openSUSE 13.2: cosas que mejorar

No sabéis el trabajo que me ha costado decidirme a escribir este artículo. Para alguien enamorado del mundo del FOSS no hay nada más apetecible que airear a los cuatro vientos las virtudes de un sistema operativo libre, gratuito y de código abierto, como lo es openSUSE. Así lo hice y estuve encantado de hacerlo con la última versión revisada, la que en su momento coroné como mejor sistema jamás probado en este blog. No obstante, también las hubo algo peores, e incluso alguna bastante deficiente. Así es este mundillo, tan variable y tan dependiente de la máquina en la que se utiliza cada sistema. Y la versión que hoy nos ocupa, de nombre código Harlequin, no se ha comportado como yo esperaba.

Puesto que silenciar los errores no ayuda en absoluto a corregirlos, os propongo hacer un repaso por este nuevo lanzamiento de la distro de Geeko, viendo tanto los problemas como las muchas virtudes, que por supuesto también las tiene, y recordando, una vez más y van mil, que se trata de una revisión realizada en un hardware específico. Para otros ordenadores, la experiencia puede variar. Y mucho.

Instalación
openSUSE sigue contando con uno de los mejores instaladores de GNU/Linux, tan sencillo de usar para los más legos en la materia como completo en cuanto a prestaciones e información ofrecida para aquellos más acostumbrados a lidiar con el tema. Ofrece como predeterminada la opción de formatear la partición principal en btrfs, sistema de archivos que hasta hace poco se consideraba en fase experimental y cuyo uso no se aconsejaba.

Tras la rápida instalación, un primer reinicio que nos trae un escritorio KDE cuyo tema parece prepararse ya para la llegada de Plasma 5, con tonos suaves y claros, muy diferenciados de los últimos que incorporaba la distro. Las primeras actualizaciones que selecciono comienzan a descargarse en segundo plano, «escondiéndose» el indicador en la bandeja del sistema, lo cual me lleva a pensar que algo ha fallado, sin ser así. Una vez que culmina el proceso me percato de que todo el escritorio está en inglés, daño colateral que asumo al haber descargado la versión de escritorio en vivo de KDE, en lugar del DVD que incluye todos los idiomas y escritorios.

Nada que no se pueda solucionar entrando en «Software Management» y aceptando la instalación de todos los paquetes sugeridos, entre los cuales se encuentran los módulos de traducción, y que en total suman la nada despreciable cifra de 500 Mb.

Y ahora sí, ya podemos dar por concluida la instalación con éxito, tras reiniciar y comprobar que todo funciona y el escritorio ya está en castellano.

Arranque y apagado
El grub que incorpora openSUSE es bastante bonito de por sí, pero podemos adecuarlo a nuestro gusto, tanto estética como funcionalmente, con uno de los módulos incluidos en Yast, esa fantástica herramienta exclusiva de la distro del camaleón. En cuanto a tiempos de inicio y apagado, openSUSE toma 50 segundos para lo primero y unos excelentes 9 segundos para lo último.

Software
Aunque la distro ya viene cargada con un importante arsenal de aplicaciones de uso diario, los desarrolladores ponen a nuestra disposición hasta 3 formas distintas de instalar nuevos programas: Yast, Apper y la siempre útil opción de localizar los paquetes en los repositorios de openSUSE o en webs de terceros, e instalarlos con el «1-click install». Esta opción es especialmente interesante, pues nos exime de conocer los entresijos de la distro, limitándose a añadir el correspondiente repositorio (a lo PPA de Ubuntu) y a instalar el programa por nosotros. Todo un lujo no disponible en casi ninguna otra distribución GNU/Linux.

Hardware
Como hemos visto últimamente en otras revisiones, mi impresora HP Laserjet no es precisamente sencilla de instalar. En openSUSE, aunque, como no podía ser de otra forma, no funciona a la primera, se nos ofrecen varias alternativas para solucionar el problema, que además no incluyen el uso de la terminal. Basta abrir Yast y ejecutar el módulo de impresoras. Esto es una tremenda ventaja para los usuarios noveles que no conviene olvidar. En mi caso, tras escoger hacer una instalación mediante «hp-setup», todo queda perfectamente preparado para funcionar.

