90 segundos odiando a systemd

¿Por qué, oh dioses de GNU/Linux, tenemos que aguantar estas regresiones? ¿Cómo es posible que a la gente le guste el engendro que aspira a controlarlo todo? ¿Es Poettering un topo destinado a destruir la paciencia del común de los usuarios? Si suben un poco más las temperaturas, ¿acabaré asado en mi propia casa? Tantas preguntas que responder y tan pocas ganas de hacer otra cosa que no sea despotricar… sí, amigos, esto es una entrada de «ranting», al más puro estilo norteamericano, de quejas y lamentos. De vez en cuando no viene mal desahogarse. Ya lo he hecho en varias ocasiones, así que tampoco es novedad. Algunos no entienden que personas que usan software libre y de código abierto tengan derecho a algo así. Son los del «aprende a programar y lo arreglas tú mismo». Perdonen si me descojono.

El error: «a stop job is running…»

Comencé a padecer esta lacra de minuto y medio de duración en Chakra, a raíz de una actualización que incluía una nueva versión de systemd, no recuerdo la numeración, por desgracia. El problema se repite en mi actual instalación de Arch Linux con KDE. Uno apaga el equipo y, de repente, cual mensaje pre-actualización de Windows, debe esperar un minuto y medio a que no-sé-cuál proceso termine.

Noventa segundos no es tanto. Puede parecer caprichoso, pero una de las razones por las que uno se compra un disco SSD es que el sistema se apague con rapidez. Especialmente cuando estás a punto de irte a dormir y has de esperar para apagar la regleta de enchufes. Será una estupidez, será una nimiedad y todo lo que queráis, pero hace unos meses no pasaba y ahora sí, lo cual saca a relucir, una vez más  – qué espanto – la palabra más lamentable en GNU/Linux desde que existe como sistema: regresión.

Al principio, como de costumbre, me puse en modo «esto lo arreglo yo». Duró poco esta vez, lo que tardé en encontrar montones de hilos a lo largo y ancho de la red de redes comentando el mismo problema. En lo que a Arch se refiere, hay uno en particular que sostiene que se ha solucionado el problema con una actualización en febrero. No es cierto. A lo mejor para el que abrió el hilo lo es, pero no para mí ni para muchos otros usuarios. En algunas de esas discusiones se echa la culpa a Chrome, en otras se sugiere acabar con los «core dumps» y así hasta acumular un buen puñado de remedios, ninguno de las cuales lo es, al menos para mí. Y a tenor de que dichos hilos ni tan siquiera han sido marcados con la etiqueta «Solucionado», parece que no soy el único.

 

Error apagado systemd
El dichoso mensaje de error que me saca de quicio cada vez que intento apagar el equipo

 

En mis investigaciones sobre el asunto he encontrado algunos informes de este problema que se remontan al verano de 2014. Dos años, un lapso de tiempo que en términos informáticos es una auténtica barbaridad. Se podrá argumentar que hubo períodos en los que el error desapareció, aunque es difícil asegurarlo debido a que no es un problema dependiente de la distribución (el informe que acabo de enlazar se refiere a Fedora) y no todos los usuarios se topan con él. Parece claro, eso sí, que tampoco está relacionado con el entorno de escritorio que se use, pues les ha pasado a quienes usan gestores de ventanas, como i3. Si uno sigue rebuscando, esto es, empleando su tiempo en encontrar soluciones que no llegan, podrá observar cómo Poettering da por zanjado el asunto con un «patch» que lanzó en Abril. Por desgracia para él, y por ende para los demás usuarios, siguieron apareciendo informes con errores de este estilo, hasta llegar a mi favorito, en el que el propio desarrollador sentencia que el problema está en systemd, cierra el reporte de error y emplaza a los usuarios a abrir otros nuevos con cada fallo individual que encuentren. Qué horror.

