Por qué no actualizo el kernel de Ubuntu

Aprovechando que llueve a mares en este viernes, el peque está en el cole y mi mujer ejerciendo de madre/profesora de apoyo – nueva figura propiciada por los recortes en materia de Educación en esta caricatura de país que llamamos España – me he propuesto explicar el motivo por el cual no tengo a bien actualizar el kernel de mi Ubuntu Precise a uno más moderno. El artículo lleva algún tiempo en el tintero de temas futuribles, y tras leer la acertada reflexión del blog de Yoyo, con la que no creo que haga falta puntualizar que estoy totalmente de acuerdo, me ha parecido un buen momento para tratar el asunto.

Empecemos por el resultado que arroja el comando «uname -r» en mi sistema: 3.2.0-58-generic. El primer y más importante motivo por el que me mantengo en esta versión tan antigua – que enseguida veremos que no lo es tanto – es que FUNCIONA. Así, en mayúsculas, funciona y lo hace realmente bien. El sistema va fluido y rápido, de modo que lo más sensato es atender a la máxima que tan a menudo se nos olvida y que nos recordaba Juan Carlos Senar en los comentarios de un artículo anterior: «si no esta roto, no lo arregles». Y en mi caso, no solo no está roto, sino que me permite hacer mis tareas cotidianas perfectamente, amén de algunas otras que demandan más recursos, como jugar alguna partida a Left 4 Dead 2, Steam mediante, sin molestos «lags» ni problema alguno que reseñar.

Obviamente, de presentar algún tipo de problema ya me habría planteado actualizar. O algo peor, tan saturado como estoy a estas alturas de practicar distro hopping… Ahora bien, esto no ocurre por casualidad. Si bien el kernel 3.2.0 fue lanzado allá por los albores de 2012, lo que en Informática lo convierte automáticamente en obsoleto, debemos prestar atención a ese último numerito: el 58. Canonical no solo da soporte al kernel 3.2, considerado LTS (soporte a largo plazo), hasta Abril de 2017, sino que lo va mejorando e incorporando parches (imagino que tomados de versiones más nuevas del kernel), para aumentar el rendimiento, corregir vulnerabilidades y ampliar el reconocimiento de hardware a nuevos dispositivos.

Para entendernos: no estamos usando un kernel de enero de 2012. Usamos la base de dicho kernel, estable y sólido, escogido, además de por Canonical, por Debian y Slackware como núcleo de las últimas versiones de sus distribuciones. Y, sobre esa base que proporciona estabilidad, nos beneficiamos de los parches añadidos que mejoran el rendimiento. Por esta razón, no veo preciso actualizar el kernel de mi sistema.

Esos son mis únicos motivos, pero hay quien va más allá. El mes pasado encontré una opinión que, aunque apunta en el mismo sentido, incide en otro aspecto que considera importante: no todo el mundo está capacitado para actualizar el kernel y resolver las posibles consecuencias negativas que se pueden derivar de dicha acción. El artículo se refiere a Elementary OS, pero es perfectamente extendible a Ubuntu, no en vano la primera se basa en la versión LTS de la segunda. Es un artículo de Sergey «Shnatsel» Davidoff titulado «Por qué NO debes actualizar el kernel de Elementary OS Luna (y cómo hacerlo bien si no tienes más remedio)«, que os traduzco a continuación:


Comenzaré con una introducción. He trabajado como desarrollador de Elementary Luna, siendo requerido por el resto de desarrolladores para explicar por qué no se debe tocar el kernel, y cómo hacerlo bien cuando no queda más remedio.


No creas todo lo que se publica
Me han pedido que escriba esto porque ha habido un frenesí de artículos muy peligrosos últimamente sobre «Actualizar tu kernel en Luna». Los métodos que se describen permitirían a un atacante tomar el control completo de tu sistema de modo furtivo en el momento de actualizar. Dichos métodos, además, te dejarían sin actualizaciones de seguridad, por no mencionar que supondrían una ruleta rusa, en términos de estabilidad y desempeño.

Si te topas con un artículo que menciona «wget» o «mainline kernel ppa», pídele al autor que lo retire de inmediato, y dile de mi parte que, o bien es un incompetente o un capullo que debería mantenerse alejado de la tarea de escribir tutoriales.


(De hecho, puedes pedirle que retire cualquier artículo referido a actualizaciones del kernel y las reemplace con un enlace a este artículo, ya que no vas a necesitar ningún otro artículo sobre actualizaciones del kernel).


El kernel no es un juego
El kernel es, probablemente, la pieza fundamental del software de un sistema operativo. A menos que sepas realmente lo que haces (es decir, lo opuesto a seguir una guía cualquiera en Internet), no le metas mano. En serio. Estás subestimando la complejidad de la tarea.

¿Te crees lo suficientemente hábil con la tecnología como para atreverte con el kernel? ¡Ja! Coño, yo soy el principal desarrollador del sistema operativo, estoy escribiendo pruebas de regresión para el kernel (en colaboración con el equipo del kernel de Ubuntu), y ni siquiera yo estoy capacitado para tocar el kernel. Nadie lo está, excepto puede que alguno de sus mantenedores con mayor nivel de conocimientos, como el propio Linus. No es una tarea que una sola persona pueda llevar a cabo con éxito. Se necesita un equipo de profesionales dedicados a ello y un montón de recursos, como ocurre en Ubuntu o en Red Hat.


Y, bueno, si piensas que nuestro kernel «3.2» es viejo, te equivocas. Ubuntu 12.04 LTS y Elementary OS tienen un kernel derivado del 3.2, pero con un montón de elementos incorporados de kernels posteriores. Los cambios giran, en su mayoría, alrededor de la corrección de errores y el soporte de hardware.


