Antergos: un bonito Arch, para bien y para mal

Andaba yo a la búsqueda de una experiencia Gnome completa cuando caí en la cuenta de que no había dedicado ningún artículo a una distribución española con cierta fama actualmente. Se trata de Antergos, la que en su día se llamara Cinnarch, que si mal no recuerdo intenté revisar sin éxito. Según deduzco de mis lecturas por comunidades linuxeras varias y artículos dedicados a ella, parece ser que, junto con Fedora, su instalación constituye la mejor manera de hincarle el diente a las últimas versiones del escritorio GTK por antonomasia.

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Vivan las «caenas»

Resulta muy difícil, muchísimo, escribir en días como hoy. Como también es complicado tratar de analizar un resultado electoral que desafía el sentido común sin que se te acuse de infantil, de sufrir una pataleta, como ese niño que se quiere llevar la pelota a casa porque el marcador del partido no es el que esperaba. Aunque quienes me conocen saben que el desenlace de la expresión del pueblo soberano no me pilla por sorpresa. Pesimista era, y mi pesimismo se confirmó. ¿»Andaluces, levantaos»? Andalucía no aspira a levantarse. Seguimos anclados en lo mismo y así continuaremos por los siglos de los siglos. Es la eterna expresión del «vivan las caenas«, cambiando a Fernando VII por una nutrida representación de vividores profesionales que te roban, te engañan, se ríen de ti y, como castigo, reciben tu voto una y otra vez.

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Dando otra oportunidad a Linux Mint Rebecca

Anda que no llevo tiempo intentando usar Chakra como único sistema operativo. La «tira». El «manso». Y así podría seguir con un montón de términos de mi tierra, hoy que celebramos elecciones al Parlamento, ése ocupado por los mismos del puño y la rosa desde hace más de tres décadas porque así lo ha querido la gente. A ver qué pasa hoy. Parafraseando a Pérez-Reverte en una entrevista cercana en el tiempo: «país de golfos y gilipollas. Por cada golfo, cien mil gilipollas». Palabra de Arturo. Volviendo a lo que iba, pues últimamente tengo una facilidad para cambiar de tema que me pierde, decía que nunca consigo quedarme en Chakra por culpa de la falta de programas que necesito en CCR, además de que las últimas versiones de KDE me exasperan con pequeños errores. El diablo está en los detalles, ¿verdad? Y a nosotros, linuxeros «distro hoppers» perfeccionistas, nos bastan unos cuantos pequeños problemas para salir corriendo a por la siguiente distribución.

Como yo soy perro viejo en estas lides, mantengo siempre una partición con la última LTS de Ubuntu. Siempre digo, e insisto en ello, que Ubuntu me gusta. Me gusta su modelo de desarrollo a largo plazo y me gusta Unity. Fin de la cita. El problema es que con las recientes actualizaciones y la aparición de la versión 14.04.2, no sé qué ocurre pero el ordenador de sobremesa ha empezado a hacer cosas raras, como perder la conexión a Internet de forma aleatoria o demorarse más de la cuenta al apagar. Algunos programas que antes no fallaban, lo hacen ahora (los indicadores, mayormente). Cosas que, justo es mencionarlo, no me han ocurrido en mi equipo portátil, que también viste y calza un Ubuntu Trusty, aunque corriendo sobre Intel. Me siento tentado, y mucho, de culpar al hardware AMD, pero eso sería lo más fácil y tampoco tengo pruebas certeras, así que mejor no.

De modo que vuelta a empezar en la búsqueda de una distribución estable, que se actualice poco y que no sea la propia Debian Stable. La primera que se me vino a la cabeza, merced a un comentario de Juan Carlos Senar en mi último artículo, fue Linux Mint. La experiencia vivida con la revisión de Rebecca no fue buena, pero siempre cabía la posibilidad, como así ha sido, de que hubieran solucionado los problemas en el tiempo transcurrido desde que la instalé. Ni rastro de los extraños errores que menciono en dicha revisión.

