Reflexiones sobre Android

Artículo escrito por Vicente Seguí para este blog. La autoría no es de Enrique Bravo, cuyo nombre figura por error al traspasar el blog a un nuevo alojamiento.

Hola de nuevo a todos linuxeros, como el turrón, vuelvo por Navidad. En esta ocasión no hablaré de ninguna distro en particular, aunque sí de Linux, de Android en concreto, y su experiencia en una tablet.
Para empezar presentaré el modelo y hardware. La tablet es una Asus Transformer Pad Tf300t. De tamaño de 10.1″ pulgadas de pantalla, resolución 1280×800, 1 gb de RAM, Procesador Nvidia Quad-core Tegra 3, cámara frontal de 1.2 mp y trasera de 8 mp, bluetooth y altavoces de alta calidad (doy fe de ello). Pero no he venido aquí a hacer un análisis de la tableta de Asus, podéis encontrar abundantes de ellos y mejores que el que yo haría por ahí, en la red.
De lo que os voy a hablar es de la experiencia (mía) de usuario Android.
Andaba yo un poco cansado ya de tanto trastear en Linux, de que las cosas no funcionaran como debieran (o simplemente yo no supiese hacerlas funcionar), de la falta de drivers, etc. Tampoco quería volver a Windows por cuestiones ideológicas y de orgullo, nada más. Así que pensando, se me ocurrió que quizás la solución podía ser Android en una tablet con teclado. Android reunía los requisitos fundamentales. Era (es) Linux, disponía de hardware optimizado y creado para él mismo, con lo cual no debería preocuparme por tema de drivers, y en el caso del software, estaba seguro de que podía conseguir todo lo que necesitaba para cumplir mis necesidades básicas. Además, no negaré que me siento atraído por el concepto «cloud» y más aún por Google Drive y las posibilidades que ofrece. Quería, en definitiva, sustituir mi pc portátil por una tablet -aún más portátil- que solucionaría todos mis problemas (primer error grave).
No os creáis que no leí, me pase entre dos y tres meses leyendo acerca de Android, sus puntos fuertes y débiles. Hubo uno que en especial me llamó la atención, del cual se hacían eco tanto usuarios como  webs profesionales especializadas en el tema: la calidad del software Android. «¿Otros anti-linux?», pensaba. Si había probado Linux en el escritorio, y estaba bastante contento a nivel general de la calidad del software, Android debería ser más o menos igual (segundo error grave), ya que era Linux también.
Por otra parte, aunque a pesar de tener experiencia Android con el teléfono móvil, pensaba la mala productividad era debida al tamaño de la pantalla (3.2″) y a mi poca habilidad digital en espacios reducidos, cosa que quedaría solventada con una pantalla de 10.1″ (tercer error grave).
 Pero… ¿Para qué utilizo mi pc y para qué quería utilizar mi tablet?

Uso del sistema

Lo primero que entiende uno cuando coge android es que la cosa no va de programas, va de aplicaciones, cosa que es igual, pero no es lo mismo…
En Android todo va a base de aplicaciones. Así como en el pc, todo pasa prácticamente por el navegador. En android es casi una experiencia infumable navegar por la web. Por ejemplo: si quieres abrir una web (la del Marca) reza porque esta tenga el nuevo responsive design (web diseñada para ser vista tanto en pantallas pc como en pantallas pequeñas de tablet o móvil), porque sino, simplemente estás perdido. En contrapartida, la web te ofrece su aplicación, que es un pequeño programa por el cual navegar y hacer las cosas que antes podías hacer en la web (!!??), valga la redundancia.
Otro punto negativo, nunca alcancé a imaginar que una tarea como cortar y pegar podía llegar a ser tan exasperante. Describo el método:
  • Cortar y pegar (sin ratón):
    •  Posar el dedo o lápiz óptico sobre la porción de pantalla que se desea copiar.
    • Esperar (en condiciones normales no considero la espera un paso, pero en éstas ocasiones, sí, puesto que se invierte el mismo tiempo o más que se invertiría en hacer click o presionar una tecla).
    • Seleccionar el texto deseado.
    • Posar el dedo o lápiz óptico sobre el texto seleccionado.
    • Esperar.
    • Elegir «Copiar» (no entiendo este paso, el menú que aparece no dispone de más opciones como norma general).
    • Posar el dedo sobre la porción de pantalla que deseamos pegar (en el caso de que sea en otra aplicación distinta a la que se muestra en pantalla, intercalar en este momento el segundo y tercer paso de «En tablet Android» más abajo).
    • Esperar
    • Elegir «Pegar» (no entiendo este paso, el menú que aparece no dispone de más opciones como norma general).
En resumen, 9 pasos para copiar y pegar un texto, en el peor de los casos, 11.
 Por otra parte, una ventaja positiva de Android es buscar en Google, ahí sí que se nota la optimización. Describo el proceso:
  • Búsqueda en google:
    • Presionar el botón de «búsqueda» en el teclado (un botón con una lupa dibujada).
    • Escribir lo que se desee encontrar.
    • Presionar «Intro» .
  • O bien:
    • Escribir directamente en el teclado lo que se desee encontrar.
    • Presionar «Intro».

Multitarea

La multitarea pasa por ser la capacidad que tiene la interfaz gráfica del sistema para que el usuario pueda realizar varias cosas a la vez, o también llamada productividad –que en mi opinión, es la cantidad de pasos que hay que llevar a cabo para realizar una acción-. La gente que odie la multitarea está de enhorabuena, Android es su sistema (a falta de comprobar que tal está concebida en la Samsung Galaxy Note). En Android hay que realizar las cosas de una en una*, es lo recomendable si uno no quiere desesperarse. Querer realizar una tarea es igual que un pc tradicional, querer realizar dos, no. Por ejemplo:
Abrir el reproductor de música y el organizador de archivos y cambiar rápidamente entre ellos.
  • En pc (teniendo en cuenta el paradigma de menú inicio clásico, al estilo Windows XP, Gnome Classic o KDE «vista clásica»):
    • Click en menú y programa.
    • Click en menú y programa.
    • Selección de uno u otro en la barra de tareas y así sucesivamente.
  • En tablet Android:
    • Click en menú y programa.
    • Click en «atrás» o «home».
    • Click en menú y programa.
    • Click en «atrás» o «lista de programas».
    • Click en el otro programa que quieras usar.
    • Click en «atrás» o «lista de programas»
    • Click en el otro programa que quieras usar, y así sucesivamente.
  • En paradigma Gnome-Shell (el considerardo menos productivo de los escritorios Linux actualmente):
    • Click en «meta» o arrastre a «hot corner».
    • Teclear nombre de programa.
    • Click en «meta» o arrastre a «hot corner».
    • Teclear nombre del programa.
    • Arrastre a «hot corner» o alt+tab, y así sucesivamente.
Como veis, Android sale perdiendo respecto a Gnome-shell y claramente respecto a Pc.
Otro aspecto, aunque menor, es el tema de la gestión de ventanas (maximizar, minimizar, etc). Si bien no tiene mucho sentido hablar de esto en pantallas de 10″ (por eso lo de menor, lo tengo en cuenta). No existe la opción de «tilling» como sí existe en Linux Desktop, Mac o Windows.

