No volveré a comprar un móvil de gama alta

Palabrita del niño Jesús. No porque no me guste su desempeño, me deslumbre su fluidez o no me acostumbre a su cuidada estética. Es por el precio. O, para ser exactos, por la relación entre su coste y el uso que hago del teléfono.

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Software libre en el móvil

Para salirme un poco de la rutina de revisiones de distribuciones GNU/Linux, veranos del camaleón y artículos similares, hoy me propongo abordar un tema algo distinto: la disponibilidad de programas y su validez – o no – para nuestros teléfonos móviles con Android. Me refiero, naturalmente, a software catalogado como libre, con código abierto que se puede revisar con objeto de cerciorarnos de que nuestra privacidad se mantiene, al menos, dentro de unos límites éticamente razonables. Asumiendo, desde la tristeza y la rotundidad «orwellianas», que tal cosa no existe en términos absolutos en nuestro tiempo, todavía tenemos la posibilidad de utilizar una amplia variedad de programas que son respetuosos con nuestro derecho a la intimidad y a no ser usados como moneda de cambio publicitaria por grandes corporaciones multinacionales.

Desde la óptica de la máxima autoridad en estas cuestiones, que no es la NSA sino Don Richard Matthew Stallman, en el momento en que uno acepta usar un dispositivo de telefonía móvil ya está perdiendo este derecho. Una simple triangulación de señal permite saber a cualquiera con la tecnología adecuada – que existe desde la época de la Guerra Fría, de hecho – dónde nos encontramos. Si a tal capacidad se le añade el detalle de que nuestros terminales también poseen cámara y micrófono, no solo podrán localizarnos, sino hasta grabar imágenes y conversaciones enteras. Seguro que ahora estás pensando en tipos con gorrito de papel de aluminio… ya, si yo tampoco tengo nada que esconder, pero la realidad es que se pueden conculcar derechos fundamentales y tú ni siquiera te vas a enterar. Esto, mayoritariamente aceptado por la sociedad contemporánea, es una barbaridad se mire por donde se mire. Sigue leyendo «Software libre en el móvil»

Solucionar problema de batería en Cyanogenmod 11

Como comentaba recientemente he vuelto a instalar Cyanogenmod 11, versión Novafusion (también conocida como Maclaw, por su autor), en mi Samsung Galaxy S3 Mini. Mi primera experiencia con esta ROM no acabó demasiado bien, debido a que existía un problema de consumo excesivo de batería, con sobrecalentamiento añadido (ambas cosas relacionadas entre sí) que hacían inviable su uso. Confieso que, como en tantas ocasiones me ha ocurrido con las distribuciones de GNU/Linux, ciertos errores disparan en mí una sensación de malestar, seguida por la imperiosa necesidad de instalar otra cosa. En este caso lo que hice fue volver a la «stock ROM» del fabricante, que obtuve de la web de Sammobile.

Pero tras regresar a la libertad del mundo sin Google con una nueva instalación de Cyanogenmod 11, y tras constatar que el susodicho error continuaba presente, se me ocurrió que lo adecuado sería investigar por qué sucede y tratar de ponerle fin.

Era obvio que algún proceso se encargaba de mantener al móvil «despierto» todo el tiempo, impidiendo que entrase en modo de reposo, y consumiendo batería sin parar. Para averiguar de qué proceso se trataba hube de instalar una aplicación disponible en F-droid: BetterBatteryStats. Gracias a ella pude indagar en el tema y descubrir que el proceso maldito estaba asociado al «widget» del reloj de Android, conocido como cLock. Dicho «widget» trataba de averiguar la localización actual del teléfono, a través de la red wifi, para determinar la meteorología y, por algún tipo de error, entraba en una especie de bucle.

El tal cLock provoca en ciertas ocasiones, para más inri, la congelación del reloj del sistema. Sí, es una aplicación completita, la verdad. Puesto que el «widget» no es desinstalable, la solución pasa por denegarle los permisos para usar la red wifi y de datos. Esto se hace en «Ajustes –> Privacidad –> cLock». Allí escogemos «Denegar» en la opción «Ubicación», con lo que el «widget» ya no tiene permiso para hacer sus tropelías. Posteriormente opté por descargar un nuevo reloj con meteorología desde F-droid, en concreto uno llamado «Dash clock«. El programa cLock forma parte de Android y no se puede eliminar, o al menos yo no he sido capaz, pues lejos de limitarse al «widget» controla también el reloj del sistema, razón por la que no basta con quitarlo de la pantalla de inicio.

