Instalar Cyanogenmod 11 en Galaxy S3 Mini

ATENCIÓN: para los problemas de batería comentados en este artículo, he encontrado una solución detallada aquí.

Seguimos con una nueva entrega de la serie «Camino a la libertad«, toca ponernos manos a la obra para sacar a mi teléfono de la jaula a la que lo someten, al alimón, Google y Samsung. Se trata de una vieja aspiración que nunca me atreví a acometer, no ya tanto por lo complejo de la tarea, sino más bien por la posibilidad, siempre presente, de convertir un elemento tan útil como un teléfono móvil en un simple pisapapeles de lujo. De ahí que haya demorado tanto el tema y no me haya lanzado a la piscina hasta tener todos los pasos a realizar completamente claros, sin atisbo de duda. Dos semanas de rebuscar y leer tutoriales de aquí y de allá, ni más ni menos, en las que me ha dado la impresión de que la mayoría de problemas que la gente dice sufrir al dar este paso vienen provocados por el seguimiento de instrucciones que no son lo suficientemente precisas y llevan a cometer errores, algunos de ellos, sin solución posible.

Os adelanto que no ha sido mi caso: ya disfruto de un terminal rejuvenecido, con Cyanogenmod 11 y sin haber usado mi cuenta de Google para nada. Puedo asegurar que el terminal agradece mucho la eliminación de esa pléyade de servicios que, corriendo en segundo plano, ralentizaban la experiencia de uso (la mayoría relacionados con Samsung y Google). Servicios que, en la versión estándar de Android, no era posible deshabilitar, ni tampoco desinstalar las aplicaciones que hacían uso de ellos.

Mi terminal es un Samsung Galaxy S3 Mini, que aún pago a plazos a Yoigo (permanencias y demás al margen) y que recientemente se había actualizado a Jelly Bean 4.1.2. Dicen las malas lenguas que la supuesta actualización a KitKat que anunció Samsung hace unas semanas para este móvil nunca se va a llevar a cabo. En cualquier caso no es el deseo de estar a la última lo que me mueve a instalar Cyanogenmod, sino el proseguir dando pasos en pos de alcanzar una mayor libertad en el uso del dispositivo. Vamos, pues, a entrar en materia.

Descargar aplicaciones necesarias
¿Qué necesitamos para instalar Cyanogenmod? Si bien hay algún que otro tutorial por ahí para hacerlo bajo GNU/Linux, es obvio, por razones de cuota de uso, que la gran mayoría se centran en cómo realizarlo bajo Windows. Dado que es un asunto delicado y que GNU/Linux y los puertos USB de mi equipo mantienen una relación un tanto especial (todavía hay ocasiones, raras eso sí, en que el kernel, en Arch y Chakra, no reconoce de inicio algún puerto) decidí que lo haría en mi partición con el sistema de Microsoft. Sí, igual parece un tanto hipócrita, pero no tengo dinero para reemplazar el terminal en caso de «brickeo». Qué se le va a hacer, tengo que ir sobre seguro.

Las aplicaciones en cuestión que necesitamos son:

Odin. Herramienta principal que se encarga de «flashear» las ROMs en nuestro móvil.

– La ROM de Cyanogenmod. Existen varias alternativas, tantas como versiones de Android. Yo escogí la más moderna, basada en KitKat. Es necesario destacar que Cyanogenmod no soporta oficialmente el Galaxy S3 Mini, de modo que se debe emplear una ROM no oficial «cocinada», en este caso por uno de los mejores y más prolijos «chefs»: Maclaw studio. Es un archivo «zip» que habrá que descomprimir, quedando en formato «tar.md5».

– Una ROM oficial de Samsung, aquella correspondiente a nuestro operador y modelo, por si acaso algo sale mal o, simplemente, no nos gusta Cyanogenmod una vez instalada y deseamos regresar el teléfono a su estado anterior.

¿Hace falta ser root?
Haré especial hincapié en este aspecto, pues me costó bastante aclarar el concepto durante mis días de estudio del tema. La respuesta es NO. La ROM que vamos a instalar nos convierte automáticamente en «root», por lo que no tiene sentido «rootear» el dispositivo para, a continuación, instalarle una ROM «rooteada». Es una redundancia que tan solo aumenta las posibilidades de que nos equivoquemos en algún paso y la liemos. Por tanto, que quede claro y diáfano: NO NECESITAMOS SER ROOT PARA INSTALAR CYANOGENMOD.

La instalación, paso a paso
Una vez contamos con todas las aplicaciones descargadas en el ordenador, es el turno del hardware indispensable: no, no te asustes, se trata únicamente del teléfono y del cable USB. En algunos tutoriales recomiendan que el cable sea el original que viene con el terminal. Pese a que desconozco el motivo, y no entiendo qué diferencia puede haber, por aquello ya comentado del miedo al pisapapeles de lujo, opté por dicho cable.

Es conveniente que la batería del terminal esté cargada. No voy a aconsejar ninguna cantidad de carga en particular, tan solo apuntaré que el proceso, en mi caso, apenas si llevó diez minutos, por lo que tampoco entiendo el motivo por el cual algunos tutoriales aconsejan hasta un 85% de batería… En fin, allá cada cual.

1 – Conectar el teléfono al ordenador y abrir Samsung Kies. Con este primer paso nos aseguramos de que Windows reconoce perfectamente el terminal e instala los controladores precisos para su funcionamiento.

