Conclusiones de mi mes con Ubuntu

En el artículo de hoy vamos a recapitular y hacer balance de la experiencia que ha supuesto pasar casi un mes usando el popular Ubuntu como único sistema operativo. Veíamos en la entrada anterior que me disponía a proceder a la actualización de Ubuntu Precise a Ubuntu Quantal y comentaba los temores que dicho proceso me suscitaba, a tenor de las experiencias anteriores tanto propias como de otros usuarios. Una vez pasada la prueba puedo concluir que no ha sido para tanto.

Actualizando Ubuntu 12.04 a 12.10

Puesto que la actualización de Ubuntu ha sido objeto de numerosas quejas en la red prácticamente desde que se generalizó el uso de la distro de Canonical, decidí empaparme de varios tutoriales y consejos antes de acometer la tarea. Encontré buena información al respecto en esta entrada del blog emslinux, escrita por David Gómez. Me fue especialmente útil la sugerencia que hace sobre deshabilitar los PPAs antes de actualizar, para lo cual utilicé una aplicación llamada Y-PPA-Manager, con la cual realicé una copia de seguridad de los PPAs que tenía activos para poder volver a ellos una vez finalizase el proceso, siguiendo instrucciones de El Atareao.

A continuación abrí Synaptic y utilicé la herramienta para escoger el espejo o «mirror» que mejor rendimiento me ofrecía. La razón es bien sencilla: una actualización de esta envergadura requiere la mayor velocidad posible, no en vano fueron más de 1’2 gigas los que tuve que descargar. El siguiente paso me llevó al Gestor de actualizaciones de Ubuntu, donde procedí a cambiar la notificación de nuevas versiones LTS para hacer que me fuese comunicada la aparición de cualquier versión. Tras pulsar «Recargar» ya tenía el mensaje que me avisaba de una nueva versión disponible y su correspondiente botón para actualizar.

Como decía antes, hay que armarse de paciencia, pues se descarga una ingente cantidad de paquetes. Una vez acabado el proceso se puede iniciar Y-PPA-Manager y restaurar la copia de seguridad que hicimos antes, para luego volver al Gestor de actualizaciones y recargar la información de los repositorios. Con estos dos pasos ya tendremos disponibles las versiones de los programas instalados vía PPA para el nuevo Ubuntu.

Usando el Quantal Quetzal

Nada más reiniciar ya cae uno en la cuenta de que algo va más lento de lo habitual. El simple hecho de pasar del Grub al escritorio ya se toma el doble de tiempo del que se tomaba en Precise. Además compruebo como se ha desactivado el «hot corner» que me mostraba las ventanas del escritorio actual (se puede volver a activar usando Ubuntu Tweak) y el FPS informado por glxgears ha caído de 2.000 a 500, aproximadamente.

Estas pequeñas molestias se quedan en agua de borrajas nada más que profundicemos un poco en el uso del sistema: congelaciones de Compiz que obligan a hacer un «hard reset» casi a diario, múltiples errores notificados por la herramienta Apport en un buen número de aplicaciones y un tiempo de apagado que, al igual que el de encendido, se ha duplicado o casi triplicado. Las lens de Amazon no me plantean problema alguno, pues aún tras llevar un mes con Ubuntu sigo sin usar el HUD para nada que no sea iniciar aplicaciones. Esto es así, mi forma de trabajar sigue siendo clásica, de manera que no aprovecho las supuestas ventajas que el dash de Unity me ofrece. Y mira que lo he intentado…

Resolviendo (o casi) los cuelgues de Compiz

Usar un sistema que se congela diariamente es perjudicial para la salud. Uno termina agarrándose unos cabreos curiosos cuando está haciendo algo tan trivial como cerrar una ventana y todo el escritorio se va al garete. Investigando sobre el tema de la caída en las FPS me dio por pensar que, tal vez, los controladores privativos no se habían recompilado al actualizar el kernel. De manera que decidí instalar los últimos controladores Catalyst disponibles que acababan de salir del horno: la versión 13.1.

