Chakra y GTK: otra vuelta de tuerca

Chakra hace tiempo que no está «de moda», soy consciente y lo asumo. Igualmente tengo interiorizada la imposibilidad de abandonar esta distribución, con la que tanto he disfrutado y disfruto, por mucho que no termine de estar de acuerdo con algunas de las decisiones que toman los desarrolladores, si bien no es el caso de la que hoy me propongo dar a conocer. Por eso, porque la considero mi distribución de cabecera y porque apenas hay páginas en la blogosfera que traten sobre ella, aquí estamos de nuevo con un artículo sobre Chakra. Quienes conocen Chakra y su filosofía recordarán cómo fueron los primeros pasos de esta distribución, la base Arch Linux con KDEmod, su posterior escisión de la distro canadiense y su consolidación como sistema independiente absolutamente centrado, de un modo exclusivo y excluyente, en el escritorio KDE y las tecnologías Qt. La dedicación absoluta a una única arquitectura (64 bits), escritorio y librerías de desarrollo hacían de la distro algo especial, tan admirada como repudiada en algunos casos por esa especie de discriminación hacia GTK y las arquitecturas de 32 bits.

Imagen obra de Malcer

Yo siempre viví esta diferencia como algo lógico, teniendo en cuenta la escasez de recursos humanos endémica en Chakra y su condición de distribución comunitaria que se desarrolla en el tiempo libre que pueden sacar de aquí y de allá las personas al frente de ella. En un mundo plagado de distribuciones genéricas jamás vi con malos ojos la existencia de una un poco distinta en sus esquemas, en su forma de hacer las cosas y, es justo reconocerlo, en su exquisito gusto para decorar KDE.

Pero las cosas están cambiando. Tras la marcha de algunos desarrolladores principales, a las que se ha unido recientemente la del responsable de la parcela artística que a muchos nos cautivó en su día (me refiero a Malcer, por supuesto, quien ha emprendido nuevo rumbo lejos de Chakra), la distro está inmersa en una profunda renovación. En tiempos pasados era muy sencillo señalar cabezas visibles al frente del proyecto (Jan Mette (DEP), Anke Boersma, Phil Müller, Manuel Tortosa…). Aunque ninguno de ellos llevase la vitola de líder, su actividad pública en pos de la distro era notoria y reconocible. A día de hoy Chakra es una distribución basada en el «no liderazgo», si es que ello es posible, donde todas las decisiones se toman de común acuerdo empleando una plataforma de apoyo.

Pues bien, es en este marco actual donde se ha decidido prescindir, como en su día se hizo con los bundles, de la estructura de directorios específica para alojar las aplicaciones GTK, en concreto el «/extra». Ojo, no se debe confundir con el repositorio del mismo nombre, el cual continúa activo y recogiendo dichas aplicaciones. Las motivaciones y repercusiones, mejor las transcribo del artículo publicado por Neophytos Kolokotronis en la web del proyecto:

Tras una larga discusión entre los miembros del proyecto se ha tomado la decisión de mover el lugar de instalación de todos los paquetes del repositorio [extra] desde /extra hasta /usr.

Se ha tomado esta decisión para facilitar el mantenimiento de los paquetes por parte de los desarrolladores, los colaboradores en CCR y los usuarios. Con este cambio no se necesitarán más arreglos especiales además de que el sistema cumple mejor con los estándares de jerarquía de sistemas de archivos. Para el usuario final no ha de suponer ningún problema, sino una mejora.

Os estaréis preguntando por qué hacemos un nuevo cambio más en nuestra forma de tratar los paquetes con dependencias GTK+. Como probablemente ya sabréis, en principio desarrollamos un sistema de bundles. Fue una idea que innovaba, pero no fue posible lograr que se integrase como debiera con el resto del sistema, debido a las modificaciones que había que realizar en binarios y librerías. A principios de año abandonamos el sistema de bundles y añadimos el repositorio [extra], el cual instalaba todos sus paquetes en el directorio /extra. Ya no había retrasos en el lanzamiento de aplicaciones con dependencias GTK+, al no tener que duplicar paquetes se redujo el tamaño de las mismas y resultaba mucho más sencillo añadir complementos a esos programas. Habíamos invertido un tiempo considerable en el desarrollo de los bundles; el cambio a [extra] fue una decisión muy difícil de tomar, pero lo hicimos convencidos de que era un mejora en la experiencia general de usuario. Sin embargo, el cambio trajo consigo otros problemas al no detectarse correctamente ciertas librerías GTK+ por parte de algunos programas debido a su ubicación especial, con lo que resultaba más complicado compilar e instalar paquetes. Con el cambio de ubicación que ahora acometemos estamos seguros de que la detección de librerías GTK+ no supondrá un problema a partir de ahora.

