Si bien es cierto que los lanzamientos periódicos con los que nos obsequia Canonical ya no levantan la expectación que solían, por una razón u otra, uno no puede resistirse a descargar y probar la recién salida del horno Ubuntu Raring Ringtail, así como sus correspondientes variantes mantenidas por la comunidad. Me gusta darle a cada distro el reconocimiento que se merece y no hago una excepción con Ubuntu, la que me re-descubrió Linux en todo su esplendor y me animó a inmiscuirme en el maravilloso mundo del software libre, allá por su versión 7.04. Le debo mucho a Ubuntu e igual que yo, posiblemente muchos de los que hoy la denostan.
Ahora bien, lo cortés no quita lo valiente, de manera que lanzo un aviso para navegantes: me dispongo a someter a Ubuntu Raring a un análisis todo lo objetivo posible, de manera que aquí no hallarán los odiadores su alimento («haters gonna hate», ya se sabe), del mismo modo que no contribuiré al regocijo de los acérrimos «fanboys». Voy a contaros mi experiencia en estos cinco días de uso de la versión 13.04 de Ubuntu, nada más y nada menos. Como quiera que la tarea se hace un poco repetitiva y aprovechando el debate surgido en torno a las altas calificaciones obtenidas por las últimas distribuciones analizadas, Vicente y yo nos hemos puesto manos a la obra en la realización de un sistema de análisis más justo, más ponderado y que incluya un mayor número de puntos. El resultado, que podrá gustar más o menos, lo hemos plasmado en su correspondiente artículo, que podéis encontrar en las pestañas que adornan la cabecera del blog.
Hacemos, por lo tanto, tabla rasa en nuestra clasificación de distribuciones y comenzamos la nueva etapa con la distribución más insigne posible, por repercusión en todos los sentidos. Manos a la obra, pues.
Instalación
Si obviamos la desaparición de la posibilidad de hacernos la foto de usuario y la obligada aunque escueta remodelación de las diapositivas, tenemos el instalador de Ubuntu de siempre, lo cual no es algo negativo para nada. Funciona bien, como acostumbra, a la par que permite al usuario menos experimentado optar por particiones automáticas, dejando espacio para que los que saben algo más del tema se monten su sistema a medida. Vamos, lo habitual. En lo que creo que ha ganado Ubuntu Raring es en tiempo de instalación, en el sentido de que parece más corta y fluida. Recurriendo al reloj, se tomó veinte minutos para instalarse y otros quince para actualizarse, a pesar de haber efectuado la instalación el mismo día de su lanzamiento. Por no ir muy atrás en el tiempo, en la última versión me llevó una hora completar el proceso.
Tras acabar, elijo reiniciar el equipo. Me topo con la pantalla negra sin más indicaciones (¿problema de controladores gráficos AMD/ATI?), pero con solo presionar Enter el equipo reinicia. Al volver, además de comprobar con agrado que todos los sistemas se han añadido al menú de arranque, me encuentro con una estética de escritorio ya conocida: Unity a la izquierda (versión 7.0 ya), iconos con ligeras remodelaciones, fondo de pantalla de siempre, esquina superior izquierda desactivada por defecto. Línea continuista, al fin y al cabo.
Sobre los controladores propietarios Catalyst tan solo comentaré que el rendimiento de Ubuntu no empeoró ni mejoró al entrar estos en liza. La opción para instalar este tipo de controladores continúa escondida en una pestaña del programa «Orígenes de software». De entre los dos controladores que aparecen para instalar en el caso de AMD/ATI, el primero de ellos provocó la aparición de una marca de agua en la esquina inferior derecha de mi escritorio, con la leyenda en inglés «unsupported hardware» (hardware incompatible). El segundo, que aparece como fglrx-updates, hizo desaparecer la incómoda marca y es, por tanto, el que recomiendo instalar si se desea un mejor soporte 3D que el que proporcionan los controladores libres.