Una vez realizados los mencionados cambios, ni el reloj del sistema se ha vuelto a congelar ni la batería a calentar, lo que me permite disfrutar de un sistema rápido, fluido y que consume mucho menos que el del fabricante, a la par que está actualizado a la última versión de Android. Y, por supuesto, libre de Google y demás. Espero que el «tip» le sirva a alguien.

Salud, amig@s.

Instalar Cyanogenmod 11 en Galaxy S3 Mini

ATENCIÓN: para los problemas de batería comentados en este artículo, he encontrado una solución detallada aquí.

Seguimos con una nueva entrega de la serie «Camino a la libertad«, toca ponernos manos a la obra para sacar a mi teléfono de la jaula a la que lo someten, al alimón, Google y Samsung. Se trata de una vieja aspiración que nunca me atreví a acometer, no ya tanto por lo complejo de la tarea, sino más bien por la posibilidad, siempre presente, de convertir un elemento tan útil como un teléfono móvil en un simple pisapapeles de lujo. De ahí que haya demorado tanto el tema y no me haya lanzado a la piscina hasta tener todos los pasos a realizar completamente claros, sin atisbo de duda. Dos semanas de rebuscar y leer tutoriales de aquí y de allá, ni más ni menos, en las que me ha dado la impresión de que la mayoría de problemas que la gente dice sufrir al dar este paso vienen provocados por el seguimiento de instrucciones que no son lo suficientemente precisas y llevan a cometer errores, algunos de ellos, sin solución posible.

Os adelanto que no ha sido mi caso: ya disfruto de un terminal rejuvenecido, con Cyanogenmod 11 y sin haber usado mi cuenta de Google para nada. Puedo asegurar que el terminal agradece mucho la eliminación de esa pléyade de servicios que, corriendo en segundo plano, ralentizaban la experiencia de uso (la mayoría relacionados con Samsung y Google). Servicios que, en la versión estándar de Android, no era posible deshabilitar, ni tampoco desinstalar las aplicaciones que hacían uso de ellos.

Mi terminal es un Samsung Galaxy S3 Mini, que aún pago a plazos a Yoigo (permanencias y demás al margen) y que recientemente se había actualizado a Jelly Bean 4.1.2. Dicen las malas lenguas que la supuesta actualización a KitKat que anunció Samsung hace unas semanas para este móvil nunca se va a llevar a cabo. En cualquier caso no es el deseo de estar a la última lo que me mueve a instalar Cyanogenmod, sino el proseguir dando pasos en pos de alcanzar una mayor libertad en el uso del dispositivo. Vamos, pues, a entrar en materia.

Descargar aplicaciones necesarias
¿Qué necesitamos para instalar Cyanogenmod? Si bien hay algún que otro tutorial por ahí para hacerlo bajo GNU/Linux, es obvio, por razones de cuota de uso, que la gran mayoría se centran en cómo realizarlo bajo Windows. Dado que es un asunto delicado y que GNU/Linux y los puertos USB de mi equipo mantienen una relación un tanto especial (todavía hay ocasiones, raras eso sí, en que el kernel, en Arch y Chakra, no reconoce de inicio algún puerto) decidí que lo haría en mi partición con el sistema de Microsoft. Sí, igual parece un tanto hipócrita, pero no tengo dinero para reemplazar el terminal en caso de «brickeo». Qué se le va a hacer, tengo que ir sobre seguro.

Las aplicaciones en cuestión que necesitamos son:

Odin. Herramienta principal que se encarga de «flashear» las ROMs en nuestro móvil.

– La ROM de Cyanogenmod. Existen varias alternativas, tantas como versiones de Android. Yo escogí la más moderna, basada en KitKat. Es necesario destacar que Cyanogenmod no soporta oficialmente el Galaxy S3 Mini, de modo que se debe emplear una ROM no oficial «cocinada», en este caso por uno de los mejores y más prolijos «chefs»: Maclaw studio. Es un archivo «zip» que habrá que descomprimir, quedando en formato «tar.md5».