2 – Hacer copia de seguridad de los datos. Ya que estamos con el Kies, aprovechemos para salvaguardar nuestros preciados archivos. Si hay un caso en que está justificada una copia de seguridad, es éste. Los contactos, por su especial relevancia, son tal vez la parte más delicada del proceso. En mi caso, puesto que utilizo ownCloud, los tengo centralizados en la nube y más adelante explicaré cómo recuperarlos.

3 – Cerrar Kies y desconectar el teléfono del ordenador. Importante asegurarnos de que Kies se ha cerrado y no está minimizado en la bandeja del sistema.

4 – Una vez el teléfono está desconectado del ordenador, lo apagamos. A continuación, lo reiniciamos el modo descarga, pulsando a la vez 3 teclas: volumen abajo, menú (botón central) y botón de encendido.

5 – Ejecutamos Odin en el ordenador.

6 – Conectamos el móvil al ordenador. Aparecerá un «0:COM4» (los números pueden variar) sobre fondo celeste en la casilla ID:COM, y un «Added» en los mensajes. Las únicas casillas que deben estar marcadas en Odin son las que vienen así por defecto: «Auto Reboot» y «F. Reset Time».

7 – Hacemos clic en el botón «PDA». Se abrirá una ventana del explorador de archivos para que seleccionemos la ROM ya descomprimida (archivo con formato tar.md5).

8 – Pulsamos el botón «Start» en Odin. Veremos una barra de progreso con el tiempo restante para finalizar. Cuando acabe su tarea, el teléfono se reiniciará solo y podemos desconectarlo del ordenador.

9 – Al reiniciar se mostrará el logo de Cyanogenmod y el terminal comenzará a optimizar las aplicaciones existentes para la nueva versión de Android. En algunos tutoriales recomiendan quitar la batería del móvil en este instante. Yo no tuve tiempo de hacerlo, lo único que ocurrió, tras tratar de optimizar las 155 aplicaciones que tenía en mi móvil, fue que algunas de ellas se cerraron y punto. Se optimice o no, lo primordial es apagar el terminal, para poder realizar el siguiente paso.

10 – Encendemos el teléfono en modo «recovery». La ROM que acabamos de instalar cuenta con la herramienta TWRP Recovery, que nos permitirá borrar la caché, principal fuente de conflictos al actualizar nuestro móvil a Cyanogenmod. Para iniciar en este modo, hay que encender el móvil pulsando volumen arriba, menú (botón central) y botón de encendido. No nos asustemos por la cantidad de opciones que aparecen (en inglés), basta pulsar «Wipe cache» (deslizar el botón azul hacia la derecha, nada más), lo que devolverá el terminal a su estado de fábrica («factory reset»), pero con Cyanogenmod 11 en lugar de Android Jelly Bean. A continuación pulsamos «Reboot» para reiniciar el móvil.

Pues ya está, diez sencillos pasos. Tras el primer reinicio, el teléfono tardará un poco en llegar hasta el menú (pueden pasar hasta diez minutos, en mi caso, apenas un par). De inmediato se nota que algo ha cambiado, una sensación parecida a cuando pasamos de Windows a GNU/Linux, pero sin curva de aprendizaje, pues Cyanogenmod es Android, solo que sin encorsetar.

Mi móvil sin Google
Lo más notable de los primeros días de uso de mi «nuevo» móvil es la ausencia de «la gran G» en él. Ello implica no instalar la tienda de aplicaciones, si bien esto es una elección personal y quien así lo desee puede hacerlo, obteniéndola desde aquí. Sin embargo, yo os propongo una alternativa, el binomio F-Droid + APK Downloader.

F-Droid es una tienda de aplicaciones gratuitas y de código abierto donde podemos encontrar gran cantidad de programas muy útiles. Por citar algunos de los que tengo instalados: Firefox, Kdeconnect, Floating Stickies, Duck Duck Go, Telegram, ownCloud…

Pero claro, no están todas las aplicaciones a las que muchos estamos habituados. Para mí, por mi trabajo, resulta esencial Whatsapp, por poner un ejemplo. En este caso podemos optar por descargar la aplicación desde la propia web de la empresa desarrolladora. Para los casos en que esto no sea posible, podemos usar APK Downloader. Esta web funciona generando enlaces de descarga directa a las aplicaciones presentes en Google Play (siempre que no sean de pago, claro) sin tener que pasar por la tienda en sí. Basta introducir el nombre, que suele comenzar con «com.», y que podemos averiguar si navegamos hasta Google Play y localizamos la aplicación en cuestión. Por ejemplo, con Runtastic.

Esto es algo que podemos hacer directamente desde el móvil, aunque en el vídeo lo he realizado en mi equipo de sobremesa con Arch Linux por pura comodidad. Una vez descargado el archivo «.apk» basta instalarlo en nuestro Cyanogenmod. Fácil, ¿verdad?

Recuperando mis contactos y mi calendario
Desde que conocí el servicio de alojamiento en la nube de ownCloud y me fijé en la
posibilidad que brinda de sincronizar calendarios y contactos, tuve
claro que iba a ser pieza clave y fundamental en la liberación de mi
móvil. Y no me equivocaba.

Dos aplicaciones he empleado para este menester, ambas descargables desde F-Droid: CalDAV Sync Adapter (calendario) y DAVdroid (contactos). Si bien parece que la segunda de ellas es capaz de sincronizar también el calendario, decidí usar la primera para dicha tarea, pues ya la había instalado en el móvil cuando corría Jelly Bean, con bastante buen desempeño. En ambas aplicaciones basta añadir nuestras credenciales y el enlace que podemos obtener en la web de ownCloud en los respectivos apartados de Calendario y Contactos. Desde ese momento tendremos disponibles, en las aplicaciones del móvil, las cuentas de sincronización de ambos. No hay que hacer más… ¡y funciona!

