Elementary OS Luna BETA: una auténtica maravilla

ADVERTENCIA: el artículo siguiente se refiere a la revisión de una versión en estado Beta de la distribución.


Continuando con la siempre deliciosa senda que me lleva a conocer pequeñas joyas de entre las muchas distribuciones de GNU/Linux que pululan por ahí, hoy vamos a dedicar un poco de espacio a Elementary OS Luna en su versión Beta. He creído conveniente recalcar el estado en que se encuentra antes de siquiera comenzar a escribir debido a que así lo piden los desarrolladores de la distribución a todo aquel que se decida a dar a conocer el excelente trabajo que vienen desarrollando durante años. Lo cierto es que, aunque había oído hablar de EOS nunca me había animado a revisarla precisamente por ese motivo, el carácter de versión en pruebas en que se encuentra desde ni se sabe cuándo.

Finalmente he llegado a entender el porqué de ese famoso «estará lista cuando esté lista» con el que obsequian los desarrolladores a aquellos que les preguntan por el momento en que será lanzada la definitiva versión de EOS Luna. Son gente cuidadosa, detallista, de la que no abunda. «Especialitos», les dirían por aquí donde vivo, yo más bien creo que se trata de personas con una idea muy clara de lo que pretenden conseguir y que no desean que las prisas arruinen su proyecto. Porque EOS es una distribución que cuida la estética y la simplicidad, características que no están de más nunca en un sistema GNU/Linux. Veamos por qué se dice que la paciencia es una virtud…

Instalación
Para comenzar, cuarto y mitad de simplicidad bella: el instalador de Ubuntu (EOS Luna se basa en la versión de soporte extendido Precise Pangolin, es decir, la 12.04) despojado de sus clásicas diapositivas. Todo es bonito y ligero, las tipografías y los colores transmiten una serena calma y una imagen de sistema «de los caros». El tiempo de instalación nada tiene que ver con el de la distro en que se basa, diez minutos bastan para completarse, incluido el tiempo de descarga de códecs multimedia, paquetes de idioma y actualizaciones.

Desde el primer reinicio se aprecia que nos encontramos ante algo totalmente distinto a lo habitual, el efecto de aparición de la pantalla del «login manager» así nos lo confirma. Escritorio Pantheon shell, un fondo de pantalla paisajístico, de los que me gustan, una barra superior estilo Gnome 3 (aunque con una tipografía mucho más adecuada a mi juicio) y un clásico «dock» como barra inferior, en este caso un Plank tematizado para la distro. Los iconos Elementary, como no podía ser de otra manera, dan el toque final a un conjunto de estética formidable creado con la clara intención de parecerse a lo que nos ofrece cierta empresa con sede en Cupertino. Sencillez, también, en Slingshot, un prometedor lanzador de aplicaciones con funciones, todavía incipientes, de búsqueda.

Si hay algo que me llama la atención en EOS es que incorpora algunas de las cosas (el fondo de pantalla con paisaje, el dock, la barra superior, el formato de fecha que incluye el día de la semana…) que siempre me apresuro a cambiar en cada sistema que instalo. Lo cual me conduce a deducir que mis gustos y los de los desarrolladores están en clara consonancia. No sé si esto será bueno o malo, espero por mi bien que se trate de lo primero…

Arranque y apagado
Pese a que el gestor de arranque reconoce la partición con Chakra, instalo Grub customizer sin problemas gracias al PPA existente para Ubuntu. El sistema con EOS se inicia en 19 segundos y se apaga en 15, tiempos normales para la distro en la que se basa pero que se quedan algo largos para los que se manejan a día de hoy, cuando el uso del rápido paradigma de systemd está casi generalizado.

Software
Contamos con el Centro de Software de Ubuntu como gestor de programas. Entre los instalados de serie se encuentran varios exclusivos (aunque, obviamente, disponibles para otras distribuciones, esto es software libre) de EOS, desarrollados específicamente para ella y que sigue sus mismos patrones de sencillez y belleza. Es el caso de Música, un gestor de colecciones musicales muy interesante, con soporte para Last.fm. O de Geary, desarrollado por los creadores de Shotwell, también incluido, como cliente de correo electrónico. El navegador de archivos es Pantheon-files. El navegador web es Midori, en su versión 0.5.2. El editor de texto, Scratch, guarda en tiempo real cada cambio que hagamos en el documento (sí, yo también perdí unos minutos tratando de localizar la opción «Guardar documento» hasta que caí en la cuenta). Merece la pena probar EOS solo por conocer un poco estas interesantes aplicaciones, de las cuales puedes hallar más detalles en este enlace.

Hardware
Al estar basada en Ubuntu Precise, el reconocimiento de hardware es coser y cantar. La impresora se configura sola, el escáner y la webcam funcionan desde el inicio, al igual que la red cableada y el adaptador de red inalámbrica.

Conectividad
Un comportamiento absolutamente perfecto el de Pantheon-files, conectándose a mi portátil con Windows y permitiendo la copia y borrado de archivos a y desde éste, streaming incluido. Nada que reprochar tampoco al montaje y uso de los dispositivos externos que suelo emplear, es decir, pendrive, disco duro USB y tarjeta SD.

Experiencia «out of the box»
Nuevamente se beneficia EOS de su base Ubuntu al ofrecernos una experiencia de «usar y listo» bastante eficiente. Todo tipo de archivos podremos reproducir sin dificultad alguna y sin precisar instalaciones adicionales, salvo un par de excepciones: el descompresor de rar (el sistema ofrece instalarlo y así lo hace la primera vez que se necesita) y el plugin de Flash, que no fui capaz de hacer funcionar en Midori por un error conocido en arquitecturas de 64 bits. La solución pasa por olvidarse de Midori e instalar, por ejemplo, Firefox o Chromium, que funcionan a la perfección.