Antes que nada es importante desinstalar el driver antiguo, es decir, el paquete fglrx y todas sus configuraciones, bien mediante Synaptic (opción de desinstalar completamente) o bien mediante terminal, con sudo apt-get purge fglrx. Luego, basta con ejecutar con sudo el script que contiene el paquete de la web de AMD y reiniciar. Para que todo salga bien se precisa el paquete linux-headers, que se hallaba en mi sistema, probablemente por tratarse de un equipo actualizado desde Ubuntu 12.04. Con esto quiero decir que el script arrojará un error si se pretende hacer esto en un Ubuntu 12.10 instalado desde cero, pues éste no incluye dicho paquete por defecto y tenemos que instalarlo manualmente.

Con los pasos anteriores conseguí que el desempeño gráfico mejorase, las FPS volvieron a su valor de 2.000 y pico y los cuelgues de Compiz desaparecieron casi por completo. De hecho pasé del cuelgue diario a un único cuelgue en todo el tiempo transcurrido desde que hice la susodicha actualización de los drivers de AMD.

En definitiva, ¿es recomendable actualizar?

Mi opinión a este respecto sigue siendo la misma que vertí en mi artículo de revisión sobre Ubuntu Quantal: no merece la pena. En unos días en los que la comunidad ubuntera debate sobre la conveniencia o no de que la distro se convierta al modelo «rolling release», cosa que al parecer no sucederá, yo sigo enrocado en mi postura en lo referente a la periodicidad de las versiones de la distro. Si de mí dependiera, Ubuntu saltaría de LTS en LTS, pues en mi opinión son las únicas versiones con un acabado decente y un número de errores aceptable. No he encontrado, tras casi quince días de uso, nada en esta Ubuntu Quantal que mejore a Precise y sí algunas cosas que la empeoran. Luego la conclusión es obvia.

Y en cuanto a Ubuntu en general, como distribución, sin atender a la versión, podríamos decir que uno se acostumbra a usarla porque es cómoda. Unity no me disgusta, pero no le saco todo el jugo debido a que mi forma de trabajar con el escritorio es demasiado tradicional. Poniendo un ejemplo: si quiero buscar algo en Wikipedia, tiendo a ir al navegador, que casi siempre está abierto, y escribir en la barra de búsqueda, cuando podría ir al HUD de Unity y usar la lente de Wikipedia que tengo instalada. Pues no, el cerebro humano es así, somos animales de costumbres salvo que las novedades ofrezcan una destacada mejoría. Y es obvio que, al menos en mi caso, no es del todo así.

Para finalizar por hoy, algunas reflexiones en torno al nuevo enfoque del blog. No voy a negar que, como enfermo distro hopper que soy, me ha costado lo suyo quedarme con Ubuntu todo este tiempo. De hecho, dando por concluido el mes (día arriba, día abajo) de uso de la distro, estas líneas las escribo desde Chakra, otra distro que, como Arch, me sigue llamando, más aún cuando sigo colaborando en las traducciones y me gusta echar un vistazo a sus progresos. Pero no, no voy a desviarme una vez más de lo acordado, tan solo he reparticionado para poder contar con una distro fija, como solía hacer antaño, y tener a la vez una partición de pruebas a la que dedicar todo un mes. En esta nueva instalación «chakrera» le he dado una apariencia «a lo Unity», tal vez Ubuntu sí que me ha dejado un poso, después de todo, aunque sea la conveniencia de tener la barra de aplicaciones a la izquierda y no en la parte inferior.

Lo cierto es que un mes es mucho tiempo para un distro hopper. El lado positivo es que se llega a conocer en profundidad la distro que toca, con lo que la opinión formada gana en calidad y de eso nos beneficiamos todos. Febrero se aproxima, con las votaciones aún abiertas, y tiene toda la pinta de que me espera la vaca fedoriana, que teniendo en cuenta las experiencias que he leído últimamente es muy posible que suponga todo un reto…

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Dos semanas con Ubuntu: impresiones

El tiempo no corre, vuela, y ya son catorce días los que llevo usando Ubuntu 12.04 Precise Pangolin en mi equipo como sistema principal. Han sido dos semanas en las cuales me he dedicado a mis habituales quehaceres informáticos y alguna labor menos frecuente, como hacer copias de seguridad de muchos de mis CD musicales, todo ello sin ningún contratiempo importante que reseñar. No diré que me sorprende el hecho de que Ubuntu corra estable y fluido, no en vano ya analizamos en el blog esta versión con un buen resultado, lo que sí me es grato comprobar es que mi nivel de tolerancia para con la interfaz Unity ha alcanzado un alto grado.

