Hay cosas que nunca cambian y una de estas es la cita bienal que tenemos los usuarios barra simpatizantes de GNU/Linux con el lanzamiento de soporte extendido que nos trae Canonical. 2016 no podía ser una excepción, de manera que ya tenemos entre nosotros a Xenial Xerus, la nueva LTS de Ubuntu que ha de servir como base para cosas tan importantes como la tan esperada – por algunos – convergencia entre dispositivos y, lo que a mi juicio es más significativo aún, la presunta solución al eterno dilema entre estabilidad y novedad que parece supondrá la irrupción de Snap a modo de torbellino en los mundos de Tux, acerca del cual podéis leer más en este artículo de La mirada del replicante. Ya que estamos con enlaces, os dejo otro, una interesante reflexión de Eugenio M. Vigo acerca de este tema en su blog.
Pero vamos con Ubuntu. Aquellos, que haberlos, «haylos», que se hayan apresurado a la instalación y configuración de la nueva versión como quien suscribe, tal vez estén a estas alturas un pelín decepcionados. En el sentido de que las cacareadas novedades no están aquí, al menos por el momento. Ubuntu 16.04 es más de lo mismo. De hecho costaría, para el ojo poco avezado, distinguir de primeras esta versión LTS de las dos anteriores. Tal y como os lo cuento. Este hecho no es por sí mismo necesariamente negativo. Canonical es amigo de los cambios graduales, cocinados a fuego lento, y no hace más que aquello a lo que nos tiene habituados: lanza una edición LTS que ha de servir como sólida base para implementar todas las mejoras de las que tanto hemos oído hablar últimamente.
Así que, ¿qué tenemos a día de hoy? Os cuento qué me han parecido mis primeras horas de uso de Ubuntu Xenial Xerus, nombre que cuesta recordar ahora pero que en nada recitaremos con suma facilidad. Así ha sido siempre.
Instalación
Amigo instalador de Ubuntu: ¿desde cuándo llevas con nosotros? Ubiquity y su interfaz gráfica es ya como de la familia. A excepción, claro está, de la presentación de diapositivas que se va cambiando con cada lanzamiento, volvemos a ver el sencillo y archiconocido programa que realiza su función sin demasiados contratiempos. Porque alguno he encontrado. De hecho, el primer intento de instalación salió rana y todavía no sé el motivo. Se quedó colgado justo antes de presentarme las particiones disponibles. Tras cancelar la operación y volver a iniciarlo, todo fue bien. Incluso me pareció que la instalación tomaba menos tiempo del habitual, a pesar de encontrarnos en plena vorágine de novedad, ésa que impulsa a miles de usuarios de todo el mundo a abalanzarse sobre cada nueva Ubuntu en cuestión de horas. O tal vez sean millones, este es un asunto mil veces discutido.

Estimaciones aparte, en el rato que estuve probando el escritorio en vivo encontré un error muy feo, de esos que echan atrás a los usuarios noveles que tienen su primer contacto con GNU/Linux. El veterano reproductor Totem – llamado simplemente «Vídeos» desde hace tiempo – no funciona, de modo que es imposible reproducir siquiera los archivos de ejemplo como «Ubuntu through the years». Malísima primera impresión, la verdad. ¿Es que nadie prueba estas cosas?
Para colmo, a los dos minutos de reiniciar y sin haber hecho nada del otro mundo, tenemos cuelgue a lo bestia. Había abierto Firefox y navegaba por mi propia web cuando se produjo una paralización total del sistema, de la cual hube de salir con la combinación mágica de teclas, ALT + ImprPant + REISUB. Esto me había ocurrido en anteriores versiones de Ubuntu y se debe a Nouveau, el controlador libre para gráficas NVIDIA. Ni que decir tiene que en cuanto volví al escritorio instalé, mediante la aplicación «Controladores adicionales», el último controlador privativo para la tarjeta que, además, es el recomendado por los desarrolladores de Canonical. Problema resuelto.