Estabilidad
EOS Luna es un sistema muy estable, al menos en mi experiencia de uso, que no me arrojó errores ni cuelgues. Tratándose de una versión beta este hecho, ya de por sí, es bastante meritorio. Sí que puede uno encontrar pequeños errores de funcionamiento, por poner un ejemplo, cada vez que iba a apagar o reiniciar el sistema tenía que pulsar por dos veces en la opción escogida, pues la primera era simplemente ignorada. Pecata minuta, fruto del carácter aún en desarrollo de esta versión de la distro.

Fluidez
Encontré en EOS un sistema muy fluido, rápido y simple de utilizar, con el aderezo de bonitos efectos (como el obtenido al cambiar de aplicaciones con Alt+Tab, por ejemplo). Mi única pega la pongo en el hecho de que el ventilador del equipo se ponía a funcionar más veces de lo habitual ante cualquier tarea simple, reflejo quizás de un funcionamiento algo forzado del escritorio con los controladores de ATI, algo que noté tanto con los libres como con los propietarios.

Gestión de la energía
Si bien la suspensión a RAM me funcionó correctamente y la hibernación, que no viene activada por defecto y se ha de hacer consola mediante, también cumplió su cometido, el modo de reposo de la pantalla hacía saltar como loco el ventilador del equipo. Investigando un poco descubrí que solamente ocurría con los controladores privativos Catalyst, y se debía al gestor de ventanas Gala (muy pero que muy parecido a Compiz, la verdad) que disparaba la CPU a un 100% de uso.

Personalización
Como resaltaba más arriba muchos de los aspectos que me gusta retocar en un escritorio recién instalado ya vienen de serie con EOS. Y es que la atención a estos pequeños detalles, que hacen la vida, es sin duda una de las señas de identidad de esta distro. A destacar lo sencillo que resulta activar el efecto «Scale» o «Expo» usando las esquinas de la pantalla, tan fácil como ir a Preferencias del sistema –> Escritorio y los tendremos funcionando. En mi caso activo éste en la esquina superior izquierda y el «mostrar escritorio» en la inferior derecha, me he acostumbrado a su uso en Chakra y es realmente muy cómodo.

En cuanto a programas instalé y probé Clementine (si bien el reproductor incluido por defecto se integra mucho mejor con la estética, le faltan algunas funciones), Spotify, My-weather-indicator de El Atareao, Variety y qBittorrent. La instalación de Dropbox generó un error cuando el programa pretendía iniciar Nautilus y la integración de Libreoffice es, en principio, horrenda. Nada que no se solucione con la instalación del paquete libreoffice-gnome y algunos truquillos que saqué de esta excelente web dedicada a la difusión de Elementary OS.

La instalación de los, en mi caso problemáticos, controladores propietarios fue sencilla, al igual que en Ubuntu Precise, al avisarme el sistema mediante Jockey de la posibilidad de usarlos.

Pruebas de rendimiento
Tanto la shell de EOS como la mayoría de sus aplicaciones están escritas en Vala, un lenguaje de programación cuyo uso en otros entornos de escritorio no ha estado exento de polémica. Al tratarse de cuestiones técnicas que no domino en absoluto (el último lenguaje de programación que usé fue C, a secas, el de toda la vida) no quisiera profundizar en las ventajas o inconvenientes de su empleo. No obstante, puedo opinar como usuario en cuanto al rendimiento ofrecido por EOS en mi equipo, que de eso se trata, y en dicha cuestión he de reconocer que se encuentra a la altura de distros consolidadas como Linux Mint o Ubuntu en sus últimas versiones, con kernels más modernos que el incorporado en EOS.

En general estoy en condiciones de afirmar que Elementary OS Luna Beta ha sido todo un descubrimiento para el que suscribe, amante de la estética de la empresa de la manzana mordida. Ojo, solamente de la estética, que nos conocemos… Más allá del incuestionable, aunque lógicamente opinable, aspecto magnífico de esta distribución me gusta su apuesta por una idea, una visión de lo que debe ser el escritorio, que trae algo diferente al saturadísimo mundo de las distros muy parecidas entre sí. Encuentro que EOS es un envite serio, con bases fundamentadas y desarrolladores que, al menos por el momento, tienen en cuenta las ideas y deseos de su creciente comunidad de usuarios. Algo que, salvando las distancias, me recuerda mucho a mi querida distro de cabecera, Chakra.

Objeto de intenso debate podría ser, por otra parte, la idoneidad de basarse en Ubuntu, de apostar por una especie de fork de Compiz cuando el desarrollo de éste ya hace tiempo que no va a ninguna parte y cuestiones de esta índole. Vuelvo a repetir que son aspectos técnicos en los que no entraré. Como simple usuario temporal que he sido de Elementary OS he quedado encantado con la distro en todos los sentidos, la novedad que suponen sus sencillas aplicaciones y su extenso grupo de entusiastas, que componen una activa comunidad en Google Plus. Solo por el margen de mejora que creo que tiene, y teniendo en cuenta lo que ya es a día de hoy esta distribución, me siento tentado de instalarla en el portátil «windosero» que apenas uso, para poder seguir de cerca su crecimiento, del que tengo absoluta certeza y me despierta una enorme curiosidad. Al ser un equipo Intel espero encontrar todavía menos inconvenientes, miel sobre hojuelas. Una distro, esta EOS, altamente recomendable, para probar y para enseñar. Las miradas de envidia a la pantalla de vuestro equipo están aseguradas.

