¿Qué fue del bloguero aquél?

El mes pasado este blog cumplía 7 años en línea. Lo hacía de manera sigilosa, es verdad, porque con el artículo de hoy se rompen 6 meses de silencio en esta página. Algo que a nadie cogería por sorpresa, pues ya advertía en mi enésimo retorno que solo iba a escribir cuando tuviese cosas que contar. Actualmente me dedico más a vivir que a pensar en el blogueo, de ahí que no encuentre casi nunca un ratillo para meterme en faena. Pero bueno, hoy he hallado ese hueco, de modo que allá vamos: me dispongo a resumir cómo me van las cosas, que para algo esto es un blog personal.

Mejorando en lo profesional

El mes de Junio trajo consigo un mejor contrato en el servicio de salud público para el cual trabajo. Tras 7 años (anda, los mismos que tiene el blog) trabajando a tiempo parcial y lejos de mi casa, en un hospital comarcal, la señora de la bolsa de empleo tuvo a bien mejorar mis condiciones: contrato a tiempo completo y un gran hospital de mi ciudad. Eso sí, sigo en Urgencias, supongo que por conveniencia para todos, al poder aprovechar mi experiencia en este campo mejor que en cualquier otro. Algún día os contaré, si es que encuentro el momento, por qué las enfermeras somos todo-terrenos que se supone debemos conocer la profesión en todas sus especialidades, y cómo esto es una locura tanto para nosotras como para los pacientes. Y no sigo por aquí, que me conozco.

Por pura y simple lógica, esta mejoría en mis condiciones lleva aparejado más tiempo en el hospital y menos en mi casa. Ha disminuido mi tiempo libre, y el que tengo deseo dedicarlo a menesteres más provechosos que escribir sobre Linux y sus infinitas distribuciones. Llamadme loco.

Las malditas oposiciones

Ese servicio de salud para el que trabajo se empeña en sacar convocatorias de oposiciones casi de corrido, una tras otra, sin siquiera dar tiempo a terminar de resolver la anterior. Este hecho sin precedentes provoca, por un lado, que haya opositores que se deben presentar a la siguiente convocatoria sin saber si han sacado ya la plaza en la anterior. Así es, un auténtico dislate propio de repúblicas bananeras. Por otra parte, nos obliga a todos los demás a seguir estudiando y probar suerte en el siguiente examen, lo que ocurrirá cuando les salga de las narices fijar una fecha definitiva.

Yo me he presentado a las dos últimas, con suerte dispar. En la primera aprobé, pero no obtuve plaza. En la segunda ni siquiera he pasado el corte. Ahora ando preparando el tercer asalto, que se supone será en Mayo… o no. La cuestión es que hay que estudiar, y esto mina aun más mi poco tiempo de asueto disponible.

Viviendo sin Windows

El asunto éste de la actualización maldita de Windows 10 que, al parecer, borra algunos de tus archivos personales lo he vivido de lejos. Con más sorna que otra cosa, para qué engañarnos. Hace algunos meses que prescindí de mi partición con el sistema de Microsoft después de cargarme el arranque cuando hacía una prueba con openSUSE. Traté en vano de recuperarlo. Bueno, tampoco lo intenté con todas mis fuerzas, siendo sincero, pero el caso es que no lo logré.

Desde entonces vivo en Linux Mint 18.3, con un Windows virtualizado que no he necesitado utilizar todavía. Intenté quedarme en la última versión de la distro, la 19, pero había un error muy grosero que me lo impedía… y, ¿sabéis qué? ¡Ni siquiera lo recuerdo! Sin pensármelo dos veces me bajé la versión anterior y me quedé tan pancho. Me ha sido sencillo habituarme porque ya no juego con el ordenador desde que entró una Playstation 4 en casa. No merece la pena, para echar cuatro ratos al FIFA, mantener Windows en el equipo cuando en la consola corre un millón de veces mejor. Perdón si exagero, es que soy andaluz.

Hasta ahora (toco madera), todo lo que he necesitado lo he encontrado y me ha funcionado a la perfección. Mención especial para Plex, que nunca había conseguido hacer andar a plena potencia en ninguna distribución Linux. Ahora lo disfruto a tope viendo series en la tele del salón, sin que haya tenido que recurrir a ReadyMedia, por poner un ejemplo, la cual en mi opinión es bastante inferior, sobre todo en cuanto a estética y debido a la carencia de seguimiento de capítulos vistos.

Linux Mint 18.3
Honor a las viejas costumbres: mi escritorio actual

¿Curado del distrohopping?

Rehabilitado, diría yo, porque esto curarse, no se cura. Aunque ahora no tengo tiempo material para esas cosas. Cuando sale alguna distro que me despierta la curiosidad, me la instalo en Virtualbox. No suelo durar ni quince minutos con ninguna. Lo tengo todo ya muy visto. La última, Elementary OS, me ha dejado frío. Pero si es lo mismo de siempre, con los errores de siempre y más lenta que el caballo del malo… ¿Qué me estáis contando? ¿Tanto tiempo de desarrollo para esto? Y que me perdonen los fans de la distro (si todavía me lee alguno), sobre todo mi querido amigo José Miguel, este arrebato de sinceridad. Maticemos, por supuesto, que es una experiencia personal en un equipo con tarjeta NVIDIA y más años que un bosque, pudiendo diferir por completo de la de otras personas.