La conclusión que saco de esto es que ha llegado el momento en que systemd se ha vuelto tan complejo, tan ingobernable, que saben que falla algo – cientos de usuarios damos fe de ello – pero no son capaces, tras meses de trabajo, de identificar qué es. Ese «puede ocurrir por una gran variedad de causas» que suelta Poettering es exactamente a lo que me refiero. Y así fue como GNU/Linux se alejó de los principios que le permitían que cada programa hiciese una cosa y la hiciese bien para convertirse en la amalgama de servicios que es a día de hoy. Un poquito más cerca de algo a lo que todo usuario de Windows se ha enfrentado más de una vez: que un fallo en el sistema sea imposible de localizar y de solucionar, siquiera por el caro soporte técnico de Microsoft. Enhorabuena, ya lo hemos conseguido.

 

BSD como alternativa a systemd
¿Habrá que huir a BSD para librarse de systemd?

 

El desencanto de un simple usuario de a pie

No puedo profundizar, aunque lo desee, en las causas técnicas del error. No tengo derecho porque carezco de los conocimientos para hacerlo. Otros, como Emiliano Marini o Eugenio M. Vigo, quienes saben mucho más que yo de los entresijos de systemd, han tratado estos temas en varias oportunidades en sus respectivos blogs. Mi postura es la del común de los usuarios de GNU/Linux, quien se cansa, con toda la razón, de estas regresiones infinitas, mientras observa con una mueca de escepticismo como se siguen lanzando «forks» y derivados de supuestas soluciones. La última, la que faltaba ya, la división en un sistema único de empaquetado que debía terminar con el infierno de las dependencias. El que aparezcan «división» y «único» en la misma frase creo que es lo suficientemente elocuente por sí solo y describe muy bien el eterno galimatías, el triste amateurismo en el que nunca dejará de moverse nuestro sistema preferido.

Muchos informes de error yacen en frías tumbas, de años de duración, sin que se lleguen a solucionar nunca del todo. La comunidad y los desarrolladores están siempre en continuo frenesí para sacar novedades, actualizaciones, características y funcionalidades… ¿por qué no pararse de una puñetera vez a arreglar lo que no funciona? La gente normal, el usuario «no poderoso» (del término «power user», en inglés, que creo que refleja bien lo que quiero decir) no precisa que se liberen versiones con tanta rapidez. Si todavía hay un buen puñado de gente aferrada a su Windows XP, ¿no tiene mucho más sentido pulir lo que ya tenemos, dotarlo de una sólida base? Pues no, en lugar de eso se crean «forks», nuevas versiones de escritorios que no son necesarias y la bola de nieve crece y crece. Más novedades, más errores sin solucionar, más frustraciones.

Bonus track: ¿y la suspensión para cuándo?

El culmen de mi infelicidad con esta postura del desarrollador linuxero lo alcanzo cuando pienso en la suspensión a RAM de mi equipo. Cuando lo compré, tras investigar un poco, conseguí que lo que hace Windows sin despeinarse – poner el ordenador en suspensión pasado un rato – lo hiciera también GNU/Linux. Llegó un momento en que esta capacidad dejó de funcionar, como se puede atestiguar por las revisiones, imagino que a partir de determinado kernel. Y eso es lo que hay. Hace tres años podías poner el sistema en suspensión y hoy no puedes. Si no te gusta, ya sabes, te tocará arreglarlo a ti mismo. Haber estudiado.

El software libre tiene multitud de lados buenos, algunos de los cuales poseen aristas envenenadas que nos llevan a lugares menos buenos. Es el precio a pagar por la libertad y se ha de aceptar tal cual. Un mundo donde los desarrolladores dejan a un lado sus egos y su voluntad de controlarlo todo en aras del bien común es, por crudo que suene, un sitio utópico al cual jamás se podrá llegar. Por eso siempre estaremos metidos en esta rueda, mil veces reinventada, donde «mi equipo funciona bien, salvo por esto y esto otro…»

«Yo uso GNU/Linux»

«¿Y te va bien?»