LO MEJOR

  • El aspecto general de la distro, muy cuidado y con atención a cada detalle
  • La base en una versión de soporte extendido, garantía de durabilidad y estabilidad
  • Una comunidad de usuarios cada vez mayor y muy ilusionada
LO PEOR
  • Desarrollo bastante lento, son pocas personas y se lo toman con calma
  • Algunos problemas de rendimiento con controladores propietarios ATI/AMD
  • No a todo el mundo le gusta la estética que propone EOS

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Elementary OS Luna Beta LSDH
Instalación 10,00
Arranque y apagado 7,50
Software 10,00
Hardware 10,00
Conectividad 10,00
Out of the box 9,58
Estabilidad 10,00
Fluidez 10,00
Gestión de energía 5,00
Pybench 3.079,00
Apache 24.465,62
Encode-flac 8,89
Unpack-linux 17,46
Unigine Valley 436,00
Corrección por rendimiento 0,32
CALIFICACIÓN 9,70

¿Qué decir ante la pregunta «qué es Linux»?

Artículo escrito por Samuel Duarte para este blog. La autoría no es de Enrique Bravo, cuyo nombre figura por error al traspasar el blog a un nuevo alojamiento.

 Hace algún tiempo, a requerimiento de uno de mis clientes, lo visité en su casa. Me indicó que tenía problemas con su equipo de cómputo. Tras la respectiva indagación por el estado de salud del paciente, previa a la necesidad de mi visita interesándome en algún cambio de hardware, de software, algún acontecimiento aparentemente sin relación, pero que algunas veces es determinante, llegué a un diagnóstico, al indicarme que por un corte de energía eléctrica, y aún teniendo encendida su batería de apoyo (UPS), el equipo se apagó abruptamente y su sistema operativo sufrió un desequilibrio, que lo llevó al coma.

Después de algunas pruebas, salto el detallito que su UPS no cumple cabalmente con su trabajo de brindar al equipo el suministro de corriente en caso de ese tipo de emergencias. Resultado: un equipo que comenzaba a cargar su OS, pero concluía en una pantalla de lindo color azul y se reiniciaba.

 

Aplicando algunos procedimientos que me han permitido determinar daños y desfacer entuertos, el equipo, cual Lázaro, volvió a la vida.

Una de las pruebas que acostumbro a aplicar es hacer correr en el equipo una distro en modo live y dejarla “trabajando” por algún tiempo, para descartar un problema a nivel de hardware. En mi caso ha funcionado y estoy abierto a escuchar sugerencias, sobre alguna forma mejor de hacerlo.

Como hace un altísimo número de clientes cuando atiendes a su tesoro, en su casa, mi cliente se  encontraba presente. Interesado por lo que hacía, me preguntó: ¿qué tipo de programa está utilizando?  Tratando de hacerme lo más comprensible que se pudiera en mis explicaciones le hice ver que no era un “programa”, sino por el contrario un sistema operativo hecho y derecho, que comparte con el que tiene instalado solo el nombre de sistema operativo.

No quise entrar en cuestiones de tipo técnico, que al no dominarlas con propiedad, podrían hacerme caer en indicaciones erróneas, cosas que al final hacen que el interés de las personas se diluya.

Tampoco recurro a indicar que es un software de uso libre, por el cual no tiene que soltar ni un centavo para disfrutarlo; porque en la mayoría de veces se concluye que lo que no se paga no llena las expectativas del usuario.

Que decirle a alguien que te pregunta “¿qué es Linux?”. Dentro de mis conocimientos saqué las explicaciones más fundamentadas que pude, para satisfacer sus dudas, pero insisto, no entrar en cuestiones fuera de mi campo de conocimiento, y tuviere que echar mano a cuestiones no del todo reales.

Mi cliente inmediatamente se vio interesado en aprovechar también las bondades del citado OS, pero tengo que tomar en consideración que el citado caballero ya ralla los 90 años y, de Informática, sabe tanto como yo del idioma de Sócrates.

Mis inicios con Linux, de los cuales ya compartí algunas situaciones, se dieron en cuestiones que tuve que resolver. Imagino únicamente como sería para una persona que no conoce más que cómo encender el equipo, cómo reconocer y encontrar Office e imprimir. Es decir, con manejo mínimo.

Tengo que hacer pensar que mis decisiones en relación a la escogencia de un OS se basan en mi formación en el área de reparaciones y mantenimientos de equipos informáticos. Para mí cuentan factores como estabilidad, consumo de recursos como RAM y energía y, desde luego, qué tan amigable luce a los ojos del usuario.

Pensé, como buen discípulo de la distro de Lefebvre, recomendarle su uso, su equipo está en la capacidad de soportarlo con un escritorio Mate o Cinnamon.

Consideré el uso de Debian en su versión estable. Descarté el uso de openSUSE, ya que me dio algunos dolorcitos de cabeza en los días que lo usé, en KDE y Gnome. Y Ubuntu, de la que en cada versión leo peores críticas y que a mí, por los ojos no me entró.

Complicada mi decisión puesto que mi cliente, como insisto, necesita un producto completamente terminado, con las cosas en su lugar, que le permita imprimir, navegar y un etc. no muy largo, pero sí resumido en que no puede darse el hecho de que requiera mi presencia para hacer ajustes, como por ejemplo, instalarle un reproductor de sonido que sí le reconozca su colección de música.

Hablamos de un equipo de marca conocida que empieza con D y termina con l, que no menciono por no recibir ni una regalía, con un procesador Intel de doble núcleo, dos gigas de ram, sin mayor riqueza en cuanto a hardware.

Pensé en PCLinux o en Zorin como opciones por su apariencia tan parecida al OS de Microsoft, y aplicando mi experiencia en probar distros en máquinas virtuales, buscando alguna que me fuera del todo funcional.

Usualmente, cuando alguien se interesa en conocer el OS, lo que hago es instalarle una máquina virtual o instruirle en el uso de un CD live o un Pendrive de arranque, pero en este caso consideré que lo más apropiado es que ya lo tenga instalado y que no tenga más trabajo que encender el equipo.  Igual creo que debe ser un sistema dual, por su uso de Office y por si la impresora se pusiera los moños y no quisiera aceptar su nuevo hogar.