Hablando claramente, me he acostumbrado a Unity y lo veo un buen sustituto de los clásicos docks – Docky siempre fue mi favorito – que además añade un plus de integración con el escritorio que me parece muy acertado. Ubuntu con Unity da una «imagen de marca» que lo identifica y diferencia, pero nada de eso valdría para nada si no funcionase de acuerdo a lo que uno espera de una distribución enfocada en hacer la vida más sencilla al usuario. Y he de confesar que a medida que se usa se le coge cierto aprecio.

Vamos a repasar los principales puntos de la instalación y puesta a punto de Ubuntu. La razón de hacerlo ahora, con dos semanas de uso, no es otra que poder comparar el sistema con su siguiente versión: en efecto, pretendo actualizar mañana a Quantal Quetzal y tener así argumentos suficientes para desvirtuar – o ensalzar, quién sabe – la versión 12.10 frente a la de soporte extendido. Muy a mi pesar, el artículo que dedicamos a Ubuntu Quantal se ha convertido ya en el más visitado del blog, con lo que se hacen necesarios más elementos de juicio, pues queramos o no los usuarios tienden a instalar siempre las últimas versiones.

Instalación y configuración

Nada especial que destacar, instalé Ubuntu en su tiempo habitual – largo – y decidí no retocar demasiado el aspecto original. Tan solo un par de aplicaciones de configuración, Ubuntu Tweak y My Unity, con los que reducir un poco el tamaño de los iconos del lanzador y así ganar espacio en la pantalla. Así mismo añadí una serie de repositorios que me permitieron instalar diferentes «lens» para el dash de Unity, algunas de las cuales me parecieron útiles (wikipedia o torrents) y otras meras curiosidades (tiempo meteorológico). Puesto que la mayor parte del tiempo que uso el ordenador mantengo Firefox abierto, la verdad es que termino usando el buscador de toda la vida. Simplemente, no acabo de acordarme de emplear esta función de Unity. Por si alguien las desconocía, toda la información está aquí. Como se podrá comprobar hay lens de todo tipo.

Mi habitual caballo de batalla, también conocido como drivers propietarios de AMD/ATI para Radeon, tampoco ofrece dificultad alguna. El sistema me informa mediante Jockey de la disponibilidad de los controladores y los instalo. La combinación de dichos controladores y el gestor de ventanas que emplea Unity (Compiz) consiguen unos FPS en las pruebas con glxgears de 2000, aproximadamente.

Uso de mis programas preferidos
Con Ubuntu no se plantean problemas a la hora de obtener software, casi todo está disponible a través del canal habitual (Centro de Software) y, lo que no, se obtiene añadiendo los PPAs correspondientes. He estado usando Firefox, que se actualizó a la versión 18, VLC, Shotwell, Gimp (2.6), Cheese, Libreoffice, Clementine, Spotify… Incluso he descubierto la existencia de alguna aplicación nueva para mí, en concreto Asunder, cuya capacidad de búsqueda de las pistas de un CD a ripear en la CDDB me ha sorprendido para bien. Un comentario de un usuario en el Centro de Software mientras trataba de instalar Sound Juicer me orientó hacia el referido programa.

Handbrake, programa que me presentó dificultades en mi última instalación en Arch con XFCE, funcionó sin problemas. Un punto a favor de los llamados sistemas preconfigurados, pues estoy seguro de que el fallo en Arch se debía a la no instalación por mi parte de algún paquete necesario. Aún reconociendo que es muy grato el poder instalar una distro desde cero y añadir solamente lo que se desea, hay ocasiones en que esto se vuelve en contra de uno, sobre todo cuando tienes prisa por realizar algo y te das de bruces contra el error. Ese momento en que se desearía haber optado por una opción más sencilla… como Ubuntu, por ejemplo.

Esta instalación de la distro de Canonical también me ha servido para conocer Variety, una aplicación que se encarga de ir cambiando el fondo de escritorio cada cierto tiempo. Nos permite optar por fondos en la nube (incluye varios sitios) o por nuestros propios fondos de escritorio y viene a realizar la función que en mi Arch con XFCE encomendaba a Desktopnova. Funciona perfecto, todo sea dicho.