– Una ROM oficial de Samsung, aquella correspondiente a nuestro operador y modelo, por si acaso algo sale mal o, simplemente, no nos gusta Cyanogenmod una vez instalada y deseamos regresar el teléfono a su estado anterior.

¿Hace falta ser root?
Haré especial hincapié en este aspecto, pues me costó bastante aclarar el concepto durante mis días de estudio del tema. La respuesta es NO. La ROM que vamos a instalar nos convierte automáticamente en «root», por lo que no tiene sentido «rootear» el dispositivo para, a continuación, instalarle una ROM «rooteada». Es una redundancia que tan solo aumenta las posibilidades de que nos equivoquemos en algún paso y la liemos. Por tanto, que quede claro y diáfano: NO NECESITAMOS SER ROOT PARA INSTALAR CYANOGENMOD.

La instalación, paso a paso
Una vez contamos con todas las aplicaciones descargadas en el ordenador, es el turno del hardware indispensable: no, no te asustes, se trata únicamente del teléfono y del cable USB. En algunos tutoriales recomiendan que el cable sea el original que viene con el terminal. Pese a que desconozco el motivo, y no entiendo qué diferencia puede haber, por aquello ya comentado del miedo al pisapapeles de lujo, opté por dicho cable.

Es conveniente que la batería del terminal esté cargada. No voy a aconsejar ninguna cantidad de carga en particular, tan solo apuntaré que el proceso, en mi caso, apenas si llevó diez minutos, por lo que tampoco entiendo el motivo por el cual algunos tutoriales aconsejan hasta un 85% de batería… En fin, allá cada cual.

1 – Conectar el teléfono al ordenador y abrir Samsung Kies. Con este primer paso nos aseguramos de que Windows reconoce perfectamente el terminal e instala los controladores precisos para su funcionamiento.

2 – Hacer copia de seguridad de los datos. Ya que estamos con el Kies, aprovechemos para salvaguardar nuestros preciados archivos. Si hay un caso en que está justificada una copia de seguridad, es éste. Los contactos, por su especial relevancia, son tal vez la parte más delicada del proceso. En mi caso, puesto que utilizo ownCloud, los tengo centralizados en la nube y más adelante explicaré cómo recuperarlos.

3 – Cerrar Kies y desconectar el teléfono del ordenador. Importante asegurarnos de que Kies se ha cerrado y no está minimizado en la bandeja del sistema.

4 – Una vez el teléfono está desconectado del ordenador, lo apagamos. A continuación, lo reiniciamos el modo descarga, pulsando a la vez 3 teclas: volumen abajo, menú (botón central) y botón de encendido.

5 – Ejecutamos Odin en el ordenador.

6 – Conectamos el móvil al ordenador. Aparecerá un «0:COM4» (los números pueden variar) sobre fondo celeste en la casilla ID:COM, y un «Added» en los mensajes. Las únicas casillas que deben estar marcadas en Odin son las que vienen así por defecto: «Auto Reboot» y «F. Reset Time».

7 – Hacemos clic en el botón «PDA». Se abrirá una ventana del explorador de archivos para que seleccionemos la ROM ya descomprimida (archivo con formato tar.md5).

8 – Pulsamos el botón «Start» en Odin. Veremos una barra de progreso con el tiempo restante para finalizar. Cuando acabe su tarea, el teléfono se reiniciará solo y podemos desconectarlo del ordenador.

9 – Al reiniciar se mostrará el logo de Cyanogenmod y el terminal comenzará a optimizar las aplicaciones existentes para la nueva versión de Android. En algunos tutoriales recomiendan quitar la batería del móvil en este instante. Yo no tuve tiempo de hacerlo, lo único que ocurrió, tras tratar de optimizar las 155 aplicaciones que tenía en mi móvil, fue que algunas de ellas se cerraron y punto. Se optimice o no, lo primordial es apagar el terminal, para poder realizar el siguiente paso.