Multimedia

Uno de los aspectos más sobresalientes de Android, a decir verdad. Durante un par de semanas estuve probando casi todos los reproductores que encontré en el market, con especial atención a los dos más completos: PowerAmp (no con AIMP) y PlayerPro Music Player, aunque también probé n7Player -muy recomendable-, no sé porqué me daba un error que no conseguí solucionar. La calidad de los reproductores en Android es excelente, son casi todos bastante completos, aunque las opciones está algo escondidas (más orientados a la belleza gráfica que a la productividad). Sin embargo, no puedo decir lo mismo de los editores de tags de música. Me gusta tener mi música perfectamente organizada por géneros, álbumes, con sus carátulas… Esto me fui imposible en Android. De entre varios acabé quedándome con Audio Tagger Pro, pero me daba fallos al etiquetar, y tenía problemas tanto para borrar como para insertar carátulas en los archivos, mención a parte merece el hecho de que para conseguir abrir una canción para editar sus tags, al cantidad de pasos era «interminable».
Algunos reproductores traen por defecto editores de tags, pero he leído que no guardan los cambios en la pista, sino que lo que hacen es crear una especie de archivo de base de datos para la aplicación. Me explico, si le cambias el nombre del grupo a una pista desde el editor del reproductor, aparecerá cambiado en ese reproductor, pero en cuanto muevas/copies/cortes la pista a otro disco, pendrive o reproductor, esta aparecerá igual que antes de la edición.
En cuanto a la reproducción de video, ningún problema.

Drivers y Hardware

Nada que apuntar, otro punto positivo para Android. Aunque poseo unos cascos bluetooth que no detecta, cada día más y más hardware se hace pensando en Android.

Ofimática

Punto muy negativo para Android, actualmente -24 de Diciembre de 2012- las suites ofimáticas para Android dejan mucho que desear, incluso en Google Drive, de la cual se cabría esperar algunos resultados mejores que en el resto, los resultados son simplemente deplorables. He probado Google Drive (bastante capado en opciones respecto a la versión web), Quick Office Pro  y Office Suite Pro 6, entre otros. Con opciones de formateado de texto no superiores al Worpad de Windows 95 (negrita, cursiva, interlineado, centrado, agregar imagen y poco más), y con una lentitud en la ejecución del programa propia de un procesador añejo como el Pentium 200. Añádanle los pasos «copiar y pegar» descritos arriba, tan utilizados en este tipo de programas…
En cuanto a las hojas de Datos, sin comentarios respecto a la falta de opciones.
Desde mi punto de vista personal, adquirí una tablet con teclado para poder realizar trabajos simples desde la tablet, lo que no imaginaba es que (a pesar de que no soy un usuario súper avanzado de Writer) deberían ser tan simples.

Conectividad e integración

Otro puntazo positivo para Android. Prácticamente todas las aplicaciones existentes se integran con el sistema, y compartir contenidos en Twitter, Facebook, Bluetooth, correo electrónico, Pocket… (lista interminable) es extremadamente fácil. A sólo dos o tres pasos de distancia.

 Internet

Aquí Android deja un sabor agridulce. En un sistema pensado y hecho para vivir por y para internet, resulta que los navegadores diseñados (incluido el que viene por defecto) carecen de muchísimas opciones que sí poseen sus hermanos mayores de escritorio. Ni hablar ya de los que utilizan extensiones como Firefox o Chrome, ya que estas son prácticamente inexistentes en ambos en sus respectivas versiones para Android. Además las webs no se visualizan correctamente muchos casos y hay que pedir la «versión para escritorio». A su favor, la gran integración que ofrece a nivel global el sistema con las diferentes redes sociales.

En resumen

Supongo que ya lo habréis leído, pero cuando os digan que las tablets y Android están pensadas (a día de hoy) para consumir contenidos y no para crearlos, creéroslo. Android es un buen sistema -y muy entretenido- para todo lo que sea consultar correo, navegar básicamente por internet y ver o escuchar música y jugar. Pero si lo que necesitáis es producir textos (mínimamente estructurados o complejos), utilizar hojas de cálculo, tratar archivos de vídeo o música (por ejemplo ripear o convertir) o tomar apuntes, es mejor que penséis en un netbook del mismo tamaño, que ahora además, con el auge tablet, están muy bien de precio.Bueno, casi se me olvidaba ¡¡Feliz Navidad a todos!!

*Si bien es cierto que los estudios psicológicos demuestran que el cerebro humano rinde mucho mejor en la monotarea, en comparación con la multitarea. Empiezan a aparecer estudios que dicen que la multitarea, y en general la concepción de la red de redes afecta de manera negativa a nuestra capacidad de atención y concentración, tendiendo estas capacidades a la dispersión, y por lo tanto, a un rendimiento más negativo.

Reflexiones sobre el escritorio

A pesar de que este año 2012 que se acaba ha sido, en términos generales, fructífero para Linux en lo que se refiere al aumento de usuarios y otros pequeños logros (se me viene a la mente Steam, principalmente) también se han multiplicado las dudas. Me refiero a la, para muchos, traumática desaparición de un entorno de escritorio bien conocido y apreciado, como era Gnome 2, y la consiguiente búsqueda de algo parecido o mejor. Este es un camino que, como yo, han emprendido muchos usuarios de Linux, algunos de los cuales ni siquiera eran conscientes de lo que podía significar un cambio tan radical en el escritorio más utilizado.

Imagen de Genbeta

Cuando la nueva versión del escritorio de la huella está alcanzando su madurez me parece que es una buena ocasión para hacer una revisión sobre el momento en que se encuentran las diferentes alternativas que tienen los usuarios. El haber probado y saltado entre tanta distribución me ha hecho conocedor, en algunos casos con más profundidad que en otros, de todos los entornos de escritorio y algún que otro gestor de ventanas. Voy a dar hoy mi opinión sobre los mismos, no con ánimo de crear una de esas encendidas luchas que no hacen sino dividir más a los linuxeros, sino más bien para servir un poco de guía a esos usuarios que se han iniciado hace poco con este sistema operativo y están un poco perdidos al respecto.

¿Qué es un entorno de escritorio?
El concepto de entorno de escritorio, cuando se viene de Windows, es muy sencillo: ese sitio con un fondo de pantalla, donde coloco los iconos de mis aplicaciones favoritas, veo la hora y la fecha y consta de una barra de tareas en la parte inferior de la pantalla. Si bien todas esas cosas son configurables en Windows, poca gente lo sabe y menos aún da el paso de personalizar el entorno a su gusto. Windows, simplemente, se acepta tal y como es, a excepción quizás del wallpaper, que es lo que todo el mundo tiende a cambiar.

Estando todo tan claro en Windows, el usuario llega a Linux y la cosa es muy distinta. Depende, por supuesto, de la distribución de entrada que se haya escogido, pero a poco que se ahonda en los conocimientos se encuentra uno con un galimatías de palabras como entorno, gestor de ventanas, gtk, qt… Sin entrar demasiado a fondo en el tema, se podría decir que el entorno de escritorio es la interfaz gráfica que nos hace más fácil interactuar con el ordenador.

Cada entorno se compone de sus propias aplicaciones, iconos, gestores de ventanas, barras de tareas, widgets, etc. Muchas de estas cosas son intercambiables entre entornos, con lo que las posibilidades de configuración son enormes, pero en el artículo nos vamos a ceñir al conjunto predeterminado de cada uno de ellos.

Gnome, del uso masivo al rechazo
Vamos a empezar con el que siempre fue mi favorito: Gnome. Este entorno, creado por Miguel de Icaza y Federico Mena en el verano de 1997, nació como alternativa a otro ya existente, KDE, que empleaba unas librerías de software propietario por aquel entonces (Qt, de Nokia). Rápidamente se hizo muy popular y fue mejorando versión a versión, hasta alcanzar la plena madurez con la serie 2.20, lanzada en Septiembre de 2007. Gnome era ya entonces un escritorio muy eficaz y sencillo a la vez, no exento de opciones de configuración, todo ello apreciado por la mayoría de usuarios, lo que lo acabó convirtiendo en entorno predeterminado para las distribuciones más populares, caso de Ubuntu, Fedora y Debian.