«De escándalo. Soy libre. Va tela de fluido. Lo único que pasa es que no puedo jugar al juego tal. Pero da igual, juego en mi partición Windows»

«Bah, entonces eso es poca cosa, ¿no?»

«Sí. También he tenido que cambiar de cliente P2P, porque el que me gusta no pilla los torrents al iniciar. No sé qué problema con el levantamiento de la red y no lo he podido arreglar»

«Bueno, hay muchos clientes de ésos, qué más da»

«Ya, claro. Luego está el asunto de la calidad del sonido… suena mucho mejor en Windows que en Linux, salvo en openSUSE, no sé por qué»

«Es raro, sí»

«Tampoco consigo que entre en modo suspensión. Es un coñazo, porque a veces me voy un rato de la habitación y sirve para ahorrar energía. Pero no va»

«Joder, vaya tela. ¿Alguna cosa más?»

«Bueno, sí. Al copiar archivos grandes a un pendrive el equipo se congela. Me pasaba en openSUSE y también en Arch, aunque en este último se soluciona al cabo de unos segundos. Solamente va bien en Ubuntu y derivadas»

«Uf, demasiados problemas me parecen ya»

«Pues también hay un icono que me desaparece de la bandeja del sistema de repente. Antes no me pasaba. Y luego está lo del apagado del equipo…»

«¿Qué pasa con eso?»

«Que no se apaga del tirón. Tengo que esperar 90 segundos a que se cierre un servicio o algo así»

«¿Y qué haces en ese tiempo?»

«Me acuerdo de Poettering y la madre que parió a systemd»

«Eres un friki»

Termino mi perorata, no se me enfaden. La auto-complacencia en que vive instalada mucha gente que participa en el desarrollo en GNU/Linux no es buena, a mi entender. Hay muchas cosas que no funcionan bien, algunas llevan años así, como en permanente estado beta. Sin embargo, artículos como este dan pie a que se mate al mensajero, o si no que se lo digan a Artem S. Tashkinov. Si es ese vuestro deseo, pues aquí esta el tío para aguantar lo que le echen.

Salud

PD 1: La imagen de cabecera está sacada del blog «Hack the system«, donde enlazan al genial artículo de Emiliano Marini titulado «¿Por qué systemd es una mierda?»

PD 2: Casi ninguno de los problemas mencionados se dan en Linux Mint 17.3, de hecho, únicamente el del sonido algo más bajo que en Windows. He tenido la suerte de regresar gracias a que he podido recuperar la copia de seguridad que hice con Clonezilla y cuyo primer intento de restauración me falló. Una vez más he encontrado problemas en Arch y, aunque me he esforzado en solucionarlos, no parece que de momento eso sea posible.

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Cómo solucionar problemas de indexación en KDE

Que KDE sea para mí y para muchos otros usuarios un dechado de virtudes no quita que de cuando en cuando aparezcan problemas. Este que os voy a relatar no lo tiene todo el mundo, al estar relacionado con una determinada configuración de los directorios y particiones. Aunque es relativamente sencillo de arreglar, me llevó un rato y una cierta dosis de investigación por la red el dar con la solución, de manera que vamos a compartirla, que es de lo que se trata, con ánimo de facilitar las cosas a quienes se puedan topar con este inconveniente.

El problema: Baloo no indexa mis archivos

Como bien saben los usuarios veteranos de KDE, Baloo es el motor que se encarga de indexar los archivos de nuestros discos duros, tanto por contenido como por nombre o extensión. Es una herramienta muy útil para localizar los ficheros a un golpe de teclado, pues basta un ALT+F2 (lanza krunner) y luego ya podemos teclear las primeras letras de aquello que queremos encontrar. ¿Qué ocurría en mi Arch? Pues que no encontraba absolutamente nada.