El escáner también precisa de Yast para instalar los paquetes faltantes y echarlo a andar correctamente. La webcam, en cambio, ya funciona de inicio.

Conectividad
Otro problema que se viene repitiendo con frecuencia en mis últimos análisis es la imposibilidad de conectar con mi portátil con Windows 7 a través de Samba. Era algo sencillo con anteriores versiones del paquete, pero últimamente no hay manera de hacerlo con Dolphin, alegando siempre la existencia de un cortafuegos (cosa que no es cierta). Con openSUSE ocurre igual.

En cuanto a los dispositivos externos, la experiencia con la distro no ha sido buena. Si bien reconoce los tres (pendrive, disco duro y tarjeta de memoria), los tiempos de acceso son bastante pobres en comparación con los obtenidos en Ubuntu, Chakra o Manjaro. A este inconveniente hay que añadir el cuelgue de Dolphin mientras copiaba los datos a la tarjeta de memoria en una primera intentona. Tras el correspondiente reinicio del navegador, a la segunda se pudo completar la tarea. Incidente este que penaliza a la distro con un error leve.

Experiencia «out of the box»
Algo que yo sé por experiencia, pero que un usuario novel no tiene por qué conocer, es que openSUSE, por cuestiones de licencias, no incorpora casi ningún «códec» de reproducción multimedia de los habitualmente empleados. Sin embargo, Ubuntu tampoco lo hace, lo cual no es óbice para que se pueda obtener una mejor experiencia desde el inicio con el sencillo acto de marcar una casilla durante la instalación. Ahí está, en mi opinión, el principal fallo de openSUSE, fácilmente subsanable si se conoce un poco la distro, o se leen artículos del estilo «qué hacer después de instalar…».

Pero estas revisiones las hago tratando de ponerme en la piel del usuario menos experimentado. Un usuario que, tras tratar de abrir un vídeo, se encontraría con un mensaje de Kaffeine que advierte que necesita buscar los «códecs». Esto nos lleva a Yast, donde tendremos que escoger la opción de añadir los repositorios comunitarios, que a su vez nos deja con una lista de sitios cuyos nombres, en ocasiones en inglés, pueden no aclarar en absoluto qué o cuál habilitar, y qué paquetes instalar. Para colmo, tras añadir Packman, Main Oss y Non-Oss, el resultado es el mismo: no se encuentran «códecs» para reproducir el archivo.

¿Dónde está el problema? Pues que la adición de estos repositorios va a activar una serie de paquetes que se han de instalar como recomendados en Yast, algo que el usuario no habituado a la distro desconoce por completo. En resumidas cuentas, un proceso bastante más complejo de lo que debería, siempre en mi opinión, por supuesto. Si estás leyendo estas líneas porque no encuentras la manera de instalar los «códecs», puedes optar por la solución rápida y sencilla que proporciona la siempre atenta y diligente comunidad susera.

Estabilidad
No sufrí cuelgues o problemas graves, salvo uno puntual achacable a los controladores propietarios: tras añadir el repositorio de los Catalyst, gracias a Tannhausser y su web, logré instalarlos en su última versión para openSUSE, pero en el primer reinicio se quedó colgado el sistema, sin poder entrar el entorno gráfico. El desaguisado lo pude solucionar entrando en una terminal de texto para hacer un «aticonfig –initial» (siempre aconsejable, por lo que pueda pasar) y volviendo a reiniciar.

Por cierto, al entrar en la terminal de texto y leer el «Have a lot of fun» entendí la coletilla de despedida del otro gran bloguero usuario fiel de openSUSE: victorhck. Todo tiene su porqué… Sea como fuere, puesto que el problema parece asociado a la necesidad de que el usuario intervenga en la instalación de los controladores propietarios, no creí preciso penalizar este error en el apartado de estabilidad, mas sí como un error grave que puede arruinar la experiencia del usuario novel. Junto con el error leve antes comentado, suman un 1’25 de nota negativa.