Para el usuario final, el cambio va a ser imperceptible, ya que pacman informará del cambio de los antiguos paquetes por los nuevos. Tan solo se deberán ajustar las rutas en caso de utilizar algún enlace o lanzador para que apunten al ejecutable en /usr/bin en lugar de en /extra/bin. En caso de encontrar alguna dificultad, por favor, comunicadlo. Si no tenéis instalado ningún paquete de CCR que dependa del paquete filesystem-extra podéis eliminarlo sin problemas.

Hay disponible una lista de los paquetes CCR afectados en este enlace. Los mantenedores de paquetes en CCR tendrán que eliminar la parte referente a /extra de las secciones build y package(). Lamentamos daros trabajo extra, pero esperamos que este cambio sea para mejor.

 Por último, aseguramos que todos los paquetes a excepción de los contenidos en el repositorio [extra] continuarán siendo compilados sin ninguna dependencia GTK+, así como nuestras ISOs seguirán sin incluir ningún paquete de este tipo. Siempre se podrá instalar lo que se quiera desde el repositorio [extra] o CCR. Nosotros, como proyecto, creemos necesario puntualizar que no tenemos nada en contra de GTK+, es solamente que nuestro deseo es concentrarnos en KDE/Qt y entregar nuestros paquetes acorde a ello.

Así que, informados quedan todos los seguidores y usuarios de Chakra de este nuevo movimiento, que esperan sea definitivo y que parece acercar un poco a la distro hacia la normalidad. Estoy seguro, es más, ya lo he podido constatar en ciertos foros, de que habrá usuarios que no estén de acuerdo con este cambio, lamentando que Chakra se vaya a convertir en una distro más. Personalmente no comparto esa visión del asunto, y no lo hago porque he sido uno de los que ha sufrido las incomodidades de tener que empaquetar para CCR y que un paquete no compile por no encontrar las librerías adecuadas. Por no hablar de cuando se logra compilar y el funcionamiento es penoso y lamentable, uno se pregunta dónde está el problema, y éste se halla precisamente en la particular forma de tratar las dependencias GTK en Chakra.

Por mi parte aplaudo este movimiento en pos de la regularización de GTK en la distribución. No están cambiando gran cosa en realidad, aquellos que se declaran anti-GTK podrán seguir teniendo su sistema Qt puro sin mayor dificultad, lo único que han de hacer es no habilitar el repositorio [extra], como hasta ahora, repositorio que además viene desactivado por defecto al instalar. Y los que abogamos por la coexistencia entre Qt y alguna aplicación GTK, porque las hay muy buenas e irreemplazables, podremos instalar y compilar sin tener que quebrarnos la cabeza en busca de soluciones a extraños errores en la localización de librerías. ¿Dónde está el problema?

Termino agradeciendo a los desarrolladores su duro trabajo para lograr que Chakra no caiga en el olvido. Aún lamentando las últimas bajas en el equipo y a sabiendas de que dejan un hueco imposible de llenar, quisiera acabar resaltando algunas de las novedades que se plantean en la próxima ISO de la distro, como el suavizado de fuentes de Ubuntu instalado «de serie», o la inclusión casi segura del soporte para Wayland en mesa. Sobre los aspectos artísticos no sé nada, tras la marcha de Malcer ignoro si se va a trabajar en un nuevo «artwork» o se apostará por la continuidad en este apartado. Estaremos (al menos yo, seguro) atentos a las novedades.

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Ubuntu 13.10: una versión muy buena

Transcurrido un tiempo prudencial desde su lanzamiento y una vez vencida la tremenda pereza que me da volver a revisar lo tantas veces revisado, allá vamos con una nueva versión de Ubuntu, la distribución que a nadie deja indiferente. Siguiendo con la nomenclatura habitual que emplea Canonical, es el turno de la letra s, habiendo elegido Saucy Salamander, algo así como la atrevida salamandra, como nombre de guerra. Lo primero que cabe recalcar es que esta versión es el paso último antes de la publicación de una nueva versión de soporte extendido, prevista para abril de 2014, y que como tal únicamente brinda actualizaciones durante 9 meses.