Pero, y esto es lo más importante, nuestro kernel de base es estable comparado con los nuevos. No completamente estable, lo advierto, de lo contrario no estaría escribiendo pruebas de regresión, pero aún así supone una ventaja considerable. Y la estabilidad es preferible al rendimiento siempre. Así es. Créeme, yo también he sufrido desilusiones a este respecto.


Cuando no te queda más remedio…
Por desgracia, no todo el soporte de hardware puede hacerse mediante «backports» y no todo el hardware funcionará «out-of-the-box» en Luna, al igual que nuestro kernel base no es perfectamente estable en todo el hardware que existe. Así que hay unos pocos casos en los que una actualización del kernel puede ser necesaria, pero nunca cuando tienes un sistema que funciona.


Debes considerar la posibilidad de actualizar el kernel solamente si experimentas varios problemas graves relacionados con el kernel, como «kernel panics«, o cuando tu sistema no inicia después de la instalación. ¡El «rendimiento» no es una excusa, lee más arriba!

Si realmente no te queda otra que actualizar el kernel, simplemente ejecuta «sudo apt-get install linux-generic-lts-saucy» y reinicia. Eso es todo. ¡No necesitas ninguna guía!

Si el kernel actualizado se comporta incluso peor que el de base, puedes iniciar con un kernel antiguo escogiéndolo en el cargador de arranque. Mantén pulsada «Mayúsculas» al inicio del proceso de arranque en caso de que dicha opción no aparezca.


Para eliminar el kernel que has instalado, ejecuta «sudo apt-get purge linux-generic-lts-saucy» mientras estás usando el kernel antiguo, lee más arriba. ¡Eliminar un kernel cuando se está usando no me funcionó la última vez que lo intenté! (sí, mi labor incluye hacer cosas así de raras).


¡¡¡No a la información errónea!!!

El autor termina su artículo recomendando enlazarlo y revisarlo de vez en cuando en busca de actualizaciones. Igualmente pide que si alguien tiene alguna duda la publique en los comentarios, con objeto de poder responderle directamente. Dichos comentarios incluyen alguna que otra observación a sus palabras, tachadas por algunos de tremendistas. En lo personal no he tenido excesivos problemas cuando me ha dado por actualizar el kernel (lo hice cuando tuve instalado Elementary OS en el portátil, precisamente). Al menos, que yo sepa, pues su comentario referente al «atacante malicioso» que toma control del sistema me ha dejado poco menos que perplejo.

En cualquier caso, en lo que a mí respecta, la complejidad de la tarea no parece tanta como para generar tal alarma. De hecho, me da la impresión de que se equipara el simple acto de instalar un kernel con compilarlo, o programar parches para él… Pero claro, queda la duda, igual creo saber más de lo que realmente sé, y todo lo expuesto por el señor Davidoff es rigurosamente cierto. Como de costumbre, os invito a la reflexión y al comentario crítico, faltaría más. ¿Este hombre exagera hasta el punto de pretender que se debe ser el mismísimo Linus Torvalds para instalar un kernel? ¿O, tal vez, no exagera en absoluto? Habemus debate.

Principales problemas de Linux en el escritorio

Hace algún tiempo me topé con la página personal de Artem S. Tashkinov, un administrador de sistemas que se define a sí mismo como un entusiasta del FOSS, y que a lo largo de los años ha ayudado a resolver multitud de errores y problemas que afectaban tanto al kernel como a otros componentes de GNU/Linux. Cuando lo leí quedé fascinado, pues me pareció que su crítica constructiva es precisamente el aspecto del que más adolece nuestro sistema operativo preferido. «Harían falta más Artems», pensé. En los comentarios suscitados por mi último artículo, traje a colación este escrito, el cual no ha tenido excesiva difusión en el mundo de habla hispana, probablemente por carecer de una traducción correcta, pues emplear el «gadget» que incorpora la propia web para este menester nos da un resultado francamente ridículo. Encontré, no obstante, una mención en el blog Alcance Libre, pero algo desactualizada ya.

El artículo original es muy extenso y profundiza en aspectos que no todo el mundo domina. Con esto quiero decir que hay palabras técnicas y ejemplos que, tal vez, solo los Informáticos y personas que se dedican al desarrollo de aplicaciones podrán entender. No lo voy a traducir entero, pero creo que el resumen nos da un buen punto de partida para comprender lo que algunas personas sentimos hoy día que es mejorable en GNU/Linux. Algunos de los problemas que expone tienen solución; otros, sencillamente, son inherentes al mundo competitivo y salvaje en que vivimos. Ésos, creedme, no se arreglarán. Pero me callo ya, para que hable Artem:

Artículo original de Artem S. Tashkinov. Traducción de Enrique Bravo. El documento original, en constante revisión, se encuentra en este enlace.

Prefacio
En este artículo en continua actualización, que constituye sin duda alguna la lista de este tipo más fácil de entender en todo Internet, únicamente se discuten los problemas principales y las deficiencias de Linux, que podrían ser la razón por la que mucha gente dice que las distros Linux no están listas para su uso como sistema de escritorio. Si bien, todo el mundo debería tener en mente que hay parcelas donde Linux ya ha superado a otros sistemas operativos: un manejo de paquetes excelente, soporte para múltiples plataformas y arquitecturas «out of the box», una excelente estabilidad (por lo general), inexistencia de virus o malware de amplia difusión, casi nunca se precisa una reinstalación completa del sistema, aparte de que Linux es altamente personalizable, resulta fácil crear «scripts» y es gratis.

Una vez más, debo reiterarlo, este artículo trata principalmente sobre distribuciones Linux, si bien muchos problemas de los que se citan afectan también al kernel.

No se trata de una comparación Windows contra Linux, aunque a veces se pueden tomar comparativas con Windows o Mac OS como punto de referencia (después de todo, su penetración en el mercado es, por mucho, mayor). La mayoría de problemas que se detallan son de naturaleza técnica, si bien otros son de tipo «político» (no lo digo yo, así los llaman otros) – como, por ejemplo, cuando las compañías se niegan a proporcionar datos, o los dan incompletos, sobre temas de hardware, de modo que los usuarios de Linux no pueden beneficiarse de todas las características, o los controladores tienen errores que casi nadie en la comunidad Linux es capaz de resolver.