Arranque y apagado
Ubuntu Raring, en mi equipo, se inicia en 20 segundos y se apaga en 14. No son los mejores tiempos posibles, pero no se hacen molestos en absoluto, lo considero un pequeño precio a pagar por tener más servicios en funcionamiento que faciliten las cosas. En cuanto a la posibilidad de editar el menú de Grub, Ubuntu no incluye una herramienta per se, pero podemos instalar Grub Customizer, que cuenta en su web con un paquete compatible con Ubuntu 12.04 que funciona sin problemas en esta versión.
Software
Con el centro de software de Ubuntu, que se encarga de la instalación y desinstalación de programas tomando incluso el control de los paquetes .deb que descarguemos, la tarea es bastante sencilla. Al hilo de los nuevas «App store», contamos con descripciones de otros usuarios y podemos llevar un registro de qué instalamos y en qué fecha lo hicimos.
En lo que respecta a las actualizaciones automáticas, Ubuntu viene configurado para mostrarnos diariamente las de seguridad y semanalmente el resto. Esto se puede cambiar fácilmente en la correspondiente pestaña de «Configuración de actualizaciones». Como novedad, tras una larga y tediosa comprobación manual me topé con una ventana donde se me preguntaba si deseaba instalar unas actualizaciones que ya habían sido descargadas en segundo plano (¿a qué me recuerda esto?).
El arsenal de aplicaciones incluidas por defecto con Ubuntu tampoco ha cambiado, contamos con Firefox en su versión 20 para navegar, Rhythmbox como gestor de colecciones musicales/reproductor, Tótem para el vídeo, Libreoffice como suite ofimática, Shotwell para las fotografías… Nada nuevo bajo el sol. A todo ello se añade la posibilidad de instalar cualquier programa con solo buscarlo en el dash de Unity, muy cómoda y de tremenda utilidad para quienes acaban de aterrizar en Linux y andan un poco perdidos.
Hardware
Curiosamente seguimos jugando a cambiar cosas… casi no recuerdo ya una versión de Ubuntu en que la impresora no se configurase de modo automático cuando… ¡zas! Con Raring Ringtail volvemos a los tiempos en que hemos de ejecutar el módulo «Impresora» del menú de configuración y pulsar en Añadir. Son dos simples clics de ratón, tampoco vamos a dramatizar e imagino que se tiene en cuenta a los usuarios que no precisan de impresoras en aras de sobrecargar un poco menos el sistema. Para todo lo demás, la acostumbrada perfección: escáner y webcam funcionando, basta ejecutar Simple Scan y descargar Cheese para comprobarlo, mientras que la red, ya sea en su versión cableada o con mi adaptador wifi, se comporta a las mil maravillas.
Conectividad
El antiguo Nautilus, llamado Archivos sin más, va perdiendo utilidad a medida que pasa el tiempo. Lo cierto es que esta pretendida simplificación parece ir empujando a los usuarios más tradicionales al uso del dash como localizador de archivos, programas o incluso productos (lens de Amazon dichosas) en detrimento de este Nautilus descafeinado. Supuesta modernidad o imposición de Canonical, el caso es que Archivos hace bien lo poco que hace. La conexión a mi portátil con Windows, vía samba, es satisfactoria. Puedo hacer «streaming» sin problemas y el sistema recuerda mi contraseña de acceso a las carpetas de red tal y como le pido que haga, lo cual puede parecer una perogrullada pero no siempre ocurre así. En cuanto a dispositivos que facilitan la conectividad no hay nada negativo que comentar, perfecta detección y desempeño de mi pendrive, mi disco duro USB y mi tarjeta SD.