Igualmente quisiera destacar, antes de enredarnos en los entresijos del último lanzamiento de Ubuntu, que me considero de algún modo admirador de las versiones LTS, por lo que suponen de estabilidad respecto al resto de lanzamientos de Canonical, y porque creo que dos años es un período de tiempo razonable para mantener un sistema operativo instalado, disfrutar de él  y no tener que preocuparse por una eventual ruptura del mismo durante una actualización. Sí, sé que esta última frase no casa muy bien con un fanboy de Chakra, pero el tiempo va pasando tan deprisa que uno se va agarrando a ritmos más tranquilos. Ese es el motivo de que siga manteniendo una partición con Ubuntu Precise, actualmente por su versión 12.04.3, que funciona cual reloj suizo.

Como advertencia final previa a la revisión, algo que ya he comentado en otras ocasiones, aquí no se va a tratar sobre temas que trasciendan la idoneidad de Ubuntu como sistema operativo para usuarios con pocos conocimientos previos de Informática. Con ello quiero decir que no entraré en el debate de Mir contra Wayland, de KDE contra Canonical, de Ubuntu contra el mundo GNU/Linux, ni voy a valorar a Mark Shuttleworth, sus decisiones y las implicaciones éticas de las mismas, o si su plan es dominar el mundo a lo Hank Scorpio… No, nada de eso se tocará en este artículo. Siento desilusionar a aquellos que buscan la confrontación en cada mención de Ubuntu que se hace en la red, pero ya hace tiempo que prefiero centrarme en lo que une a la comunidad GNU/Linux en lugar de en lo que la divide. Es lo que hay…

Instalación
¿Qué voy a contar? La instalación de Ubuntu 13.10 es casi calcada a la de anteriores versiones, con la excepción de que ahora se permite al usuario elegir si desea conectarse a su cuenta de Ubuntu One, o crear una en caso de que no la tenga. Insistiré en que se trata de algo opcional, por lo que se puede continuar sin hacer ninguna de las dos cosas. El proceso completo toma 20 minutos, incluyendo la descarga de las últimas actualizaciones y de los «codecs» multimedia. Es un tiempo muy bueno para lo que Ubuntu nos tiene acostumbrados, supongo que la fiebre inicial de descarga de la distro ha pasado ya, casi un mes después del lanzamiento, eliminando la saturación en los servidores. Aún así sigue siendo tremenda la diferencia entre descargar desde la réplica en España (lenta hasta la extenuación) y hacerlo desde cualquier otro lugar. No me explico el porqué, pero así ha sido siempre mi experiencia.

Tras finalizar, se nos indica que debemos reiniciar, algo que no sucederá si no pulsamos la tecla «Enter». Recuerdo que en anteriores versiones se instaba al usuario a hacer esto, sería buena cosa continuar haciéndolo, sobre todo pensando en ese tipo de persona que no sabe qué hacer cuando el equipo parece no responder, como es el caso. Grub reconoce todos los sistemas y, una vez iniciado el nuevo Ubuntu, digamos que nos toparemos con la apariencia habitual, marca de la casa, predominando los tonos morados y marrones. En resumidas cuentas, el Ubuntu de toda la vida. Si bien se han descargado las pertinentes actualizaciones, éstas no terminan de instalarse hasta que así se lo indicamos al entrar por primera vez al escritorio. Cero problemas.

Respecto a los programas que nos encontraremos tampoco hay novedad en el frente. Tras la instalaciones de las mencionadas actualizaciones tendremos Firefox 25, Libreoffice 4.1.2, Rhythmbox 2.99.1… insisto, lo habitual de la distro, aderezado con el kernel 3.11.0, uno de los últimos disponibles.

Arranque y apagado
Espectacular mejoría en el tiempo de apagado de esta Saucy Salamander. Nada menos que 3 segundos, cronometrados. Realmente increíble. El tiempo de inicio, por el contrario, ha aumentado ligeramente (27 segundos frente a los 20 de la versión anterior), pero sigue entrando dentro de los parámetros que personalmente considero aceptables, teniendo en cuenta el equipo en el que nos encontramos. Como también viene siendo habitual, para poder modificar el Grub y sus parámetros vamos a precisar un programa externo, siendo mi recomendación el Grub Customizer de Daniel Richter.

Gestión de software
El Centro de Software de Ubuntu, que en sus inicios era tremendamente pesado y lento, ha mejorado una barbaridad. Destacaría la facilidad con la que una usuario sin apenas conocimientos de paquetería y forma de instalar programas en GNU/Linux podría lograr descargar y ejecutar cualquier cosa que se encuentre en los repositorios oficiales. Gracias a la función de búsqueda del Dash, en tres sencillos pasos se tiene la aplicación deseada en la barra lateral de Unity.