En los días de uso y probaturas con Cyanogenmod 11 he de reconocer que se trata de un sistema operativo fantástico, que corre con total soltura y fluidez en el Galaxy S3 Mini. No echo en falta funcionalidad alguna: cámara, vídeos, redes sociales y, por supuesto, lo esencial, que tantas veces se nos olvida: hacer y recibir llamadas. Sirva mi experiencia por si alguien está dudando si merece la pena dar el salto: no dudes más, la merece. Termino recordando que esto no es un tutorial, sino un resumen de los pasos que me llevaron a realizar el cambio de sistema en mi terminal con éxito. No puedo (y no quiero, qué demonios) responsabilizarme de que alguien convierta su móvil en un ladrillo siguiendo dichos pasos. Por muy sencillos que estos sean, siempre se puede meter la pata. Documentarse, informarse, leer y releer suelen dar buen resultado. Recomiendo a quien quiera instalar este genial sistema que haga lo mismo.

ATENCIÓN: tras varios días de uso se me han presentado algunos problemas, para más información leer los comentarios del artículo. Recuerdo que se trata de una ROM no soportada por el equipo de Cyanogenmod y, como tal, su comportamiento no es generalizable a todas las ROMs creadas por dicho equipo.

Camino a la libertad: openmailbox y ownCloud

Un lobo flaco y hambriento se encontró en su camino con un perro gordo y bien cuidado.
– ¿Por qué será – le dijo – que, siendo yo más fuerte que tú, no encuentre qué comer?
– Se debe a que mi amo me cuida y me alimenta – dijo el can. – A cambio, yo vigilo su casa. Si quieres, puedes disfrutar de lo mío, cumpliendo las mismas obligaciones.
– De acuerdo. Estoy cansado de pasar hambre. Pero, oye, ¿qué tienes en el cuello?
– Es el collar de la cadena con la que me atan a la perrera durante el día. Por la noche me dejan libre y puedo correr.
– Pues si no eres libre – replicó el lobo – goza de tus bienes, que yo no los cambio por mi libertad.

Moraleja: es mejor la libertad que el lujo y la comodidad.

Esopo

A raíz de un interesantísimo artículo publicado por Eugenio M. Vigo en su excelente blog sobre software libre me planteé, de nuevo, pues llueve sobre mojado, mis hábitos de navegación y programas favoritos para el desempeño informático diario. Ya hace tiempo que concluí que Richard Matthew Stallman tenía razón, algo que, a poco que se hayan seguido las revelaciones de Edward Snowden y el escándalo de la NSA, cualquiera con ciertas luces puede llegar a comprender. El comportamiento de Stallman se suele situar en un extremo cercano a la enfermedad mental o la paranoia por aquellos que solamente saben recurrir al ad hominem a la hora de rebatir argumentos difícilmente discutibles. Para este tipo de gente debe haber sido un golpe muy duro descubrir que el manido «no tengo nada que ocultar» no es suficiente para hacer oídos sordos a la tremenda coerción de la libertad que suponen las informaciones reveladas en los últimos meses.

Navegar por la red, mantener conversaciones por Whatsapp, comprar en Amazon, y un largo etcétera de acciones normales y corrientes se han convertido, hoy día, en una forma sencilla de rastrear al usuario y usar sus datos personales con fines que casi nunca están del todo claros. No me voy a ir al extremo de dejar de usar la tecnología, único modo que garantiza la privacidad absoluta (o no), pero ya va siendo hora de arrimar un poco el hombro en la concienciación, mediante el uso propio, de que toda esta gran red de espionaje montada a nuestro alrededor sin un ápice de ética que la fundamente se puede desmontar. Hay que ir, como suele ser habitual, paso a paso, y todo comienza con una correcta elección de las aplicaciones que uno mismo utiliza y recomienda a sus conocidos.

En su artículo, Eugenio da unas pautas y menciona programas y extensiones para el navegador que puedo constatar que no interfieren en el normal desarrollo de mis actividades. Hablando claro: no noto lentitud ni pérdida de funcionalidad en Firefox desde que uso las susodichas extensiones.

Además de lo apuntado por el artículo de Eugenio, tuve hace unos días una desagradable experiencia personal que sirve como ejemplo de por qué no se pueden confiar datos personales a «La gran G» y olvidarse del tema. Mi hijo recibió como regalo de Reyes el pasado mes de Enero una tablet Bq Maxwell 2 Plus. Las tablets, regalo estrella en los últimos años para los niños, no son un juguete, y nos corresponde a los padres establecer límites en su uso si no queremos convertir a nuestros hijos en zombis desde temprana edad. Fin del consejo, seguimos con la anécdota.

Desde la primera vez que se inicia un dispositivo con Android uno ya se ve en la tesitura de tener que conectarlo a su dichosa cuenta de Google. Las prisas no son buenas consejeras, y el tener que configurar el dispositivo a escondidas para preservar la feliz inocencia infantil tampoco ayuda demasiado. Resumiendo, que cometí el error de vincular la tablet a mi cuenta de correo personal. Añadan a este imperdonable descuido la Google Wallet, un juego donde se puede comprar contenido a través de dicha cartera virtual y un niño de 6 años y medio. Tremenda combinación que hace muy probable la ocurrencia de algún desastre.