Experiencia «out of the box»
No me gusta el anglicismo, pero no he conseguido encontrar una expresión en castellano equivalente que pueda resumir todo lo que expresa ese «out of the box». Se admiten sugerencias. Ubuntu puede no ser un dechado de virtudes en según qué aspectos, pero no se le puede objetar nada a la facilidad de uso. Con su sola instalación podremos ver vídeos en Youtube, navegar perfectamente, reproducir todo tipo de archivos, leer pdf, comprimir y descomprimir en varios formatos… Todo ello sin que el usuario deba instalar nada o a lo sumo, como en el caso de los archivos rar, a un par de clic de distancia como indica el propio sistema.
Mi único pero viene en cuanto al sonido del sistema, que si bien funcionaba adecuadamente en el primer reinicio, dejó de hacerlo en los siguientes (tal vez alguna actualización truncó el servidor de audio). La cuestión es que el applet de sonido en la bandeja del sistema indicaba como activa la «Salida para torpes» (curiosa traducción, sin duda). La solución la encontré en dos comandos:
sudo apt-get purge linux-sound-base alsa-base alsa-utils
sudo apt-get install linux-sound-base alsa-base alsa-utils ubuntu-desktop
Con esta re-instalación se solucionó el problema, por si a alguien le fuese de utilidad.
Estabilidad
Llegamos al quid de la cuestión, la tan cacareada falta de estabilidad de las últimas versiones de Ubuntu. Aun no habiendo encontrado tantas dificultades como en anteriores ocasiones, reconozco que no termina de estar exenta de problemas, ya sea usando los controladores gráficos libres o los privativos. Mi experiencia se resume en un único cuelgue del sistema, consistente en la imposibilidad de arrancar en una de las ocasiones en que encendí el ordenador una mañana. Con el solo gesto de apagar y volver a encender se arregló el inconveniente. A este fallo he de añadir numerosos problemas a la salida de aplicaciones, son tantos que mejor no los enumero, afectando desde Spotify hasta Shotwell, pasando por My Weather Indicator e incluso el propio Centro de software. La cuestión es que uno pierde la cuenta de las veces en que Apport le informa de un problema en una aplicación y aún sabiendo que es posible desactivar esta herramienta, para mí sería como esconder la cabeza o mirar para otro lado: los errores, aunque no te enteres, siguen ahí. Finalmente puedo reseñar como, tras iniciar Libreoffice Calc por primera vez el escritorio se quedó como congelado, produciéndose un reinicio de Unity que me dejó el fondo de pantalla en negro.
Fluidez
Me considero afortunado poseedor de un equipo con suficientes garantías como para mover cualquier distribución con el entorno de escritorio que sea, Ubuntu con Unity no es una excepción. Noto el sistema muy fluido, la respuesta a cada acción es inmediata, cosa que no recuerdo que fuese exactamente así en anteriores ediciones, al menos hasta la instalación de los controladores propietarios. Ubuntu Raring, al menos en mi equipo, no se arrastra, pero a pesar de ello sí puedo constatar un aumento en el ruido provocado por el ventilador del equipo que parece ser indicativo de una mayor demanda de recursos. Y escribo parece, pues no dispongo de datos fehacientes que respalden esta impresión.
Gestión de energía
La suspensión a RAM va muy bien, la hibernación en cambio es preciso activarla si se desea usarla, como indica la propia ayuda de Ubuntu. Así mismo, la pantalla pasa a reposo en el tiempo que se marca en el apartado correspondiente de la configuración del sistema, viniendo desactivada dicha función en principio.
Personalizando Ubuntu
Durante las pruebas con Raring Ringtail me dediqué a dejar el entorno más o menos a mi gusto. Ya he comentado en alguna otra ocasión que Unity, lejos de disgustarme, me parece una buena idea con la que se puede ser tan productivo como con cualquier otra implementación, es solo que necesita de algún tiempo para estabilizarse. Y a fe que lo está logrando, pues edición tras edición se nota más asentado. Para personalizar Unity recomiendo la herramienta Unity Tweak Tool, con la que tenemos un completo editor no solo de la barra lateral sino del entorno de escritorio completo que nos permitirá, entre otras muchas cosas, activar la función de exposición de las ventanas con la esquina superior izquierda («hot corner») de la pantalla.
