Artículo escrito por Samuel Duarte para este blog. La autoría no es de Enrique Bravo, cuyo nombre figura por error al traspasar el blog a un nuevo alojamiento.
Dicen que para gustos, los colores, y eso se aplica muy bien al mundo de Linux. Si de algo se disfruta (o sufre) es la diversidad. De todos sabores, para todos los gustos y exigencias. Algunos tienen favorita una distro, no muy “popular”, simplemente porque para ellos funciona, pero la regla es que casi siempre la distro de cabecera es Debian, Mint, Ubuntu, OpenSuse, Arch y unas cuantas más, con sus respectivos derivados.
Una vez escogida la distro de nuestra preferencia, a menos que se sufra distro hopping, no es raro quedarnos con ella un buen tiempo.
En mi caso particular, no sé como se llama el desorden del cual soy víctima, pero tengo por hábito coleccionar distros. Una buena parte de mi disco duro está dedicado a la biblioteca de distros, que no han pasado de ser probadas en CD/DVD live o de ser instaladas en una máquina virtual en Virtual Box, Vmware, o en PC Virtual (por lo visto, algo similar me pasa con los virtualizadores). Tal vez debería auto-proclamarme, “distro collector”.
Pero de las poco usadas y conocidas, tengo entre mis haberes Parted Magic. Llegué a ella buscando trabajar particiones, en sustitución de Partition Magic, como parte de mi proceso de adaptación al software libre.
Puede descargarse en dos formas: contenida en una utilidad llamada Ultimate Boot CD (parecido a Hiren Boot CD), o de forma individual; curiosamente ésta a su vez contiene a otra aplicación que también se puede descargar individualmente llamada Hardware Detection Tool.
Parted Magic ha cumplido y excedido mis expectativas en cuanto al particionado de discos. Es algo que se hace fácilmente, es como tener un bisturí, con todos los cuidados que ello también implica. Lo he usado ya hace algún tiempo en mis labores y, a excepción de alguna falta de precaución de mi parte, todo muy bien.
Pero la mencionada distro me ha ofrecido algunas cosas más adicionales al simple particionado, por ejemplo, viene preinstalado, Clonezilla, útil para hacer imágenes o para la clonación de discos duros o particiones, con lo cual se ahorra mucho tiempo de trabajo. Simplemente, trasladar todo un mundillo informático de un equipo a otro, sin mayores contratiempos.
En algunas ocasiones los discos duros presentan inconvenientes de tal naturaleza que es necesario recurrir al formateo y la reinstalación del OS respectivo. Acto este a veces tan sencillo y otras tan lleno de dramas cuando se lo indicas a tu cliente. El drama obvio va acompañando a la falta de previsión de un backup y de mantenerlo actualizado. A falta de backup y con problemas de inicio en Windows, a usar Parted Magic, para extraer los tesoros personales de la afectada PC por los canales no oficiales.
Sucede también que después de un formateo, ya sea este rápido o lento (demasiado), se reinstala el sistema operativo con todos sus aderezos y algunos días, unas horas y, a veces, unos momentos después, de nuevo inconvenientes. Tomando esto en cuenta opto por borrar absolutamente toda la información del disco, crear nuevas particiones y formatearlas al respectivo sistema de archivos. A pesar de aplicar este procedimiento he sufrido dolores de cabeza.
Recientemente me sucedió eso con el disco duro de un cliente. Realicé varios intentos de reinstalación de sistema, todos terminados en la entrañable pantalla azul. Conozco un software del ambiente Windows, que permite hacer formateos de bajo nivel, con el cual recuperé un par de memorias, ya dadas por muertas y con boleto sin regreso al depósito de desechos y unos tres discos duros en iguales condiciones.
Pensé en aplicar el radical procedimiento, sin embargo recordé que en Parted Magic hay una herramienta llamada Eraser. Opté por el uso de la misma.
Trabaja en modo consola y es realmente muy intuitiva. El proceso dura, según el tamaño del disco duro. Uno de 120 gigas me tomó alrededor de una hora en concluir. Concluido el proceso, el cual es un formateo de bajo nivel, procedí a instalar el sistema sin inconvenientes. A la fecha no he tenido sobresaltos con ese equipo. De eso ya hace algunos meses.
Para las “infecciones” sufridas en el OS de Microsoft hago uso de ClamAV, para desinfectar al paciente. Acá solo se requiere un decente ancho de banda, para descargar la data y aplicarlo. Ignoro si tiene algún efecto sobre los llamados Bootkits, que tienen su alojamiento en los sectores de arranque.
Para la recuperación de archivos perdidos, o extraviados por manazas como yo, incluye Photorec, que algunas veces me ha salvado las castañas. La ironía del asunto es que me ha funcionado con otras personas, pero cuando necesité recuperar mis archivos no me sirvió de nada. Ingrato momento cuando dejé mi disco más limpio que novia para su boda.
Para encriptar información contenida en cualquier dispositivo se puede hacer uso de TrueCrypt. Útil si guardamos en nuestros equipos la fórmula de la fusión en frío y la cura para el cáncer, o cosas tan importantes como el vídeo del perrito de la vecina (o de la vecina). De implementación muy sencilla, dejando al conocimiento del usuario qué nivel de protección agregar a sus secretos y brindando con el nivel estándar mucha más protección de la que corrientemente tenemos la precaución de aplicar.
Debo agregar que si bien es posible instalar la distro en tu equipo, no es tan sencillo como dar clic en «Install Parted Magic» en el escritorio, se puede hacer a través de lo que los desarrolladores llaman «frugal installation». Un par de comandos. Al momento no lo he hecho, por esa mi bendita manía de la fidelidad de mi distro. Suelo utilizarla en equipos de pocos recursos, con más de 128 megas de RAM, tiene la utilidad de cargarse en la misma y cuando concluí ese proceso, devolver el CD, con lo cual se puede usar uno solo en varias máquinas. Con 128 o menos funciona en modo live. Y si es del gusto del usuario trae la opción de únicamente cargarse el editor de particiones, lo cual hace más sencillo el uso de esa funcionalidad y además le da sentido al nombre de distro, Parted.
En la versión más reciente agregaron la utilidad de permitir usarlo en 32 o 64 bits, según tus particulares gustos.
Hay diversidad de herramientas más, algunas de las cuales, siguen en proceso de análisis en mi laboratorio de los desastres. Sin lugar a dudas, como distro de cabecera, la gran mayoría no llegaría a usarla, pero como herramienta de trabajo es excelente.
El espíritu de la distro es su uso portátil, como navaja suiza, y cada quien sus gustos, pero yo al menos doy fe de sus cualidades y utilidades.
Recuerdo haber leído en un blog, cuando alguien preguntaba sobre como solventar un problema en Windows con una distro. Un colaborador le respondió que fuera a buscar soluciones, con Microsoft, puesto que ellos le habían vendido el software, igual que le resolvieran los inconvenientes.
No estuve de acuerdo con ese comentario, al menos en mi caso particular, si bien, trabajo sobre ambientes Windows y me toca demasiadas veces lidiar con sus problemas y limitaciones he encontrado en ésta y otras distribuciones una solución eficiente y sencilla a situaciones que a veces se complican sin necesidad alguna.
¿Es adecuado el hacer uso de herramientas de una distro Linux para la recuperación de los horrores en Windows? O igualmente, ¿son del criterio de que no se debe resolver problemas de un OS con otro solo porque el otro es muy superior en diversidad de aspecto?