Puede parecer una mala idea, en principio, debido a que Linux Mint se basa en Ubuntu y ésta me ha fallado. Por simple lógica, también puedo tener problemas. No obstante, el equipo de Mint se aproxima a las actualizaciones con mucha más prudencia que Canonical. Y tal vez, por ahí pueda salvarse la cosa. Expectante me hallo.

De momento, todo bien. Cinnamon ha mejorado una barbaridad, tanto en estética como en funcionalidad. A nivel de desempeño gráfico, con la posibilidad añadida recientemente de deshabilitar la composición y efectos a pantalla completa, los juegos han ganado en fluidez con respecto a Ubuntu. También lo noto sin usar la pantalla completa, todo hay que decirlo. Los partidos en «Football Manager» se sienten tan ligeros como en Chakra.

Y en lo que respecta a funcionalidad, varias mejoras respecto a Ubuntu. Cinnamon incorpora un cambiador de fondos de pantalla, con lo que no preciso instalar Variety. El indicador de Pushbullet funciona perfectamente y sus notificaciones se integran mejor que en Unity. Con solo encender la impresora apareció el diálogo de instalación del «plugin» propietario de HP. Y las esquinas activas funcionan siempre, error que en Ubuntu no consiguen arreglar y eso que está presente desde la versión 12.04.

Me parecía justo dedicar este pequeño artículo a Linux Mint, toda vez que el equipo capitaneado por Clem Lefebvre parece haberse puesto las pilas y alisado los bordes rugosos que afeaban la experiencia con Rebecca. Bien por ellos. Yo, como sabéis, no soy hombre de palabra ni compromiso en lo que a fidelidad linuxera se refiere, aunque estoy tratando de mejorar eso. Ubuntu llevaba instalada y en uso desde Octubre. Además, ahí sigue en el portátil. De todas formas, gracias a Clonezilla, será sencillo regresar y ver si, como en el caso de esta distribución, los errores han desaparecido en unos meses. Mientras tanto, disfruto de una buena experiencia con Linux Mint Rebecca que quería compartir con vosotros.

Salud

Ubuntu Gnome 14.04.2: desastroso

Cuando uno se plantea revisar una versión de Ubuntu recién salida del horno es lógico y normal tener ciertas reticencias. La experiencia es un grado, y muchos sabemos de sobra que es mejor quedarse en las LTS (soporte extendido) de la distribución de Canonical si no se desean tener problemas de diversa índole. Es por este motivo que cuando mi inquieto «distro hopper» interior me avisó de que se avivaba el deseo de probar el sabor «gnomero» de Ubuntu, de inmediato tomé la decisión de limitarme a revisar la susodicha versión, esto es, Trusty Tahr. No es ningún secreto, ni tiene por qué serlo: mantengo una partición con Ubuntu Trusty (original, con su Unity correspondiente), por dos razones fundamentales: la primera es que me gusta Ubuntu y su escritorio por defecto. La segunda es que Chakra, para mi desgracia, no me provee de todo lo que necesito, pues es un hecho, triste, pero hecho al fin y al cabo, que CCR no atraviesa su mejor momento. Y faltan cosas, esto es así.

El problema surge cuando una distribución que no es precisamente comunitaria, sino que tiene a una empresa detrás, ofrece una versión de largo soporte, la cual se supone estable y segura, mas dicho sistema comienza a fallar. Esto, mucho me temo, es lo que ha ocurrido con la liberación de esta tercera versión de Ubuntu Trusty, al menos en lo que a los usuarios de tarjetas gráficas o GPUs de la marca AMD nos compete. Un lamentable error, del que se puede encontrar más información aquí, que provoca comportamientos erráticos en el servidor gráfico cuando se usa el controlador propietario, algo que solo es posible forzando su instalación para puentear un fallo en la resolución de dependencias. En mi Ubuntu con Unity los problemas han sido otros, no sé si relacionados o no con el error que comento, pero no vienen al caso. Me centro en la versión revisada hoy aquí, a la cual el asunto le salpica de lleno.