La cosa no pasó a mayores gracias a que los «amigos» de Google tuvieron a bien informarme, correo mediante, de que se habían comprado productos por valor de unos 4 euros para mi dispositivo Bq. Rápidamente corrí a anular la puñetera «wallet» y me dediqué a aleccionar a mi hijo de por qué eso no se puede hacer, lo que cuesta ganar el dinero, etc. Pero, en el fondo (y en la superficie, qué demonios) no es culpa suya, sino de su padre y de unos señores de Mountain View, estado de California… Repartamos las culpas, en un 80-20, para el padre.

Este desafortunado incidente que pudo ser mucho peor (en el jueguecito de marras puedes comprar cosas por valor de más de cien euros, sudores fríos solo de pensarlo) me llevó a terminar de decidirme por prescindir de ciertos servicios. Será duro cortar con Google, probablemente no pueda hacerlo del todo, pero poco a poco lo voy a intentar. Entre tanto lo consigo, se me ha ocurrido haceros partícipes de la experiencia de pasar la mayoría de mis aplicaciones y utilidades a opciones cien por cien software libre. Comenzamos hoy este particular camino a la libertad con la combinación de una cuenta de correo libre con openmailbox y una nube personal de 1 Gb alojada en los mismos servidores de dicha cuenta, usando para ello la solución, también libre, que propone ownCloud. Al lío.

Abrir una cuenta de correo openmailbox
Para documentar gráficamente el proceso voy a emplear capturas de pantalla realizadas en una máquina virtual corriendo Arch Linux con KDE bajo Chakra.

1º Entramos en la web de openmailbox.

2º Pulsamos en «Registro» y completamos los datos. Podéis elegir cualquier nombre de usuario que no esté ya en uso, excepto «sombra» que ése ya lo tengo yo 🙂

3º Si todo ha ido bien, que irá, ya estamos registrados y tenemos 250 Mb de espacio en nuestra nueva cuenta de correo. Sé que no es mucho, más bien todo lo contrario, pero no hemos llegado hasta aquí por la comodidad, sino por algo bien distinto, cercano a los ideales (ver fábula que encabeza el artículo). En cualquier caso, se está trabajando en la posibilidad de ampliar dicho espacio por un módico precio.

4º Pulsamos en «Conectar» y nos aparece la pantalla de inicio de sesión.

5º Y ya estamos en la interfaz web. Como se puede apreciar, está en inglés, algo muy fácil de remediar pulsando en «Settings».

6º Desde la pantalla de «Ajustes», podremos cambiar muchas cosas, entre ellas el idioma de la aplicación y el intervalo de tiempo entre comprobaciones de la llegada de nuevos correos.

Tras el cambio, ya tenemos todo en nuestro idioma. El manejo de la cuenta de correo es similar a los ya conocidos servicios que ofrecen las empresas, intuitivo y muy sencillo. De igual modo, para los que prefieren acceder a su correo a través de programas gestores, como Thunderbird, Evolution o Kmail, existe la posibilidad de hacerlo. En la página principal de openmailbox.org están los protocolos de conexión correspondientes para configurar los clientes de correo. Desde dicha página también se puede acceder a opentrashbox, una utilidad para crear direcciones de correo temporales que podemos emplear para registrarnos en sitios sin dar nuestro correo personal.

ownCloud: nuestro espacio gratuito en la nube
Como funcionalidad añadida a openmailbox, dispondremos de 1 Gb de espacio en la nube gestionado a través del servicio gratuito y de código abierto de ownCloud. Desde este espacio en la nube podremos sincronizar y compartir archivos como lo haríamos con Dropbox, Copy y la ya extinta Ubuntu One.

1º Accedemos a nuestro espacio en ownCloud.

2º Entramos con nuestra dirección de correo completa y nuestra contraseña de acceso a dicho correo.

3º Tendremos la pantalla de bienvenida, donde se nos informa de las distintas aplicaciones con las que extender las posibilidades de nuestro nuevo espacio en la nube. También encontraremos información sobre el modo de sincronizar nuestros contactos, libretas de direcciones, e incluso calendarios y agendas. Un servicio muy completo.

4º Finalmente, nuestra pantalla con los directorios predeterminados y archivos de muestra.

Si bien es muy sencillo gestionar nuestra nube ownCloud desde aquí, lo es más aún si utilizamos las herramientas correspondientes para el escritorio y el móvil o tablet. Respecto a estos últimos, se encuentra disponible una aplicación en la tienda Google Play, por tan solo 0’78 euros, con los que contribuimos al esfuerzo de los desarrolladores. Pero claro, no todo el mundo se siente cómodo dando los datos de su tarjeta de crédito o débito a Google (huelga reincidir en lo que puede pasar). En este caso, podemos descargar su correspondiente alternativa gratuita en F-droid.

Instalar la aplicación de escritorio ownCloud
Para tener nuestro ownCloud completamente operativo e interconectado con nuestro escritorio, podemos instalar el cliente correspondiente.

1º En Arch está en AUR, de modo que se instala con yaourt, pacaur, o el script preferido de cada cual. En Chakra lo tenemos en CCR, y se instala con ccr -S owncloud-client. Para otras distribuciones, los paquetes pre-compilados se alojan en el «Build service» de openSUSE.

2º El paquete se compila e instala para nuestro sistema, gracias a yaourt, pacaur, ccr o lo que sea que usemos.

