No me preguntéis por qué, no sabría deciros, pero hoy siento la imperiosa necesidad de hablar de mi distribución GNU/Linux favorita. Podría hacer un nuevo tutorial de instalación, el antiguo ya se quedó más que obsoleto, pero obviando el tema de los extintos «bundles», poca cosa ha cambiado. También podría optar por un artículo del estilo «cosas que hacer después de…», pero resulta que ya existe, y sigue vigente. ¿Entonces? ¿Qué se puede escribir sobre Chakra en un día como hoy, recién salida del horno la última versión?
Pues me voy a decidir por un artículo más personal, con opiniones que, como tales, son altamente subjetivas e intransferibles. Algo parecido al «Razones para apostar por Chakra» que escribí en su día, más de dos años atrás. Sabéis, los que habéis leído este blog con cierta asiduidad, que he padecido, padezco y padeceré de un enfermizo distro hopping asociado a la curiosidad y mi gusto por los sistemas operativos. Por fortuna, con el tiempo he ido domando a la fiera interior y ya me lo tomo como un hobby, un pasatiempo, siempre respaldado por la comodidad de mantener una distribución principal inamovible para el uso cotidiano. Y ésa es, no es ningún secreto, Chakra GNU/Linux. A veces me pregunto por el motivo, dada la cantidad de distribuciones existentes, de quedarme con una que está muy lejos de ser de las más usadas, populares o como queráis llamarlas. En Distrowatch, de hecho, ocupa actualmente el puesto 50 entre las distros más visitadas en los últimos 6 meses.
Hagamos, si os parece, un ejercicio de introspección sobre por qué Chakra y no otra.
Por el modelo «semi-rolling»
Pienso que la política de actualizar continuamente las aplicaciones y con menor frecuencia los paquetes centrales del sistema es la más adecuada para mi gusto. Chakra suele lanzar una actualización importante cada 3 meses. El resto del tiempo, los paquetes con la potencialidad de romper el sistema no se tocan, lo que crea un entorno de máxima estabilidad, aderezado con aplicaciones que sí están al día. En mi sistema cuento en este momento con el kernel 3.12.15-1, mientras que, por poner varios ejemplos, en Arch se encuentra el 3.14.4 y en Ubuntu Trusty el 3.13. Esto implica necesariamente que no se pueda disfrutar de un kernel más moderno, algo que no es un problema para mí. Sin embargo, se puede optar por uno más antiguo, pues basta instalar el kernel LTS (actualmente el 3.2.57).
Por la estética impecable
De todas, digo bien, TODAS las distros que he probado, encuentro en Chakra el set artístico y el estilo más conseguido, el KDE mejor integrado y estéticamente más bonito. Aquí he de volver a insistir en lo subjetivo de la apreciación, claro está. Para gustos, colores. El fenomenal trabajo de Malcer dota a Chakra de una personalidad propia, fácilmente reconocible en el tema Caledonia por bandera, junto con Sirius (igual que antes fue Dharma), como «artwork». Al contrario que en otras distribuciones que he usado con KDE, no siento la necesidad de cambiar nada, ni siquiera preciso recurrir a los iconos KFaenza. Digamos que en otras distros, los iconos Oxygen no me gustan… pero en Chakra forman parte de un conjunto que queda bien.
Mención aparte merece la tipografía, que hace uso de los parches de Ubuntu, reconocida por muchos como la distribución con mejor renderizado de fuentes. El hecho de que luzcan así de bien recién instalado el sistema es un punto a favor de causar una buena impresión en el usuario. Recuerdo mis vanos esfuerzos por encontrar una fuente tipográfica que se viera bien en otras distros con KDE. En Chakra, una vez más, no necesito cambiar la que viene por defecto.
Por la gestión de paquetes
Soy un enamorado de pacman desde que tuve el gusto de conocerlo, gracias a Arch. En mi opinión no hay gestor más sencillo y potente que éste. El sistema de repositorios, unido al de los usuarios (CCR) y el poder beber directamente de las fuentes de AUR y Arch constituye una tremenda ventaja. De ahí que, personalmente, no encuentre tan acertado el próximo cambio a Akabei. Pero no puedo escribir sobre algo que no conozco, de modo que lo dejo ahí al no haber probado el nuevo gestor, que se encuentra en el repositorio [testing].
Por la comunidad
He intentado, en los períodos en los que he usado otras distribuciones, hacerme un hueco en las respectivas comunidades. El no haberlo conseguido puede ser más culpa mía que otra cosa, pero aún así, en ninguna otra comunidad encontré la disposición a ayudar y la facilidad para aportar que hallé en Chakra. Los desarrolladores siempre están disponibles en los foros o en el IRC, además de permitir al usuario ser partícipe de las discusiones sobre las decisiones que atañen al futuro de la distribución. Se podría decir que Chakra es una distro democrática, salvando las distancias de lo que el término implica.
Por sus limitaciones
Tal vez os resulte incongruente que un amante de la libertad vea algo positivo en las restricciones que impone el uso de Chakra. Depende del modo de enfocarlo, en realidad. A mi enfermedad del «distro hopper» se ha venido en añadir a veces la del «desktop hopper», algo que es imposible por definición en Chakra, centrada absolutamente en KDE. Años de uso del escritorio me han habituado a sus soluciones y herramientas, que considero superiores en su mayoría a las ofrecidas por otros entornos. Y no me voy a quedar en lo abstracto, no.
Concretando en aplicaciones que uso, ya no extraño a Shotwell, que se ha hecho muy pesado para mi gusto. Los días de juguetear con Cheese ya pasaron. La pobre integración de Thunderbird con calendarios y contactos en la nube lo descartan para mí (aunque éste sí está en Chakra), tan habituado como estoy a Korganizer y sus funciones de serie. Algo tan sencillo como cambiar de fondo de escritorio cada cierto tiempo no precisa de una aplicación de terceros, KDE lo implementa «de fábrica». Ya no me veo obligado a usar Rekonq o Qupzilla, pues la integración de Firefox es perfecta tras la desaparición de los «bundles». Y en Chakra tengo Libreoffice, Spotify, Skype, Qsopcast, qbittorrent, Popcorntime, Kdeconnect… En resumidas cuentas, ya no echo nada en falta, al contrario que antaño.
Este es un artículo de autocomplacencia, de puro y duro narcisismo para con la distribución que uso. Mi intención no es denostar al resto de opciones que GNU/Linux nos presenta, que son muchas y muy buenas. Quien a estas alturas de la película todavía no se haya enterado de que no hay distribuciones buenas o malas, sino buenas o malas combinaciones de sistema, usuario y equipo… pues que se vaya enterando, que ya es hora. Pero para que esa fórmula alcance la cuasi perfección se precisa un sistema de gran calidad, sencillo de instalar e incluso de mantener. Chakra es uno de esos sistemas. Ligero, bonito, práctico. Y para mí, su reconocido fanboy, no hay otro igual.