Diseño
Imagino que para un diseñador gráfico el aspecto de Ubuntu debe ser lo más parecido a aquello que jamás diseñaría. A mí no me desagradan los tonos anaranjados y violetas, si bien es verdad que llevamos unos cuantos años con ellos y están más vistos que el tebeo. Los iconos, otro tanto de lo mismo, demasiado trillados para lo que es el novelerío actual que nos invade. No es que sea algo de suma importancia, pues se pueden cambiar fácilmente con la herramienta «Unity Tweak Tool», pero de nuevo entra en juego el asunto de las primeras impresiones, que son las que quedan. Digamos que Ubuntu, como Linux Mint, va necesitando un lavado de cara.
Pocas novedades, por tanto, en el aspecto gráfico. Ventanas más redondeadas y una barra de desplazamiento más estilizada y moderna son los únicos cambios que han llamado algo mi atención. La tipografía, como siempre, excelente en su renderizado. No comentaré gran cosa acerca de la posibilidad de mover la barra de Unity a la parte inferior de la pantalla. Sinceramente, me parece ridículo el revuelo que ha levantado esta opción. Tan solo diré que semejante maravilla (¿cuántas líneas de código les habrá costado implementar eso?) se puede hacer mediante la herramienta «Unity Tweak Tool» o bien con un comando en la consola:
gsettings set com.canonical.Unity.Launcher launcher-position Bottom

Entre las modificaciones que trae esta Ubuntu Xenial hay una que se ha comentado últimamente por la red: la desaparición del Centro de Software de Ubuntu, que ha sido reemplazado por la herramienta habitual en Gnome, rebautizada aquí como «Ubuntu Software». Si bien se trata de una alternativa aceptable, que funciona con cierta celeridad y fluidez, aprecio en ella fallos groseros que me hacen seguir prefiriendo, por el momento, a su predecesora. Por ejemplo, tras añadir los repositorios de los socios de Canonical, y mediando un reinicio, no hay manera de que aparezcan aplicaciones de uso tan común como Skype o Steam. Y estar, estaban, como demuestra el hecho de que pude instalarlas usando la consola. Pero para Ubuntu Software parece que no existieran. Una vez más, un error que condiciona, para mal, la experiencia del usuario novel.

Entre los programas, ningún otro cambio significativo: Firefox, Thunderbird, Transmission, LibreOffice, Shotwell, Rhythmbox, Vídeos… Lo típico en Ubuntu desde hace eones. Vídeos, por cierto, sí que funciona una vez instalado, al contrario que en el escritorio en vivo. En lo que respecta a la reproducción de contenidos todo pasa por haber tenido la precaución de marcar la correspondiente casilla durante la instalación del sistema. Si lo hemos hecho así, no habrá archivo que se le resista a nuestro Ubuntu Xenial. Y si lo hubiera, basta instalar el paquete «ubuntu-restricted-extras» para dar solución al problema.
Rendimiento
He repetido hasta la saciedad en mis revisiones que Ubuntu 14.04 Trusty Tahr es la distribución GNU/Linux que mejor rendimiento saca a mi hardware. Esta afirmación está lejos de ser gratuita y se cimenta en el puñado de pruebas de Phoronix Test Suite y el «benchmark» gráfico Unigine Valley a las que he sometido a tantos sistemas que han pasado de modo efímero por mis discos duros. Sorprendentemente, parece ser que ni siquiera Ubuntu es capaz de batir a Ubuntu. Los resultados de Ubuntu 16.04, instalada desde cero en la «mismita» partición en la que habitaba la versión anterior, son inferiores en todos los casos salvo en el rendimiento gráfico, donde prácticamente son iguales (1 punto de diferencia). ¿Dónde está el truco aquí? Tal vez, y esto que hago es elucubrar, mi equipo va cumpliendo años y no se ajusta tan bien a las exigencias de los nuevos kernels (Ubuntu 16.04 viene con el 4.4 mientras la LTS anterior contaba con los de la serie 3.13). Otra explicación no le veo, salvo que Canonical nos entregue una versión de peor rendimiento que la anterior, algo que no parece ser así a poco que uno usa el sistema un rato, ya que se nota incluso más fluido y con respuestas más rápidas a la apertura de programas. Misterios de los «benchmarks»…
En la experiencia de uso diría que Ubuntu 16.04 merece un sobresaliente. Como os comento, no se notan apenas retardos en ningún aspecto del empleo habitual del sistema. Teniendo en cuenta que he instalado la distribución en mi disco externo (un disco duro tradicional) y que ahora me hallo habituado a la tremenda rapidez con la que se desenvuelve mi Linux Mint 17.3 en el disco de estado solido (SSD), entiendo que este Ubuntu se maneja bastante bien en todos los aspectos. 680 Mb de RAM al inicio y un encendido y apagado realmente rápidos para la primera versión LTS de la distro que implementa plenamente systemd.


