El enfado que me produjo el comportamiento de Fedora 18 en mi equipo, breve cual sobre de dinero negro en manos de un político español, se disipó ayer en cuanto me di cuenta de que la mayoría de opiniones señalaban al ya clásico problema de los controladores propietarios Catalyst con Gnome 3 como posible causante del desaguisado. No tengo pleno convencimiento de que así sea, pero como estamos a las alturas del mes que estamos, supongo que Fedora se merece una nueva oportunidad con los controladores libres. Tan insigne distribución lo merece.
De modo que ayer me puse manos a la obra para intentar solucionar lo que más tarde me demostré incapaz de arreglar. Al no arrancar en modo gráfico intenté, mediante consola, ingresar como root y tratar de resolver el problema. Como el cuelgue se produjo en plena actualización, lo primero era dejar que ésta finalizase:
yum-complete-transaction
Una vez completado este paso, vuelvo a reiniciar, pero el resultado sigue siendo el mismo. Ingreso de nuevo al sistema como root en consola y decido librarme de los drivers propietarios por si fueran éstos los culpables:
yum remove kmod-catalyst akmod-catalyst xorg-x11-drv-catalyst xorg-x11-drv-catalyst-devel xorg-x11-drv-catalyst-libs
Para, posteriormente, volver a los controladores libres:
yum install mesa-dri-drivers
Y aquí me encuentro una sorpresa al notificarme el sistema de que los citados controladores libres ya estaban instalados. No entiendo nada, recuerdo perfectamente haberlos desinstalado, como recomendaba el tutorial de Xenode Systems. ¿Habrá venido por aquí el problema?
En cualquier caso tras el reinicio todo sigue igual, o incluso peor, pues ya no consigo ni abrir una terminal. Intento añadir a la línea del kernel el parámetro xdriver=vesa para forzar el inicio gráfico con el controlador genérico sin éxito alguno. Quemados todos los cartuchos, al menos los que yo estoy dispuesto a quemar, no me queda otra que la reinstalación.
Reinstalando Fedora
En mi segundo intento con la distro elegida por los lectores para este mes me quedo con los controladores libres, con idea de optimizarlos según otro tutorial de Xenode Systems (idea de un lector, Maw, en los comentarios de la entrada anterior). Y la cosa no puede empezar peor: tras el primer reinicio llego a la pantalla de bienvenida y tras hacer clic en mi nombre de usuario el sistema se congela. Cero absoluto, la única solución, una vez más, es apagar con el botón.
Teniendo en cuenta que no había hecho nada todavía, ni actualizar, ni añadir repositorios, ni cambiar a controladores propietarios, yo me pregunto: ¿de quién es la culpa ahora? Tras el «hard reset» consigo, finalmente, entrar al escritorio y configurarlo a mi gusto, dentro de las limitaciones que Gnome 3 impone, claro está.
La primera actualización del sistema tampoco comienza demasiado bien, la hago mediante gpk-application y el programa se tira veinte minutos en la fase de «Obteniendo información…». Que siga la fiesta, pienso. Cancelo y lo hago mediante terminal y yum, sin nada que objetar en este caso. Un sudo yum -update y 649 paquetes descargados después inicio en Fedora 18 completamente actualizada y con kernel 3.7.4.
Finalmente sigo el tutorial de Xenode Systems citado más arriba y optimizo los controladores Gallium. Los extraños parpadeos y errores gráficos en las ventanas han desaparecido por completo. Obtengo unos FPS en glxgears similares a los conseguidos por Vicente en su equipo siguiendo los mismos pasos de optimización, los cuales se corresponden con la tasa de refresco vertical del monitor (60 fps). Es un valor que está muy lejos de los 2000 logrados con los drivers Catalyst y más lejos todavía de los 5000 que he conseguido con Compiz en SolusOS (récord hasta la fecha en mi equipo). Pero en este tema, posiblemente porque no soy usuario de videojuegos más que muy ocasional, no sé discernir si se trata de un valor aceptable o no. En tareas mundanas, como reproducir flash o vídeos, no he notado ninguna diferencia a favor o en contra.
Por último vuelvo a emplear el script EasyLife para instalar códecs, flash, java y demás. Rápido y sencillo. Por el momento, en el día y medio que llevo redescubriendo Fedora Spherical Cow no tengo queja alguna, si obviamos el primer cuelgue. Solo espero que a ése no le sigan otros y sea capaz de completar mi mes fedoriano sin más sobresaltos. En tal caso puede que acabe por concluir que todo lo acontecido en el artículo anterior tuvo que ver con Catalyst, o más exactamente, con su combinación con Gnome 3 y pueda así seguir recomendando a los usuarios de Linux que opten por mantenerse alejados de todo lo que huela a AMD. Y acercarse un poco más a Fedora, por qué no. Claro que, el primer cuelgue, sin controladores propietarios de por medio me escama un poco. Será cuestión de tiempo de uso averiguarlo.