Acá me tope con dos contratiempos, cómo explicarle que LibreOffice es mejor que Office2007, pero que se lo dejo en su equipo, por los formatos que pueda tener. Y cómo hacerle saber que mi sistema es mejor si no puede usar su impresora con él.  Yo a la fecha no puedo usar la mía.

Tomando en cuenta estos factores, pregunto: ¿qué distro le recomiendo? ¿Le instalo la distro con la respectiva charla sobre qué es y cómo funciona el Grub? ¿Le recomiendo el uso en modo live? ¿Cómo justificar los detalles de Office y de la impresora?

Considero que eso sería lo más importante al respecto y espero las observaciones que consideren pertinentes.

Crunchbang 11 Waldorf: trabajo bien hecho

Vamos a iniciar con el artículo de hoy una serie dedicada a distribuciones no ya desconocidas, sino con una menor repercusión mediática, tarea que emprendo motivado, en parte, por el aburrimiento que me produce revisar una y otra vez lo mismo y también, por qué no, para agradar a algunos lectores del blog que demandan una mayor atención para estos sistemas. Y lo voy a hacer apelando al clásico dicho de «lo prometido es deuda». Allá por julio del pasado año, tal vez desorientado por la insoportable canícula  de la que tanto sabemos por el sur de España, me puse manos a la obra para revisar una distribución sin percatarme de que estaba ante una versión beta de la misma. No es algo que suela hacer, de hecho, era la única hasta la fecha (me voy a saltar esta norma próximamente, advierto), y debido a que no era mi intención escribir sobre una distro que no había sacado su versión definitiva, incluía en el texto mi firme propósito de volver a revisarla cuando dicho lanzamiento fuera un hecho consumado.

Partiendo de la premisa de que los escritorios minimalistas, como es el caso del Openbox que nos presenta Crunchbang, no son mi fuerte me dispongo a dar cuenta de los avances acaecidos en el último año en esta distro. No me enrollo maś y entramos en materia.

Instalación
En su muy noble objetivo de simplificar al máximo posible su distribución, Philip Newborough (corenominal) nos presenta el instalador de Debian tematizado con los distintivos colores negros de Crunchbang y parco en opciones. Se concentra en la instalación propiamente dicha y nos remite a la menor cantidad de elecciones posibles para dejar un sistema base funcionando con Openbox. Tras los cinco minutos de rigor que se tarda en instalar esta pequeña joya de distro llegamos al primer inicio del sistema, protagonizado como es habitual por el script de post-instalación. Con la única pega de que toda ella se realiza en inglés, Newborough vuelve a darnos una lección de minimalismo lógico, de tal suerte que en pocos pasos y tras descargarse varios paquetes convertimos el simplemente funcional Crunchbang recién instalado en una distro cien por cien operativa a todos los niveles.

El susodicho script nos va presentando, pantalla tras pantalla, las diversas opciones ajustadas a los distintos tipos de usuario. Lo primero que hace es actualizar el sistema, luego ofrece instalar el soporte de impresión, a continuación Java y Libreoffice, terminando con una serie de herramientas para desarrolladores. Como siempre, de chapeau.

La primera impresión visual que uno tiene de Crunchbang es de elegante sencillez. Con el negro como color protagonista y un escueto pero útil Conky a la derecha se nos permite concentrarnos únicamente en la tarea que vayamos a realizar, sin distracciones innecesarias. El sistema tiene un renderizado de fuentes envidiable (incluso he copiado el archivo de configuración para mi instalación de Chakra, mejorando bastante el que había) y ocupa la increíble cifra de 200 Mb de memoria RAM. Difícil de superar.

Arranque y apagado
En mi caso, el gestor de arranque reconoce la partición con Chakra sin dificultad. Se puede, no obstante, recurrir al prácticamente olvidado Startupmanager, que se encuentra en los repositorios oficiales, para cambiar ciertas opciones de Grub. Hay que recordar que, debido a características inherentes a la simpleza de Openbox, cualquier programa que se instale no aparecerá por defecto en el menú (menú que obtenemos, por si alguien lo ignora, haciendo clic con el botón derecho en cualquier parte del escritorio). Existen diversas opciones (en inglés, por cierto) dentro de dicho menú para configurar esto último y añadir de modo manual los programas. Tarea no ardua, pero que no es habitual realizar en entornos de escritorio. Son las cosas del minimalismo que conlleva usar un gestor de ventanas puro y duro.

Los tiempos de inicio y apagado son discretos, probablemente derivados de incorporar un kernel con alguna antigüedad y de la no utilización de systemd. En concreto, 28 segundos para iniciar y 9 segundos para apagar.

Software
El gestor de programas incluido es Synaptic, con la búsqueda de actualizaciones deshabilitada por defecto. En la opción «Orígenes del software» podemos cambiar eso. Los programas se instalan en inglés y nos corresponde a nosotros descargar los paquetes correspondientes para ponerlos en castellano. Trae Iceweasel 20.0, Thunar 1.2.3, VLC 2.0.3, Gimp 2.8, LibreOffice 3.5.4.2 entre otros.

Hardware
Un reconocimiento realmente impecable de mis periféricos. A destacar la gran velocidad con que se auto-configura la impresora. El escáner, sin problemas. Ídem para la red cableada y la inalámbrica. En cuanto a la webcam, para probar el funcionamiento opté por descargar, como suelo, el programa Cheese. Si bien funciona de manera excelente me sigue chirriando la forma de manejar las dependencias de Debian y alguna de sus derivadas (Crunchbang, más que derivar, es Debian con Openbox). Como decía, para instalar Cheese tengo que traerme incorporados programas como Brasero y Nautilus, cosa que no comprendo, la verdad, y que posiblemente tenga solución para quien se tome el tiempo de buscarla, ya sea en foros de la distro o en la wiki de Debian.