Estabilidad y errores
Una lástima el cuelgue provocado por Nouveau. En su momento, cuando usaba la anterior versión LTS, dicho error me llevó a salir corriendo de Ubuntu para no volver. No fue hasta más tarde, con Linux Mint ya en el equipo, que descubrí dónde estaba el fallo. Este problema recurrente me hace pensar que debe haber tal cantidad de errores en el ecosistema GNU/Linux que ni siquiera una empresa como Canonical es capaz de lidiar con algunos, de modo que ahí permanecen durante años, espantando a los usuarios. Podría ponerme en plan despotrique y considerar que estamos ante una situación inaceptable, pero entonces recuerdo que esto es software libre y aquí no existen las obligaciones. Aunque dadas las pretensiones de Canonical, este error que cuelga únicamente Ubuntu en mi equipo al usarlo con los controladores libres es lo suficientemente grave como para que se hubiera podido solucionar ya. En fin…
Obviando, aunque me cueste, este fallo, el resto de la experiencia es positiva. En uno de mis reinicios me encontré con la famosa ventana que informa de un error en el sistema del que ni siquiera me había percatado. Esto también es habitual en Ubuntu. Si nos molesta demasiado, siempre podemos desactivar apport. En cualquier caso, no podemos olvidar una característica común a los lanzamientos de Ubuntu en los últimos años, que también haría extensiva a otras distribuciones: no conviene tirarse como un poseso a descargar e instalar la nueva versión tan pronto como está disponible. Es mejor dejar pasar unos días, o un par de semanas, hasta que el uso masivo dé lugar a una buena cantidad de informes de error que ayuden a paliar los principales fallos. Es mi recomendación, la cual me salto en lo que a los análisis se refiere, por aquello de estar al pie de la actualidad.

Mi opinión sobre Ubuntu 16.04 Xenial Xerus
Se podría resumir en la frase que encabeza el artículo. Creo que esta edición LTS de Ubuntu sienta las bases para todo lo que ha de venir, en especial Unity 8 y el nuevo paradigma que supone Snap para la distribución de software. Es indudable la capacidad que tiene Canonical para la innovación aunque a muchos les duela reconocerlo. Ya sé que existen propuestas similares, basta leer el artículo de Eugenio al que hacía referencia más arriba. Pero casi siempre es Canonical la que da el paso necesario para popularizar la novedad. Espero y deseo que tenga éxito también en esta empresa, pues si algo envidio de Windows es la diferenciación clara entre el sistema en sí y sus aplicaciones. En GNU/Linux hemos de renunciar muchas veces a las novedades en estas últimas con tal de no comprometer la estabilidad, debido a las diferentes versiones de librerías que, hasta ahora, no parecían poder convivir en armonía. De momento, Mozilla ha sido de las primeras en sumarse a la iniciativa. Veremos si esto no cambia en el futuro y hay muchos más apoyos. Todo sea por ir tachando líneas de la famosa lista de Tashkinov.

Y es precisamente en el porvenir en lo que parece pensar Canonical con este Ubuntu 16.04. Misma versión de Unity, mismo diseño gráfico y mismas aplicaciones de uso habitual dejan a las claras que se apuesta por la continuidad y la sobriedad, en espera de ir desarrollando todo lo que se nos ha prometido. A los usuarios de la versión LTS anterior no puedo recomendarles que actualicen, salvo necesidad extrema de algún programa en su última versión o algún problema con su hardware que pueda arreglar un nuevo kernel. Salvo eso, no veo motivo para cambiar por el momento. pues se van a encontrar con más de lo mismo. Pero qué demonios, ya nos conocemos todos, así que de sobra sabemos que vamos a actualizar. ¿O no? Difícil resistir el magnetismo de una nueva Ubuntu, para qué nos vamos a engañar. Que ustedes lo disfruten, moderadamente ahora y es probable que mucho más en los meses venideros.
Salud
Puntos fuertes: facilidad de uso y gran cantidad de programas. Ubuntu es, para muchos, un estándar.
Puntos débiles: fallos diversos, como en otras ediciones LTS, que suelen acabar por arreglarse en unas cuantas semanas.
Recomendada para: usuarios noveles.
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