Y justo cuando se encontraba en la cresta de la ola, los desarrolladores decidieron que era el momento de adecuarse a las nuevas tecnologías y cambiaron completamente el paradigma para la versión 3 de su escritorio. Gnome pasó a ser un entorno centrado en las aplicaciones para dejar de lado el resto de aspectos, en especial la configuración personalizada, con lo que ofrecía un «look» espartano y la necesidad de recurrir a extensiones para poder parecerse un poco a lo que era antes. Muchos, muchísimos usuarios huyeron despavoridos, algunas distribuciones crearon sus propios entornos (Unity en Ubuntu, Cinnamon en Linux Mint) y hasta Debian se planteó dejar de incluirlo como opción predeterminada.

Gnome en Fedora

En mi opinión todos los cambios conllevan un esfuerzo de adaptación, esto es incuestionable. Gnome 3 no es mal entorno, pero aún le faltan algunos retoques para mi gusto. Algunas opciones de configuración más, como permitir el cambio en el aspecto de la barra de tareas y conseguir que las actualizaciones no rompan la compatibilidad de las extensiones sería primordial. Lo he probado en Debian y Arch Linux y, si bien he llegado a acostumbrarme a la nueva forma de trabajar, sin minimizar ventanas, algunos problemas de estabilidad con mi gráfica hicieron que, por el momento, lo dejase a un lado. Pero he de reconocer que está progresando. Y si escucharan un poco más a los usuarios, probablemente progresarían más.

Gnome 2 en Zorin

KDE, la opción más completa
Quizás el entorno tradicional más antiguo aún en uso, KDE es la contrapartida actual a Gnome, con quien desde el «albor de los tiempos» linuxeros mantiene una batalla por la supremacía. De origen alemán, Matthias Ettrich comienza su desarrollo en el otoño de 1996. Probablemente por su atadura a las librerías qt, que durante mucho tiempo tuvieron partes que no cumplían con los estándares de la FSF, KDE no alcanzó la popularidad de Gnome en cuanto a ser incluido como predeterminado en las distros punteras. Igualmente, el cambio del estable y conocido KDE 3.10 a KDE 4 resultó, como ahora con Gnome, en una sarta de críticas y desbandada de usuarios.

El motivo, sin embargo, no era la poca usabilidad o productividad del entonces nuevo entorno, más bien la gran cantidad de errores («¿quién no ha recibido un plasma crashes signal 11?») que provocaba. Con el paso de las versiones la cosa fue mejorando hasta el punto en que se encuentra ahora, con la 4.9. lanzada el pasado mes de agosto. KDE, más que un entorno de escritorio, es una colección de software completa que proporciona una experiencia muy parecida en cada una de sus aplicaciones y que, además, es multiplataforma al proporcionar versiones para Linux, FreeBSD, Solaris, Windows y Mac.

Con distribuciones en las que es protagonista absoluto (Chakra) y otras en las que, por el buen trabajo de integración, se nota que es el preferido (openSUSE o Mageia) KDE ofrece en estos momentos el conjunto de aplicaciones-escritorio que me parece más completo y con un aspecto que se asemeja en parte al del sistema de Microsoft (una de las cosas que, no entiendo el motivo, siempre se le ha achacado en forma de crítica a este entorno). De igual forma es, por mucho, el más configurable de los escritorios. Lástima que algunos, como el que escribe estas líneas, cayeramos en su día enamorados de Gnome y sus sencillas aplicaciones…

KDE en Arch Linux

XFCE, el hermano pequeño se hizo mayor
El entorno de escritorio libre de colesterol, significado del acrónimo XFCE en inglés, siempre se tuvo por un sistema ligero, indicado para ordenadores más antiguos. Nació en 1996 de la mente y el teclado de Olivier Fourdan, pero no fue hasta 1999 cuando lo reescribió por entero y lo basó en gtk, las mismas librerías en que se basaba Gnome.

Contando con un equipo de desarrollo más limitado que Gnome o KDE, XFCE ha evolucionado, pero lo ha hecho bastante más despacio. En la actualidad va por la versión 4.10, justamente desde la que escribo, y ha ejercido de nuevo hogar para muchos refugiados de Gnome 3. Con las nuevas funciones que ha ido implementando con los años, en especial las que implican a su gestor de archivos Thunar, se ha convertido en un escritorio maduro, quizás no ya tan liviano, pero que ofrece un equilibrio entre consumo y prestaciones muy interesante.

XFCE en Arch Linux

Unity, o cómo tirar por la calle de en medio
Algo que ocurre con mucha frecuencia en Linux: cualquier cosa no nos gusta, o nos gustaba antes y ahora no, pues ya tenemos la coartada perfecta para cambiarla… o crear una nueva. Es lo que Canonical debió pensar cuando intuyeron que Gnome 3 no iba a ser lo que se esperaba, la evolución natural de Gnome 2, sino algo completamente diferente. Y como no les gustó, supongo, decidieron crear su propia interfaz, orientada al uso en distintas plataformas: Unity.

En mi opinión, Unity no es tan diferente de Gnome 3, se aferra a un modelo parecido con algunas modificaciones, siendo la más notable la barra lateral. Y, como señalaba del escritorio de la huella, uno se llega a acostumbrar a trabajar en Unity y a precisar aplicaciones de terceros para configurarlo. El problema que se me presenta es el mismo: la inestabilidad. Mis pruebas de Unity casi siempre arrojaron errores y cuelgues por todas partes, excepción hecha de la versión LTS, Ubuntu Precise, donde el entorno se comportó con más estabilidad y mejor desempeño.

Reconozco, más allá de filias y fobias, que Unity está mejorando y su uso en estos momentos no enerva tanto como en las primeras versiones. La integración de la barra lateral, el HUD y la barra superior es una opción interesante. Aun así, tema Amazon aparte, Unity no es en absoluto mi entorno preferido.

Unity en Ubuntu 12.04

LXDE, el entorno más liviano
Si pusiéramos el límite entre lo que sería usar únicamente un gestor de ventanas y un entorno completo de escritorio, LXDE sería la frontera. De origen taiwanés, escrito en C y usando librerías gtk, se trata de la mejor opción para equipos muy modestos, ocupando el lugar que en su momento ostentaba XFCE. Lo he usado poco y he sacado dos conclusiones: es, en efecto, muy rápido y ligero. Y se me queda corto, sobre todo en cuanto al aspecto, si bien se puede configurar con herramientas como la popular LXAppearance.

LXDE en Peppermint Os 3


E17, la beta interminable
Enlightenment lleva tanto tiempo desarrollando su versión 17 que todo el mundo lo conoce por ese nombre, E17. Desde diciembre de 2000 (12 añitos, nada menos) se encuentra en estado beta el entorno de escritorio basado en las librerías EFL. Sin embargo, todo tiene un principio y un final, y mañana mismo, si los Mayas estaban equivocados, verá la luz la versión definitiva que han tenido a bien en llamar Omega.

Se trata de un gestor de ventanas que ha evolucionado a entorno completo, muy liviano y a la vez muy bonito, diferente. Su configuración es un reto, pues no maneja los mismos conceptos conocidos de barra de tareas, plasmoides y demás, es algo totalmente distinto. Lo he probado en Bodhi y Snowlinux, con resultados dispares. Lo peor, los errores que «matan» el escritorio y me devuelven a la pantalla de login de cuando en cuando. Lo mejor, el aspecto y las posibilidades de configuración.