Quisiera que una cosa quedara totalmente clara: Windows, en algunos aspectos, es incluso peor que Linux y tampoco está preparado para ser usado como sistema de escritorio. Por poner algunos ejemplos incontestables, cito de memoria: la creciente pesadez del sistema con el paso del tiempo, el sistema de ficheros y la jerarquía del registro (aún no he encontrado una sola aplicación seria que se pueda desinstalar de un modo limpio y completo), no existe un auténtico modo seguro, el uso como administrador del sistema no lo entienden ni lo entenderán la mayoría de usuarios, no existe un buen sistema de empaquetado (MSI es una abominación), no existe un modo de actualizar el sistema completo (incluyendo aplicaciones de terceros), la depuración de errores es muy complicada de hacer, en muchos casos en que Windows no arranca es casi imposible resolver el problema para un usuario normal… Windows depende del hardware (en especial, en sistemas con UEFI) y, en la mayoría de los casos no se puede actualizar el sistema de una forma segura (siempre quedarán miles de restos), etc.

Es posible que hayas oído muchas veces que Android supone el modo en que Linux ha conquistado el mundo, pues lo incorporan la mayoría de teléfonos inteligentes (que son, ciertamente, pequeños ordenadores especializados, mas no sistemas de escritorio). Sin embargo, hay dos cosas importantes que conviene considerar: primero, Android no es Linux (¿conoces a alguien que use Android en su ordenador de sobremesa o portátil?). Android solamente contiene un componente Linux: el kernel (en concreto, es una versión antigua para el año en que estamos, mantenida y soportada únicamente por Google). Segundo, Android no es un sistema de escritorio, es un sistema operativo para dispositivos móviles, tablets y otros artilugios táctiles. De modo que este artículo no trata sobre Android, sino sobre la plaga de distribuciones Linux y software libre y de código abierto incluido en dichas distros.

Miguel de Icaza, el creador de Gnome y Mono (N. del T.: sería más bien, co-creador de Gnome, en cualquier caso), opinaba sobre los problemas de Linux en términos parecidos. Dejó de usar Linux en 2012, y decía lo siguiente sobre su Mac: «Desde el punto de vista tecnológico, estas vacaciones de tres semanas han resultado muy relajantes. Mi equipo suspende y vuelve de la suspensión sin problemas, el WiFi funciona, el sonido nunca ha dejado de funcionar, he pasado tres semanas sin tener que recompilar el kernel para arreglar esto o aquello, sin pelearme con los controladores gráficos, o hacer frente a la extraña y aleatoria pérdida de velocidad que sufría mi ThinkPad». De este modo subrayaba alguna de las áreas más problemáticas de Linux. Recientemente, Linus Torvalds expresaba su absoluto descontento con el estado actual de Linux en el escritorio.

Los desarrolladores de Ubuntu decidieron impulsar a su sistema como una plataforma de juegos viable, identificando los problemas que deben resolverse para alcanzar dicha meta. Increíblemente, la lista que han publicado coincide con la que vas a leer más abajo, casi palabra por palabra.

Algunos desarrolladores de Fedora propusieron realizar cambios en la distro en aras de proveerla de APIs y ABIs estables que evitaran regresiones en la medida de lo posible.

Algunas consideraciones importantes a tener en cuenta antes de leer esta lista:

– Si crees que Linux es perfecto y no tiene problemas, por favor, cierra esta página.

– Si crees que cualquier crítica a Linux solo busca perjudicarlo, por favor, cierra esta página.

– Si crees que el propósito de este artículo es probar que «nunca funciona nada en Linux, o que Linux es casi inutilizable», te equivocas, por favor, cierra esta página.

– Si crees que Linux y sus usuarios pueden vivir y trabajar bien sin programas y juegos comerciales, por favor, cierra esta página.

– Si crees que estoy aquí para promocionar Windows o Mac OS, por favor, cierra esta página.

– Si crees que estoy aquí para proclamar mentiras  y sembrar miedo, incertidumbre y dudas sobre Linux, por favor, cierra esta página inmediatamente y no vuelvas nunca más. ¿Qué estás haciendo aquí, a todo esto? Por favor, vuelve a tus «flame wars» y tus difamaciones.

Ten en cuenta que esta lista sirve al propósito de descubrir qué hay que arreglar en Linux, más allá de solo señalar los fallos que tiene.

La lista (resumida) de problemas
(N. del T.: tenéis la lista completa, completísima de hecho, en el enlace original)

1. Falta de estabilidad, errores, regresiones, regresiones y regresiones. Hay una increíble cantidad de regresiones, tanto en el kernel como en las aplicaciones de escritorio. Cuando las cosas parece que funcionan bien, se rompen de un modo inexplicable; algunas regresiones pueden conllevar la pérdida de datos. Básicamente no existe el control de calidad sobre las regresiones en la mayoría de proyectos de FOSS (kernel incluido). Microsoft, por ejemplo, informa que Windows 8 fue probado durante 1.240.000.000 horas, mientras que cada nueva versión del kernel recibe, calculo yo, menos de 10.000 horas. Y cada nueva versión del kernel de Linux puede compararse a una nueva versión de Windows. Los errores graves, los que impiden el flujo de trabajo normal, pueden estar años sin resolverse. Un montón de hardware de crucial importancia, como GPUs y tarjetas WiFi, no funcionan correctamente.

