Dos semanas con Ubuntu: impresiones

El tiempo no corre, vuela, y ya son catorce días los que llevo usando Ubuntu 12.04 Precise Pangolin en mi equipo como sistema principal. Han sido dos semanas en las cuales me he dedicado a mis habituales quehaceres informáticos y alguna labor menos frecuente, como hacer copias de seguridad de muchos de mis CD musicales, todo ello sin ningún contratiempo importante que reseñar. No diré que me sorprende el hecho de que Ubuntu corra estable y fluido, no en vano ya analizamos en el blog esta versión con un buen resultado, lo que sí me es grato comprobar es que mi nivel de tolerancia para con la interfaz Unity ha alcanzado un alto grado.

Hablando claramente, me he acostumbrado a Unity y lo veo un buen sustituto de los clásicos docks – Docky siempre fue mi favorito – que además añade un plus de integración con el escritorio que me parece muy acertado. Ubuntu con Unity da una «imagen de marca» que lo identifica y diferencia, pero nada de eso valdría para nada si no funcionase de acuerdo a lo que uno espera de una distribución enfocada en hacer la vida más sencilla al usuario. Y he de confesar que a medida que se usa se le coge cierto aprecio.

Vamos a repasar los principales puntos de la instalación y puesta a punto de Ubuntu. La razón de hacerlo ahora, con dos semanas de uso, no es otra que poder comparar el sistema con su siguiente versión: en efecto, pretendo actualizar mañana a Quantal Quetzal y tener así argumentos suficientes para desvirtuar – o ensalzar, quién sabe – la versión 12.10 frente a la de soporte extendido. Muy a mi pesar, el artículo que dedicamos a Ubuntu Quantal se ha convertido ya en el más visitado del blog, con lo que se hacen necesarios más elementos de juicio, pues queramos o no los usuarios tienden a instalar siempre las últimas versiones.

Instalación y configuración

Nada especial que destacar, instalé Ubuntu en su tiempo habitual – largo – y decidí no retocar demasiado el aspecto original. Tan solo un par de aplicaciones de configuración, Ubuntu Tweak y My Unity, con los que reducir un poco el tamaño de los iconos del lanzador y así ganar espacio en la pantalla. Así mismo añadí una serie de repositorios que me permitieron instalar diferentes «lens» para el dash de Unity, algunas de las cuales me parecieron útiles (wikipedia o torrents) y otras meras curiosidades (tiempo meteorológico). Puesto que la mayor parte del tiempo que uso el ordenador mantengo Firefox abierto, la verdad es que termino usando el buscador de toda la vida. Simplemente, no acabo de acordarme de emplear esta función de Unity. Por si alguien las desconocía, toda la información está aquí. Como se podrá comprobar hay lens de todo tipo.

Mi habitual caballo de batalla, también conocido como drivers propietarios de AMD/ATI para Radeon, tampoco ofrece dificultad alguna. El sistema me informa mediante Jockey de la disponibilidad de los controladores y los instalo. La combinación de dichos controladores y el gestor de ventanas que emplea Unity (Compiz) consiguen unos FPS en las pruebas con glxgears de 2000, aproximadamente.

Uso de mis programas preferidos
Con Ubuntu no se plantean problemas a la hora de obtener software, casi todo está disponible a través del canal habitual (Centro de Software) y, lo que no, se obtiene añadiendo los PPAs correspondientes. He estado usando Firefox, que se actualizó a la versión 18, VLC, Shotwell, Gimp (2.6), Cheese, Libreoffice, Clementine, Spotify… Incluso he descubierto la existencia de alguna aplicación nueva para mí, en concreto Asunder, cuya capacidad de búsqueda de las pistas de un CD a ripear en la CDDB me ha sorprendido para bien. Un comentario de un usuario en el Centro de Software mientras trataba de instalar Sound Juicer me orientó hacia el referido programa.

Handbrake, programa que me presentó dificultades en mi última instalación en Arch con XFCE, funcionó sin problemas. Un punto a favor de los llamados sistemas preconfigurados, pues estoy seguro de que el fallo en Arch se debía a la no instalación por mi parte de algún paquete necesario. Aún reconociendo que es muy grato el poder instalar una distro desde cero y añadir solamente lo que se desea, hay ocasiones en que esto se vuelve en contra de uno, sobre todo cuando tienes prisa por realizar algo y te das de bruces contra el error. Ese momento en que se desearía haber optado por una opción más sencilla… como Ubuntu, por ejemplo.

Esta instalación de la distro de Canonical también me ha servido para conocer Variety, una aplicación que se encarga de ir cambiando el fondo de escritorio cada cierto tiempo. Nos permite optar por fondos en la nube (incluye varios sitios) o por nuestros propios fondos de escritorio y viene a realizar la función que en mi Arch con XFCE encomendaba a Desktopnova. Funciona perfecto, todo sea dicho.

Pequeños contratiempos que solucionar
Pese a que había sido usuario de Compiz en innumerables distros anteriormente, la primera vez que me percaté de la utilidad del plugin Scale fue cuando instalé Gnome 3 (creo que fue en Fedora). Aunque lo que el escritorio mexicano implementa no es Scale, sino Expo, que no es exactamente lo mismo, ya desde el inicio me pareció muy útil poder cambiar de ventana llevando el cursor a una esquina de la pantalla. Evidentemente esto es opinable, sé de buena tinta que el «hot corner» no es del agrado de mucha gente, pero a mí me resulta, en particular, muy útil y sencillo de usar.

El caso es que en Ubuntu viene deshabilitado por defecto y se necesita de Ubuntu Tweak para activarlo. El problema viene cuando, tras cada reinicio, Compiz parece olvidar esta opción y se desactiva sola. La solución pasa por instalar gconf-editor (o Editor de configuración), dirigirse a /apps/compiz-1/general/screen0/options/active_plugins y mover, mediante clic y arrastrar, el plugin Unityshell por encima de Scale y Expo. Mano de santo, oigan.

Aparte de este pequeño detalle he notado que ciertas páginas en Firefox parecen «atrancarse» ligeramente, supongo que debido al mal desempeño del plugin de Flash, y que algunas tipografías tienden a verse algo difusas. No he conseguido arreglarlo, pero lo cierto es que se da con poca frecuencia y no llega a resultar molesto para nada. También debo reseñar algún que otro informe de error en aplicaciones, normalmente al cierre de las mismas, pero solo en casos excepcionales (intentar cerrar Clementine mientras trata de leer un CD ya viejo, por poner un ejemplo). Y en cuanto a la barra de tareas, todo bien, destacando de nuevo la excelente integración de todos los componentes para ofrecer una experiencia real de escritorio completo, Unity Mail incluido. El plugin My Weather Indicator, de Lorenzo Carbonell, es el único de los indicadores meteorológicos disponibles para Unity que me ha funcionado sin fallos, por lo demás, perfecto.

En resumidas cuentas, una agradable experiencia esta Ubuntu Precise, sazonada además con unos tiempos de inicio y apagado realmente espectaculares, al nivel de mi Arch con systemd. Y no, Canonical no me ha incluido en nómina, solo cuento las cosas tal y como son, y mi opinión no difiere demasiado de muchas otras que he leído en el sentido de alabar las ediciones LTS de Ubuntu y denostar, por deméritos propios, el resto. También es cierto que no todo el mundo se acostumbra a Unity, eso es así. Pero, como indicaba al principio, a partir de mañana actualizaremos Precise a Quantal y ya veremos qué pasa. Obviamente, teniendo en cuenta experiencias pasadas, no espero nada bueno.

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