E17 en Bodhi

Cinnamon, lo que se esperaba de Gnome 3
Otro ejemplo de lo que comentaba sobre Unity. El equipo de Linux Mint decidió que ni ésta ni Gnome 3 encajaban en su distribución y había que crear otra cosa, dando pie a la aparición de Cinnamon, al que muchos han calificado como el heredero natural de Gnome 2, o lo que dicho escritorio debería haber sido de no haber mediado el brutal cambio de enfoque del equipo de desarrolladores.

Estoy de acuerdo con dicha afirmación pero, a pesar de todo, Cinnamon no me termina de agradar. Lo veo un poco forzado, sobre todo en mi ordenador con AMD/ATI, y da la impresión de ser «algo» que se mueve encima de Gnome 3. Es solo una impresión, pues emplean distintos gestores de ventana e incluso distintos navegadores de archivo, pero no deja de parecerme eso, una variante algo forzada.

Cinnamon en Cinnarch

MATE, seguir donde lo dejaron otros
La mayoría de usuarios de Gnome 2, una vez se supo del cambio tan drástico en el escritorio que supondría la nueva versión, optaron por el cambio. Un usuario de Arch Linux (Perberos), en cambio, optó por continuar el trabajo donde otros ya no querían seguir, renombrando el viejo Gnome 2 como MATE 1.

MATE va ya por su versión 1.4, alcanzando el punto en que no solo mantiene la apariencia y funcionalidad del entorno en que se basa, sino que ha comenzado ya a solucionar problemas que presentaba Gnome 2, es decir, ha empezado a evolucionar. En un principio me mostraba escéptico y pensaba que podría seguir el camino de Trinity, el fork de KDE 3, es decir, quedar relegado al ostracismo. Pero no ha sido así, sobre todo gracias al apoyo del equipo de Linux Mint, que mantiene a MATE como un escritorio de referencia en sus distribuciones.

MATE en Linux Mint 14

Sé que me dejo muchas cosas en el tintero, pero tampoco pretendo con esta reseña sentar cátedra sobre el mundo de los entornos de escritorio. Mi intención no va más allá de orientar un poco al usuario novel y dar mi opinión. He obviado, por eso y por no ser realmente «entornos», los gestores de ventanas como Openbox.

Y, después de este tocho, ¿con cuál me quedo? Es una pregunta complicada, fui mucho tiempo usuario de Gnome 2 y, tras su desaparición, lo cierto es que me sentía perdido. Usé KDE también durante varios meses, pero estaba tan acostumbrado a Gnome y sus aplicaciones que no me hallaba completamente a gusto. Los entornos en los que obtengo mejores resultados y  donde mejor me muevo son, actualmente, XFCE y MATE.

XFCE en Arch Linux

La balanza se inclina ligeramente en favor de XFCE, debido sobre todo a que en MATE sigo encontrando problemillas derivados del hecho de que las aplicaciones más antiguas siguen tratando de interactuar con Gnome 2, y al haber cambiado muchos servicios de nombre se producen errores. Es algo que se va corrigiendo poco a poco, por eso sigo muy de cerca el desarrollo de MATE, aunque a veces me pregunto si merece la pena continuar por ese camino. En cualquier caso, XFCE se va adaptando a mí y viceversa, y en esas estamos el uno y el otro…

Nada más, espero vuestras opiniones y preferencias y aprovecho para desearos a todos una Feliz Navidad y un Próspero Año 2013.

Arch Linux: configuración avanzada

Con la llegada de systemd quedaron obsoletos todos los tutoriales de Arch Linux que tenía en el blog, de manera que he optado por prescindir de todos ellos, modificar el último y crear uno nuevo. Para simplificar la cuestión, nos quedamos con el tutorial de instalación básica y hoy nos vamos a ocupar de la configuración y puesta a punto, para posteriormente instalar un entorno de escritorio, que en esta ocasión será XFCE. Sigue teniendo validez, sin embargo, el que dediqué a la configuración de KDE, donde también daba unos primeros trazos sobre lo que es y supone la aparición de systemd en Arch.

El motivo de elegir XFCE y no KDE o cualquier otro es largo de explicar. Buena oportunidad para hacer un artículo sobre los entornos de escritorio en la actualidad, mira por dónde. Resumiendo, Gnome no me acaba de funcionar bien, KDE me ofrece más de lo que necesito y el resto me ofrece menos. XFCE es, hoy por hoy, la opción más equilibrada para mí. Nos extenderemos sobre la cuestión en un tema aparte, vamos a centrarnos hoy en la tarea que nos ocupa que no es otra que transformar la pantalla de inicio en consola de Arch Linux, punto en el que nos quedamos en el primer tutorial, en un bonito sistema de uso diario. Vamos a ello sin más dilación.

Agregamos nuestro usuario
Nos habíamos quedado nada más entrar como root en el nuevo sistema. Lógicamente, como ya sabemos, estamos en modo consola al carecer de un entorno de escritorio instalado en este momento. Hacemos:

[root@nuestrosistema~]$ useradd -m -g users -s /bin/bash usuario 

Siendo «usuario» el nombre que vamos a dar a nuestro usuario, valga la redundancia, e introducimos luego los datos adicionales. Con dejarlo todo por defecto bastará, ya no es preciso agregar al usuario a ningún grupo como había que hacer antes al haber cambiado el paradigma a systemd. Ponemos la contraseña deseada para el usuario y continuamos.

Levantamos la red
El servicio dhcpcd es el encargado de manejar nuestra conexión de red, absolutamente imprescindible para poder usar Internet y con ella instalar los paquetes que precisamos. Para iniciar la conexión y decirle al sistema que la inicie en cada entrada al mismo:

[root@nuestrosistema~]$ systemctl enable dhcpcd

Poniendo el teclado en español
Para ello usamos la siguiente orden:

[root@nuestrosistema~]$ localectl set-keymap es

Fijando el idioma predeterminado del sistema
Por defecto se toma el inglés, para cambiarlo a español:

[root@nuestrosistema~]$ localectl set-locale LANG=»es_ES.utf8″

Fijando nuestro huso horario
Para poner la zona horaria correcta:

[root@nuestrosistema~]$ timedatectl set-timezone Europe/Madrid

Escoger hora local u hora universal
Dependiendo de si tenemos otro sistema instalado, generalmente Windows, nos interesará que el reloj en Arch esté en hora local o en hora universal (UTC). Después de muchas instalaciones de sistemas todavía no tengo claro qué estándar emplea cada distro, pero si compartes partición con el sistema de Microsoft (y lo usas) es conveniente que fijes el reloj en local:

[root@nuestrosistema~]$ timedatectl set-local-rtc 1

En caso contrario, cambia el 1 por un 0 y el reloj quedará en UTC.