Conectividad
La conexión del equipo con mi portátil es perfecta, incluyendo la reproducción de contenidos de éste en aquél. El montaje y acceso a los dispositivos periféricos funcionó de manera algo extraña, pues si bien uno de mis pendrives se montó con permisos de escritura, el otro no lo hizo. De igual modo, la tarjeta SD tampoco obtuvo dichos permisos, mientras que el disco duro USB sí. Extraño e igualmente solucionable, insisto, para quien se tome el tiempo de buscar el modo de hacerlo. Son los pequeños «bordes rugosos» con los que se ha de lidiar en Debian.

Experiencia «out of the box»
Absolutamente incuestionable en este sentido. Para tratarse de una distro que promueve el minimalismo los resultados de la experiencia de «instalar y usar» son sorprendentes, viniendo ya preparada para reproducir cualquier archivo de vídeo o música que le arrojemos, al igual que documentos de cualquier índole (por ello ofrece la instalación de Libreoffice en su script, aunque ya incorpora Gnumeric y Abiword de serie). Ningún problema en afirmar que Crunchbang Waldorf es una distribución de bandera en este aspecto.

Estabilidad
Siendo una distro basada (insisto, más que basarse «es») en Debian Wheezy no esperaba encontrar problema alguno de estabilidad. Y no lo encontré. Referente al carácter de distribución sólida cual roca de Debian creo que ya está todo más que dicho en su correspondiente artículo, de modo que no me extenderé sobre el tema.

Fluidez
Tendría un grave problema de hardware si una distro que incorpora Openbox de serie se arrastrara en mi equipo. Obviamente esto no ocurre, el sistema vuela en todos los sentidos, con una respuesta inmediata al inicio de aplicaciones o cambio entre las ventanas abiertas.

Gestión de la energía
Como ocurre con Debian funcionan a la perfección los modos de suspensión y ahorro de energía del monitor, pero si queremos utilizar la hibernación tendremos que hacerlo desde consola o pulsando Alt+F2 y escribiendo gksu pm-hibernate.

Personalizando Crunchbang
Ya decía más arriba que Openbox no es santo de mi devoción. Me explico: lo encuentro un gestor de ventanas excelente, rapidísimo y que funciona muy bien en combinación con los atajos de teclado, que por otro lado tenemos siempre presentes en la información que nos brinda el Conky de Crunchbang. Lo que ocurre es que, para mi gusto y ganas, requiere de excesivo trabajo de personalización, no tanto en la distro que hoy nos ocupa, que empaqueta un Openbox muy pulido y completo, pero aún así sigue siendo demasiado para alguien ya acomodado (sí, soy un carroza tecnológico, ya lo he dicho) como yo.

Pese a mis reticencias hice varios cambios en el escritorio. El primero de ellos, la instalación de Docky, tuve que deshacerlo. Instalar este dock en una distro minimalista no pega nada, como pude comprobar una vez que lo tuve funcionando, es mucho más rápido y natural en Openbox el iniciar los programas desde el menú de clic derecho o directamente con atajos de teclado. Pero en fin, si alguien quiere usar Docky, que sepa que se puede usar sin problemas.

Para instalar los controladores propietarios, más útiles ahora que rebasamos ya los 35 grados por aquí si no queremos que el equipo salga volando impulsado por el ventilador de la gráfica, seguí con éxito las instrucciones que se nos proporcionan en esta entrada del foro de la distro. En cuanto a programas, Chromium, Clementine y Spotify (hay que instalar el paquete libssl0.9.8 desde aquí) instalados y funcionando.

Pruebas de rendimiento
En general, comparando el rendimiento ofrecido por Debian Wheezy con Gnome 3 con el que nos da Crunchbang Waldorf, digamos que la distro de Newborough gana por la mínima. Puede que muchos usuarios de Crunchbang la empleen para tareas que demanden gran cantidad de recursos del equipo, recursos que pueden utilizar en su totalidad sin que un entorno de escritorio les «robe» parte de los mismos. Vistos los resultados pueden estar tranquilos del rendimiento que obtendrán.

Conclusiones
En su momento, cuando mi equipo anterior (Pentium IV) estaba en sus últimos días, con una memoria de 512 Mb que unir al ya de por sí limitado rendimiento que ofrecía el procesador, Crunchbang Statler fue mi tabla de salvación. Y ésa es la función primordial que entiendo que debe desempeñar esta distribución, la de resucitar equipos cuyo hardware no se adapta a los requisitos más exigentes de sistemas más modernos y pesados. Pero no es la única, hay muchos usuarios con auténticos monstruos (en el buen sentido, claro) de equipos, con RAM y procesador de sobra, a los que no les gusta malgastar los recursos y encuentran en Crunchbang un perfecto aliado para su manera de entender esto.

Insisto en que no es mi caso, lo que no evita que reconozca el ingente trabajo que realiza Philip Newborough con esta distribución. Es uno más, junto con Ikey Doherty por poner un ejemplo de sobra conocido, que se arma de paciencia y pone sus incuestionables habilidades al servicio de la comunidad, entregándonos distribuciones tan bien acabadas y redondas como lo es esta Crunchbang Waldorf. Uno se pregunta a veces cómo es posible que un equipo humano tan reducido y con tan escasos recursos lance sistemas cuyo rendimiento, en muchos aspectos, supera al de otros respaldados por compañías enteras. Es el triunfo del romanticismo, de los muchos «llaneros solitarios» que pululan por GNU/Linux.

Si tienes algún equipo antiguo medio abandonado por ahí porque crees que no va a estar a la altura de los tiempos modernos, ya puedes limpiarle el polvo e instalarle Crunchbang Waldorf. Y si no lo vas a usar, regálalo, que con los tiempos que corren alguien te lo agradecerá. Quien quiera que lo use te va a estar muy agradecido.