3º Y ya está disponible entre nuestras aplicaciones de escritorio. Procedemos a iniciarlo por primera vez.

4º La dirección del servidor en la nube es https://cloud.openmailbox.org.

5º De nuevo, los datos de acceso son los mismos que para nuestra cuenta de correo de openmailbox.

6º A continuación, podemos escoger la carpeta de nuestro disco donde se alojarán los archivos. Esta será la carpeta sincronizada con el contenido de nuestra nube personal.

7º Todo listo, todo perfecto.

8º Si abrimos nuestra carpeta, nos encontramos ya con nuestros archivos sincronizados.

9º Finalmente, una vista de la ventana que se abre al hacer clic sobre la pequeña nube que nos aparece en la barra de tareas, desde donde podemos configurar las opciones del cliente de escritorio, incluyendo las velocidades de subida y descarga de archivos.

Como veis, poco o nada que envidiar a otro tipo de soluciones privativas, por mucho que sean gratuitas también. Facilidad de instalación y uso por doquier en una excelente opción con software libre. El camino a la libertad es pedregoso y difícil (a los carceleros les conviene que lo sea) pero muy satisfactorio a la postre. Los que somos asiduos del mundillo GNU/Linux lo sabemos bien, traiciones e «idas de olla» temporales aparte. Espero continuar esta serie de artículos con nuevos pasitos hacia la completa libertad informática, o al menos, algo parecido (Trisquel ya sería demasiado pedir para un usuario de ATI/AMD, en su momento lo intenté pero…uff).

Y termino con un pequeño homenaje al recién desaparecido Gabo que bien podría aplicarse a aquello de lo que pretende tratar este artículo. «He aprendido que el mundo quiere vivir en la cima de la montaña, sin saber que la verdadera felicidad está en la forma de subir la escarpada» – Gabriel García Márquez (1927-2014).

Evo/Lution: instalar Arch Linux en modo gráfico

Lo primero es lo primero, antes de que alguien se lleve las manos a la cabeza: sigo en Chakra. Aclarado este punto importante os explico que hace unos días recibí, a través de Twitter, una sugerencia de Torpedero Maltés para probar un nuevo proyecto que no tiene otro objetivo que acercar Arch Linux a usuarios que no cuentan con los conocimientos, el tiempo libre o las ganas de instalar la popular distribución «a pelo» (scripts varios mediante). Normalmente no suelen interesarme, desde hace tiempo, este tipo de cosas, pero tratándose de Arch Linux, distro que usé durante largas temporadas y con la que aprendí muchísimo sobre GNU/Linux, resultaba difícil resistir la tentación. Puesto que uno de mis objetivos fundamentales en esta nueva etapa bloguera es evitar el distro hopping, opté por la instalación de Arch usando Evo/Lution en una máquina virtual con VirtualBox.

Conviene aclarar qué es Evo/Lution, pues se podría pensar que no añade nada nuevo a distribuciones como Manjaro o Antergos. Nada más lejos de la realidad, pues este proyecto no es una distribución como tal, sino un «live cd» de Arch Linux que permite una instalación gráfica. Es decir, una vez finaliza el proceso, lo que tenemos instalado es Arch y solamente Arch, con más o menos paquetería dependiendo de las opciones escogidas. El objetivo de su creador, Jeff Story, queda claro en su web personal y en la del proyecto: hacer Arch Linux sencillo para los usuarios, en oposición a cómo los desarrolladores de la distro canadiense se refieren a la misma («creada por desarrolladores para desarrolladores»). Os cuento mi experiencia.

Descargar Evo/Lution
Si bien el «live cd» y el instalador, llamado Lution, se encuentran en un estado de madurez bastante avanzado, el proyecto en sí está todavía en pañales. Es por esto que únicamente encontraremos la iso que permite instalar Arch con algunos escritorios GTK (Cinnamon, Gnome, XFCE, LXDE, Openbox), o solamente en modo consola, sin entorno de escritorio alguno. La iso para entornos Qt se está desarrollando y es posible probarla para reportar errores. De igual manera sólo podremos instalarla, por el momento, en equipos con arquitectura de 64 bits.

Instalando Arch en modo gráfico
Los más viejos del lugar recordarán como Arch Linux se podía instalar con un sencillo programa en modo texto, el cual fue discontinuado en su día por los desarrolladores debido a la imposibilidad de mantenerlo al día con los nuevos paradigmas que se venían desarrollando. Tratábamos el tema en la introducción a mi tutorial para explicar la nueva forma de instalación que sustituía a AIF. Lo cierto es que a mí, personalmente, no me resulta tan difícil la instalación mediante «scripts», pero puedo llegar a entender los daños colaterales que aquella decisión provocó. Mucha gente se alejó, o más bien, nunca llegó a acercarse a Arch, y a su vez aparecieron nuevas distribuciones basadas en ella que sí que alcanzaron una rápida fama.

Al iniciar Evo/Lution tendremos, simple y llanamente, un Arch Linux con XFCE en modo vivo, desde el cual podremos particionar e instalar la distribución en nuestro disco duro.

El instalador, basado en el de Antergos, resulta muy sencillo de utilizar y se acerca en facilidad y desempeño al de muchas otras distribuciones consideradas más amigables con el usuario final. Nos ofrece la posibilidad de realizar una instalación en modo consola (a la antigua usanza) o totalmente gráfica.

Llegado el momento se nos preguntará si deseamos instalar Arch sin entorno gráfico (sistema base) o con alguno de los escritorios anteriormente mencionados. En mi caso, puesto que no lo voy a usar realmente, opto por el propio XFCE que incorpora el sistema en vivo.