Poner el nombre al equipo
Dato importante de cara a las comparticiones en red y demás. Para llamar a nuestra máquina «nuestrosistema»:

[root@nuestrosistema~]$ hostnamectl set-hostname nuestrosistema

Instalando sudo
Como veréis el tema de las configuraciones se ha simplificado mucho con systemd, apenas es necesario editar a mano archivos como había que hacer antes. Órdenes concisas y precisas, no hay más. Ha llegado el momento de dejar de ser el usuario administrador, para lo cual instalaremos sudo. Vamos a actualizar el sistema, por si acaso, pues en Arch entran paquetes varias veces al día:

[root@nuestrosistema~]$ pacman -Syu

Y seguidamente instalamos la herramienta sudo:
 
[root@nuestrosistema~]$ pacman -S sudo

Ahora tenemos que dar permiso a nuestro usuario para ejecutar dicha herramienta, de no hacerlo aparecería el clásico mensaje que indica que no estamos entre los sudoers y el incidente será reportado…

Editamos, pues, el archivo en cuestión. En el ejemplo empleo nano, se puede usar también vi o el editor de preferencia de cada cual:

[root@nuestrosistema~]$ EDITOR=nano visudo

En el archivo que aparece se pueden descomentar varias líneas, dependiendo del nivel de seguridad que deseemos para nuestro sistema. Por norma general suelo descomentar «Defaults targetpw» y la línea siguiente (la de los ALL). Haciendo esto permitimos usar los privilegios de root si conocemos la contraseña. Antiguamente empleaba la que daba permiso a los usuarios del grupo wheel, pero me dio problemas ahora que los grupos ya no son necesarios.

Entrando al sistema con nuestro usuario
Cumplido el trámite de la instalación de sudo, podemos hacer uso de dicha herramienta y dejar de ser root todo el tiempo. Para ello, salimos y entramos como nuestro usuario:

[root@nuestrosistema~]$ logout

Introducimos ahora nuestro usuario y contraseña y ya estamos dentro.

Instalando la base del sistema de sonido
Aunque normalmente suelo emplear pulseaudio para que se haga cargo del manejo del sonido en mi sistema, siempre empiezo por configurar lo más básico, esto es, ALSA.
 
[usuario@nuestrosistema~]$ sudo pacman -S alsa-utils alsa-plugins

Tras la instalación, configuramos los distintos dispositivos desde consola:

[usuario@nuestrosistema~]$ alsamixer

Y dejamos los vólumenes como definitivos para los siguientes reinicios con:

[usuario@nuestrosistema~]$ sudo alsactl store

Si lo deseamos, más adelante se podría instalar pulseaudio con la orden:

[usuario@nuestrosistema~]$ sudo pacman -S pulseaudio pulseaudio-alsa

Instalando el servidor gráfico
A continuación vamos con el servidor X. En mi caso, con hardware AMD/ATI, el controlador es xf86-video-ati. Se puede consultar la lista completa de paquetes disponibles aquí. Destacar que se trata de los controladores libres, más adelante ya instalaremos los propietarios si nos interesa.

[usuario@nuestrosistema~]$ sudo pacman -S xorg-server xorg-xinit xorg-utils xorg-server-utils xf86-video-ati mesa mesa-demos xorg-twm xorg-xclock xterm dbus ttf-dejavu

Todos estos paquetes no son imprescindibles, pero conviene instalarlos de cara a lo siguiente que vamos a hacer: probar el funcionamiento de nuestro servidor gráfico.

[usuario@nuestrosistema~]$ startx

Con esto obtendremos un entorno gráfico espartano que nos permitirá comprobar que todo está correcto. Para salir de él basta escribir exit en la consola o pulsar CTRL+ALT+F7. Una vez que sabemos que nuestra configuración es correcta y en aras de la limpieza y claridad del sistema, procedemos a desinstalar algún paquete no necesario:

[usuario@nuestrosistema~]$ sudo pacman -R xorg-twm xorg-xclock xterm

Configurando pacman
El potente gestor de paquetes de Arch viene prácticamente configurado de inicio, pero en mis instalaciones siempre añado dos repositorios. Uno de ellos, multilib, permite obtener soporte para paquetes de 32 bits en entornos de 64 y viene comentado por defecto. El otro, archlinuxfr, es un repositorio no oficial de Arch donde se puede obtener, entre otras, la herramienta yaourt, muy útil para instalar paquetes desde AUR. Hacemos:

[usuario@nuestrosistema~]$ sudo nano /etc/pacman.conf

Y quitamos el carácter # para descomentar las líneas del repositorio multilib. Seguidamente añadimos, al final del archivo:

[archlinuxfr]
Server = http://repo.archlinux.fr/$arch

Guardamos y cerramos con CTRL+O y CTRL+X. Luego:

[usuario@nuestrosistema~]$ sudo pacman -Sy yaourt

Con lo cual añadimos ambos repositorios y actualizamos la lista de paquetes en la caché antes de instalar la herramienta que comentaba anteriormente. Yaourt es lo que se denomina un «AUR Helper» o «ayudante de AUR». Por sus características facilita bastante el trabajo de compilar desde el repositorio de usuarios de Arch. Es mi favorita, pero no la única, en este enlace tenéis una lista de todas estas herramientas.

Instalando el entorno de escritorio
Ya os explicaba más arriba que en este tutorial me he decantado por la instalación de XFCE, que actualmente va por la versión 4.10. Antes solía instalar KDE y luego MATE, pero por diferentes razones he descartado ambos: KDE es un entorno pesado de mantener en Arch, dadas las frecuentes actualizaciones que obligan a descargar muchos megas. No es nada malo, pero para mi gusto es más de lo que necesito, además de que casi todas mis aplicaciones preferidas usan las librerías GTK. MATE es un proyecto que me gustó desde el inicio, pero francamente creo que es difícil que llegue a buen puerto y aunque así fuese (que lo espero y deseo) hoy en día muchas aplicaciones que funcionaban bien en Gnome 2 no lo hacen en este entorno. O, para ser exactos, es necesaria mucha configuración adicional para que todo vaya bien. De modo que vamos con XFCE:

[usuario@nuestrosistema~]$ sudo pacman -S xfce4 xfce4-goodies

Aparecerán varios grupos de paquetes que podemos elegir. Mi recomendación es la habitual, instalarlos todos para minimizar posibles errores que luego siempre hay tiempo de quitar lo que no nos interese. En comparación con Gnome y KDE podremos comprobar que la descarga es sensiblemente menor.

Instalando el gestor de entrada
XFCE carece de un gestor de este tipo, lo que en Gnome sería GDM y en KDE sería KDM. De entre el resto de opciones, mi favorito es LXDM, el gestor de entrada de LXDE:

[usuario@nuestrosistema~]$ yaourt -S lxdm

Es ahora cuando vamos a ver una de las ventajas de systemd en acción. Antes había que editar algunos ficheros a mano para poder añadir el gestor de entrada al sistema. Ahora es tan sencillo como:

[usuario@nuestrosistema~]$ sudo systemctl enable lxdm

Con esta simple instrucción tenemos LXDM habilitado para los restos. Es momento de reiniciar:

[usuario@nuestrosistema~]$ sudo reboot

Y al llegar al gestor solamente debemos escoger, en «tipo de sesión», la opción «Escritorio XFCE» que será la única que nos aparezca. Si todo ha ido bien (seguro que sí) estaremos ya ante un escritorio XFCE 4.10.

Configurando un par de cosas
Lo primero que hago al entrar a un sistema con XFCE recién instalado es cambiar la distribución de teclado, por defecto en inglés. Vamos a Menú –> Sistema –> Preferencias –> Teclado y añadimos el idioma español.

Los poseedores de un microprocesador AMD probablemente habrán notado, al iniciar Arch, que aparecen cuatro líneas de error (o dos, o una, depende del número de núcleos) sobre la incapacidad del sistema de reconocer los «unicode» de AMD. Sin entrar en más detalles sobre el tema, la solución:

[usuario@nuestrosistema~]$ sudo pacman -S amd-ucode

Cuando he instalado Arch en un equipo con procesador Intel no recuerdo que apareciese nada parecido, pero aún así existe un paquete análogo llamado intel-ucode.