2. Problemas de hardware. Bajo Linux, muchos dispositivos y sus características asociadas están mal soportadas, o no soportadas en absoluto. Hay hardware (adaptadores WiFi Broadcom, por ejemplo) que no se puede usar a menos que ya poseas una conexión a Internet que funcione. El hardware nuevo es soportado, a veces, meses después de su aparición. Los programas especializados, para el manejo de dispositivos como impresoras, escáneres, cámaras, webcams, reproductores de sonido, teléfonos inteligentes, etc. casi nunca están disponibles, de modo que no serás capaz de acceder con plenas garantías a tu nuevo iPad o actualizar el firmware de tu Galaxy SIII. El soporte gráfico en Linux es un maldito embrollo porque las APIs/ABIs del kernel/X.org cambian constantemente, y las compañías como Nvidia, ATI, Broadcom, etc. no desean destinar recursos adicionales y desperdiciar su dinero solo para mantenerse al día con el continuo y absurdo ritmo de los cambios en el FOSS.

3. La falta de estandarización, la fragmentación, la falta de garantías y la excesiva variedad. Hay demasiadas distribuciones Linux con configuraciones, librerías y sistema de empaquetado incompatibles entre sí. Distros diferentes que emplean entornos de escritorio totalmente distintos, aplicaciones gráficas y de consola diferentes para configurar el escritorio, etc. Debian y derivadas, por ejemplo, te obligan a usar la utilidad de texto «dpkg-reconfigure» para hacer ciertas tareas relativas al mantenimiento del sistema.

4. La falta de cooperación entre los desarrolladores de software libre y las guerras internas. No existe un organismo central que regule el desarrollo de las distintas partes del software libre, lo que a menudo conduce a una situación en que los cambios introducidos por un proyecto termina por romper otros proyectos (el mismo problema se refleja en las APIs/ABIs inestables, que veremos ahora). Aunque el movimiento del software libre carece de suficiente mano de obra,las distintas distros siempre encuentran los recursos necesarios para realizar «forks» o proyectos alternativos (los desarrolladores de Gentoo van a crear una alternativa a udev; un desencuentro en ffmpeg llevó a la aparición de libav; la situación en OpenOffice y LibreOffice; la nueva alternativa a X.org/Wayland llamada Mir) y para usar sus propias soluciones (Ubuntu no usará systemd).

5. Un montón de rápidos cambios. La mayoría de distros tienen unos ciclos de actualización y lanzamiento demasiado cortos, tanto como seis meses en algunos casos. O, por ejemplo, Arch, que es una «rolling release», o Fedora, que se actualiza cada seis meses. Te bombardean constantemente con cambios que ni esperas ni deseas. Las distros LTS (de soporte a largo plazo) no son usables en la mayoría de los casos, debido a la política que emplean de mantener versiones muy antiguas de las aplicaciones de escritorio. Y, normalmente, no hay manera oficial de instalar versiones más nuevas (por favor, no me habléis de los PPAs y los backports, estos no son soportados oficialmente ni se garantiza que funcionen bien). Otro problema de las distros LTS es que los kernels que incorporan, muchas veces, no soportan el hardware más nuevo.

6. APIs/ABIs inestables y la falta de compatibilidad real. Es muy complicado usar software antiguo, ya sea libre o privativo, en las distros modernas. En muchos casos resulta imposible, debido a cambios en los componentes principales del kernel, en el compilador GCC o en glibc. La casi inexistencia de la retro-compatibilidad entre versiones hace que sea increíblemente difícil y costoso crear aplicaciones de código cerrado para distros Linux. El software libre que se queda sin desarrolladores activos o mantenedores, simplemente no sirve si sus dependencias no pueden cumplirse debido a librerías antiguas y obsoletas que ya no están disponibles. Por este motivo, por ejemplo, montones de aplicaciones de KDE3/Qt3 ya no están disponibles en las distros modernas, aunque no exista una alternativa válida. El desarrollo de controladores, más allá del kernel de Linux, supone un esfuerzo insoportable y caro. No hay alternativa a WinSxS para Linux, pues no hay un modo sencillo de instalar las librerías con conflictos.

7. Problemas de software. Hay pocos juegos, y muy pocos son grandes producciones. Los esfuerzos de Valve y la colaboración con los desarrolladores de juegos están llevando a la reciente aparición de juegos para Linux, sin embargo, miles de títulos se lanzan cada año exclusivamente para Windows. No existen programas de aspecto parecido a los de Windows, no existe MS Office (LibreOffice aún presenta graves problemas cuando se trata de abrir correctamente documentos escritos en MS Office), no hay un CIF nativo, que sea simple de configurar y usar, así como un sistema de compartición de archivos en red encriptado y protegido por contraseña, ni hay un equivalente para «Active Directory«.

8. Dinero, entusiasmo, motivación y responsabilidad. Predije, hace años, que los desarrolladores de software libre comenzarían a alejarse de esta plataforma debido a que ya no es un juego de niños, como antes, ya requiere cuantiosos esfuerzos y mucho tiempo. Digamos que la diversión se acabó, y los desarrolladores necesitan dinero real para que se pueda terminar el trabajo duro. El desarrollo de software libre, que carece de un respaldo financiero real, comienza a mostrar signos de fatiga y desilusión. Después de todo, se requieren desarrolladores motivados económicamente, pues los proyectos sin fondos comienzan a desaparecer y a dejar errores críticos sin resolver durante años. Siempre se puede decir que proyectos así no se echan de menos, pero el problema, en muchos casos, es que estos proyectos moribundos no tienen alternativas válidas o sus sucesores no están a la altura.

9. No hay brillo, no hay consistencia y no se siguen las HIG. Hasta los desarrolladores de KDE lo admiten.

Comentarios del autor (Artem S. Tashkinov)
Un montón de nuevos usuarios de Linux o aquellos que usan muy pocas aplicaciones, rápidamente desacreditan la lista completa diciendo cosas como «el sonido en Linux a mí me funciona bien» o «nunca he tenido problemas con el vídeo en Linux». ¿Sabes qué? Hay miles de usuarios que tienen grandes problemas porque tienen un hardware o usan un software diferente. Haceos un favor, visitad los foros de Ubuntu o Linux.com y contad el número de entradas que contienen «he borrado PulseAudio y solo ahora me funciona el sonido» o «finalmente he descubierto que puedo usar Nouveau en vez de los controladores privativos de Nvidia (o viceversa) y he arreglado el problema».