10 – Encendemos el teléfono en modo «recovery». La ROM que acabamos de instalar cuenta con la herramienta TWRP Recovery, que nos permitirá borrar la caché, principal fuente de conflictos al actualizar nuestro móvil a Cyanogenmod. Para iniciar en este modo, hay que encender el móvil pulsando volumen arriba, menú (botón central) y botón de encendido. No nos asustemos por la cantidad de opciones que aparecen (en inglés), basta pulsar «Wipe cache» (deslizar el botón azul hacia la derecha, nada más), lo que devolverá el terminal a su estado de fábrica («factory reset»), pero con Cyanogenmod 11 en lugar de Android Jelly Bean. A continuación pulsamos «Reboot» para reiniciar el móvil.

Pues ya está, diez sencillos pasos. Tras el primer reinicio, el teléfono tardará un poco en llegar hasta el menú (pueden pasar hasta diez minutos, en mi caso, apenas un par). De inmediato se nota que algo ha cambiado, una sensación parecida a cuando pasamos de Windows a GNU/Linux, pero sin curva de aprendizaje, pues Cyanogenmod es Android, solo que sin encorsetar.

Mi móvil sin Google
Lo más notable de los primeros días de uso de mi «nuevo» móvil es la ausencia de «la gran G» en él. Ello implica no instalar la tienda de aplicaciones, si bien esto es una elección personal y quien así lo desee puede hacerlo, obteniéndola desde aquí. Sin embargo, yo os propongo una alternativa, el binomio F-Droid + APK Downloader.

F-Droid es una tienda de aplicaciones gratuitas y de código abierto donde podemos encontrar gran cantidad de programas muy útiles. Por citar algunos de los que tengo instalados: Firefox, Kdeconnect, Floating Stickies, Duck Duck Go, Telegram, ownCloud…

Pero claro, no están todas las aplicaciones a las que muchos estamos habituados. Para mí, por mi trabajo, resulta esencial Whatsapp, por poner un ejemplo. En este caso podemos optar por descargar la aplicación desde la propia web de la empresa desarrolladora. Para los casos en que esto no sea posible, podemos usar APK Downloader. Esta web funciona generando enlaces de descarga directa a las aplicaciones presentes en Google Play (siempre que no sean de pago, claro) sin tener que pasar por la tienda en sí. Basta introducir el nombre, que suele comenzar con «com.», y que podemos averiguar si navegamos hasta Google Play y localizamos la aplicación en cuestión. Por ejemplo, con Runtastic.

Esto es algo que podemos hacer directamente desde el móvil, aunque en el vídeo lo he realizado en mi equipo de sobremesa con Arch Linux por pura comodidad. Una vez descargado el archivo «.apk» basta instalarlo en nuestro Cyanogenmod. Fácil, ¿verdad?

Recuperando mis contactos y mi calendario
Desde que conocí el servicio de alojamiento en la nube de ownCloud y me fijé en la
posibilidad que brinda de sincronizar calendarios y contactos, tuve
claro que iba a ser pieza clave y fundamental en la liberación de mi
móvil. Y no me equivocaba.

Dos aplicaciones he empleado para este menester, ambas descargables desde F-Droid: CalDAV Sync Adapter (calendario) y DAVdroid (contactos). Si bien parece que la segunda de ellas es capaz de sincronizar también el calendario, decidí usar la primera para dicha tarea, pues ya la había instalado en el móvil cuando corría Jelly Bean, con bastante buen desempeño. En ambas aplicaciones basta añadir nuestras credenciales y el enlace que podemos obtener en la web de ownCloud en los respectivos apartados de Calendario y Contactos. Desde ese momento tendremos disponibles, en las aplicaciones del móvil, las cuentas de sincronización de ambos. No hay que hacer más… ¡y funciona!

En los días de uso y probaturas con Cyanogenmod 11 he de reconocer que se trata de un sistema operativo fantástico, que corre con total soltura y fluidez en el Galaxy S3 Mini. No echo en falta funcionalidad alguna: cámara, vídeos, redes sociales y, por supuesto, lo esencial, que tantas veces se nos olvida: hacer y recibir llamadas. Sirva mi experiencia por si alguien está dudando si merece la pena dar el salto: no dudes más, la merece. Termino recordando que esto no es un tutorial, sino un resumen de los pasos que me llevaron a realizar el cambio de sistema en mi terminal con éxito. No puedo (y no quiero, qué demonios) responsabilizarme de que alguien convierta su móvil en un ladrillo siguiendo dichos pasos. Por muy sencillos que estos sean, siempre se puede meter la pata. Documentarse, informarse, leer y releer suelen dar buen resultado. Recomiendo a quien quiera instalar este genial sistema que haga lo mismo.