Fluidez
openSUSE nos brinda un KDE ligero y a la vez potente, que de inicio consume menos memoria que Chakra, por poner un ejemplo conocido. Nada extraño en las transiciones, ni retardo en la reproducción de vídeo. Una buena experiencia de usuario, en este sentido.

Gestión de energía
Una vez ya tuve instalados los controladores propietarios comprobé, de nuevo, como no hay forma de suspender o hibernar sin que el equipo se reinicie solo. Nada nuevo bajo el sol de AMD.

Rendimiento
Lamentablemente este es el otro aspecto donde openSUSE flojea de un modo considerable, obteniendo puntuaciones por debajo de las logradas en el resto de sistemas analizados, destacando negativamente el largo tiempo de copia a pendrive y a tarjeta de memoria. Los «benchmarks» con navegadores, aunque sea solo ligeramente, también arrojan resultados inferiores a los de Ubuntu o Chakra, al igual que la prueba de rendimiento gráfico realizada con Unigine Valley.

Desde la prehistoria de la era GNU/Linux en el escritorio, openSUSE ha tenido fama de distribución pesada y de desempeño más lento que la mayoría. Mi experiencia personal desmiente categóricamente esto, al menos en lo que al uso del día a día se refiere. Sin embargo, los resultados de las pruebas de rendimiento son los que son… A mi modo de ver, openSUSE es una de las distribuciones más robustas que existen, a la par que orientada al usuario, en tanto en cuanto se pone énfasis en que éste apenas tenga que tocar la terminal (o no tocarla en absoluto). Es posible que esta forma de hacer las cosas vaya en detrimento del rendimiento general, algo así como la antítesis del principio KISS que otras distribuciones llevan por bandera.

Pero no conviene caer en el tremendismo. Que un archivo tarde 1 minuto más en copiarse a un dispositivo externo, o que los «frames» caigan ligeramente en un juego, no tienen que tomarse como argumento para desprestigiar una distribución detrás de la cual se encuentra un gran equipo de trabajo que desempeña una labor encomiable. No en vano, reitero, nos entregan un sistema muy completo, con muchas herramientas para facilitar la labor al usuario y una comunidad muy activa y amigable. Por supuesto que hay aspectos que mejorar, como en casi todo en la vida, pero si estás pensando en darle una oportunidad a Geeko, no dejes que una nota de 6’63 te convenza de lo contrario. En términos no mesurables, la experiencia que ofrece openSUSE no tiene precio. Y, tal vez, con su modo peculiar de hacer las cosas, sea ésta la distribución GNU/Linux que andas buscando…

Salud y… «have a lot of fun» 😉

 

OPENSUSE 13.2 KDE LSDH
Instalación 9,80
Arranque y apagado 8,75
Software 10
Hardware 7,50
Conectividad 5
Out of the box 4,17
Estabilidad 10
Fluidez 10
Gestión de energía 3,33
Pybench 3.361
Apache 22.073,44
Encode-flac 8,51
Unpack-linux 17,94
Unigine Valley 450
Browsermark FF 2.717
Browsermark GC 3.870
Transf. pendrive 5,10
Transf. disco USB 1,09
Transf. SD-card 6,07
Corrección por rendimiento -0,40
Corrección por errores -1,25
CALIFICACIÓN 6,63
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Windows vs Linux: allá vamos otra vez

Aunque Halloween ya pasó, hoy me voy a disfrazar de Artem S. Tashkinov, aquel que se les aparece a los linuxeros talibanes como los que ya me están maldiciendo por no escribir GNU en el título del presente artículo. Si no sabéis quién es os recomiendo echar un vistazo a este enlace. Uno, que ya es perro viejo y lleva usando GNU/Linux en sus distintas formas, colores y sabores, de modo casi exclusivo desde el año 2.007, por mucho que se empeñe en ocasiones en salir de su jaula dorada, termina por tener que volver a entrar con el rabo entre las piernas y muy a su pesar. De manera que, desde mi máquina que de nuevo arranca en dual, os cuento por qué he tenido que abandonar el uso exclusivo de GNU/Linux en mi ordenador y de Cyanogenmod en mi teléfono móvil. Si eres de los que opinan que dichos sistemas son perfectos y el tito Bill es el demonio, ya puedes dejar de leer.