Instalando un navegador
XFCE adolece de un navegador «de cabecera», digamos un Epiphany o un Konqueror que se instalan junto con Gnome y KDE, respectivamente. De manera que tenemos que instalar nuestro navegador preferido para poder tener acceso a, entre otras, la valiosa wiki de Arch donde encontraremos mucha más información que aquí. El navegador elegido es, obviamente, cosa de cada cual, tan solo señalar que están disponibles todos y en distintos estados de desarrollo. En mi caso:

[usuario@nuestrosistema~]$ sudo pacman -S firefox firefox-i18n-es-es

Instalando fuentes
Para no tener problemas deberemos instalar varias fuentes tipográficas. El listado es muy extenso, como nos indica la correspondiente entrada en la wiki. Respecto al renderizado suelo preferir el que nos brinda Ubuntu con sus paquetes parcheados, lo tenemos a un «yaourt» de distancia:

[usuario@nuestrosistema~]$ yaourt -S freetype2-ubuntu fontconfig-ubuntu cairo-ubuntu

Podemos contestar afirmativamente a cuantas incompatibilidades nos surjan sin problema alguno, estos paquetes vienen a sustituir a freetype2, fontconfig y cairo.

Instalando los drivers propietarios AMD
Quizás el paso más problemático de todos, pero hay que ser valientes… Lo ideal sería quedarse con los controladores libres, sobre todo cuando no se desea emplear el equipo para jugar o desarrollar aplicaciones gráficas y demás. Eso, como digo, sería lo ideal si el driver libre no fallara como lo hace. En mi caso, dicho driver impide volver a ver la pantalla después de una suspensión, circunstancia que podría pasar por alto limitándome a no usar este modo. Y estaba decidido a hacerlo, pero por desgracia con la última actualización de xorg-server el controlador libre ha empezado a fallar y a provocar extraños artefactos en la parte inferior de la pantalla y en algunas ventanas.

Es lo que más detesto de las actualizaciones: que arreglen un problema para crear otro. Ninguna de las soluciones propuestas aquí me han servido, de modo que solo me quedaba volver a optar por los dichosos drivers propietarios. Desde hace algún tiempo se han vuelto a incluir estos controladores en los repositorios oficiales de Arch y como quiera que intuyo que muchos de mis problemas pasados se deben a instalaciones hechas desde AUR y otros repositorios no oficiales, en esta ocasión y en venideras voy a optar por quedarme con los oficiales. Al lío:

[usuario@nuestrosistema~]$ sudo pacman -R ati-dri xf86-video-ati

Lo primero es lo primero: quitamos los controladores libres. Vamos ahora a instalar todo lo necesario para la compilación y mantenimiento de los privativos:

[usuario@nuestrosistema~]$ sudo pacman -S dkms linux-headers catalyst-dkms catalyst-utils lib32-catalyst-utils

De las varias posibilidades para instalar los drivers he escogido la que detecta automáticamente una actualización en el kernel y los vuelve a compilar cuando proceda. Para eso sirve dkms, pero será en vano si no activamos dicho servicio:

[usuario@nuestrosistema~]$ sudo systemctl enable dkms

Y procedemos a configurar Catalyst:

[usuario@nuestrosistema~]$ sudo aticonfig –initial

Añadimos el módulo, denominado fglrx, a la lista a cargar:

[usuario@nuestrosistema~]$ sudo nano /etc/modules-load.d/fglrx

En el fichero que hemos creado solamente debemos añadir la palabra fglrx, guardar y cerrar. A continuación tenemos que asegurarnos de que el sistema inicia con el parámetro «nomodeset» activado, para lo cual editamos el fichero de configuración de Grub:

[usuario@nuestrosistema~]$ sudo nano /etc/default/grub

Y en la línea GRUB_CMDLINE_LINUX=»», entre las comillas, añadimos la expresión citada. Quedaría así:

GRUB_CMDLINE_LINUX=»nomodeset»

Guardamos, salimos y rehacemos el Grub:

[usuario@nuestrosistema~]$ sudo grub-mkconfig -o /boot/grub/grub.cfg

Reiniciamos y listo, nuestro sistema estará funcionando con los controladores propietarios de AMD/ATI. Como sabéis, nada de esto es preciso cuando nuestro hardware es Intel (suele funcionar sin problemas). Y en cuanto a Nvidia, no tengo ninguna experiencia con estos drivers, de modo que no puedo ser de gran ayuda. En la wiki está la respuesta.

Integración de Gtk y Qt en XFCE
Al estar basado en las librerías Gtk2 no encontraremos problemas con los programas que en esta se fundamentan con XFCE. Sin embargo, a día de hoy, muchos de los programas más utilizados han sido portados a Gtk3 y otros muchos están basados en las librerías Qt creadas en su día por Nokia y actualmente en manos de Digia. ¿Esto qué quiere decir y en qué medida nos afecta? Lo vemos a continuación.

Al escoger un tema de escritorio, por poner como ejemplo uno de mis favoritos digamos Shiki-Brave, si éste no cuenta con versión Gtk3 y abrimos una aplicación ya portada (como Cheese), el aspecto que va a adoptar es muy parecido al que tenía en su tiempo Windows 95, esto es, horroroso a los ojos de nuestro tiempo. Por este motivo deberemos buscar, siempre que nos importe la estética de nuestro sistema, un tema que cuente con versiones para ambos conjuntos de librerías. El que uso en mi Arch es Greybird, popular tema de Xubuntu 12.04 que combina muy bien con el set de iconos Faenza:

[usuario@nuestrosistema~]$ yaourt -S faenza-icon-theme faenza-xfce-addon xfce-theme-greybird

En lo que respecta la integración Qt, con programas como VLC o Clementine que se basan en ella, una vez que instalemos cualquiera de dichas aplicaciones nos aparecerá en el menú una entrada, dentro del submenú Desarrollo, con tres comandos. Si ejecutamos QtAssistant encontraremos ayuda para solucionar este asunto, si bien es muy sencillo:

[usuario@nuestrosistema~]$ qtconfig

Con esta utilidad podemos elegir el tema y las fuentes con los que se mostrarán las aplicaciones Qt.

Hacer que Grub vea nuestra partición Windows
Ignoro la razón, pero el caso es que Arch Linux no reconoce nunca mi partición con Windows 7, aunque instale os-prober y rehaga el Grub una y otra vez. No hay manera. La solución pasa por añadir manualmente la partición con el sistema de Redmond al archivo /etc/grub.d/40_custom:

[usuario@nuestrosistema~]$ sudo nano /etc/grub.d/40_custom

Allí, al final del todo añadiremos:

# Windows 7
menuentry «Windows 7» {
set root=(hd0,1)
chainloader (hd0,1)+1
}

Teniendo cuidado de sustituir la partición que he puesto por aquella en la que esté vuestro Windows. En mi caso es la primera partición del primer disco duro, es decir, (hd0,1). Podemos averiguar cuál es la nuestra con:

[usuario@nuestrosistema~]$ sudo blkid

Lo que nos dará como resultado un listado de particiones ordenado. Por lo general, Windows suele ser la primera de tipo «ntfs», o la segunda si nuestro ordenador venía con una partición de recuperación del sistema.

Tras guardar y salir del archivo 40_custom, hay que volver a crear el Grub:

[usuario@nuestrosistema~]$ sudo grub-mkconfig -o /boot/grub/grub.cfg

Si reiniciamos comprobaremos como ya aparece la entrada correspondiente a Windows 7 en el listado.

