Confesiones de un distrohopper

Hola, me llamo shadow y soy distro-hólico. Podría empezar así una hipotética reunión de adictos a la enfermedad de Linux, ésa que te obliga a ir cambiando de distribución cada cierto tiempo, en ocasiones por puro aburrimiento, a veces porque algo muy importante falla. Los pocos – pero bien avenidos – que leen este blog con asiduidad saben que una de las razones de su existencia es servirme de terapia para esta compulsión.

El caso es que hoy, para variar un poco la temática, voy a centrarme en reflexionar sobre el distrohopping mismo. Ya adelanto que he vuelto a Arch con KDE, lo cierto es que una vez leí que cuando te haces arquero ya lo eres para siempre, y va a resultar que sí. Aprovecho este nuevo «salto» de distribución para pensar un poco en las motivaciones y los resultados de la decisión.

Me remonto al día en que a mi antigua instalación de Arch le da por no iniciar. Estaba empleando entonces la herramienta Appset para instalar software y actualizar el sistema, craso error que no se volverá a repetir. Tampoco tenía la recomendable costumbre de visitar la página principal de Arch antes de actualizar, pues siempre se publican potenciales problemas y sus soluciones. Para terminar de rematar la faena estaba usando los drivers Catalyst, privativos de ATI/AMD.

Fue entonces cuando, cabreado, me volví hacia Chakra y sus foros, donde se advertía del mal funcionamiento de Appset y se discontinuaba su uso en la propia distro. Pensé entonces que debía haber estado usando Chakra, y allá que me fui. Un poco asqueado de tanto cambio de distribución – asqueado conmigo mismo, que soy el que cambia – intenté por todos los medios crear raíces, lazos de unión con Chakra que me previniesen de volver a saltar a las primeras de cambio. Me registré en los foros, incluyendo los de Chakra Brasil, subí un paquete a CCR, escribí tutoriales y artículos de reafirmación y, lo más importante, renuncié al uso de ciertas aplicaciones que considero mis favoritas para adaptarme a la filosofía de la distribución.

Esto último, a la postre, es lo que ha resultado definitivo. Obligarse uno mismo a utilizar programas que no le convencen del todo, a sabiendas de que hay mejores opciones al alcance de su mano ha sido una estupidez. Me he llegado a sentir «prisionero» de Chakra. Es cuando uno cae en la cuenta y dice: «qué demonios, el único que se está obligando a usar Chakra eres tú».

La irrupción de SolusOS en el panorama linuxero también ha contribuido, es innegable. Volver a usar el viejo Gnome 2, en todo su esplendor, despertó en mí un ataque de nostalgia que me llevó, compulsivamente una vez más, a repetir la maniobra: registro en los foros, intento de ayuda a la comunidad, etcétera. Pensé que podía compatibilizar las dos distribuciones, de modo que una llenara los huecos que encontraba en la otra. Incluso me llegaba a plantear cuál de ellas iniciar al encender el equipo…

En resumidas cuentas, más y más tiempo perdido delante del ordenador que no tiene sentido alguno cuando deja de ser divertido. Entrar a los foros y ver que no tienes capacidad ni conocimientos suficientes para servir de ayuda lo convierte en una absurda obligación auto-impuesta que no conduce a nada. De manera que he vuelto a aquel entorno donde todo funcionaba (lo sigue haciendo) y donde podía emplear las aplicaciones que quisiera y bien integradas en KDE gracias a oxygen-gtk y qt-curve. Sé que si quiero mantener el escritorio en funcionamiento debo prestar atención a la hora de actualizar y usar los drivers libres, lo cual no me supone problema porque no utilizo la función de suspender a RAM desde hace tanto que ni me acuerdo – salvo en las revisiones, claro.

Así que, en referencia a los próximos artículos sobre las distribuciones que vayan saliendo, me siento obligado a informar de que se realizarán en una máquina virtual. He dejado el disco duro con solo cuatro particiones (Windows, Arch, la home y la de intercambio), de modo que cualquier ataque de locura distrohoppera obligaría al tedioso trabajo de tener que formatear, hacer copias de seguridad de la partición de datos y esas cosas. He creado una máquina virtual dentro de Arch donde he instalado SolusOS y Chakra, además de una tercera partición para hacer las pruebas, lo cual me asegura el poder recrear el entorno que tenía antes (a excepción de Windows, pero no lo considero un problema) tan fielmente que no creo que haya importantes diferencias en las revisiones a partir de ahora.

Sigo apoyando el uso de Chakra y SolusOS, porque sé que no todo el mundo se puede montar un entorno a su medida con Arch o Debian, o simplemente consideran su tiempo demasiado valioso para perderlo en estas tonterías. Chakra y SolusOS son rápidas, estables e innovadoras al mismo tiempo. Una tiene sabor KDE y la otra Gnome. Dos opciones muy válidas que recomiendo por encima de otras (son mis gustos personales, por supuesto). Fin del rollo, espero que entendais que un blog también puede y debe servir para reflexionar de vez en cuando. Saludos.