La necesidad de actualizar la BIOS
Un buen día se me ocurrió que mis continuos problemas con los puertos USB del equipo tal vez habían encontrado remedio en alguna actualización de la BIOS de la placa base. Ocurre que Gigabyte dispone de una sencilla utilidad para hacer esta delicadísima operación, pero, oh sorpresa, dicho programa está escrito para Windows. Hay que tenerlos del tamaño del caballo de Espartero para atreverse a usar eso con Wine, una aplicación que tiene sus virtudes, innegablemente, pero de la que nunca puedes fiarte del todo, según mi experiencia personal.

Cuando comprobé que había nada menos que 7 actualizaciones para mi placa base en la web del fabricante, supe que no había remedio: necesitaba otra vez una partición con Windows. Escarmentado ya del modo en que obtuve mi último Windows 8, decidí instalar el que traía mi equipo, un Windows 7 Home Premium y «disfrutar» de sus prestaciones con todas las de la ley. Horas y horas después de instalar controladores, actualizaciones de seguridad, opcionales, importantes y esas cosas de Windows, tuve finalmente un sistema plenamente utilizable. Afortunadamente, la actualización de la BIOS con el programa de Gigabyte resultó un éxito por su sencillez y rapidez. Sobre si ello sirvió o no para arreglar las extrañas «desconexiones» de los puertos USB, me temo no estar todavía en posición de afirmarlo o negarlo, aunque por mis trasteos en Ubuntu y Chakra parece que sí.

Los juegos: vamos mejorando, pero…
Durante el último año he recuperado mi vieja afición, que data de los tiempos en que Sir Clive Sinclair dio vida a su primer ordenador: los videojuegos. Gracias a Valve y su Steam, GNU/Linux está recuperando terreno en esta materia, lo que me permite jugar, por ejemplo, a Football Manager en mi sistema preferido de forma nativa. Otra cosa distinta es la calidad a la que puedo hacerlo, pues los controladores AMD, sin ser nada del otro mundo en Windows sí que mejoran a sus homólogos de GNU/Linux.

Claro está, que siempre hay un pero. Y el que yo pongo tiene su origen en una oferta de la tienda Green Man Gaming, gracias a la cual pude conseguir el juego «State of Decay» por apenas 4 euros. Muy iluso habría que ser para pensar que un título en el que interviene Microsoft Studios va a funcionar bajo GNU/Linux. Ya os digo yo que no, y no será porque no intenté todo lo habido y por haber: Wine en diferentes versiones, Playonlinux, artículos en ruso de uno que logró, heróicamente, hacerlo correr en Ubuntu (lástima, tenía una Nvidia), etcétera, etcétera.

La historia en Windows, bueno, ya la conocéis: instalar y listo. Lo habitual, por otra parte. Por no hablar del sonido, de mucha más calidad y con todas esas chorradas de «Dolby Surround» y «Bass boost» que hacen que retumbe la habitación.

Cyanogenmod y sus inconvenientes
Turno ahora para mi triste regreso a la ROM original en mi Galaxy S3 Mini. Si bien el problema de sobrecalentamiento de la batería quedó resuelto por entero, como contaba en su artículo correspondiente, persistían dos molestos inconvenientes: el reloj que se congelaba de modo aleatorio y la imposibilidad de usar algunas aplicaciones que eran útiles para mí, concretamente Google Play Music y Appgree.