Instalación y configuración de Samba
La red doméstica de que dispongo es muy escueta: mi ordenador de sobremesa, por todos conocido, al que llamo Galileo como pequeño homenaje a mi corta estancia en la antigua Facultad de Informática de la Universidad de Sevilla, hoy Escuela Superior, y un portátil Acer con procesador i3 y gráfica integrada. Nada más. La única utilidad que tiene la red casera para mí es permitirme enviar archivos desde el sobremesa al portátil, normalmente archivos de vídeo que descargo en el primero para ver en el segundo. Como quiera que el portátil lo usa mi mujer, quien no quiere abandonar Windows (el enemigo en casa, lo sé), preciso instalar y configurar Samba para permitir la comunicación entre ambos equipos.

[usuario@nuestrosistema~]$ yaourt -S samba gvfs-smb thunar-shares-plugin

Después de instalarlo hemos de ejecutar y habilitar los servicios:

[usuario@nuestrosistema~]$ sudo systemctl enable smbd.service nmbd.service

También tendremos que crear una cuenta de Samba para nuestro usuario:

[usuario@nuestrosistema~]$ sudo pbedit -a -u nuestrousuario

Y, para finalizar, copiar el fichero de configuración por defecto de Samba y añadir a él los directorios que deseamos compartir. En mi caso suelo incluir toda la carpeta Home:

[usuario@nuestrosistema~]$ sudo cp /etc/samba/smb.conf.default /etc/samba/smb.conf

Ese es el archivo que tendremos que configurar a nuestro gusto. En casi todas mis instalaciones me limito a descomentar la línea que contiene el nombre del grupo de trabajo y cambiarla por «Workgroup» cuando difiere de éste. También acostumbro a añadir una compartición Pública para mi directorio Home al final del fichero, lo que equivaldría a algo así:

[Publico]
   comment = directorio home
   path = /home/nuestrousuario
   public = yes
   only guest = yes
   writable = yes
   printable = no

Pero en la mayoría de los casos no consigo que Windows vea el directorio en cuestión, lo cual no me supone un problema dado que desde mi equipo de escritorio sí que puedo acceder a las carpetas del portátil. La configuración de un equipo con Windows para compartir carpetas se la dejo a Google… Yo lo hice en su día y, hasta la fecha, ningún problema.

Instalar Flash y códecs multimedia
Para aquellos que no somos devotos de Chrome y continuamos amarrados a Firefox nos es preciso instalar el plugin para reproducir contenido en Flash:

[usuario@nuestrosistema~]$ sudo pacman -S flashplugin

Para reproducir sin dificultades todo tipo de archivos multimedia es recomendable echar un ojo a esta página de la wiki e instalar los que precisemos. Además, suelo instalar:

[usuario@nuestrosistema~]$ yaourt -S codecs64 libdvdcss gstreamer0.10-plugins

Instalar un reproductor multimedia
La primera opción que se me viene a la mente como programa reproductor en un escritorio con XFCE es Parole. Sin embargo no conseguí que reprodujese archivos en streaming desde el portátil. Luego instalé Tótem, que no fue capaz de reproducir archivos de vídeo en alta definición pese a que creo que había instalado todas las dependencias (este es uno de los defectos que encuentro en XFCE, depende demasiado de Gnome para según qué cosas). La solución final pasó por instalar VLC, que funciona a la perfección:

[usuario@nuestrosistema~]$ sudo pacman -S vlc

Instalar un reproductor de música
En este sentido mi favorito es, desde hace tiempo, Clementine. Es de las pocas aplicaciones Qt que utilizo, pero lo cierto es que no lo cambio por ningún otro reproductor Gtk. Hay que acordarse de ejecutar qtconfig si no queremos que el aspecto que presente sea el de un programa de hace 20 años…

[usuario@nuestrosistema~]$ sudo pacman -S clementine

Para la música en streaming y las recomendaciones solía emplear Vagalume como aplicación para conectarme gratuitamente a Last.fm, pero desde el pasado 1 de Diciembre han cambiado el protocolo de comunicación, dejando a Vagalume inservible. Lo que empleo ahora es Spotify para Linux, que también incluye la posibilidad de conectarse a las listas recomendadas de Last.fm:

[usuario@nuestrosistema~]$ yaourt  -S spotify

Instalar la suite ofimática
Pocas dudas a este respecto, Libreoffice sigue siendo el referente dentro de las suites ofimáticas del software libre. Para instalarla en Arch:

[usuario@nuestrosistema~]$ sudo pacman -S libreoffice

Pacman nos ofrecerá escoger los módulos que nos interesen, así como los idiomas. Debemos tener la precaución de instalar libreoffice-gnome (que debiera llamarse libreoffice-gtk, en realidad) para que, una vez más, la integración gtk sea la adecuada.

Instalar software para trabajar con imágenes
Poco que decir a este respecto, instalo mi programa de manejo de colecciones fotográficas por excelencia (Shotwell) y el de manipulación de imágenes (Gimp). También es preceptiva la instalación de un visor de imágenes si no nos gusta Ristretto, que es el que viene por defecto con XFCE, y de un manejador de archivos PDF:

[usuario@nuestrosistema~]$ sudo pacman -S shotwell gimp mupdf

Se puede instalar Eye of Gnome, pero prefiero emplear el visor que trae Shotwell.

Configurar la impresora
Si no queremos encontrarnos con sorpresas desagradables aconsejo, por experiencia propia, instalar todos los paquetes que recomiendan en la wiki de Arch para el funcionamiento correcto de nuestra impresora. La utilidad de alguno de ellos depende del modelo, para mi Epson Stylus Color 680 del Jurásico (adquirí este modelo junto con un Athlon a 1 Ghz allá por 2001) instalo:

[usuario@nuestrosistema~]$ sudo pacman -S cups cups-filters ghostscript gsfonts avahi gutenprint foomatic-db foomatic-db-engine foomatic-db-nonfree foomatic-filters cups-pdf

Casi nada, pero como ya digo cuando he optado por la vía rápida en una instalación de Arch (esto es, instalar lo que recuerdo de memoria sin recurrir a la wiki) siempre, invariablemente, me ha faltado algo que ha hecho fallar la impresión. Después de esta instalación procedemos a iniciar los servicios que necesitaremos para esta tarea:

[usuario@nuestrosistema~]$ sudo systemctl enable cups.service avahi-daemon.service

Y a continuación vamos a encender la impresora y a configurarla, usando la interfaz web de Cups, es decir, abrimos el navegador y escribimos en la barra de direcciones http://localhost:631.

En la página que vemos tenemos que escoger la opción «Añadiendo impresoras y clases», introducir nuestra contraseña de root y seguir los pasos que se indican.

Configurar el escáner
Mi también vetusto escáner es un Epson Perfection 640U de la misma hornada que mi impresora. Pero ahí sigue, cumpliendo su cometido. Normalmente suelo instalar los paquetes iscan e iscan-data desde AUR, pues son herramientas específicas para equipos Epson que no me habían fallado hasta ahora. Sin embargo, en esta última instalación de Arch con XFCE no he logrado hacerlo funcionar. He optado por instalar Simple Scan con una variante del paquete sane, disponible en AUR, que soluciona un error conocido en la comunicación del programa con systemd:

[usuario@nuestrosistema~]$ yaourt -S simple-scan sane-git

Configurar la webcam
Al contrario de lo que ocurría hace unos años actualmente no es preciso hacer nada para que nuestra webcam, salvo que sea un modelo no soportado en Linux, funcione sobre la marcha. El kernel incorpora los controladores necesarios para que mi Hércules Dualpix Exchange luzca en todo su modesto esplendor. 
 