El disco duro en el que almaceno mis datos está formateado en NTFS para procurar compatibilidad con Windows. Es una partición alojada en un disco mecánico, al contrario que el sistema operativo, que se encuentra en un disco de estado sólido (SSD). Por defecto, al realizar la instalación de KDE, Baloo tiene la instrucción de no indexar archivos más allá de los directorios del sistema, de modo que de primeras es imposible que localice nada fuera del disco SSD, dado que mi directorio «home» solamente contiene enlaces simbólicos y no verdaderos archivos. Si este fuese el único problema, la solución sería muy pero que muy sencilla: abrir las «Preferencias del sistema», entrar en el módulo «Buscar», pestaña «Búsqueda de archivos» y eliminar del recuadro «No buscar en estas ubicaciones» las particiones que contengan nuestros ficheros de datos.

Así lo hice yo, con el resultado de que seguía sin encontrar nada en mis búsquedas a través de krunner o Dolphin. ¿Dónde estaba el error, entonces?

Reiniciar Baloo y borrar su caché

Tras varias indagaciones por distintos hilos de discusión y foros de distribuciones diversas, hallé lo que buscaba en esta pregunta en el Reddit de KDE. Por alguna razón, una vez se ha creado la caché de Baloo no importa que se añadan nuevos directorios y particiones que buscar, el motor sencillamente las ignora. Esto es un «bug» en toda regla, si bien hay una forma directa de arreglarlo, como nos indican en el mencionado hilo de debate.

Hablan allí de desactivar y volver a activar la casilla de indexación de archivos en el módulo «Buscar». Yo pasé por alto esa frase cuando lo leí por primera vez, de modo que me lancé a la solución por consola, que es la que he probado y me ha funcionado.

En primer lugar, desactivamos la indexación de archivos:

$ balooctl disable

A continuación, limpiamos la caché:

$ rm -r .local/share/baloo

Y volvemos a iniciar el motor:

$ balooctl enable

Enseguida notaremos por la actividad del disco que Baloo está haciendo su función. Si no nos lo creemos, podemos usar el comando en consola:

$ balooctl status

Que nos dará como salida la acción que está realizando en este momento (comenzando la indexación, indexando x archivos de y…).

 

Búsqueda de archivos en Dolphin
La búsqueda de archivos funciona bien tanto en krunner como en Dolphin

 

En el artículo de referencia mencionan además un problema del usuario que lo abre, relacionado con el fallo al indexar archivos de texto que no tengan extensión «.txt». De esto yo no sé nada, porque en mi caso funciona correctamente tengan o no dicha extensión. Es probable que, al datar la pregunta de hace seis meses, el error haya sido solucionado en alguna de las actualizaciones de Plasma.

Rápido, fácil y ¿divertido? Bueno, eso ya depende de lo friki que sea cada uno… Solucionado y a otra cosa.

Salud

Fuentes de información:

https://www.reddit.com/r/kde/comments/3wo176/how_to_get_krunner_to_search_files_on_my_desktop/

Arch Linux y el silencio

Para los que vivimos en el valle del Guadalquivir, sur de España, el pasar de la primavera al verano no solo representa un cambio de estación. Supone dar la bienvenida, a regañadientes siempre, a un calor asfixiante que no te deja respirar, pensar ni salir a la calle a según qué horas de la jornada. En especial se sufre mucho durante los primeros días de canícula, cuando el cuerpo no está todavía adaptado del todo. Si es que es posible imaginar que un ser humano se pueda acostumbrar a vivir a más de cuarenta grados día sí, día también. Este año, en el que he logrado mantener la promesa que me hice a mí mismo de convertirme en corredor popular, por una cuestión de salud y actividad física, la aparición del calor me obliga también a cambiar los hábitos de entrenamiento, porque a ver quién es el guapo que se pone a correr a las siete de la tarde por el parque.