Pequeños contratiempos que solucionar
Pese a que había sido usuario de Compiz en innumerables distros anteriormente, la primera vez que me percaté de la utilidad del plugin Scale fue cuando instalé Gnome 3 (creo que fue en Fedora). Aunque lo que el escritorio mexicano implementa no es Scale, sino Expo, que no es exactamente lo mismo, ya desde el inicio me pareció muy útil poder cambiar de ventana llevando el cursor a una esquina de la pantalla. Evidentemente esto es opinable, sé de buena tinta que el «hot corner» no es del agrado de mucha gente, pero a mí me resulta, en particular, muy útil y sencillo de usar.

El caso es que en Ubuntu viene deshabilitado por defecto y se necesita de Ubuntu Tweak para activarlo. El problema viene cuando, tras cada reinicio, Compiz parece olvidar esta opción y se desactiva sola. La solución pasa por instalar gconf-editor (o Editor de configuración), dirigirse a /apps/compiz-1/general/screen0/options/active_plugins y mover, mediante clic y arrastrar, el plugin Unityshell por encima de Scale y Expo. Mano de santo, oigan.

Aparte de este pequeño detalle he notado que ciertas páginas en Firefox parecen «atrancarse» ligeramente, supongo que debido al mal desempeño del plugin de Flash, y que algunas tipografías tienden a verse algo difusas. No he conseguido arreglarlo, pero lo cierto es que se da con poca frecuencia y no llega a resultar molesto para nada. También debo reseñar algún que otro informe de error en aplicaciones, normalmente al cierre de las mismas, pero solo en casos excepcionales (intentar cerrar Clementine mientras trata de leer un CD ya viejo, por poner un ejemplo). Y en cuanto a la barra de tareas, todo bien, destacando de nuevo la excelente integración de todos los componentes para ofrecer una experiencia real de escritorio completo, Unity Mail incluido. El plugin My Weather Indicator, de Lorenzo Carbonell, es el único de los indicadores meteorológicos disponibles para Unity que me ha funcionado sin fallos, por lo demás, perfecto.

En resumidas cuentas, una agradable experiencia esta Ubuntu Precise, sazonada además con unos tiempos de inicio y apagado realmente espectaculares, al nivel de mi Arch con systemd. Y no, Canonical no me ha incluido en nómina, solo cuento las cosas tal y como son, y mi opinión no difiere demasiado de muchas otras que he leído en el sentido de alabar las ediciones LTS de Ubuntu y denostar, por deméritos propios, el resto. También es cierto que no todo el mundo se acostumbra a Unity, eso es así. Pero, como indicaba al principio, a partir de mañana actualizaremos Precise a Quantal y ya veremos qué pasa. Obviamente, teniendo en cuenta experiencias pasadas, no espero nada bueno.

Doce meses, doce distros

Con el final de la época navideña llega el momento de retomar la actividad en este vuestro blog. Han sido unas semanas de asueto, tratando de descansar del mundo de Linux por un tiempo, pues bien es sabido que todo, hasta lo bueno, tomado en exceso cansa. Y yo hace tiempo que estoy exhausto, en términos linuxeros, sin ideas y con poco que aportar a la esfera de blogs sobre software libre. Durante mis vacaciones, aunque no he estado muy al tanto de lo que se cocía en Linux si que me he dedicado a pensar, reflexionar, pararme un poco a ver si conseguía encontrar el disfrute perdido.

Confieso que he vuelto a estar fuertemente tentado por la idea de abandonar el blog, pero después de darle muchas vueltas creo que todavía me queda alguna historia que contar y es posible que hasta me pueda volver a divertir escribiendo sobre Linux. El tiempo lo dirá, lo que está claro es que mi última vuelta de tuerca para centrarme en Arch Linux y sus derivadas ha tornado en fracaso absoluto. Poco más que el tutorial de instalación de Arch se me ocurre, la verdad. Lo escribí, me entretuve haciéndolo, pero… ¿y después qué?