La tomo con Elementary como podría tomarla con Ubuntu, la cual probé en su versión 18.04 solo para descubrir que llevaba a cuestas el error de incremento de la basura en memoria de Gnome. Al rato de haber iniciado el equipo ya se iba el uso de la RAM por las nubes. Y esto en Ubuntu LTS, que se supone un producto pulido. O con la última openSUSE, donde no pude pasar del instalador, ni usando el DVD ni usando el CD en vivo, por distintos errores inexplicables. De Chakra y demás «distros que amé», solo me queda un bonito recuerdo. Actualmente no está al día y nunca volverá a estarlo. Supongo que tiene que ser así.

Visto lo visto, mi consejo a los padawanes linuxeros modernos es que prueben hasta encontrar una distribución que funcione en su equipo y no se muevan de ahí. Lo demás es, como decimos por aquí, «un pa ná».

Planes para el blog

Pues, en resumidas cuentas, mis planes son… seguir como hasta ahora. Escribí aquel artículo acerca de la decadencia de los blogs y el tiempo parece empeñado en darme la razón. Algunos van dejando de publicar, otros solo se dedican a noticias chorras, otros han cambiado de formato y se han decantado definitivamente por el podcast. La blogosfera linuxera no es ni la sombra de lo que era. Mira quién fue a hablar, ¿verdad? De sesudos y concienzudos análisis a criticar a una distribución casi gratuitamente. Pues miren, sí. Para esto hemos quedado.

Colaboratorio, por desgracia, sufre del mismo mal: la falta de tiempo. En los inicios del proyecto pensé, erróneamente, que varias plumas podrían compensar este problema, pero al fin y al cabo ha terminado siendo igual. Somos más, eso sí, pero ninguno tenemos tiempo o ideas para escribir con la frecuencia que sería deseable.

Para terminar, volviendo al blog, en realidad sigo empeñado en hacer de este espacio algo más personal, que trate más de mí y mis pensamientos o aficiones y menos de Linux. Pero como os comentaba antes, el tiempo libre escasea y por eso voy a continuar sin fijarme metas demasiado ambiciosas. Al menos hoy, con este artículo, retomamos el contacto.

Cuídense ustedes mucho.

La foto de portada es una obra original de Nick Youngson y aparece por cortesía de Alpha Stock Images, bajo licencia Creative Commons 3.

15 comentarios sobre “¿Qué fue del bloguero aquél?

  1. Hola Enrique,

    Me alegra mucho saber de ti. Se echaba de menos tu forma de escribir tan genuina.

    Por suerte o por desgracia nunca he tenido que opositar a una plaza pública, pero me consta que es bastante duro; de hecho mi hermana ahora es profesora con plaza, pero estubo años luchando para conseguirlo y para ganar puntos con sustituciones aquí y allá.

    Respecto al tema de la blogesfera, yo creo que simplemente son muchos años ya y es normal que hacer siempre lo mismo pueda ser aburrido e incluso tedioso. Yo ya sabes que por mi trabajo me peleo todos los días con los colegas Tux y Ñu, y como esto de la informática avanza tan rápido, siempre hay cosas que contar. Aunque va a épocas, según el ritmo en el curro, la familia, los peques….

    En fin, que no me enrollo más. Que seguiré visitando tu blog de vez en cuando por si tienes algo que contar.

    Saludos compañero

    Me gusta

    1. Gracias, compa. Ya ves que por aquí no se pasa ya casi nadie y tu comentario me ha alegrado el día 😊

      Yo llevo 19 años dando vueltas por hospitales y centros de salud, haciendo cursos y dando dinero al perverso sistema de la bolsa de empleo. Tampoco es que la plaza me obsesione, ni mucho menos. Poder trabajar en lo que te gusta ya es de por sí un enorme privilegio.

      El ecosistema Linux, simplemente, ha mutado. Lo que antes eran comentarios y feedback en foros y blogs se ha trasladado a Twitter, Mastodon y, sobre todo a Telegram. Los blogueros nos estamos convirtiendo en una especie en extinción. Tiempos modernos.

      Un saludo, David.

      Me gusta

  2. Los comentarios pueden que se hayan trasladado a las redes sociales, pero vamos, para leer algo serio y hecho con dedicación tienes que ir a un blog. Viendo la turba que se pasa insultando todo el día en las redes sociales, casi prefiero que no haya comentarios en los blogs.

    Me gusta

    1. Cierto, Carlos. Cada vez cuesta más encontrar comentarios interesantes entre el ruido incesante de las redes sociales. El ejército de los ofendidos, los llamo yo.

      Gracias por seguir pasando por aquí. Un saludo.