No, no voy a cambiar un blog linuxero por otro de Meteorología. Lo que pasa es que mi casa, último piso en un bloque de cuatro alturas, recibe el solano en sus paredes y techos durante todo el día, convirtiéndose en un horno muy difícil de soportar. El ordenador también lo sufre y lo demuestra, con el ventilador funcionando a tope durante mucho tiempo. En Windows, mejor ni os lo cuento, pero ya os podéis hacer una idea: se dispara y hace un ruido ensordecedor todo el rato, ya que el sistema de Microsoft se pasa las horas muertas haciendo desfragmentaciones y otras prácticas que prefiero no conocer (serán indexaciones… o no) con el ventilador girando a toda velocidad. Lo mismo me da, puesto que solo entro en ese sistema de higos a brevas cuando me apetece jugar a algo.

¿Y qué pasa con GNU/Linux? Últimamente venía usando openSUSE Leap 42.1 y antes que éste llevaba ya unos meses fijo en Linux Mint 17.3 Cinnamon. Ambos son grandes sistemas, hecho irrefutable al que contribuye una gran cantidad de servicios preinstalados y que corren de inicio. Para entendernos: un pelín inflados de contenido para garantizar su funcionamiento en el mayor número de equipos posible. El ventilador, sin llegar ni de lejos a las cotas de ruido y actividad de Windows 10, también se movía a veces más de lo deseable.

De modo que decidí buscarme una distribución para el verano. Una liviana. Tenía que ser con Plasma 5, porque tengo visto y comprobado que con el resto de escritorios siempre echo algo a faltar. Cinnamon, al menos el que entrega Linux Mint, es lo más parecido a una buena experiencia de uso para mí, pero KDE sigue ganando. Chakra ya la tenía instalada en el disco externo y tampoco estaba del todo satisfecho como para pasarla al SSD. Y entonces me acordé de Arch Linux.

Más de tres años después, de vuelta a Arch

Mi última pelea de enamorados con Arch fue a cuenta de la dichosa tarjeta gráfica integrada en mi APU AMD A8. Me llovieron críticas en Taringa, por cierto, pues interpretaron el artículo como un ataque a la distribución, cuando en realidad era un lamento por mi incapacidad para mantenerla. Lo comentó precisamente un «archer», Eugenio M. Vigo, en «3 maneras de instalar Arch«: es más difícil el trabajo de conservación de la distro que la propia tarea de configurarla al inicio. Sea como fuere, la APU queda ya fuera de la ecuación, gracias a la NVIDIA donada por Yoyo el pasado mes de noviembre.

Me planteé usar alguno de los métodos mencionados en mi artículo sobre la instalación de Arch, con preferencia por Antergos, pero al final decidí que merecía la pena echar unas horas y hacerlo a pelo. Yo es que soy un friki informático que disfruta con estas cosas, lo admito. En unos ratillos durante una única jornada tenía Arch a pleno rendimiento con KDE Plasma 5. Y pasados los primeros minutos en los que Baloo se pone a indexar, el ventilador está más calladito que nunca… qué alivio.

Al poco tiempo de empezar este blog, que por cierto en sus inicios tenía un nombre totalmente distinto (aplauso para el que lo encuentre en la captura de mi KDE de 2011), dediqué un primer artículo a mi devoción absoluta por Arch Linux. El paso de los meses y años me fue haciendo más cómodo y menos deseoso de leer manuales o wikis, de ahí que empezara a mirar hacia otras distribuciones más sencillas de utilizar y mantener. De vez en cuando me invadía la nostalgia y hacía una instalación en alguna partición olvidada, por los viejos tiempos. La maldición del «archer», que no me termina de abandonar nunca: «Archer una vez, archer para siempre».