Otra opción interesante que nos ofrece el proyecto: la de instalar o no paquetes adicionales que nos hagan más sencilla la experiencia, tales como el soporte para impresión, los códecs multimedia o la suite ofimática LibreOffice.

Todos los paquetes de descargan directamente de los repositorios de Arch Linux, por lo que se precisará una buena conexión a Internet, algo ya de por sí necesario si se pretende ser usuario de la distro, que por su carácter «rolling release» puro se actualiza varias veces al día.

Finalmente, tras la instalación, que durará más o menos según nuestra conexión, el entorno elegido y los paquetes adicionales, podremos reiniciar y encontrarnos con nuestro viejo amigo Grub, el gestor de entrada correspondiente al entorno escogido y, lógicamente, nuestro nuevo y flamante sistema con Arch Linux.

A partir de aquí toca seguir la reina de las wikis para configurar el sistema a nuestro gusto. Ni que decir tiene que las ganas de repetir lo que he hecho mil veces tienden a cero, pero al menos me permito aconsejaros el uso de los nuevos repositorios de fuentes tipográficas creados y mantenidos por Bohoomil, que convierten la horrenda apariencia de las fuentes por defecto en una gozada, con el mínimo esfuerzo y empleando los parches de Infinality. Es todo lo lejos que he sido capaz de llegar en mi personalización, uno ya está más que aburrido de lo mismo…

No es difícil adivinar por qué no hay referencias a este proyecto en los foros de Arch Linux (yo, al menos, no las he encontrado, mis disculpas si en realidad sí están ahí). Los desarrolladores siguen rehuyendo este tipo de facilidades para la instalación de su sistema, con el manido argumento de no seguir la filosofía KISS y tratando de evitar la llegada de usuarios vagos y mal acostumbrados a los que tener que aguantar sus dudas. Son el tipo de problemas, vistos mil veces en los foros, que conducen invariablemente al «RTFM» y la consiguiente tachadura de los usuarios avanzados de la distro como elitistas y poco colaboradores. Un círculo vicioso y cansino.

Yo lo dejo ahí, no pretendo pronunciarme en uno u otro sentido, sino presentar este proyecto como una nueva alternativa que viene a sumar más que a restar. Los auténticos «puristas» de Arch podrán seguir recomendando la instalación tradicional, después de todo. Y quienes, por cualquier razón válida argumentable, deseen hacerlo con más facilidad, disponen ahora de este proyecto Evo/Lution que, a las pruebas me remito, funciona perfectamente. Libertad de elección, una vez más…

Solucionando problemas en Chakra

Con la última, ya enésima, re-instalación de mi sistema operativo GNU/Linux favorito me he topado con algunos problemillas, tanto ya conocidos como de nueva aparición. Los hay que son meras incomodidades, con las que se puede convivir sin más, mientras que otros te pueden dar al traste con la experiencia de uso del equipo. Sean de una clase o de otra, todas han encontrado solución con algo de paciencia y dedicación. Estas son las pequeñas cosas que, dependiendo de tu estado de ánimo y tu predisposición al aprendizaje en cada momento pueden hacer que te alejes de GNU/Linux si no dispones de tiempo o ganas. Cuando no es el caso, ocurre lo contrario y… habemus tutorial.

Partimos de un sistema Chakra GNU/Linux Curie recién instalado en mi archiconocido equipo doméstico de sobremesa. Tras los pasos de rigor en toda instalación, me dirijo a mi propio tutorial de puesta a punto e instalo todo lo necesario para mi desempeño informático diario. Cuando ya esta todo listo, comienza la resolución de problemas, que paso a desglosar punto por punto.

La impresora HP Laserjet 1018 no imprime
Hace unos meses que tuve que prescindir de mi vetusta Epson Stylus Color 680, pues la impresión dejaba ya mucho que desear (líneas por todas partes, letras y fotografías mal alineadas…), algo lógico al tratarse de un modelo con 14 años a sus espaldas. Recuperé para su uso en casa una HP Laserjet 1018, impresora láser monocromo, que solía utilizar en el negocio de hostelería de mi familia política y que últimamente no tenía ya apenas utilidad (sí, lo habéis adivinado, la crisis estafa haciendo estragos).

Ya sabía, por experiencia, que este tipo de impresora precisa de un «plugin» propietario de HP para funcionar en GNU/Linux, algo que se instala automáticamente en distros más amigables, como Ubuntu. También sabía que este «plugin» da problemas en Arch y derivadas, siendo la alternativa más simple la instalación de los controladores foo2zjs, disponibles en CCR para Chakra y en AUR para Arch, Manjaro y demás. Por desgracia, los turbulentos momentos por los que atraviesa Chakra tienen la desagradable consecuencia de que CCR no sea un prioridad, sobre todo cuando hablamos de paquetes mantenidos por usuarios que son, a la vez, desarrolladores importantes de la distribución, caso del que nos ocupa. La instalación desde CCR, como podéis suponer por lo ya comentado, falló estrepitosamente.

Dado que dicho desarrollador, responsable de la paquetería del repositorio [core], probablemente tendría cosas más importantes de las que ocuparse en este momento, decidí arreglar yo mismo el desaguisado, empleando para ello otro de mis tutoriales de cosecha propia: el de importación de paquetes de AUR a CCR. Eso sí, dichos paquetes se quedarían en mi equipo sin ser subidos, algo que no es posible hacer cuando ya existe el mismo paquete, para evitar la duplicidad de los programas.