Instalación
No difiere casi nada de la versión «oficial». Si acaso en la paleta de colores, donde predominan el azul y el negro, sobre los clásicos tonos morados, naranjas y marrones. Es una instalación sencilla, que lleva unos diez minutos y transcurre sin incidencias. El escritorio que se nos presenta tras reiniciar es un Gnome 3, en su versión 3.10.4, bastante «vanilla» y con un fondo de pantalla por defecto que no llama demasiado la atención en positivo. Poco más que comentar.


Arranque y apagado
Los tiempos no eran especialmente buenos con los controladores libres, pero tras la instalación de los propietarios se tornan mucho peores. Los 15 segundos de apagado no están mal, pero algo falla cuando el sistema se toma 1 minuto y 45 segundos para iniciar.

Software
Se apuesta por los programas habituales en un entorno con Gnome. Firefox, Rhythmbox, Evolution, Shotwell, Cheese… El Centro de Software de Ubuntu es el encargado de la gestión de las aplicaciones, y nos avisa cuando existen actualizaciones disponibles.

Reconocimiento de hardware
Sigue siendo uno de los puntos fuertes de Ubuntu, sea cual sea su versión. Para echar a andar la impresora solamente hube de instalar la suite de HP creada a tal efecto (hplip, con su utilidad gráfica correspondiente). Para el resto de periféricos, enchufar y listo.

Conectividad
Desde que desterré a Orange y su router Livebox de mi vida, Samba está feliz y yo también. En el caso de Ubuntu Gnome me puedo conectar tranquilamente a mi portátil con Windows, e incluso reproducir contenidos del mismo en mi equipo de sobremesa. Ni que decir tiene que la compañía francesa Orange, junto a AMD, ocupa un bonito lugar en mi lista de empresas a odiar. Lista que crece día a día, por supuesto…


Experiencia de uso
Suena repetitivo, pero es cierto. Ubuntu Gnome ofrece, como no podía ser de otra manera, la misma experiencia de uso «out-of-the-box» que nos entrega su versión con Unity. Como siempre me encargo de recalcar, esto ocurre si tenemos la precaución de señalar la casilla correspondiente a la instalación de los «códecs» cuando estamos instalando Ubuntu.

Estabilidad
Mal. Fatal. Desastre absoluto. Durante mi uso del sistema obtuve fallos en aplicaciones (como el Centro de Software que se negaba a cerrarse tras instalar un programa) o cuelgues del equipo que me obligaron a salir del entorno gráfico para reiniciar (como al hacer «clic» sobre el icono de notificaciones ante la llegada de un mensaje de correo). Esto no es lo esperable en una versión LTS, obviamente, por mucho que la culpa se suponga que recae en los controladores propietarios de AMD.

Fluidez
La experiencia es buena en cuanto a fluidez y ligereza, salvo la primera vez que se pulsa en Aplicaciones o se desplaza el ratón a la esquina superior izquierda, cuando en mi equipo se produce un retardo de unos 2 segundos. Por lo demás, no hay queja.

Gestión de la energía
Lo de siempre con mi GPU: no puedo suspender, no puedo hibernar. Nada más que añadir.

Rendimiento
En general, con la excepción de los bancos de pruebas de navegadores y la transferencia a disco duro externo, este Ubuntu Gnome es peor que su homónimo con Unity. Las diferencias no son exageradas, pero existen.

He pasado casi de puntillas por esta revisión. Vayan por delante mis disculpas, si alguno esperaba más profundidad en el análisis. Pero la verdad es que encontrar errores de bulto en una LTS de Ubuntu me desanima bastante, qué le vamos a hacer. Mi idea era revisar un sabor relativamente nuevo de la distro por antonomasia y comprobar si resultaba una opción digna de tener en cuenta para los amantes del escritorio de la huella.