Hay otro punto importante que los críticos no comprenden. Si algo no funciona en Linux, a la gente le da igual de quién es la culpa. Automáticamente asumen que es culpa de Linux. Para el usuario medio, Linux es solo un sistema operativo más, y no le importa que la compañía X no dé soporte a Linux o no desarrolle controladores plenamente operativos para Linux. El hardware que han pagado, simplemente, no funciona, ergo Linux no funciona. A la gente no le importa que Skype se cuelgue cada cinco minutos en determinadas circunstancias, aunque en realidad Skype es un pésimo programa con montones de errores y cuelgues incluso bajo Windows y Mac OS.

Quisiera aclarar un concepto normalmente mal entendido sobre que el soporte a hardware antiguo es mucho mejor en Linux que en Windows. En parte es cierto, pero también falso. Por ejemplo, ni los Nouveau ni los controladores propietarios de Nvidia tienen buen soporte para las antiguas GPUs de Nvidia. La aceleración de hardware en Nouveau no existe, y el blob de Nvidia no soporta muchas características esenciales de Xandr o funciones requeridas por los escritorios modernos de Linux, como Gnome 3 o KDE 4. En el caso de que tu hardware antiguo aún esté mágicamente soportado, los controladores Linux casi siempre ofrecen solo una pequeña porción de las características que encuentras bajo Windows, de modo que decir que el soporte es mejor en Linux, solamente porque no has de pasarte 20 minutos instalando controladores, es, como mínimo, injusto.

Algunos comentarios me dejan de piedra: «Es horrible, el artículo está lleno de medias verdades y opiniones personales. Si Nvidia no funciona bien, no lo uses, usa Intel o cualquier otra cosa». ¡Y una mierda, señor mío! ¿Me compré el portátil para disfrutar de juegos con Wine o hacer arranque dual con Windows y usted me dice que no me lo tendría que haber comprado? Le sugiero, cortésmente, que no imponga su opinión a otras personas que a lo mejor encuentran diversión jugando a juegos de gran calidad. Decir que SSHFS puede reemplazar a Windows File Sharing es lo más ridículo que he oído en toda mi vida.

Es preciso recalcar que los participantes que más se hacen oir en la comunidad del software libre son extremadamente insidiosos y gente exageradamente idealista, que demandan continuamente que todos los programas sean de código abierto y gratis, o de lo contrario, no hay razón para que existan en Linux. Con actitudes como esta no sorprende que un montón de compañías ignoren y rehuyan al escritorio Linux. Linus Torvalds habló en una ocasión sobre esto: «Hay extremistas en el mundo del software libre, ése es uno de los motivos principales por los que ya nunca digo que hago software libre. No quiero que se me asocie con gente para la que el software libre representa exclusión y odio».

Lo más importante es que esta lista no es una opinión. Casi cada punto listado aporta enlaces a los respectivos artículos, hechos y discusiones que prueban mi afirmación. (N. del T.: se pueden consultar dichos enlaces en el extensísimo artículo original).

El lado positivo
Si por leer este artículo tienes la impresión de que Linux es un asco, estás completamente equivocado. Si tuviera que crear una lista de los problemas de Windows sería casi tan larga como esta. Los problemas inherentes a Windows son casi imposibles de solucionar, a menos que Microsoft volviera a reescribirlo desde cero. Los problemas de Linux son, en realidad, abordables.

Por fortuna, en la actualidad hay varios proyectos en desarrollo que pretenden unir el escritorio Linux y hacerlo verdaderamente moderno y unificado. Como son systemd, Wayland, el sistema único de ficheros propuesto e implementado por Fedora, y otros más. Valve ha desarrollado Steam (plataforma de distribución de juegos) para Linux, abriendo la puerta a la posibilidad de que se hagan verdaderos juegos de primera clase para este sistema (han prometido portar todos los grandes juegos de Windows a Linux a lo largo de 2014, la mejor noticia en el mundo de Tux en los últimos 10 años). Nvidia está estudiando opciones para soportar Optimus bajo Linux. Linus Torvalds cree que las APIs en Linux se han vuelto mucho más estables, aunque yo no comparto su optimismo. Los desarrolladores de Ubuntu me han escuchado y han creado un formato de paquetería unificado.

Postdata
A veces encuentro motivos de sobra para decir que Linux es un asco y que lo odio con todas mis fuerzas. A Lennart Poettering le importa un carajo cómo quiero usar mi sistema (N. del T.: se refiere a dos errores reportados por él que no han obtenido respuesta satisfactoria, en su opinión). «Soy desarrollador, sé mejor que nadie lo que quieren los usuarios y cómo usan su sistema y sus programas», es lo que dice el desarrollador medio en Linux. El resultado final es que la mayoría de novedades provocan el asco y el enfado general. Gnome 3, Unity y KDE 4.0 son los ejemplos perfectos de esta tendencia a fastidiar al usuario en Linux.

Fin de la traducción del artículo original —————————————-

Bueno, se podrá estar más o menos de acuerdo con lo que expone, pero no me negaréis que el artículo está trabajado y que sabe de lo que habla. Desde mi punto de vista hay cosas que no soy capaz de rebatir por falta de conocimientos, pero hay otras muchas que no tengo más remedio que aplaudir, aunque no me gusten. En realidad, Tashkinov inició esta lista hace varios años, y con el transcurrir del tiempo ha ido eliminando gran cantidad de cosas que ya se han conseguido solucionar. No obstante, la lista sigue siendo muy larga.