Reconozco que la culpa la tengo yo. Un día me levanto rebelde y reivindicativo, dispuesto a pelear contra los monopolios y las imposiciones. Ese día nada me parece una molestia. Pero pasa el tiempo, el viento sopla desde otro sitio, y ese mismo yo se pregunta por qué renunciar a cómodos servicios, a quién beneficia mi perjuicio y para qué sufrirlo. Así soy yo, y quien me entienda que me compre…

Revisando Windows 7 Home Premium
Aprovechando este nuevo golpe de timón que ha hecho que Windows y GNU/Linux vuelvan a coexistir en mi equipo de sobremesa, se me ha ocurrido aplicar mi baremo habitual para clasificar las distribuciones al sistema de Microsoft. La verdad es que no ha sido una prueba tan exhaustiva como hubiera deseado, pues a pesar de que lo intenté durante un largo rato, no fui capaz de hacer funcionar la Phoronix Test Suite bajo Windows. Resumiendo un poco la experiencia, pues tampoco es plan de extenderse con la cuestión, digamos que, a día de hoy, una instalación limpia de Windows proporciona una mejor experiencia de usuario de la que solía en el pasado.

De hecho, me esperaba unos resultados mucho peores, sobre todo en cuanto a reproducción de archivos «out-of-the-box». Windows únicamente tuvo problemas con los archivos Matroska, los de vídeo digital (.dv) y los .3gp. En cuanto a otro tipo de formatos no multimedia, no se pueden abrir de serie los .pdf, ni tampoco descomprimir los .rar. En todo lo demás, da la talla.

En lo referente a resultados me sorprendió gratamente que la transferencia de archivos al pendrive fuese más lenta que en GNU/Linux… ¡por casi un minuto de diferencia! Claro está que, en el resto de parcelas gana Windows por goleada, sobre todo en cuanto al rendimiento gráfico medido por Unigine Valley, que arrojó un resultado de 511, casi 40 puntos más que en Ubuntu. Y en los navegadores, más de lo mismo, siendo muy superior el rendimiento de Chrome y solo algo mejor el de Firefox, sin tener en cuenta la insufrible velocidad de «scrolling» del ratón del primero en GNU/Linux, que no he encontrado forma humana de solventar.

Haciendo un somero repaso por las secciones que conforman la tabla de puntuación:

  • Instalación. Todo perfecto y en castellano.
  • Arranque y apagado. Bastante más lento que en GNU/Linux.
  • Software. Todo el que quieras y más, pero sin centro de aplicaciones.
  • Hardware. El escáner no lo reconoce por haber retirado el fabricante (Epson) los controladores para Windows. Ello hace completamente imposible su utilización bajo este sistema, salvo pagando a una tercera compañía llamada Hamrick Software.
  • Conectividad. Perfecto, incluyendo el «Grupo en el hogar» para comunicarse con el portátil.
  • «Out of the box». No está mal para ser Windows, reproduce mp3 y otros formatos propietarios que en antiguas versiones necesitaban de códecs.
  • Estabilidad. Ni rastro de pantallazos azules que, la verdad, hace mucho tiempo que no veo.
  • Fluidez. Bastante bien, con el lógico retardo inicial cuando se entra al escritorio, pero nada grave.
  • Gestión de energía. La hibernación no viene habilitada por defecto, algo que ocurre también en muchos sistemas GNU/Linux.

Para finalizar, penalizo a Windows con un error grave: imposible reiniciar en algunas ocasiones, obligándome a usar el botón de apagado del equipo. Esto no repercute en la estabilidad, pues solamente sucede al reiniciar y no de un modo continuado, pero el fallo está ahí y no es la primera vez que me ocurre (si bien, en el tiempo que tuve Windows 8.1 instalado no sucedió nunca). El resultado final tras todas estas tribulaciones es de notable alto (8’06), puntuación que no esperaba, sinceramente, y que supera con creces a la que obtuvo su predecesor, hace ahora 3 años, en el artículo que le dedicaba al que era, por aquel entonces, el sistema de clasificación del blog (6’36 para el entrañable XP).