      Me gusta

  3. Felicitarte por esos 7 años del «blog Guadiana».
    El mundo no para de girar, las cosas cambian. Obligaciones, gustos y aficiones, etc…
    Un placer volver a leerte. Sea del tema que sea.
    Saludos compa! 🙂

    Me gusta

  4. Si más de uno que conozco tomaran tu ejemplo de: -escribir cuando tuviese cosas que contar-, la blogosfera sería más interesante… si, es verdad, hay menos blogs, pero los que quedan no tienen desperdicio.

    Un abrazo desde México

    Me gusta

  5. Será que me estoy volviendo viejo, pero me provoca nostalgia pensar en todas las potencialidades que algunos soñábamos que internet poseía para intentar construir una realidad mejor, no solo con mejor tecnología, sino con personas que se comunican y se escuchan, sin muros ni barreras, un espacio en donde cayeran prejuicios e ignorancias. En cambio, está ocurriendo exactamente lo contrario, las redes sociales son riadas de gente que insulta y odia (y en eso el micromundo linux no es diferente a otras realidades), vivimos en un mundo más cerrado e intolerante que hace diez años, o esa es mi impresión. El declive de los blogs, entre otras razones, reside en que presuponen un discurso artículado, una apertura a la reflexión. Ir más allá del eslogan o del insulto, más allá de ese tribalismo y sordera que nos está carcomiendo a todos.
    Bueno, lo dejo, que estoy de un pesismismo subido 🙂

    Me gusta

    1. Más que pesimismo, yo lo llamaría realismo. Porque lo que describes es exactamente lo que está sucediendo. Mi línea de tiempo de Twitter – o como quiera que se llame ahora éso – está plagada de comentarios de ese tipo. Y lo mismo da la temática: se odia en fútbol, se odia en el trabajo, se odia en Política (donde más, quizás) y se demuestra indignación por todo, sin argumentar, la mayoría de las veces, nada sólido.

      En fin, Sergio, que vivimos una época de extremos y éstos jamás condujeron a nada bueno. Gracias por tus comentarios, por cierto.

      Un saludo.

      Me gusta

  6. Hola Enrique que bueno saber de tí!

    Solo quería comentar que sigo tu blog hace más de año y medio. Y si quieres hacerlo más personal, igual te estaría leyendo.

    Saludos!

    Me gusta

  7. Bueno hombre, pues mira tú, una entradita nueva por fin, después de entrar tantas semanas por aquello del «por si las moscas…».

    Me alegra leerte Enrique. Después de tanto trabajo realizado con las distros durante años… pues bueno, te dejaremos hablar de ti un poco, faltaría más! jeje.

    En cuanto a la realidad del presente… yo simplemente creo que la gente hoy en día tiene demasiado tiempo libre y muy mal empleado. Se han dejado de hacer muchas cosas interesantes a cambio de redes sociales, redes sociales y…. si no me equivoco… redes sociales. Y claro, es lo que tienen éstas, que funcionan por comentarios sobre todo y por todo en caliente, a tiro de click o de dedo; así lo piensas… así queda escrito. Y claro, lo de pensar las cosas dos veces ya se queda en «artículo vintage».

    Creo que tendríamos una vida mucho más sana si dedicáramos nuestro tiempo a cosas más constructivas, al menos en mayor parte. En nuestro tiempo libre… más hobbys, arte y deporte… y menos móvil y portátil. Igual aprenderíamos de nuevo a pensar, a tener una personalidad propia y más sólida y a vivir con más respeto.

    Me gusta

    1. Hola, Nacho. Igualmente, es un placer volver a leerte.

      La tiranía de las redes sociales tiene poca solución, me temo. Fíjate que si hiciéramos todos lo que propones en tu último párrafo, igual a los políticos y mangantes, valga la redundancia, que pululan por ahí se les empezaba a acabar el chollo. No creo que lo vayan a permitir.

      Un saludo

      Me gusta

      1. Está claro que la clase política siempre preferirá a la ciudadanía calladita, lerda y atontada… pero en fin, eso ya es harina de otro costal.

        Pero no se, me da igual que sean hobbys, aficiones o similares más tradicionales… o algo más moderno. Hay mil cosas que hacer para todos los gustos: deportes, artes varias, música, hobbys técnicos, puzzles, yo que se! Yo por ejemplo… soy muy aficionado al slot (scalextric); colecciono, compito mínimo una vez por semana, preparo coches incluso por encargo, tenemos un club en la ciudad y colaboro en él… Solo eso ya me inunda muchas horas, y siempre quiero más, jaja.

        Pero también me gustaría tener tiempo para dedicarle al deporte (como meterme en un equipo de tenis de mesa por ejemplo), a la música (soy aficionado a la percusión, y me gustaría aprender a tocar algún día la batería) y más cosas. Es decir… a mí me falta tiempo para hacer un montón de cosas que se me pasan por la mente; a otros… parece que les sobra… y lo llenan con redes sociales, y con un poco de «suerte»… con videojuegos.

        Me gusta

Deja un comentario