En particular, por rebatir algo, no entiendo por qué considera que cada versión del kernel de Linux es comparable a un nuevo Windows. Diría que no cabe comparación posible, del mismo modo que el cálculo que presupone de las horas dedicadas al testeo del kernel no sé de dónde lo saca.

Quizás la parte con la que estoy más de acuerdo es aquella en que expone el problema que un lector señalaba en los comentarios del artículo anterior publicado en este blog. Tú puedes instalar con total comodidad la versión más actualizada del programa X en Windows XP (trece años después de su lanzamiento), pero te las ves y te las deseas para hacer lo mismo en Debian estable. Mucha gente, y me incluyo, desea un kernel y unos componentes centrales del sistema estables y duraderos, pero también quiere poder usar las nuevas versiones de aplicaciones, cuando éstas incorporan funcionalidades que no traen las versiones anteriores. En su opinión, backports y PPAs no funcionan bien… algo que también es rebatible, según qué casos.

El objetivo de publicar esta traducción/resumen en LSDH es mover a la reflexión y al debate. Soy plenamente consciente de que es muy fácil que dicha discusión derive en «flamewar», pero estoy dispuesto a correr ese riesgo. Señalar los defectos de aquello que disfrutas, con el noble propósito de que pueda mejorar algún día, no me parece una mala práctica. Siempre podremos optar por ponernos una venda y arremeter contra todo aquello que supone una crítica constructiva hacia nuestro sistema operativo preferido, aun cuando dicha crítica provenga de personas que han dedicado muchas horas de su vida al desarrollo del mismo. Ello nos convertiría, en mi humilde opinión, en parte del problema.

Pesadilla antes de Navidad

Si os lo temíais, estábais en lo cierto: ya estoy otra vez por aquí para dar la tabarra con una de mis batallitas de experiencias «ñuseras» frustrantes. Os comentaba en el último artículo que había vuelto al modo «remanso de paz», aprovechando las fiestas navideñas. Ahora que éstas han concluido paso a relataros en qué ha consistido esta vez la odisea. Ya en verano de 2013 tuve el primer ataque de hartazgo, pero lo dejé a un lado en aras de aportar mi granito de arena a una causa que apreciaba, como era la que entonces yo creía inminente (luego resultó no ser así) desaparición de Chakra por falta de manos para ayudar. Luego, una cosa llevó a la otra y me encontré de nuevo, de un modo más pausado, eso sí, en la dichosa espiral de instalar y probar sistemas operativos para el blog, subir paquetes a CCR, ayudar en los foros de Chakra…

Es muy cierto que somos una especie que tropieza una y otra vez con la misma piedra. Al poco tiempo de retomar mi actividad, y por seguir con los símiles rocosos, volvía a encontrarme cual Sísifo de la vida, empujando una piedra con forma de Tux hasta una cima de la cual volvía a caer como un péndulo retorna a la posición anterior en su bucle infinito de movimiento perpetuo. Y no es que no me diera cuenta, al contrario, pero estaba decidido a persistir a sabiendas de que de nuevo estaba atrapado en el mismo problema de la última vez. Pensaba que os lo debía a vosotros, lectores-sufridores de los continuos devaneos de un servidor. Y es que es duro ser bloguero.

Adiós Chakra, gracias por todo

He insistido tanto en alabar a Chakra que cualquier cosa que escriba parecerá ya redundante. Es la distro de la que me proclamé fanboy a los cuatro vientos, a la que tantas veces dejé tirada y otras tantas regresé con el rabo entre las piernas. Donde me sentí parte de una comunidad todo el tiempo en que traté de ayudar con lo poco que podía. Y también la distro en que, mientras hacía todas esas cosas, seguía oyendo el «run-run» incesante de quien no entiende el porqué había que complicar las cosas tanto en el tema GTK, aun respetando el ideario que dio origen a la propia distribución.

Los motivos para dejar definitivamente de usar Chakra tienen un poco de todo, pero el detonante principal de la decisión tiene que ver con el carácter de semi-rolling release de la distro, que comenzó a causarme problemas en tanto en cuanto las nuevas versiones de KDE parecían traer consigo ciertos retrocesos. Algunos errores eran nimiedades sin importancia, como el hecho de que el volumen se fuera al 100% con cada notificación del escritorio, algo que incluso tenía fácil solución. Otros, sin embargo…

Me encontraba una tarde más tranquilo de lo habitual, dado que mi retoño (practicante del noble arte del kárate) tenía que entrenar durante dos horas en lugar de la hora que suele. No recuerdo cual de mis auto-impuestas obligaciones me hallaba realizando, creo que estaba repasando los foros, cuando me sobresaltó mi mujer advirtiendo que se hacía tarde para ir a recoger al crío. Contesté que no era así, que faltaban aún más de tres cuartos de hora, a lo que ella respondió con una pregunta: «¿tú estás tonto?» (más de lo normal, se entiende). Tras ponerme un reloj delante de las narices me dí cuenta de que todo el Plasma workspace se había congelado hacía 45 minutos y, efectivamente, llegaba tarde a recoger a mi hijo. El reloj del escritorio, como toda la barra de tareas, estaba parado.

Obviamente lancé maldiciones varias en arameo al tiempo que corría por la calle para intentar llegar a tiempo. Luego del tremendo cabreo («esto no me había pasado ni en Windows, maldita sea mi estampa») empecé a comprender que no tengo edad, ganas ni tiempo de seguir viviendo en la continua inestabilidad de un escritorio que se renueva tan asiduamente. Y eso que a Chakra se la acusa precisamente de lo contrario… Pero aún había más.