Y hasta aquí mi pequeña excursión de hoy por el mundo «windowsero». Si has llegado hasta este punto en tu lectura es porque no eres extremista, y te lo agradezco. Mas no temas, que enseguida retomo las revisiones «normales» con openSUSE y sigo usando Ubuntu para casi todo. Sin embargo, a mi parecer, aun hoy, en noviembre de 2.014, parece imposible huir de una partición del sistema de Microsoft si te gustan los juegos de ordenador, quieres actualizar tu navegador TomTom o hacer lo propio con tu BIOS Gigabyte. Esta es, como siempre, mi experiencia personal y mi conclusión, que no tiene porqué ser la tuya. Tú, tal vez, tienes otros motivos para seguir en arranque dual o para haber desterrado a Windows de tu disco duro para siempre. A tu disposición tienes los comentarios por si te apetece compartirlos.

Salud

 

WINDOWS 7 HOME PREMIUM LSDH
Instalación 10
Arranque y apagado 1,25
Software 7,50
Hardware 7,50
Conectividad 10
Out of the box 6,25
Estabilidad 10
Fluidez 10
Gestión de energía 8,33
Pybench N/D
Apache N/D
Encode-flac N/D
Unpack-linux N/D
Unigine Valley 511
Browsermark FF 2.808
Browsermark GC 4.523
Transf. pendrive 4,46
Transf. disco USB 0,53
Transf. SD-card 3,56
Corrección por rendimiento +0,17
Corrección por errores -1,00
CALIFICACIÓN 8,06

Nueva intervención manual necesaria en Chakra

Las distros para usuarios con ciertos conocimientos tienen estas cosas, que de cuando en cuando se precisa intervenir antes de una actualización para que el sistema no se vuelva inestable o, directamente, inutilizable. Como suele ocurrir con Chakra, la falta de una, digamos, portavocía en castellano hace que muchos usuarios se alarmen ante un aviso como el que nos ocupa por no entender del todo en qué consiste. Callen las alarmas, que aquí estamos para traducirlo y explicarlo. Veremos, no obstante, que el proceso no es tan sencillo y no está exento de riesgos para nuestro sistema. Es lo que hay…

Atención – Intervención manual necesaria en la próxima actualización masiva

Este anuncio es para informar a los usuarios de Chakra de todos los cambios que vienen con el paso al repositorio estable de un grupo enorme de paquetes. ¡Por favor, tengan en cuenta que para poder realizar esta actualización se necesita una intervención manual!

El cambio más importante en esta actualización se debe a la implementación de la fusión de los directorios /usr en Chakra. La razón para esta fusión se puede consultar en esta discusión (en inglés), que en pocas palabras se explica como una implementación necesaria para mejorar la compatibilidad con el desarrollo «upstream».

Los paquetes que incluyen estos cambios van a llegar al repositorio estable en los próximos días. Se va a lanzar una segunda ISO de la serie Euler al mismo tiempo, para que los usuarios que hagan una nueva instalación no tengan que realizar el proceso y aquellos que lo encuentren complicado puedan realizar una instalación limpia desde cero.

Por desgracia, esta actualización no se puede realizar de forma automática, de modo que para actualizar su sistema deberá seguir cuidadosamente la guía de la wiki, paso por paso. Si tiene alguna pregunta relacionada con esto o necesita ayuda, por favor, pídala en el hilo correspondiente del foro.

Estos son los directorios que cambiarán tras la actualización:

  • /bin pasa a /usr/bin
  • /sbin pasa a /usr/sbin
  • /lib pasa a /usr/lib
  • /lib64 pasa a /usr/lib
  • /usr/lib64 pasa /usr/lib

Además, la actualización incluye los siguientes cambios notables:

  • Plataforma y aplicaciones KDE 4.14.2 y kde-workspace 4.11.13. El objetivo de esta actualización de KDE es la corrección de errores, habiendo resuelto más de 35. Para más información acerca de este lanzamiento pueden leer el anuncio oficial.
  • Kernel de Linux 3.16.4
  • nvidia 343.22
  • Disponible un paquete nvidia-340xx
  • gcc 4.9.1
  • Libreoffice 4.3.2

Como siempre, asegúrese de que su repositorio de elección está completamente sincronizado antes de realizar la actualización. Para comprobarlo, ejecute mirror-check en Konsole o use la utilidad Mirror-Check, que se encuentra en el apartado «Internet» del menú de aplicaciones.