La operación tampoco tuvo éxito, algún tipo de incompatibilidad impedía la instalación del paquete en mi sistema, de manera que hube de acudir a los creadores del controlador, quienes, curiosamente, en su página desaconsejan la instalación de los paquetes pre-compilados para la gran mayoría de distribuciones. Siguiendo las instrucciones que allí se dan conseguí instalar el controlador foo2zjs. Pero… Tras intentar instalar la impresora con el módulo correspondiente de KDE y con la interfaz web de CUPS, me encontré con que, efectivamente se instalaba, pero no imprimía. El mensaje de error «Filter failed» («falló el filtro») era lo único que obtenía.

Llegó entonces el turno de Duck Duck Go, logrando hallar, tras varios intentos, la raíz del problema en la madre de todas las wikis: la de Arch. Se trataba de un problema de permisos en el puerto USB, subsanado completamente gracias a la información allí encontrada. Uno, que ha sido usuario de Arch y de Chakra durante la mayor parte de su tiempo en GNU/Linux, siempre estará en deuda con esta wiki y su inconmensurable aportación al software libre. Gracias, Arch.

Mejorando el «scrolling» en Firefox
Lo mencionaba como uno de las diferencias más notables entre Windows y GNU/Linux en mi artículo de pseudo-despedida. Lo corroboraba el comentario de otro sufridor de AMD/ATI en GNU/Linux, INDX (Juan Martínez). Pero en lo que ambos estábamos equivocados era en atribuir el problema a los deficientes controladores gráficos de dicha empresa para GNU/Linux. O no… En mi actual instalación de Chakra uso los controladores propietarios Catalyst, por si alguien se lo estaba preguntando.

Pues bien, me atrevo a afirmar, por fin, que he equiparado la rapidez del «scrolling» de la rueda del ratón en Windows y en Chakra, con dos sencillos pasos:

1 – En el módulo de Configuración del sistema de KDE –> Dispositivos de entrada –> Ratón, pestaña Avanzado, apartado «La rueda del ratón desplaza». Ahí ponemos el valor máximo, que son 12 líneas.

2 – En Firefox, abrimos «about:config» y buscamos la expresión «mousewheel.min_line_scroll_amount», sustituyendo el valor asignado (creo que era 5), por un valor mucho mayor, sobre 50 ó 60, dependiendo de los gustos de cada cual.

Salimos y volvemos a entrar en Firefox y… voilá, el «scroll» es muchísimo más rápido, a la altura del de Windows. Ignoro el motivo, pero en la versión de Firefox para el sistema de Microsoft, el valor asignado a la expresión vista arriba es 5. Sin embargo, el «scrolling» va perfecto con ese valor en Windows. Misterios insondables, o tal vez, Juan y yo no íbamos tan desencaminados y el controlador gráfico tiene algo que ver… Si algún lector puede arrojar luz sobre el asunto, se lo agradecería.

Por cierto, la elección de la web de un conocido periódico para la demostración obedece únicamente a razones de «carga» de la misma, pues contiene gran cantidad de material en Flash y vídeos que suelen hacer más lenta la navegación.

Actualización (26/11/14): gracias al comentario del usuario Aguzth en otro artículo, sabemos que se puede mejorar aún más el «scrolling» cambiando el valor del parámetro «mousewheel.acceleration.start» de -1 a 0.

Acabando con las congelaciones de Plasma
Otro de mis caballos de batalla, que incluso un día me condujo a llegar tarde a recoger a mi hijo, como contaba en su momento, y finalmente a la decisión de dejar nuevamente de usar Chakra en favor de Ubuntu. En esta nueva instalación, el problema se seguía reproduciendo e incluso diría que era más frecuente su aparición: de buenas a primeras, sin estar haciendo nada especial, la barra de tareas y el espacio de trabajo de Plasma quedaban congelados. Podía abrir una sesión en terminal con CTRL+Fn, podía incluso cambiar de ventana con ALT+TAB, pero todo lo demás no funcionaba.

En aquel fatídico día en que el reloj de KDE me llevó a engaño, como suele ser habitual en mí, el cabreo me impedía pensar e investigar, y mi único objetivo era dejar atrás los errores y arramplar con todo lo que tuviese que ver con la distro y el escritorio en cuestión. Si hubiera contado hasta diez e indagado un poco, se me habría presentado la ocasión de acabar con el molesto problema, cuyo origen estaba en el plasmoide de NetworkManager. Llegué a esta conclusión tras encontrar varios hilos en foros diversos de varias distribuciones (openSUSE, Kubuntu, Arch, Debian) con errores similares que no encontraban solución. Alguien, en uno de dichos hilos, proponía a los plasmoides como fuente del problema y daba como remedio un ejercicio concreto: desactivarlos todos e ir activándolos uno por uno hasta dar con el que provocaba el comportamiento errático en KDE.

Y a la primera fue la vencida. Tras sustituir NetworkManager por Wicd, siguiendo las instrucciones de la wiki de Chakra, se acabaron las congelaciones de KDE de una vez por todas. Por fin puedo fiarme del reloj…

KDE lento al copiar archivos grandes a pendrive
Este problema no me lo había encontrado anteriormente, pues tenía costumbre de hacer «streaming» desde el equipo de sobremesa al portátil para ver los episodios de mis series favoritas en el salón. Recientemente cambié de proveedor de Internet, y el Livebox de Orange provocaba molestos cortes durante el «streaming», de modo que tuve que optar por pasar los ficheros a mi pendrive y de ahí llevarlos al portátil.