ATENCIÓN: tras varios días de uso se me han presentado algunos problemas, para más información leer los comentarios del artículo. Recuerdo que se trata de una ROM no soportada por el equipo de Cyanogenmod y, como tal, su comportamiento no es generalizable a todas las ROMs creadas por dicho equipo.

Reflexiones sobre Android

Artículo escrito por Vicente Seguí para este blog. La autoría no es de Enrique Bravo, cuyo nombre figura por error al traspasar el blog a un nuevo alojamiento.

Hola de nuevo a todos linuxeros, como el turrón, vuelvo por Navidad. En esta ocasión no hablaré de ninguna distro en particular, aunque sí de Linux, de Android en concreto, y su experiencia en una tablet.
Para empezar presentaré el modelo y hardware. La tablet es una Asus Transformer Pad Tf300t. De tamaño de 10.1″ pulgadas de pantalla, resolución 1280×800, 1 gb de RAM, Procesador Nvidia Quad-core Tegra 3, cámara frontal de 1.2 mp y trasera de 8 mp, bluetooth y altavoces de alta calidad (doy fe de ello). Pero no he venido aquí a hacer un análisis de la tableta de Asus, podéis encontrar abundantes de ellos y mejores que el que yo haría por ahí, en la red.
De lo que os voy a hablar es de la experiencia (mía) de usuario Android.
Andaba yo un poco cansado ya de tanto trastear en Linux, de que las cosas no funcionaran como debieran (o simplemente yo no supiese hacerlas funcionar), de la falta de drivers, etc. Tampoco quería volver a Windows por cuestiones ideológicas y de orgullo, nada más. Así que pensando, se me ocurrió que quizás la solución podía ser Android en una tablet con teclado. Android reunía los requisitos fundamentales. Era (es) Linux, disponía de hardware optimizado y creado para él mismo, con lo cual no debería preocuparme por tema de drivers, y en el caso del software, estaba seguro de que podía conseguir todo lo que necesitaba para cumplir mis necesidades básicas. Además, no negaré que me siento atraído por el concepto «cloud» y más aún por Google Drive y las posibilidades que ofrece. Quería, en definitiva, sustituir mi pc portátil por una tablet -aún más portátil- que solucionaría todos mis problemas (primer error grave).
No os creáis que no leí, me pase entre dos y tres meses leyendo acerca de Android, sus puntos fuertes y débiles. Hubo uno que en especial me llamó la atención, del cual se hacían eco tanto usuarios como  webs profesionales especializadas en el tema: la calidad del software Android. «¿Otros anti-linux?», pensaba. Si había probado Linux en el escritorio, y estaba bastante contento a nivel general de la calidad del software, Android debería ser más o menos igual (segundo error grave), ya que era Linux también.
Por otra parte, aunque a pesar de tener experiencia Android con el teléfono móvil, pensaba la mala productividad era debida al tamaño de la pantalla (3.2″) y a mi poca habilidad digital en espacios reducidos, cosa que quedaría solventada con una pantalla de 10.1″ (tercer error grave).
 Pero… ¿Para qué utilizo mi pc y para qué quería utilizar mi tablet?