LO MEJOR

  • Sistema muy ligero y, sin embargo, potente a la vez
  • La simplicidad del escritorio evita distracciones al trabajar
  • Hay una comunidad excelente en torno a Crunchbang, foros muy activos


LO PEOR
  • Al basarse en Debian estable algunos programas están anticuados
  • El script post-instalación y partes de Openbox no están traducidas al español
  • Requiere de algún tiempo para solucionar «bordes rugosos»

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Crunchbang 11 Waldorf LSDH
Instalación 10,00
Arranque y apagado 8,75
Software 8,75
Hardware 10,00
Conectividad 9,17
Out of the box 10,00
Estabilidad 10,00
Fluidez 10,00
Gestión de energía 8,33
Pybench 3.207,00
Apache 10.387,58
Encode-flac 8,17
Unpack-linux 17,56
Unigine Valley 429,00
Corrección por rendimiento 0,14
CALIFICACIÓN 9,78

Linux Mint 15 Olivia: canela en rama

Últimamente, cada vez que llega el momento de acometer la revisión de rigor de ciertas distribuciones tengo la sensación de ser un hámster atrapado en una rueda que da vueltas y vueltas sin llegar a ninguna parte. Por lo general me ocurre con las distros de periodicidad semestral o trimestral, que sacan sus nuevas ediciones sin que apenas se puedan detectar cambios en casi nada de lo que ofrecen. No es que este hecho en sí sea malo, pues si el resultado es adecuado se puede entender la continuidad del modelo, el problema soy yo, que como ser humano probador de sistemas GNU/Linux me canso de encontrar lo mismo una y otra vez.


Pasa con Ubuntu y, por lógica extensión, con una de sus derivadas, Linux Mint, una distro con idéntica apariencia y maneras desde la versión 10, que en su día decidió prescindir de Gnome para apostar por su propio entorno, un simple parche primero (MGSE) y un escritorio completo después (Cinnamon). En anteriores revisiones de Mint he optado por quedarme con lo más cómodo y conocido para mí, el escritorio heredero de Gnome 2 que es MATE. Sin embargo creo que ha llegado el momento de dar la oportunidad a Cinnamon, tras leer por activa y por pasiva que en sus últimas versiones ha madurado lo suficiente como para suponer, por fin, una alternativa seria. Mi principal interrogante era si, al mismo tiempo, habría conseguido dejar de lado los típicos problemas en tarjetas gráficas como la mía, mi «querida» AMD. La respuesta no está en el viento, sino en las líneas que siguen.
Instalación
¿Qué decir del instalador? Pues que es el mismo de siempre, absolutamente idéntico, tanto en apariencia como en rendimiento. Es decir, un buen instalador que cumple su función perfectamente. Todo en español, rápido (apenas diez minutillos de nada) y seguro. Lo único novedoso es el gestor de inicio de sesión, que ha sufrido un remozado bastante destacable y al que los desarrolladores han dotado de un impecable aspecto que, entre tanto esquema ya conocido, resulta ciertamente un toque muy refrescante.

El primer reinicio ocurre sin incidencias, con la excepción de encontrar algunas partes del escritorio en inglés, como es el caso del centro de control. No hallé solución, aunque tampoco la busqué en exceso, la verdad. Tenemos el clásico Linux Mint Cinnamon, con la posibilidad de añadir tres tipos diferentes de extensiones en pos de dotar de mayor funcionalidad a nuestro sistema. A saber: applets, desklets y extensiones propiamente dichas. En el apartado destinado a tratar la personalización del escritorio ampliaremos el tema.
Arranque y apagado
Con un tiempo de inicio correcto, sin ser espectacular, de 43 segundos en mi equipo, destaca especialmente lo poco que tarda en apagar: ¡3 segundos!. Casi no me da tiempo de poner en marcha el cronómetro… Creo que en este sentido Linux Mint 15 establece un récord, es impresionante. En cuanto al gestor de arranque Grub, decir que detectó Chakra y que, para quienes no tengan tanta suerte, existe la utilidad Grub Customizer, que se puede instalar desde su PPA.

Software
Contamos con todo lo habido y por haber, pues Linux Mint hace uso todavía (quién sabe si esto cambiará algún día) de los repositorios de Ubuntu, por lo que el usuario se beneficia de la gran cantidad de programas disponibles para la distro de Canonical. En esta edición, de inicio, los desarrolladores incluyen Firefox 21, VLC, Gimp 2.8, Banshee, LibreOffice 4.0.2… El centro de software sigue siendo MintInstall, para mi gusto bastante más rápido y efectivo que el de Ubuntu.

Hardware
Para no variar, poner en funcionamiento mis periféricos y demás parafernalia en Linux Mint resultó una balsa de aceite, con cero contratiempos. Para utilizar la impresora basta ir al Menú –> Centro de control –> Printers –> Añadir. Todo lo demás, o sea escáner, webcam, adaptador inalámbrico y de red cableada funcionó sin requerir intervención alguna por mi parte. El buen reconocimiento de hardware, heredado de Ubuntu, continúa siendo uno de los puntos fuertes de la distro.

Conectividad
Y de un punto fuerte a otro: no encontré problema alguno para conectar con mi portátil «del lado oscuro» a través de samba. Los dispositivos extraíbles (pendrive, disco duro USB y tarjeta SD) se montaron y extrajeron con total ausencia de incidencias. Perfecto.
Experiencia «out of the box»
Seguimos hablando de facilidad de uso, al fin y al cabo, y seguimos constatando lo mismo. Linux Mint se esfuerza en allanar el camino al usuario de forma que no tenga que configurar prácticamente nada para tener un escritorio funcional desde un principio. Todos mis archivos de vídeo y sonido se reprodujeron sin problema, pude abrir mis documentos de todo tipo y extraer tanto archivos comprimidos en formato zip como en rar. Repetimos: perfecto.