Debido a la especial configuración de la distro, a mi torpeza o a ambas cosas a la vez, jamás conseguí que funcionara Ace Stream, un programa P2P para ver partidos de fútbol que va perfecto en Debian y derivadas, e incluso en Arch, por poner un ejemplo distinto al ya tan trillado de Shotwell. Varias veces compilé el programa, pero no pude subirlo a CCR porque, simple y llanamente, no funcionaba. Horas de «googlear» me terminaron convenciendo de que debía ser alguna incompatibilidad con el particular GTK de Chakra, porque en Arch andaba bien. Por supuesto que pensé en comentar el caso en los foros, pero los pocos desarrolladores estaban ocupados con el testeo de los nuevos paquetes y no me parecía que les sobrara el tiempo para algo así.

Luego estaba el asunto de la impresora HP Laserjet 1018 que había heredado de mi cuñado y que en Ubuntu funcionaba de perlas, mientras que con Chakra dependía de no se sabe qué el que le diese por andar o no. A veces bastaba reiniciar, otras tenía que enchufar el cable en un puerto distinto… Ni idea de qué causaba el problema, pero estar, estaba presente en Chakra y no en la distro de Canonical (en la LTS, al menos). Puede que sea algo relacionado con las nuevas versiones de cups, o foomatic, vaya usted a saber.

Si me conocéis un poco ya iréis adivinando que cada pequeña gota iba llenando el vaso del distro hopper un poquitín más. Lo que me pasó con mi hijo equivaldría a un manguerazo entero para hacerlo rebosar, de modo que decidí que necesitaba estabilidad y que estaba cansado de las regresiones de KDE. Y esta afirmación, en Chakra, equivale a verse obligado a abandonar la distribución. Como digo siempre, esto es mi experiencia personal y como tal la relato. A quien no tenga estos problemas, que Dios se la dé y San Pedro se la bendiga.

¿Otra vez la misma historia? ¡Me vuelvo a Windows!

Y allá vamos otra vez, huérfano de distribución. Había estado probando para el blog SolydK, una distro de la que todo el mundo habla maravillas, pero mi experiencia no había sido esa. A estas alturas de la película no encontraba motivaciones para publicar más artículos de prueba de distros, con lo que mis anotaciones sobre SolydK duermen el sueño de los justos en el fondo de un cajón de mi escritorio a la espera de una decisión. Para los curiosos, solo añadiré que obtuvo un 7’76 de puntuación y que no me resultó tan sólida como su nombre hace presuponer, cosas de intentar meter con calzador paquetes nuevos en una Debian que pretende ser estable, supongo. En cualquier caso, actualmente albergo serias dudas sobre mis métodos de calificación y la utilidad de estas revisiones tan pragmáticas. En otras palabras, tengo ganas de lanzar opiniones un poco más subjetivas y mi vigente sistema de puntuar me ata de pies y manos para hacer eso. Veremos en qué acaba este tema.

Yo seguía dudando, ansiaba recuperar mi vida anterior a GNU/Linux, y ese era el motivo por el que tenía meridianamente claro que volver a Windows era la solución definitiva al problema. Y lo hubiera hecho, hubiera instalado el sistema de los chicos de Redmond. Pero como bien escribía hace poco Yoyo Fernández, creo que era en Google +, uso GNU/Linux porque me gusta, no porque sea libre. Si quisiera ser «libre» usaría Trisquel, no tendría móvil y viviría en una granja en medio de ninguna parte. A mí me gusta GNU/Linux, me parece mejor sistema que Windows y lo uso por eso. Verme obligado a abandonar este sistema por la «triste guasa» de no ser capaz de quedarme quieto en una distribución concreta se me antojaba un tanto injusto a la par que absurdo. La culpa no es de GNU/Linux: ¡la culpa es mía!

Así que, tras pensarlo bien, puse una muesca más en mi revólver con el enésimo formateo del disco duro (pobrecillo) y la instauración de una única distro para gobernarlos a todos: la LTS de Ubuntu. Aquello ocurrió a principios de Diciembre, y aquí es donde me encuentro ahora y donde pretendo quedarme. La no existencia de particiones de pruebas implica, forzosamente, dejar de revisar distribuciones en modo «real».

Propósitos de Año Nuevo

Por supuesto que estáis en vuestro derecho de no creerme, a fin de cuentas he faltado tantas veces a mis «promesas» virtuales que no merezco otra cosa. Yo mismo no me creería, pero la sensación de tranquilidad que uno tiene cuando no está obligado a hacer cosas que no quiere hacer es una razón muy poderosa. Dejaré que una lista de actividades que creo mejores opciones para mi escaso tiempo libre, y que me parecen mucho más interesantes que probar distribuciones, haga los honores por mí:

– Disfrutar de la familia (esto es algo innegociable)

– Leer un libro (estoy con Guerra Mundial Z, de Max Brooks, gracias Mario)

– Ver series (tengo varias pendientes, como la última temporada de Homeland o Breaking Bad completa)

– Escuchar música (en esto ando algo estancado, me quedé en los 90)

– Estudiar (se convocan oposiciones este año para Enfermería en el SAS. Son ridículas en cuanto a número de plazas, 128, pero hay que intentarlo. Consolidación de empleo, que le llaman. Y ya en otras ocasiones os he hablado del continuo aprendizaje que demanda mi profesión)

– Jugar (he instalado Steam en Ubuntu y aprovechando la gratuidad de Left 4 Dead 2 le he echado unos ratillos… aunque ya estoy un pelín viejo para esto, como he podido comprobar. Y sí, me gusta el rollo zombie, también veo The Walking Dead, no tengo remedio)

– Escribir en el blog experiencias personales, tal que el artículo que estáis leyendo ahora, ya sea sobre GNU/Linux o lo que surja

Y, por favor, que no se me enfade nadie, pero el leer a tantos otros en la red, ya sea en Twitter, Google + o en sus blogs personales, atrapados en la misma telaraña del cambio de distribución, escritorio, versión, o lo que sea, se me hace muy triste. Tenemos que empezar a pensar, en un momento determinado, que un sistema operativo es un medio, nunca un fin. No es una religión, ni una filosofía de vida, ni nada de eso. Yo hace tiempo que lo sé, pero como comentaba en aquel artículo de la espiral, siempre fui un experto en postergación. De hecho, he logrado postergar algo que ya había conseguido hacer, volviendo a caer en el mismo círculo. Sin embargo, todos somos libres de continuar engañándonos, o no, sin contar aquí a quienes disfrutan del distro hopping, claro. Aquello que es divertido no puede ser malo. ¿O puede serlo? ¿No hay demasiadas personas que utilizan GNU/Linux no ya para trabajar, sino como mero entretenimiento? ¿Algo así como «tunear» el coche, pero gratuitamente?