 

 

Reconocimiento de hardware
El que cabe esperar de Ubuntu. La única novedad viene dada por mi parte, al poder incluir en este análisis una nueva pieza de hardware, en concreto una impresora: la HP Laserjet 1018, una impresora láser monocromo que ha caído en mis manos tras una historia que no viene a cuento y que reemplaza para ciertas impresiones a mi obsoleta Epson Stylus Color 685.

El caso es que la instalación de la nueva impresora no resultó tan simple como en Ubuntu Precise, donde me bastó conectarla para que se abriese una terminal, se descargasen los controladores desde los servidores de HP y listo, a imprimir. Con Saucy esto no ocurrió así, aunque la impresora es reconocida y se puede añadir desde el módulo «Impresoras», no realiza su función en principio. Intenté ejecutar la utilidad hp-setup, pero tampoco logré que la cosa marchase.

La solución pasa por descargar los últimos controladores para la impresora. Abrimos terminal con CTRL+ALT+T y escribimos:

wget http://prdownloads.sourceforge.net/hplip/hplip-3.13.11.run

Ejecutando dicho script se desinstala la versión anterior, al parecer incompatible con Ubuntu Saucy, y se instala la nueva. Tras el preceptivo reinicio… voilá. Impresora funcionando.

Todo lo demás, impresora Epson, escáner, webcam, tarjeta Ethernet y wifi no ofreció dificultad alguna.

Conectividad
Pues como siempre, esto es, absoluta conexión con el resto de mis dispositivos sin fisuras de ningún tipo. Buena velocidad en las transferencias mediante Samba, «streaming» de vídeo incluido, y reconocimiento de mi disco duro externo, mis pendrives y mi tarjeta SD.

Experiencia «out of the box»
Seguimos para bingo. Otra de las señas de identidad de Ubuntu continúa inalterable versión tras versión, siendo capaz el sistema de reproducir cada tipo de archivo que guardo en el disco. El único que requiere un paso adicional, bien sencillo por otra parte, es el archivo comprimido en rar, pero el propio sistema conduce al usuario a la instalación inmediata y la posterior descompresión.


Estabilidad
En otras ocasiones talón de Aquiles, con Saucy Salamander se nota que nos estamos acercando a la próxima LTS de Ubuntu. Mucho más estable en sus primeros días de vida que las anteriores, tan solo he de lamentar un par de errores en aplicaciones, concretamente en el HUD y en indicator-power, ambas tras sendos reinicios. Por lo demás, ni cuelgues del servidor gráfico ni congelaciones de Unity. En este sentido me confieso sorprendido, pero insisto en que el objetivo de estas versiones «entre LTS» se ha conseguido.

Fluidez
Si llevamos tiempo en GNU/Linux sabemos de sobra ya que Ubuntu no es un dechado de virtudes en cuanto a requerimientos mínimos del equipo. Es conocido y aceptado, por unos más que por otros. En mi equipo, recalco, se comporta absolutamente fluido y sin sensación de pesadez. Nada que envidiar a entornos mucho más ligeros en principio. Esto no va a ser así si se instala en un equipo más antiguo, para esos menesteres hay otras distribuciones más adecuadas y hay que ser consciente de ello antes de empezar a soltar barbaridades sobre lo lento y pesado que es Unity. Es mi opinión personal, claro está.

Gestión de energía
Poco que destacar en este apartado. Suspende a RAM y entra en modo de ahorro de energía sin más. Para hibernar, también como suele ser habitual, hemos de abrir una terminal  y escribir:

sudo pm-hibernate

Funciona perfecto, manteniendo abiertas las aplicaciones al volver a encender el equipo.

Personalización
El entorno de escritorio Unity es, por definición, poco personalizable, al menos sin esa gran aplicación que es «Ajustes de Unity». Una vez instalada es sumamente sencillo adecuar la apariencia a nuestros gustos personales. En cuanto a programas que suelo emplear, no tuve problemas en encontrar ninguno de ellos. Instalé Variety, My-weather-indicator, Clementine y Spotify, todos ellos correctos en su funcionamiento.


Ya hace bastante que no utilizo los controladores propietarios de AMD en ninguna distro que instalo, salvo para lanzar la batería de pruebas de Phoronix, al seguir siendo indispensables para el empleo de aceleración 3D. En el caso de Saucy, la instalación de Catalyst no ofreció resistencia, basta iniciar «Software y actualizaciones», donde encontraremos «Controladores adicionales» en forma de pestaña.