Estabilidad
No puedo decir que me sorprenda, porque ya es un clásico en mi vida informática, pero de todos modos lo volveré a recalcar: hay algo en Gnome/Unity/Cinnamon que se lleva fatal con mi equipo. Ignoro si los afortunados que usen hardware Intel tendrán problemas similares, en mi caso no hay revisión con cualquiera de estos tres entornos que finalice sin tener que reiniciar alguna vez o, en menor medida, sin que en algún inicio o reinicio del sistema haya tenido que usar el botón frontal de la caja del equipo. Este último es el caso de Linux Mint 15 Olivia, que durante uno de los inicios no conseguí llegar al escritorio y tuve que reiniciar, si bien para ser justos diré que ocurrió en una única ocasión. No recuerdo haber sufrido nada parecido con el resto de entornos de escritorio, ni con KDE ni con XFCE, ni siquiera con Openbox o E17.

No obstante hubo una excepción a esta regla en la edición debianita de Linux Mint, revisada en su momento con Cinnamon sin cuelgue o reinicio alguno, lo cual me lleva a intuir que el problema viene derivado de Ubuntu.
Fluidez
Linux Mint Olivia «pesa» únicamente 360 Mb en memoria recién iniciado. Es un valor muy bueno para todo lo que ofrece, sin duda. En cuanto a fluidez en el manejo de ventanas y demás no noté nada especialmente lento, el sistema se comportó muy bien durante las pruebas. Los «artefactos» que he notado otras veces en Cinnamon se limitaron a los breves momentos en que modificaba algo en la barra de tareas, nada más.
Gestión de energía
Si bien la suspensión funcionó correctamente, no fue el caso de la hibernación, tras la cual no fui capaz de recuperar el sistema y hube de matar el servidor gráfico y reiniciar desde consola. En lo que respecta al modo de ahorro de energía del monitor tampoco puedo decir que funcione como debe. En cuanto la pantalla entraba en dicho estado se producía un aumento considerable de la velocidad de rotación del ventilador del equipo que se mantenía indefinidamente hasta volver a encenderse el monitor. Cualquiera sabe el motivo, el caso es que con este comportamiento se consigue justo lo contrario de lo que se persigue, es decir, aumenta el gasto de energía.
Personalización
Al contrario que Ubuntu, Linux Mint continúa manteniendo la opción de instalar los controladores propietarios en un lugar bien visible del menú principal, concretamente en Centro de Control –> Device Drivers. Haciendo caso omiso a la recomendación que en dicho módulo hacen, que no es otra que la de mantener el controlador libre, instalé el propietario sin ningún problema.

Comentaba en un párrafo anterior la existencia de tres tipos distintos de extensiones para personalizar nuestro Linux Mint. Por una parte están los applets, parecidos a los de Plasma en KDE, que añaden funcionalidad al escritorio. En mi caso no añadieron nada de nada, pues de los tres que estimé necesarios e imprescindibles para instalar, únicamente me funcionó uno (el de apagado). Ni el notificador de correo electrónico ni el de meteorología conseguí que realizaran su función. En lo que respecta a los desklets, aparte de que hay muy pocos por tratarse de algo relativamente nuevo en Cinnamon, su apariencia me recuerda a la de los tradicionales gDesklets de Gnome 2, muy por debajo en calidad, para mi gusto, de los que siempre nos ha proporcionado KDE, ya sea con Plasma o con Superkaramba en su día.
Por último, tenemos también las clásicas extensiones en la línea de las existentes para Gnome 3 y que, en mi opinión, claro está, resultan un poco redundantes. Pero ahí están, para quien guste de instalarlas.
En mi Linux Mint Olivia instalé sin dificultades Clementine, Spotify e incluso el conocido «dockbar» Docky. Sin embargo, algo tan simple como escoger mi propio fondo de escritorio derivó en un comportamiento errático de la esquina superior derecha (el «hot corner» que presenta las ventanas activas en modo «Expo»), que a partir de entonces, y mediando incluso el reinicio del sistema, se negó a mostrar más que un fondo negro en lugar del escogido.

Pruebas de rendimiento
Resultados muy en la línea de los obtenidos por la distro en que se basa, Ubuntu Raring. Apenas diferencias, ninguna destacable, desde luego. Son buenos resultados, sobre todo en lo referente al rendimiento general del sistema.
Conclusiones
Se me hace complicado sacar alguna conclusión de interés de mi revisión de Linux Mint Olivia. Una está clara para mí, y es que me aburre probar una y otra vez lo mismo, pero nada provechoso puede sacar el lector de esta queja. Si acaso, que me dedique menos a quejarme y más a probar otras distros diferentes, qué caramba.
Quizás podríamos llegar a preguntarnos, al igual que con Ubuntu, por el sentido que tiene sacar versiones una detrás de otra sin apenas aportar nada nuevo. También podría, de mi experiencia personal con esta distro, concluir que en otros tiempos proporcionaba algo que Ubuntu no tenía, como era  el traer instalados de serie todos los códecs multimedia y demás software propietario pero indispensable. Desde que Canonical incluyera la opción de descargar todo eso durante la instalación de Ubuntu resultan estar empatadas en esta cuestión. Entonces, ¿qué aporta Linux Mint al usuario?
Pues Cinnamon, para empezar, una alternativa muy válida para los que no se han acostumbrado ni a Unity ni a Gnome, no les gusta KDE y encuentran XFCE parco en opciones. No estoy entre los amantes de Cinnamon, es un secreto a voces, pero entiendo que ofrece un paradigma distinto al resto de opciones GTK y creo que su existencia es necesaria y beneficiosa. Por lo demás, pues algo tendrá el agua cuando la bendicen, y Linux Mint lleva muchísimo tiempo entre las distros más populares del mundo linuxero. Otra cosa es que, particularmente, opine que deberían dejar Ubuntu de lado y centrarse en exclusiva en LMDE.