 

Arch Linux KDE 2011
Mi primer Arch Linux con KDE data del año 2011

 

Así que ya sabéis, como aquel antiguo anuncio de aire acondicionado, Arch Linux es el silencio para tu ventilador. Y no te digo nada si encima eres fan de Openbox, eso ya debe ser gloria bendita. A mí, acérrimo entusiasta de KDE, me ha funcionado para bajar un poco el calor espantoso de mi habitación de trabajo y diversión, a la par que vuelvo a sentirme a gusto con la que fue mi distribución preferida desde que la descubrí. Que nadie se piense que openSUSE o Linux Mint convierten tu equipo en un tostador, que tampoco es eso. Sospecho, por unos problemillas a la hora de copiar archivos grandes a una unidad externa, que algo no estaba del todo bien configurado en mi instalación de la distro del Geeko. En cualquier caso, noto el KDE de Arch más ligero en general.

 

Arch Linux KDE Plasma 2016
Arch Linux con Plasma 5 en la actualidad

 

Si el verano pasado fue el del camaleón, este ha de ser el del arquero. Sí, ya sé lo que estáis pensando. Y lleváis razón. Más pronto que tarde, algo se romperá y me iré corriendo a Linux Mint Sarah o a Chakra, según sople el viento. Ya lo digo yo, que me conozco bien… De momento, calma chicha.

Salud

Advertencia: este relato está basado en hechos reales en el equipo del autor. Cualquier parecido con la realidad en otros equipos es pura coincidencia. Vamos que, a lo mejor, a ti te va Ubuntu más ligera que Arch. Aunque lo dudo.

Desde Linux pide disculpas: borrón y cuenta nueva

Considero que es una responsabilidad inalienable, tras difundir un artículo para llamar la atención sobre prácticas lamentables, escribir otro cuando existe pública rectificación y explicación de los motivos que llevaron a Desde Linux a plagiar entradas de autores reconocidos en la blogosfera. En el fragor de la indignación, y puesto que no era posible contactar a los administradores de la página (no existe formulario para tal fin), además de haberse inhabilitado los comentarios de la entrada en cuestión, todos cogimos las antorchas y las horcas. Reacción natural cuando las cosas duelen. Luigys Toro, alias Lagarto, actual administrador principal de Desde Linux, ofrece sus explicaciones en los comentarios a «Réquiem por Desde Linux» y a la entrada similar en el blog del principal perjudicado, «DesdePlagioLinux: tu backup web online«. Texto que cito a continuación:

 

Estimado Enrique:

Tal cual como lo he comentado en La mirada del replicante, quiero dejar muy en claro mis argumentos en tu Blog, por lo cual por temor a olvidarme de algo prefiero citarme textualmente a lo que ya escribí en el Blog mencionado.

“Puede que mi respuesta llegue un poco tarde a la publicación de este artículo, mi migración de Venezuela a Ecuador huyendo de la situación política y social de mi país, no me ha permitido ofrecer al internet el tiempo que quisiera. Soy Luigys Toro también conocido como lagarto y que por diversos motivos en la actualidad administro el tan prestigioso blog DesdeLinux, blog con una trayectoria intachable y del cual me he enamorado.

La intención de este comentario no es la justificación a los errores que he cometido al autorizar artículos que han sido parafraseados de esta web, la intención de este comentario es dar a conocer las razones y consecuencias por los que estos artículos fueron publicados en nuestra web con el desconocimiento de nuestra parte del plagio que estaba cometiendo uno de nuestros redactores..

Desde que estamos al mando de DesdeLinux, hemos ido captando a profesionales conocedores del mundo Linux, para que de una u otra manera puedan colaborar con sus artículos a darle vida de nuevo a DesdeLinux, con la firme intención de convertir a este blog en la referencia que hasta hace un año era. Nuestro objetivo desde el principio ha sido rescatar esa capacidad de redacción continua e inspiradora que los fundadores y los colaboradores de DesdeLinux tuvieron, esto nos ha llevado a la inclusión de varios profesionales, los cuales con una excepción, han ido escribiendo artículos de calidad y sobretodo con muchas ganas, porque al igual que nosotros desean que el software libre siga creciendo y conociéndose.