Porque soy de la opinión de que Gnome está renaciendo. Ojo, no quiero decir que estuviese muerto, solamente que mucha gente salió espantada de las primeras implementaciones de la versión 3 (también pasó con KDE 4) y ahora vuelve mansamente al redil. Lo que antes se criticó de Gnome comienza a verse con buenos ojos al cabo del tiempo: ideas claras, conceptos diferenciadores, escritorio diáfano. Un poco en contraposición a lo que está ocurriendo con KDE: escritorio clásico, pocas novedades, sensación de improvisación. Al hilo de esto último me permito recomendaros, si no lo habéis leído ya, un artículo de Malcer sobre la dirección que está tomando el proyecto KDE. Como siempre, sin pelos en la lengua y llamando a la reflexión.

Pero volviendo al tema, que me pierdo, no me parece que Ubuntu Gnome sea un refugio adecuado para los entusiastas de dicho escritorio. Contar con la versión 3.10, lo que supone ir 3 versiones por detrás de la última disponible, no tiene mucho sentido si no va acompañado de estabilidad. Y esto es algo que no ocurre en este caso. ¿Para qué conformarnos con esta versión si se producen errores que dan al traste con la experiencia? Para eso mejor instalar Fedora o Antergos, distribuciones que nos traen un Gnome más actual y puede que incluso más estable a pesar de todo.

Así que, en resumidas cuentas, Ubuntu Gnome no, gracias. Al menos por el momento, mientras se resuelve el error, y suponiendo que necesitéis usar los controladores propietarios de AMD. Y os dejo, que tengo que arreglar mis otros problemillas con mi partición ubuntera… ¿cuándo funcionarán de modo consistente las esquinas activas en Unity? 4 años sin solución y subiendo. Qué cruz…

Salud

 

UBUNTU GNOME 14.04.2 LSDH
Instalación 10
Arranque y apagado 5
Software 10
Hardware 8,75
Conectividad 10
Out of the box 10
Estabilidad 2,50
Fluidez 7,50
Gestión de energía 3,33
Pybench 3.129
Apache 22.209,71
Encode-flac 13,08
Unpack-linux 17,72
Unigine Valley 470
Browsermark FF 3.011
Browsermark GC 4.223
Transf. pendrive 4,51
Transf. disco USB 0,59
Transf. SD-card 5,08
Corrección por rendimiento -0,53
Corrección por errores -1,25
CALIFICACIÓN 5,08

No te tapes la nariz, que queda feo

Hola, «amigo» de Facebook. Hola, «tuitero» al que sigo. Este artículo es para agradecerte la información que contínuamente me aportas. Sí, esa que tú y yo sabemos. Creo que tu dedicado esfuerzo a iluminarme sobre los malvados que nos acechan tras las próximas elecciones bien merece unas líneas de complacencia. Sin ti, sin tus sagaces comentarios y acertadas reflexiones que se apoyan en artículos publicados en medios tan imparciales como el diario de las tres letritas o el que se otorga la razón directamente desde su cabecera, ¿qué sería de mí, y por ende, de mi valioso voto?

Imagen: Shutterstock

Tú te arengas el derecho a ejercer del nuevo centinela de occidente, que nos protege para quitarnos de la cabeza la más mínima intención de servir a intereses oscuros, a conspiraciones del rojerío y los masones. En tu opinión, tan diáfana, tan clarividente, nos está comiendo el coco el diablo, que ahora ya no se viste de Prada, sino de Alcampo. De ahí tu interés en hacerme ver la luz. En comparar prácticas comunes del mundo universitario con tramas enteras de corrupción. En definitiva, en pretender que 1.800 euros son lo mismo que miles de millones defraudados y robados. Claro, va a ser eso, que yo no lo veo pero tú sí.