Últimos retoques: Docky y tema para LXDM
Para ir concluyendo el tutorial os indico un par de pinceladas más que me gusta dar a mi sistema. En primer lugar, la instalación de un dock, siendo mi favorito de siempre Docky. He probado opciones más recargadas, como AWN y Cairo Dock, y más ligeras como Plank, pero me sigo quedando con el habitual. Para que Docky sea plenamente funcional en XFCE tenemos que descargar un paquete desde AUR que, de no estar instalado, provoca unos molestos cuelgues en el dock, que desaparece de buenas a primeras. Con dicho paquete instalado las desapariciones se reducen al mínimo, pero esto es algo inherente a Docky que aún no ha sido arreglado, pues igualmente me venía pasando en SolusOS.

[usuario@nuestrosistema~]$ yaourt -S docky gio-sharp-commit

Si vamos a utilizar alguna funcionalidad de Docky que requiera conexión a la red es aconsejable instalar NetworkManager e iniciar el servicio:

[usuario@nuestrosistema~]$ sudo pacman -S networkmanager

[usuario@nuestrosistema~]$ sudo systemctl enable NetworkManager.service

Muy importante prestar atención a las mayúsculas, si no lo escribimos tal como aparece en el ejemplo no iniciará.

Como último apunte, para quienes prefieran un LXDM tematizado de Arch, hay que instalar un paquete:

[usuario@nuestrosistema~]$ yaourt -S archlinux-lxdm-theme-full

Tras la instalación hay que editar el archivo /etc/lxdm/lxdm.conf:

[usuario@nuestrosistema~]$ sudo nano /etc/lxdm/lxdm.conf

Cambiamos la línea «theme» dejándola así:

theme = Archlinux

Guardamos, salimos y reiniciamos para ver el cambio de look. Luego podemos tomarnos un buen café (o un whisky a lo Yoyo Fernández haciendo un screencast, ya esto es a gusto del consumidor) para congratularnos por un trabajo bien hecho. Ciertamente, no voy a negar que configurar Arch Linux requiere trabajo y conocimientos, pero tampoco que, una vez pasado el trago, disfrutaremos de un sistema muy ligero, moldeado a nuestro gusto y donde conocemos y controlamos cada una de las cosas que se han instalado en él.

Ya después, si somos de tal condición, podemos fardar y tal… Bueno, bromas aparte, espero que este tutorial le sea de utilidad a alguien que pretenda iniciarse en este apasionante mundo que es Arch Linux. Quedo a vuestra disposición para tratar de solventar errores o cuestiones que puedan surgir, así como corregir alguna parte del tutorial que pudiera estar equivocada. Un saludo a todos.

Sobre el futuro del blog

No, no estoy muerto y tampoco de parranda, lo que pasa es que cada día me cuesta más encontrar material para el blog. Las últimas probaturas, exceptuando Frugalware, han resultado ser un fiasco, y aunque no fuera así reconozco que mis ganas de instalar nuevas distribuciones ya hace tiempo que se mantienen al mínimo. Es posible que la estabilidad a prueba de bombas que he encontrado en SolusOS sea uno de los motivos principales. También puede ser que, tras más de un año instalando y probando distribuciones de todo tipo las nuevas versiones no me digan nada. Es descorazonador comprobar como la aparición de novedades, en algunas ocasiones, lejos de solucionar problemas crean otros nuevos, por no hablar de lo mal que me llevo con Gnome 3 y Cinnamon por culpa de mi hardware. Pero no solo se debe a esto, mi última intentona (Aptosid) conseguí hacerla iniciar e incluso la instalé, pero me encontré con lo mismo de la última versión, aspecto idéntico, errores idénticos. ¿Para qué hacer una revisión nueva sobre algo que ha variado tan poco en un año?

Cuando el final de 2012 se acerca creo que llega el momento de replantearse un poco el trabajo que hago aquí. Es cierto que el objetivo primordial de un blog personal es el entretenimiento de quien lo escribe y que cuando este desaparece, probablemente lo más razonable sea que lo mismo le ocurra al blog. Pero, ciertamente, me gusta la pequeña comunidad que hemos construido en torno a La Sombra del Helicóptero, igual que me gustan las aportaciones esporádicas de gente que llega aquí desde Google, buscando soluciones a los sempiternos problemas de esta o aquella distro. Es por eso que no quiero que el blog desaparezca, pero me veo obligado a dar un giro en el enfoque del mismo.

Está claro que la meta de un blog que se basa en el software libre nunca puede ser ganar dinero, por obvias razones, de manera que buscar un acicate económico en forma de Adwords o lo que sea no está contemplado. Que levante la mano aquel que no tenga activado algún tipo de bloqueador de publicidad… Es absurdo a todas luces pretender sacar incentivo material de aquí. Así que el cambio debe centrarse en otra cosa.

Llevo semanas pensando en una forma de mejorar la utilidad de este sitio a la par que mantener a raya el aburrimiento que me produce la repetitiva tarea de probar versiones de distribuciones. Una de las opciones que se me ocurrieron fue la de mantener una distro durante un mes entero como único sistema operativo (lo sé, vivir al límite). En principio pensaba centrarme únicamente en las distribuciones más populares de Distrowatch, pero en dicha lista hay algunas que sé positivamente que no iba a ser capaz de aguantar ni un día. La idea me rondaba la cabeza, pero los potenciales inconvenientes me aconsejaban continuar la búsqueda de algo distinto.

Luego está el tema de Arch. Lo he repetido hasta la saciedad, la distribución creada por Vinet me persigue desde la primera vez que la instalé y eso jamás cambiará. En los últimos días me he dedicado a actualizar mi obsoleto tutorial sobre su instalación, pues puede haber gente que intente emplearlo para descubrir que todo eso de los demonios y el inicio basado en init ya no tiene validez alguna. Tengo pendiente el artículo nuevo, que espero publicar pronto. La cuestión es: ¿cómo encajar a Arch Linux en la ecuación?

Y la última variable de este particular embrollo mental se refiere a la crítica. Los que sois seguidores habituales del blog sabéis que no me gusta demasiado este aspecto inherente a toda revisión, que es el de valorar negativamente el trabajo desinteresado. Creo que preferiría aportar soluciones a señalar defectos, la verdad, pues esto es software libre y no somos clientes con derecho a reclamar, sino usuarios con el deber de aportar. Así lo veo yo, cada uno es libre, faltaría más, de opinar de otra forma.

Voy concluyendo. Mi idea para el futuro es centrar el blog en Arch Linux y sus derivadas más importantes. Mantendría particiones con Arch, Chakra, Manjaro, Archbang, Bridge y Cinnarch (actualmente son las seis más populares en el ranking) y el blog se ocuparía de las novedades y la resolución de problemas. Por lo que sé los blogs sobre Arch y compañía no abundan precisamente, con lo que sería una manera de diferenciar un poco mi trabajo en la red. Esta es mi intención y el camino que pretendo seguir en un futuro.

Comparto con vosotros mi idea porque sin los lectores no tiene mucho sentido que esta aventura continúe, siga el rumbo que siga. Espero vuestras opiniones. Y no penseis que todo este rollo obedece a un nuevo ataque de distro hopping. Es todo lo contrario: SolusOS es tan buena y tan sólida que no me da problemas ni novedades suficientes como para centrar el blog en ella. Es la distro que he instalado ya a tres familiares y la que recomiendo para reducir las dificultades al mínimo. Se podría decir que es tan perfecta que aburre… Un saludo a todos.