Como digo siempre, mis disculpas por adelantado si todo este rollo os importa bien poco, este artículo es del tipo «no sé qué hacer, estoy cansado, necesito dejar de hacer esto». Los que tenéis un blog sabéis de lo que hablo. Si nos quedamos con lo estrictamente referente a distribuciones GNU/Linux, leit motiv principal de LSDH hasta ahora, podríamos resumirlo en que ya no estoy cómodo con una distro «rolling release» y necesito algo estable, sencillo y duradero, como la LTS de Ubuntu.

Termino con una maravillosa metáfora que le leí a Eduardo, lector habitual del blog de Yoyo, sobre el maestro cerámico que continuamente ponía a punto su máquina y se vanagloriaba de ella, hasta que alguien le pregunta si piensa fabricar una vasija algún día. Es lo más acertado que he leído nunca sobre una gran cantidad de personas que usamos GNU/Linux: «mira mi último Conky», «no puedo esperar a la nueva versión de KDE», «voy a probar Cinnamon, creo que consume 0.0001 Mb de memoria menos que mi escritorio actual»… Y a todo esto, ¿vamos a usar de verdad el ordenador algún día?

Resultados de la encuesta de sistemas operativos

Parece mentira, pero ya ha pasado un año desde que iniciase la encuesta sobre el uso de sistemas operativos de los lectores del blog. Por cierto, Feliz Año 2014 a todos, siento llegar tarde pero no me van las felicitaciones virtuales, las encuentro vacías de sentido, prefiero el abrazo de los de toda la vida. Puesto que me hallo en un momento de crisis «ñusera» (copyright, Yoyo Fernández) del que podemos disertar más tarde, si os parece, y dado que ha finalizado el largo plazo que puse a la encuesta que ha estado adornando el lateral derecho de este blog durante 365 días, parece buena hora para comunicar los resultados.

El dato principal a tener en cuenta es que la encuesta permitía el voto múltiple, por si se daba el caso, muy común por otra parte, de tener más de un sistema operativo en uso. Pues bien, os dejo la tabla con la clasificación final:

 

SISTEMA VOTOS PORCENTAJE
WINDOWS 203 12,72%
MINT 202 12,66%
UBUNTU 201 12,59%
DEBIAN 175 10,96%
OPENSUSE 122 7,64%
CHAKRA 82 5,14%
XUBUNTU 80 5,01%
MANJARO 79 4,95%
OTRO 75 4,70%
ARCH 72 4,51%
KUBUNTU 68 4,26%
FEDORA 68 4,26%
CRUNCHBANG 25 1,57%
MAGEIA 22 1,38%
ZORIN 22 1,38%
MAC 19 1,19%
SLACKWARE 14 0,88%
PCLOS 12 0,75%
BSD 11 0,69%
CENTOS 10 0,63%
SOLUSOS 9 0,56%
BODHI 8 0,50%
SABAYON 7 0,44%
GENTOO 7 0,44%
SNOWLINUX 3 0,19%
TOTAL 1596 100,00%

Vamos a ir por partes para tratar de sacar algunas conclusiones:

– La victoria de Windows, por un solo voto, se explicaría por la gran cantidad de personas que utilizan el sistema de Microsoft a la vez que un GNU/Linux, e igualmente porque este blog lo suelen visitar muchos que se hallan en la fase de búsqueda de información para tratar de dar el salto desde dicho sistema.

– Entre Ubuntu, Linux Mint y Debian acaparan más del 36% de los votos, número que aumenta al 49% si tomamos en consideración al resto de derivadas directas de la distro madre por excelencia. Esto es, casi la mitad de los votos van a Debian e hijos. Seguramente sean más, pues sospecho que muchos de los que votaron por «Otro» usaban Elementary OS.

– El gran resultado de Chakra, que no se corresponde para nada con el obtenido en casi ninguna otra encuesta de este tipo, viene a explicarse por el simple hecho de que durante mucho tiempo me he centrado en artículos dedicados a este sistema operativo. Normal, por tanto, que muchos lectores del blog lleguen aquí usando Chakra.

– El resto de los resultados los encuentro normales y más o menos creíbles. openSUSE tiene un meritorio quinto puesto, lógico dada la calidad de sus últimos lanzamientos, mientras que el auge de Manjaro ya no sorprende a nadie, la verdad. En la lista también está la extinta SolusOS de Ikey Doherty, que en el momento de comenzar la encuesta aun constituía una opción sólida. Destacaría igualmente el gran salto en votos que se produce después de Fedora, lo que vendría en diferenciar sistemas de uso más o menos masivo (insisto en la excepción de Chakra) de los que solamente usa una minoría.

En cualquier caso esta encuesta no permite sacar resultados definitivos, en tanto en cuanto se toma de una muestra muy pequeña y más o menos afín a los temas de mayor trato en el blog. Por lo demás, como decía más arriba, estoy tomándome unas buenas vacaciones blogueras, chakreras y quién sabe qué mas. Como durante el pasado verano, mi refugio es Ubuntu Precise, y no uso el equipo más que para lo preciso (valga la redundancia). El detonante de esta enésima crisis… lo dejo para un próximo artículo, por no desvirtuar el tema principal.