Pero en todos los rebaños hay ovejas descarriadas, para todos los redactores tenemos las reglas que deben seguir los lineamientos de redacción que en su momento se crearon y que lo pueden conseguir en http://blog.desdelinux.net/guia-redactores-editores/, pero sumado eso exigimos que sus artículos pasen una prueba automatizada de plagio, que ustedes también puede probar http://smallseotools.com/plagiarism-checker/, todos los artículos antes de ser publicados deben ser aprobados por este sistema de plagio y de igual manera se les hace una revisión personal. En ambos casos ninguna de las 2 revisiones arrojaron plagio debido a que nuestro redactor supo cómo superar estas herramientas de control, parafraseando las palabras de los autores originales y engañando el algoritmo del sistema…

Es una pena total, fuimos victima de alguien sin escrúpulos que sin importarle nada tomó el trabajo de otros y lo hizo pasar por suyo, asumimos toda la responsabilidad de nuestra parte, porque han fallado los mecanismos que utilizamos con la firme intención de que nuestros contenidos sean de calidad y únicos para nuestros lectores y para San Google.

Una vez explicado lo acontecido, no queda más que pedir disculpas a el equipo de La mirada del replicante y a toda la comunidad Linux en general, somos humanos y cometemos errores (en este caso un horror) pero estamos acá para dar la cara y asumir el reto público de mejorar a DesdeLinux a los niveles que cada uno de ustedes estaba acostumbrado. Hemos tomado acciones para de una u otra manera solucionar los daños ocasionados, una de ella es que hemos borrado los artículos que verificamos que Robertucho ha plagiado. De igual manera, adelantamos mecanismos más sinceros y más robustos para verificar la calidad y la originalidad de los nuevos artículos que se publicarán.

Ya para finalizar un gran abrazo a los que hicieron de DesdeLinux este sitio tan especial, a los colaboradores que en la actualidad escriben para el Blog que sé que se esmeran un mundo en hacer sus artículos y también una invitación abierta para cada uno de los que quieran aportar sus conocimientos en este proyecto.”

De igual manera quiero decirte, que al igual que tú, yo también soy amante del Software Libre, también creo en la meritocracia y conozco lo que significa trabajar para dar a conocer lo que uno sabe y siente. Sin duda alguna, el plagio es una bofetada a las cosas que se hacen bien, a partir de esto nace para nosotros un nuevo reto, en primera instancia demostrar que vamos a trabajar para solucionar los problemas ocasionados por nuestro redactor pero sobretodo aumentar la calidad y dar a nuestros lectores lo que realmente se merecen.

La comunidad sin duda alguna es la que ha hecho que el Software Libre sea lo que es hoy en día, sus reiteradas actualizaciones, su corrección de bugs, sus ideas innovadoras, su adaptación al mercado, su libre acceso, ha hecho que numeroso software se haya convertido en software exitoso por encima del Software Privativo. Me quiero enfocar en eso, quiero hacer que este capítulo de DesdeLinux se tome como una corrección de bugs por parte de la Comunidad, está en nuestras manos ahora corregir, actualizar e innovar.

 

Por mi parte está todo muy claro. Comprendo lo que ha pasado y admito la valentía y la honradez de asumir responsabilidades. Me alegra mucho que Luigys haya dado el paso y voy a volver a colocar a Desde Linux entre mis marcadores. Espero que este nuevo comienzo sea eso, un principio que devuelva a dicha web al lugar en que debe estar, por su trabajo y el de sus creadores originales (Ernesto Acosta, Alejandro, Pablo Castagnino, Nano…) que no merecían un final así. Contento y feliz me hallo. Dejemos, pues, los llantos y que el réquiem no sea por Desde Linux, sino por la carrera de «escritor» de Robertucho.

Salud