El verano del camaleón V: Steam en openSUSE

Desde que un buen día de la década de los ochenta descubrí al venerable ZX Spectrum 48K, uno de los primeros ordenadores que la compañía de Sir Clive Sinclair sacó al mercado, he dedicado parte de mi tiempo libre a los videojuegos. Aquel pequeño aparato pertenecía a mis vecinos de abajo, los del décimo D, y lo utilizábamos casi exclusivamente para jugar al Fernando Martín Basket Master. Antes de eso, recuerdo haber visto en una ocasión un ejemplar de 16K – eso sí es un dinosaurio – en el que se podía ejecutar un primitivo simulador de vuelo y el célebre Arkanoid. Ahora ya podéis llamarme viejo. Sigo con la batallita.

Mi primer ordenador personal fue el Spectrum 128K, con su lector de cintas de cassette y sus estridentes y chirriantes ruidos para cargar los juegos. También con su tornillo, ese que decía la creencia popular que era capaz de modular el sonido de la cinta para cuando algún cassette se resistía. Rara vez me sirvió para algo… Luego llegaría el 486, luego el IBM que había ejercido de servidor durante la Expo 92, con sus mareantes 16 Mb de RAM, luego la Play Station, la Wii… Aun reconociendo que las consolas son el mejor sistema para jugar, no en vano es casi su única utilidad plausible, los que nos iniciamos a esta suerte de ocio en la infancia con un ordenador siempre mantendremos esa otra preferencia, siquiera nostálgica, por los años en que fueron la única manera, tragaperras aparte, de disfrutar de nuestra pasión. Sigue leyendo «El verano del camaleón V: Steam en openSUSE»

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