Uso del sistema

Lo primero que entiende uno cuando coge android es que la cosa no va de programas, va de aplicaciones, cosa que es igual, pero no es lo mismo…
En Android todo va a base de aplicaciones. Así como en el pc, todo pasa prácticamente por el navegador. En android es casi una experiencia infumable navegar por la web. Por ejemplo: si quieres abrir una web (la del Marca) reza porque esta tenga el nuevo responsive design (web diseñada para ser vista tanto en pantallas pc como en pantallas pequeñas de tablet o móvil), porque sino, simplemente estás perdido. En contrapartida, la web te ofrece su aplicación, que es un pequeño programa por el cual navegar y hacer las cosas que antes podías hacer en la web (!!??), valga la redundancia.
Otro punto negativo, nunca alcancé a imaginar que una tarea como cortar y pegar podía llegar a ser tan exasperante. Describo el método:
  • Cortar y pegar (sin ratón):
    •  Posar el dedo o lápiz óptico sobre la porción de pantalla que se desea copiar.
    • Esperar (en condiciones normales no considero la espera un paso, pero en éstas ocasiones, sí, puesto que se invierte el mismo tiempo o más que se invertiría en hacer click o presionar una tecla).
    • Seleccionar el texto deseado.
    • Posar el dedo o lápiz óptico sobre el texto seleccionado.
    • Esperar.
    • Elegir «Copiar» (no entiendo este paso, el menú que aparece no dispone de más opciones como norma general).
    • Posar el dedo sobre la porción de pantalla que deseamos pegar (en el caso de que sea en otra aplicación distinta a la que se muestra en pantalla, intercalar en este momento el segundo y tercer paso de «En tablet Android» más abajo).
    • Esperar
    • Elegir «Pegar» (no entiendo este paso, el menú que aparece no dispone de más opciones como norma general).
En resumen, 9 pasos para copiar y pegar un texto, en el peor de los casos, 11.
 Por otra parte, una ventaja positiva de Android es buscar en Google, ahí sí que se nota la optimización. Describo el proceso:
  • Búsqueda en google:
    • Presionar el botón de «búsqueda» en el teclado (un botón con una lupa dibujada).
    • Escribir lo que se desee encontrar.
    • Presionar «Intro» .
  • O bien:
    • Escribir directamente en el teclado lo que se desee encontrar.
    • Presionar «Intro».

Multitarea

La multitarea pasa por ser la capacidad que tiene la interfaz gráfica del sistema para que el usuario pueda realizar varias cosas a la vez, o también llamada productividad –que en mi opinión, es la cantidad de pasos que hay que llevar a cabo para realizar una acción-. La gente que odie la multitarea está de enhorabuena, Android es su sistema (a falta de comprobar que tal está concebida en la Samsung Galaxy Note). En Android hay que realizar las cosas de una en una*, es lo recomendable si uno no quiere desesperarse. Querer realizar una tarea es igual que un pc tradicional, querer realizar dos, no. Por ejemplo:
Abrir el reproductor de música y el organizador de archivos y cambiar rápidamente entre ellos.
  • En pc (teniendo en cuenta el paradigma de menú inicio clásico, al estilo Windows XP, Gnome Classic o KDE «vista clásica»):
    • Click en menú y programa.
    • Click en menú y programa.
    • Selección de uno u otro en la barra de tareas y así sucesivamente.
  • En tablet Android:
    • Click en menú y programa.
    • Click en «atrás» o «home».
    • Click en menú y programa.
    • Click en «atrás» o «lista de programas».
    • Click en el otro programa que quieras usar.
    • Click en «atrás» o «lista de programas»
    • Click en el otro programa que quieras usar, y así sucesivamente.
  • En paradigma Gnome-Shell (el considerardo menos productivo de los escritorios Linux actualmente):
    • Click en «meta» o arrastre a «hot corner».
    • Teclear nombre de programa.
    • Click en «meta» o arrastre a «hot corner».
    • Teclear nombre del programa.
    • Arrastre a «hot corner» o alt+tab, y así sucesivamente.
Como veis, Android sale perdiendo respecto a Gnome-shell y claramente respecto a Pc.
Otro aspecto, aunque menor, es el tema de la gestión de ventanas (maximizar, minimizar, etc). Si bien no tiene mucho sentido hablar de esto en pantallas de 10″ (por eso lo de menor, lo tengo en cuenta). No existe la opción de «tilling» como sí existe en Linux Desktop, Mac o Windows.