La instalación de mis programas habituales apenas encontró impedimentos dignos de reseñar. Instalé Chromium de los repositorios oficiales, Clementine (gran integración de esta herramienta Qt con Unity), Spotify, Gimp, Unity mail, Variety y los iconos Faenza. Nada destacable, salvo que Spotify hace saltar a Apport cada vez que se cierra. Por lo demás, chapeau.
Pruebas de rendimiento
Inauguramos con Ubuntu el banco de pruebas de rendimiento de distribuciones Linux, el cual fundamentamos en cinco tests de los muchos que componen la Phoronix Test Suite y con los cuales pretendemos evaluar cómo se comporta el sistema en general, el procesador bajo dicho kernel, el disco y la tarjeta o unidad gráfica integrada. Ubuntu Raring me ha sorprendido gratamente, sobre todo en las pruebas de rendimiento general donde ha obtenido unas puntuaciones muy destacables que superan las logradas con Chakra. En los aspectos donde apenas presentan diferencias, o si las hay son muy escasas, Ubuntu destaca por su rendimiento gráfico muy ligeramente superior.
Conclusiones
Ubuntu sigue avanzando, es la conclusión más diáfana que obtengo de estos días de prueba de la distro de Canonical en mi equipo, lo que no tengo tan claro es hacia dónde. Las noticias que apuntan en la dirección de un cambio de rumbo (Qt y Mir en lugar de Gtk y Wayland son un claro ejemplo) me hacen dudar de la utilidad de esta entrega, que sigue la línea de las anteriores y representa poco cambio más allá de las nuevas versiones de los programas que incluye. Aunque no vamos a criticar que Ubuntu tienda a estabilizarse, faltaría más, sigo sin ver claro que esta versión suponga una gran ventaja sobre la de soporte extendido, Precise Pangolin.
A destacar en positivo el gran rendimiento en las pruebas de Phoronix y el adecuado desempeño de los controladores gráficos, ya sean libres o propietarios. En negativo, aunque disminuyen los cuelgues e inestabilidad general no podemos librarnos del todo de ellos, un aspecto en el que Ubuntu sobresale, por desgracia, entre otras muchas distribuciones en las que no se presentan estos inconvenientes. Y este es, en mi opinión, el gran talón de Aquiles de la distro de Canonical, más allá de la falta de adaptación a una nueva forma de trabajar, (ojo, para mí cómoda) que propone Unity.
Para finalizar, si fuese usuario de Ubuntu no tengo muy claro si actualizaría mi hipotética Ubuntu Precise 12.04 LTS a esta versión. Supongo que, según soplaran mis vientos linuxeros, caso de necesitar imperiosamente una nueva entrega de alguno de mis programas favoritos, lo haría. Digamos sencillamente que entre actualizar a la 12.10 y hacerlo a esta 13.04, me quedo con la última. Más estable sí, ¿suficiente? Tal vez, no.
table.tableizer-table {
border: 1px solid #CCC; font-family: ;
font-size: 12px;
}
.tableizer-table td {
padding: 4px;
margin: 3px;
border: 1px solid #ccc;
}
.tableizer-table th {
background-color: #1B54A5;
color: #FFF;
font-weight: bold;
}
UBUNTU 13.04 RARING RINGTAIL | LSDH |
---|---|
Instalación | 10,00 |
Arranque y apagado | 7,50 |
Software | 10,00 |
Hardware | 9,00 |
Conectividad | 10,00 |
Out of the box | 9,17 |
Estabilidad | 0,00 |
Fluidez | 10,00 |
Gestión de energía | 8,33 |
Pybench | 3.161,00 |
Apache | 21.605,41 |
Encode-flac | 8,26 |
Unpack-linux | 17,82 |
Unigine Valley | 420,00 |
Corrección por rendimiento | 0,33 |
CALIFICACIÓN | 7,54 |