Ya preparé en su día un tutorial sobre Chakra, de modo que por ahí poco podía aportar, al no haber cambiado prácticamente en nada la distribución desde el momento de su redacción. Sobre Manjaro tampoco tenía mucho que decir que no se hubiera comentado ya de sobra en Deblinux, por ejemplo. Archbang siempre me ha parecido una lata de configurar, casi tanto como Arch, y qué decir de Cinnarch, distro que ni tan siquiera fui capaz de hacer funcionar como es debido el tiempo suficiente para hacer una revisión. Para colmo, me topé con un par de interesantes artículos de opinión, uno de ellos escrito por Allan McRae, donde discute con su habitual ironía la utilidad de las derivadas de Arch, y como encuentra entre ellas una gran mayoría de paquetes compilados por él mismo para su distro madre. No digo que McRae tenga razón o que me gusten sus formas, pero al menos me dió para pensar un rato en la dichosa dispersión de Linux y su miríada de distros.

El otro artículo es de Rafael Rojas y trata sobre la dificultad de mantener un blog que se centre en Arch Linux. Él postula que de poco sirven los tutoriales sobre esta distro cuando en su wiki se encuentran todas las soluciones a los posibles problemas que surgen a la hora de instalarla y configurarla. Tampoco le falta razón al señor Rojas.

De modo que de nuevo me veo en la tesitura de qué hacer con el blog. La gota que colma el vaso llega cuando me veo en la necesidad de editar, con cierta urgencia, unos vídeos caseros familiares y grabar un DVD con ellos. En Arch me encuentro con algunos problemas de reconocimiento de formatos que no consigo solucionar, por lo general es lo que ocurre cuando se tiene prisa y algo no funciona como se espera. Termino iniciando en Windows 7 y usando Movie Maker para hacer el trabajo, con buen resultado, por cierto. La situación me vuelve a hacer reflexionar sobre la «esclavitud de Linux» a la que yo mismo me someto: instala, configura, investiga, colabora, y a la hora de la verdad… ¡corre a Windows!

Por esto, porque nunca jamás creo que pueda curarme del distro hopping mientras escriba este blog, vamos a hacerlo de forma más selectiva y, a la vez, más participativa. Mi idea es utilizar una distro cada mes, todas ellas de sencilla instalación y mantenimiento para el usuario. La lista de distribuciones la he obtenido de las más populares del año 2012 en Distrowatch, no se me ocurre mejor forma de medir el uso de las mismas. Pretendo usar la distro en cuestión como único sistema operativo durante los treinta días del mes, teniendo como solución de rescate al sistema de Microsoft… eso, ni más ni menos, es lo que pretendo.

Con este método puede obtener mi dosis mensual de distro hopping en vena al tiempo que evalúo más en profundidad lo que supone usar cada distribución. El ritmo de publicación va a ser bajo, eso lo tengo claro, pues es posible que no haya mucho que contar sobre algunas de ellas. Igualmente pretendo solicitar la colaboración de los lectores habituales y visitantes del blog (mil diarios, más o menos) para elegir mediante encuesta la distribución a probar el siguiente mes. He empezado con Ubuntu Precise, con la cual llevo ya una semana sin problema alguno que reseñar.

Así que dejo caer mi idea, soy consciente de que llevo un tiempo dando bandazos y os tengo un poco mareados, pero pido que entendáis que hago esto exclusivamente por diversión y como forma de devolver algo a la comunidad a cambio de lo que he recibido durante más de cinco años de uso de Linux de manera continuada. No creo que existan más motivos para seguir por aquí, la esclavitud ya se abolió en casi todo el mundo y ser esclavo de un sistema cuyo objetivo es hacerte libre se me antoja el colmo de las contradicciones…

Por otro lado yo no soy ningún gurú, a veces recibo comentarios o correos que me consideran algo parecido a eso, tal vez es culpa mía por mantener cierto halo de misterio (anonimato, diría más bien) que tampoco tiene mucho sentido: me llamo Enrique, soy enfermero en las Urgencias de un hospital y no uso el ordenador para nada que tenga que ver con programación o tareas complejas. Soy un simple usuario de Linux con algo de experiencia, nada más, no quiero ser otra cosa. Si en mis desvaríos de distro en distro consigo ayudar en algo me daré por satisfecho. Saludos y Feliz Año para todos.