Hasta aquí el anuncio oficial publicado en inglés por Neophytos Kolokotronis en la web de Chakra.
El problema es que la página de la wiki a la que hace referencia está, igualmente, en inglés. Dada la importancia capital del asunto, vamos a reproducir aquí los pasos a seguir durante la próxima actualización para que nuestro sistema siga tan perfecto como suele:

Actualización de Chakra para la unificación del directorio /usr

Paso 1: verificar si es necesario actualizar ya
En la actualización se incluye linux-3.16.4-1 y glibc-2.20-1. Si hacemos:

pacman -Si linux

y

pacman -Si glibc

y en la información obtenida vemos otras versiones inferiores a las señaladas arriba, eso significa que nuestro repositorio todavía no está sincronizado y no contiene los paquetes de la nueva actualización. Es decir, aún no sería el momento de actualizar.

En caso afirmativo hay una cosa muy importante a tener en cuenta: una vez iniciado el proceso hay que terminarlo por completo, o el sistema no podrá arrancar. De igual modo, no se debe, bajo ningún concepto, forzar la actualización con el parámetro –force.

Paso 2: preparar la actualización
En lugar de hacer, como solemos, «sudo» para actualizar con pacman, dadas las características un tanto especiales de esta actualización vamos a «loguearnos» como root, haciendo:

su

e introduciendo nuestra contraseña. Luego ya podemos continuar. Si hiciéramos en este momento un «pacman -Syu», la consola, con toda probabilidad, nos arrojaría mensajes sobre conflictos con /bin, /sbin, /lib, /lib64 y /usr/lib64. De modo que tenemos que hacer algunas cosillas antes.

Paso 3: borrar archivos no necesarios
Tenemos que eliminar, por un lado, archivos en los directorios conflictivos que no pertenecen a ningún paquete. La lista se obtiene así:

find /lib /lib64 /usr/lib64 /bin /sbin -exec pacman -Qoq -- {} + > /dev/null

El resultado más probable es algún error relacionado con la no existencia de algún archivo, o bien una salida vacía (como en mi caso). También pueden aparecer aquí ficheros de virtualbox relacionados con el kernel. Si obtenemos mensajes del tipo «error: no package owns [archivo]», dicho fichero se puede eliminar.

Y, por otro lado, los archivos en dichos directorios que pertenecen a algunos paquetes no oficiales (mayoritariamente de CCR, o compilados por el propio usuario). En este caso, se averiguan:

pacman -Qqo /bin /sbin /lib /lib64 /usr/lib64 | pacman -Qm -

Aquí también puede aparecer el error de no existencia de /usr/lib64. Podemos entonces obviarlo y hacer:

pacman -Qqo /bin /sbin /lib /lib64 | pacman -Qm -

que, en mi caso, da como resultado una línea vacía. Si no es vuestro caso, debéis borrar dichos paquetes y volverlos a instalar después de la actualización. Para borrar, como siempre:

pacman -R paquete en cuestión

Paso 4: actualización
Es estrictamente necesario seguir los pasos siguientes en orden y de un modo continuado, esto es, sin que medie un reinicio, un cierre de la terminal o un «logout». De lo contrario, adiós Chakra. Si estás en un portátil, muy importante recordar hacerlo con la fuente de alimentación conectada a la corriente. SÍ, ASÍ DE SERIA ES LA COSA.