Pues permíteme responderte. Oye, que a lo mejor llevas tú razón. Lo mismo Pablo Iglesias habla con el mismo pajarito que el presidente de Venezuela. Y todos los «tweets» falsos que manipulan burdamente por ahí son en realidad ciertos. Que es tan torpe como para llamar «casta» a los médicos, cuando entre sus filas éstos se cuentan por cientos. O que en su partido no se votan las decisiones programáticas, que todo lo imponen los cabecillas, esos «perroflautas» de Izquierda Anticapitalista. Las montones de veces que yo he votado dichas decisiones deben ser alucinaciones mías. Voy a tener que ir dejando las drogas de diseño…

Pero, a lo mejor, solo a lo mejor, resulta que tú lees lo que quieres leer. Que necesitas reafirmarte en tu voluntad férrea de seguir defendiendo a ladrones, corruptos y vividores. O que tu primo trabaja en una Empresa Pública de Andalucía, no sujeta a convenios ni a contrataciones mediante concurso-oposición, y estás esperando a ver cuándo te enchufa. O a lo mejor tu familia come gracias a una concesión con la Junta que temes que se vaya a acabar si no se perpetúan los mismos en el poder. Te suena los de «red clientelar», ¿verdad? ¿Son estos tus motivos? Y yo qué sé.

Lo que sí sé es que el voto es libre, o eso parece. Y secreto. Tienes derecho a ir a las urnas y obviar la Gurtel, los ERES, las tarjetas Black, la caja B de la calle Génova, el robo de las preferentes, los recortes de derechos al servicio de voluntades de personas no escogidas por el pueblo y que hablan alemán, Rato y su campanita con sonrisa sardónica, los aforados para eludir la acción de la justicia ordinaria… Y los desahucios. Y los suicidios. Y el futuro que nos espera a nosotros y a nuestros hijos.

Tienes derecho a todo eso. A taparte la nariz, una vez más, y depositar tu confianza en los mismos de siempre. Los que votan en contra de las medidas de transparencia cuando los pequeños partidos las exponen en el Congreso (qué barbaridad, impedir que te juzgue alguien designado por tu partido en lugar de la justicia ordinaria…). Así como tienes derecho a eso, lo tengo yo a proclamar que das cobijo a actuaciones de criminales. Que apoyas a sinvergüenzas, que los jaleas para que nos sigan robando. Que no te importa que continúen adelante con la farsa de democracia en la que nos metieron, sin comerlo ni beberlo, durante la «modélica» transición.

Una cosita te digo: no seas cobarde. Si crees en eso, si te parece que tú también robarías si estuvieras en su lugar, y no hacen nada malo, admítelo. Sé valiente y vota sin taparte la nariz. Pero déjame tranquilo ya con tus discursos del chavismo, de los rojos, de que son peores los que han de venir que los que están. Deja de señalar noticias publicadas por medios con intereses muy claros en esta cuestión, con consejos de administración controlados por capitales a los que les va la vida en que no se rompa el statu quo. Y, sobre todo, no pretendas que tú eres el listo y yo el borrego y el populista, igual me ofendo y contesto, que llevo ya mucho tragado este último año.

Porque, y termino amigo mío, si tuvieras dos dedos de frente te quitarías la venda y pensarías en la extraordinaria anormalidad que acompaña a esa gigantesca lupa que han colocado sobre la gente de Podemos. Verás que no es natural, que no es ni tan siquiera lógica. Y obvian que el partido no son sus cabezas visibles, que somos muchos, que las decisiones las toma la gente, por otra parte. Verás cuántos esfuerzos dedican a silenciar y tamizar noticias, cuán dados son a la publicación del titular sibilino en letras gigantes y a la rectificación semi-escondida en pequeñito. Te puede no gustar Podemos. Pero, ¿tampoco Ciudadanos? ¿UPyD? ¿Equo? Alternativas tienes, no me cuentes milongas. Mas si quieres seguir al servicio de estos poderes invisibles, es tu elección. Y no seré políticamente correcto: ni la comparto ni la respeto. Te mueve el puro egoísmo o el deseo de ser como ellos, no hay más.

Mi ilusión por el cambio no la vas a matar. Hay que acabar con estructuras creadas para perpetuar a los mismos en el poder. Te presupongo inteligencia para saber que eso no se consigue haciendo lo mismo de siempre, tapándose la nariz y votando de modo cautivo. Y no creas que estoy ciego, que yo no pongo la mano en el fuego ya por casi nadie. Pero ya habrá tiempo, si es preciso, de poner a los nuevos en su sitio si es que demuestran merecerlo.

Salud