menos ha sido la experiencia en mi caso y con mi equipo, que ya sabemos que cada máquina es un mundo, y cada usuario también. Por mi parte quedo más que satisfecho con la vuelta de Gecko. Un 9’73 y a la cabeza de la tabla. Saludos.