Si no estamos como root, hacemos «su» o «sudo su», tanto monta, monta tanto, para «loguearnos» como super-usuario. Y allá vamos:

pacman -Sy
pacman -Su --ignore glibc,lib32-gcc-libs,filesystem,bash
pacman -Su --ignore filesystem,bash
pacman -Su --ignore filesystem
pacman -Su

Los mensajes que aparezcan del tipo «dependencias no resolubles» («unresolvable dependencies») deben ser contestados con un Sí o Yes.

Aunque también se actualizará el kernel, depmod y mkinitcpio van a arrojar algunos errores por no estar los enlaces simbólicos aún apuntando al lugar correcto. Es seguro ignorar estos errores, PERO NO REINICIES EL SISTEMA ya que el kernel no va a funcionar todavía. Si durante la última operación de actualización pacman arroja errores por conflicto de archivos significaría que todavía quedan ficheros en /lib que eliminar, por lo que deberías volver al paso 3.

Paso 5: vamos acabando
Uff, esto se está haciendo largo. Nos queda comprobar que nada queda en /lib, con:

ls -l /lib*

lo cual debe arrojar algo como esto, con la fecha y hora variable en cada sistema:

lrwxrwxrwx 1 root root 7 Sep 15 16:53 /lib -> usr/lib
lrwxrwxrwx 1 root root 7 Sep 15 16:53 /lib64 -> usr/lib

Solo resta reconstruir la imagen del kernel, reinstalando el paquete:

pacman -S linux

ó bien, si usas el kernel de soporte extendido:

pacman -S linux-lts

En esta oportunidad, no habrá mensajes de error de depmod. Y ya, ahora sí que sí, podemos reiniciar el sistema y respirar profundamente. Como en esta actualización también se incluye un nuevo Grub, para evitarnos males mayores conviene reinstalarlo también con:

grub-install /dev/sdX (donde X es la unidad donde tenemos el Grub, generalmente la a)
update-grub

Y listo. Veamos ahora soluciones a los posibles errores.

Error 1: no usar «root» para actualizar
Si se nos ha pasado hacer todo el proceso anterior como super-usuario, y hemos empleado sudo en su lugar, puede que tengamos problemas tras actualizar el paquete bash. En la wiki aconsejan hacer:

sudo -s /usr/bin/bash -

Error 2: olvidarse de reconstruir el kernel tras actualizar
Mira que lo advertimos, pero aún así, si se te ha pasado… no vas a poder entrar a tu sistema. Debes localizar el disco de Chakra y entrar al entorno en vivo. Desde allí, con Konsole por ejemplo, pasa a ser super-usuario con:

su

La contraseña es root. Ahora deberás montar tu partición con Chakra y hacer «chroot» para reconstruir la imagen del kernel. Siendo X la partición de Chakra:

mkdir /chakra_root

mount /dev/sdX /chakra_root

mount -o bind /dev /chakra_root/dev

mount -o bind /tmp /chakra_root/tmp

mount -o bind /sys /chakra_root/sys

mount -o bind /proc /chakra_root/proc

Si usas un partición separada para /boot, también deberás montarla, aunque no es el caso habitual en usuarios menos avanzados. Finalmente hacemos:

chroot /chakra_root

Y ya estamos dentro de nuestra partición raíz. Solo queda reconstruir la imagen del kernel, como indicamos más arriba, instalando bien el paquete linux o el linux-lts.

Pues… ¡ya está! ¿A que ha sido fácil? Por las «quejilas«, que decimos por mi tierra… Es por cosillas como esta que vemos hoy que Chakra no es, ni jamás podrá ser, apta para usuarios noveles. Lo escribo como lo siento después de pegarme una mañana entera tratando de ayudar a los usuarios no angloparlantes de la distro. Espero, al menos, que llegado el día «D» de la actualización, no tengamos crujir de dientes y llantos a mansalva. Yo más no puedo hacer, que haya suerte.

Salud

P.D.: si llevas tiempo pensando en hacer una nueva instalación de Chakra, el momento ha llegado. Espera a que salga la nueva ISO de Euler (la que ya contiene la actualización dichosa) y ahórrate todo este suplicio.