Multimedia

Uno de los aspectos más sobresalientes de Android, a decir verdad. Durante un par de semanas estuve probando casi todos los reproductores que encontré en el market, con especial atención a los dos más completos: PowerAmp (no con AIMP) y PlayerPro Music Player, aunque también probé n7Player -muy recomendable-, no sé porqué me daba un error que no conseguí solucionar. La calidad de los reproductores en Android es excelente, son casi todos bastante completos, aunque las opciones está algo escondidas (más orientados a la belleza gráfica que a la productividad). Sin embargo, no puedo decir lo mismo de los editores de tags de música. Me gusta tener mi música perfectamente organizada por géneros, álbumes, con sus carátulas… Esto me fui imposible en Android. De entre varios acabé quedándome con Audio Tagger Pro, pero me daba fallos al etiquetar, y tenía problemas tanto para borrar como para insertar carátulas en los archivos, mención a parte merece el hecho de que para conseguir abrir una canción para editar sus tags, al cantidad de pasos era «interminable».
Algunos reproductores traen por defecto editores de tags, pero he leído que no guardan los cambios en la pista, sino que lo que hacen es crear una especie de archivo de base de datos para la aplicación. Me explico, si le cambias el nombre del grupo a una pista desde el editor del reproductor, aparecerá cambiado en ese reproductor, pero en cuanto muevas/copies/cortes la pista a otro disco, pendrive o reproductor, esta aparecerá igual que antes de la edición.
En cuanto a la reproducción de video, ningún problema.

Drivers y Hardware

Nada que apuntar, otro punto positivo para Android. Aunque poseo unos cascos bluetooth que no detecta, cada día más y más hardware se hace pensando en Android.

Ofimática

Punto muy negativo para Android, actualmente -24 de Diciembre de 2012- las suites ofimáticas para Android dejan mucho que desear, incluso en Google Drive, de la cual se cabría esperar algunos resultados mejores que en el resto, los resultados son simplemente deplorables. He probado Google Drive (bastante capado en opciones respecto a la versión web), Quick Office Pro  y Office Suite Pro 6, entre otros. Con opciones de formateado de texto no superiores al Worpad de Windows 95 (negrita, cursiva, interlineado, centrado, agregar imagen y poco más), y con una lentitud en la ejecución del programa propia de un procesador añejo como el Pentium 200. Añádanle los pasos «copiar y pegar» descritos arriba, tan utilizados en este tipo de programas…
En cuanto a las hojas de Datos, sin comentarios respecto a la falta de opciones.
Desde mi punto de vista personal, adquirí una tablet con teclado para poder realizar trabajos simples desde la tablet, lo que no imaginaba es que (a pesar de que no soy un usuario súper avanzado de Writer) deberían ser tan simples.

Conectividad e integración

Otro puntazo positivo para Android. Prácticamente todas las aplicaciones existentes se integran con el sistema, y compartir contenidos en Twitter, Facebook, Bluetooth, correo electrónico, Pocket… (lista interminable) es extremadamente fácil. A sólo dos o tres pasos de distancia.

 Internet

Aquí Android deja un sabor agridulce. En un sistema pensado y hecho para vivir por y para internet, resulta que los navegadores diseñados (incluido el que viene por defecto) carecen de muchísimas opciones que sí poseen sus hermanos mayores de escritorio. Ni hablar ya de los que utilizan extensiones como Firefox o Chrome, ya que estas son prácticamente inexistentes en ambos en sus respectivas versiones para Android. Además las webs no se visualizan correctamente muchos casos y hay que pedir la «versión para escritorio». A su favor, la gran integración que ofrece a nivel global el sistema con las diferentes redes sociales.

En resumen

Supongo que ya lo habréis leído, pero cuando os digan que las tablets y Android están pensadas (a día de hoy) para consumir contenidos y no para crearlos, creéroslo. Android es un buen sistema -y muy entretenido- para todo lo que sea consultar correo, navegar básicamente por internet y ver o escuchar música y jugar. Pero si lo que necesitáis es producir textos (mínimamente estructurados o complejos), utilizar hojas de cálculo, tratar archivos de vídeo o música (por ejemplo ripear o convertir) o tomar apuntes, es mejor que penséis en un netbook del mismo tamaño, que ahora además, con el auge tablet, están muy bien de precio.Bueno, casi se me olvidaba ¡¡Feliz Navidad a todos!!

*Si bien es cierto que los estudios psicológicos demuestran que el cerebro humano rinde mucho mejor en la monotarea, en comparación con la multitarea. Empiezan a aparecer estudios que dicen que la multitarea, y en general la concepción de la red de redes afecta de manera negativa a nuestra capacidad de atención y concentración, tendiendo estas capacidades a la dispersión, y por lo tanto, a un rendimiento más negativo.