Lo que sí me sigue resultando molesto es el hecho de que Ubuntu dé por sentado que el usuario desea realizar búsquedas en Amazon o enviar información a Canonical sobre qué teclea en el Dash. No me chupo el dedo, ya soy mayorcito, y hasta cierto punto comprendo las necesidades que la empresa pueda tener de rentabilizar de algún modo su «producto». Pero es evidente que este tema encaja muy mal dentro del mundo del FOSS y es por esto que genera la controversia que genera. Una opción para deshabilitarlo durante la instalación estaría incluso mejor que la alternativa existente (en el apartado «Privacidad» del menú). Pero entonces, muy probablemente, la multinacional que patrocina esto pagaría mucho menos…

Pruebas de rendimiento
Los resultados que arroja Ubuntu Saucy Salamander en los cinco tests de Phoronix a los que la sometí me resultan un tanto sorprendentes, al menos cuando los comparo con los obtenidos en mi partición con Precise Pangolin. Y es que la versión 13.10 que nos ocupa solamente resulta vencedora en la prueba de codificación de audio y en el banco de pruebas de Python. Por mi parte reconozco que esperaba una mejora general, sobre todo teniendo en cuenta la gran diferencia de tiempo entre la aparición de una y otra, especialmente en cuanto al kernel de Linux. Pero es posible que, bien el parcheado sucesivo a la LTS (vamos por 12.04.3) o bien el aumento en los requerimientos mínimos tengan la culpa de que el Pangolin se comporte mejor que la Salamandra.


Pese a todo ello, insisto en que el sistema se nota fluido, incluso más en Saucy si es que es posible apreciar una diferencia tan sutil. De igual manera se pueden señalar ciertas mejoras, como la perfecta integración de las barras de menú en el panel superior, incluso para aplicaciones Qt como Clementine, cosa que no sucedía ni sucede en Precise. La fuente tipográfica da la impresión de ser más fina, más clara, pero al igual que comentaba antes se trata de apreciaciones muy difíciles de hacer, tan subjetivas que igual no son ciertas y hay que tomarlas con precaución. Pero esto es un análisis personal, que aunque intento que sea lo más objetivo posible, nunca podrá despojarse de eso, de la persona que lo realiza.

Y esa persona, quien escribe estas líneas, encuentra la experiencia de uso de Ubuntu Saucy muy satisfactoria. Las mejoras que incorpora no me parecen suficientes, una vez más, para dar el salto desde la confortable y segura Ubuntu Precise Pangonlin, pero sé que hay muchos usuarios cuya «versionitis» les impide ver esto. Para todos ellos existe esta Salamandra. No me bajo del burro, insisto en que el mejor Ubuntu se encuentra en las LTS, sobre todo transcurrido algún tiempo desde su lanzamiento. Lo estoy experimentando actualmente, usando una versión robusta y que funciona muy bien, que cubre de sobra todas mis necesidades excepto una: la sensación de pertenencia a una comunidad, con posibilidad de aportar, aspecto por el que nunca fui capaz de abandonar Chakra.

Pero mi preferencia por las LTS no puede impedir que alabe a una versión 13.10 muy conseguida y que se encuentra solo un peldaño por debajo, como corresponde por otra parte, a lo que cabe esperar de las versiones de soporte extendido. Agoreros aparte, solo puedo desear que en abril de 2014 vea la luz otra excelente versión ubuntera, tras dos años de probaturas con el Quetzal, el Ringtail y la Salamandra. Esto está montado así por alguna razón desde que apareció la distro de Canonical y así continúa por ahora. Un saludo a todos.

LO MEJOR

  • Versiones bastante actualizadas de los programas y paquetes
  • Sistema fluido y que se siente ligero pese al entorno Unity
  • Muy fácil de usar para usuarios noveles

LO PEOR

  • Pequeños fallos en algunos programas
  • Tiempo de soporte muy limitado
  • El empeño en mantener las búsquedas en Amazon por defecto

 

FICHA TÉCNICA
Distribución: Ubuntu 13.10 Saucy Salamander
Entorno de escritorio: Unity 7.1.2
Kernel: 3.11.0-13
Xorg: 1.14.3
Driver gráfico: fglrx 13.10.10
OpenGL: 4.2.12337
GCC: 4.8

 

UBUNTU 13.10 LSDH
Instalación 9,80
Arranque y apagado 8,75
Software 10,00
Hardware 9,50
Conectividad 10,00
Out of the box 10,00
Estabilidad 8,00
Fluidez 10,00
Gestión de energía 8,33
Pybench 2.982,00
Apache 22.541,78
Encode-flac 8,38
Unpack-linux 17,82
Unigine Valley 421,00
Corrección por rendimiento 0,36
CALIFICACIÓN 9,58