En Windows, todo hay que decirlo, cero problemas. Fue al intentar hacer la copia de archivos de casi 4 Gb de tamaño a mi pendrive en Chakra cuando noté que todo el escritorio se enlentecía (el ratón se movía como a saltos) y el uso del procesador se disparaba a casi el 100%. A la vez que esto ocurría, la tasa de transferencia decaía sin parar hasta hacerse inviable la copia (menos de 100 Kb por segundo). En los foros de Arch aportaban una solución que me sirvió una vez, pero no las sucesivas. Finalmente, con la calma que da disponer de una partición de Windows para hacer la copia (cualquiera se pone a buscar la solución a las tantas de la noche mientras la señora se impacienta en el salón…) y poder así investigar con tranquilidad en otro momento, encontré una causa y la forma de subsanarlo en el foro de PCLinuxOS. Deshabilitando el modo «USB Legacy» en la BIOS dije adiós al problema. Lo malo es que al deshabilitar dicho modo me quedé sin la posibilidad de usar el teclado antes de iniciar el sistema, lo cual se traduce en que no se puede entrar en la BIOS ni elegir nada en Grub. Por si a alguien le ocurre, se soluciona quitando la batería de la placa base durante un minuto más o menos, con el equipo desconectado de la corriente para resetear la BIOS. Si no sois muy duchos en esto de toquetear la BIOS, tened cuidado de no equivocaros en la elección.

Aparte del fastidio que supone no poder usar el teclado hasta haber entrado en el sistema, noté que el ahorro de energía del monitor no se activaba. Ni idea de qué tiene que ver esto con el USB Legacy, pero cuando reseteé la BIOS volvió a funcionar.

Total que, puestos a elegir, decidí seguir con la investigación.Y hete aquí que la sapiencia y el espíritu comunitario de Gregorio Espadas me dieron por fin la ansiada solución, en un artículo de su blog. Bastaba añadir al primer paso que yo describía (el mencionado en la wiki de Arch), un segundo (editando un fichero de configuración con parámetros del kernel). Mano de santo, oigan. No solo se estabilizó la velocidad de transferencia de principio a fin en torno a los 7 Mb por segundo, sino que desapareció completamente la lentitud y los «lags» de respuesta del ratón. Por segunda vez, gracias Arch. Y, por supuesto, gracias maestro Espadas.

Firefox no tematizado al abrir desde gmail-plasmoid
Si bien todo lo anteriormente relatado puede ser útil a usuarios de cualquier distribución con KDE, sospecho que esta última solución solamente se aplica a Chakra. Hace mucho que utilizo el plasmoide de Gmail de KDE para la notificación y apertura de correos electrónicos. Dentro de la configuración del plasmoide se puede elegir la acción a realizar cuando se hace clic con el ratón sobre él, que en mi caso se trata de abrir el navegador Firefox con la bandeja de entrada de mi cuenta, ya que no uso clientes de correo. Siempre me ocurría que, si no estaba abierto el navegador, al abrirlo a través del plasmoide aparecía sin el tema oxygen-gtk, con un horrible «look» a lo Windows 95. No era un problema molesto, bastaba abrir normalmente Firefox y luego hacer clic en el plasmoide para que la pestaña con la bandeja de entrada tuviera la apariencia normal.

La solución, hallada investigando por mi cuenta con los enlaces de KDE, pasa por sustituir la orden de apertura del navegador en la configuración del plasmoide: en lugar de «firefox %u», utilizar la expresión «xdg-open %u». De este modo, el plasmoide abre el navegador por defecto que hayamos indicado en las preferencias de KDE, y lo abre tematizado, como debe ser.

Resumiendo, que es gerundio
Para quienes no deseen tomarse la molestia de leer el tocho previo, hago un breve resumen de cada problema y su solución propuesta:

Problema: HP Laserjet 1018 no imprime, mensaje «Filter failed».
Solución: instalar los controladores foo2zjs y dar permisos al puerto USB.

Problema: «scrolling» lento en Firefox.
Solución: ampliar las líneas que desplaza la rueda del ratón en KDE y en el módulo de configuración de Firefox (about:config).

Problema: KDE se congela.
Solución: desinstalar el plasmoide NetworkManager y usar Wicd.

Problema: KDE lento al copiar archivos a pendrive o USB externo.
Solución:  el maestro Gregorio Espadas la cuenta aquí.

Problema: Firefox no tematizado si se abre desde gmail-plasmoid.
Solución: usar la expresión «xdg-open %u» en lugar de «firefox %u».

¿Qué he aprendido con todo esto? Que cuando algo falla en GNU/Linux tiene arreglo. Lo que no puede ser, y me ha pasado cientos de veces ya, es pretender que se arregle rápido, a lo loco, sin investigar ni documentarse, sin leer o preocuparse por preguntar. Las prisas no son buenas consejeras, y este es un ejemplo más. Mi recomendación, que cobra especial relevancia en el caso de que se use una distribución «rolling-release», es disponer de algún sistema estable en el equipo, donde todo funcione, para pasar el apuro que pueda surgir. Luego, con calma y ganas de aprender, todo – o casi todo – se puede solucionar. Que dicho sistema estable sea un Windows, un Mac o un Debian Stable, ya dependerá de cada cual.

Espero que este artículo pueda servir de ayuda a quien aquí llegue buscando arreglo a su problema. Un saludo para todos.