No deja de ser mi opinión, expresada en un blog de opinión. Clem y compañía, faltaría más, seguirán haciendo lo que les parezca mejor para la distro y sus usuarios, y a tenor de lo que se puede captar en los ambientes foreros de Mint continúan acertando en sus decisiones y en su actitud de, al menos, escuchar lo que la comunidad tiene que decirles. Bien por ellos. Por mi parte, aprovechando el nombre que en su día decidieron ponerle a su entorno, concluyo que Cinnamon podría ser canela fina, pero de momento se queda en canela en rama. Un saludo para todos.

LO MEJOR

  • Absoluta facilidad de instalación y uso
  • Gran cantidad de software disponible
  • Mucha información y recursos sobre la distro en la red
LO PEOR
  • Algún problemilla de estabilidad con Cinnamon
  • Ciertos applets que no funcionan como deberían
  • El estilo visual se hace un poco repetitivo
FICHA TÉCNICA
Distribución: Linux Mint 15 Olivia
Entorno de escritorio: Cinnamon 1.8.6
Kernel: 3.8.0-19-generic
Xorg: 1.13.3
Driver gráfico: fglrx 9.1.11
OpenGL: 4.2.12002
Gcc: 4.7

table.tableizer-table {
border: 1px solid #CCC; font-family: ;
font-size: 12px;
}
.tableizer-table td {
padding: 4px;
margin: 3px;
border: 1px solid #ccc;
}
.tableizer-table th {
background-color: #104E8B;
color: #FFF;
font-weight: bold;
}

Linux Mint 15 Olivia Cinnamon LSDH
Instalación 10,00
Arranque y apagado 7,50
Software 10,00
Hardware 9,00
Conectividad 10,00
Out of the box 10,00
Estabilidad 5,00
Fluidez 10,00
Gestión de energía 5,00
Pybench 3.156,00
Apache 21.727,62
Encode-flac 8,26
Unpack-linux 17,92
Unigine Valley 419,00
Corrección por rendimiento 0,33
CALIFICACIÓN 8,45

Dvdisaster, un viejo conocido al rescate

Artículo escrito por Bécquer Enrique Vera para este blog. La autoría no es de Enrique Bravo, cuyo nombre figura por error al traspasar el blog a un nuevo alojamiento.

Hace ya tiempo atrás, en mi camino por acercarme a GNU/Linux con la
distro Ubuntu Gutsy Gibbon me encontré con una aplicación que, a
pesar de que fue creada para un fin, yo la adopté para darle otra
utilidad en mi quehacer diario y pues, sin más preámbulos, les
presento a dvdisaster.

 

Dvdisaster es un programa cuya finalidad es recuperar archivos
dañados de un medio óptico ya sea CD, DVD o BD (blu-ray), es decir
que, pasado un tiempo, digamos un año o dos, el disco por factores
del medio ambiente como, por ejemplo, la humedad de la zona, hace que
los sectores del disco ya no sean tan legibles como lo eran antes y,
pues en dicho medio óptico, están las fotos de la familia o algún
archivo de importancia que se desea recuperar, es a esa necesidad a
la que responde dvdisaster.

En la página web del proyecto http://dvdisaster.net/en/index se puede apreciar con más detalle las ventajas y funcionalidades de
este software, entre las ventajas que apuntan, la mejor para mí es
que es una aplicación multiplataforma, en la sección de descargas o
mejor dicho “downloads” (http://dvdisaster.net/en/download)
existe el tarball con el código fuente para ser compilado en un
entorno GNU/Linux, está el binario para Mac OSX y el ejecutable para
Windows. Por supuesto, si no se desea compilar, existe el paquete de
la aplicación para nuestra distro favorita, sólo es necesario
buscar en los repositorios de la distro con el gestor de paquetes de
turno. Es interesante ver que los desarrolladores pensaron en los
usuarios sin importar el sistema que usen, lo cual veo como un punto
a favor, ya que el usuario puede beneficiarse de utilizar la
aplicación sin importar el entorno de trabajo o sistema que haya
elegido o esté usando; una posible desventaja es que el programa no
está traducido al español pero bueno, queda el inglés y creo que
va siendo hora de que lo vaya aprendiendo xd.
La instalación en GNU/Linux depende de si el repositorio de tu
distro lo tiene en su base de datos (paquetes), en distros derivadas
de Debian y Ubuntu sería abriendo un terminal y escribiendo como
root :
apt-get install dvdisaster
Si no te gusta la terminal, se puede hacer desde el centro de
software si usas Ubuntu o alguna de sus derivadas o puedes hacer uso
de synaptic en el caso de Debian y sus derivadas.
En Manjaro Linux haciendo uso del terminal y como root sería de esta
forma :
pacman -S dvdisaster
En Mageia 3 pueden hacer uso de RPMdrake y buscar el paquete
dvdisaster para su instalación.
Debo decir que la función principal que es recuperar archivos no la
he utilizado mucho, han sido pocas las veces que lo usé para poder
recuperar archivos de un medio óptico cuya grabación no fue
exitosa, un DVD9 de marca Memorex, para ser exacto. Al día de hoy
utilizo
más dvdisaster para comprobar que la grabación de un determinado
medio óptico haya resultado con éxito, claro está que después de
grabar el medio con un programa para la tarea como lo es brasero o
k3b, dichas aplicaciones cuentan con la opción de verificar la
integridad del medio grabado, pero en lo personal no me gusta
utilizar las herramientas que vienen con esos programas por
cuestiones de gusto y visibilidad, es por eso que dvdisaster cumple
con el objetivo de verificar la integridad del medio de una forma que, a mi parecer, es más intuitiva y, sobretodo, gráfica, como se puede
apreciar:
Con la opción de “Read” dvdisaster puede leer el disco y,
mientras lee, va generando una iso. Al finalizar la lectura habrá
creado una iso en el directorio que le especifique el usuario.
Con la opción “Scan” lo que hace dvdisaster es leer el medio
pero no genera la iso, lee los sectores y mediante los gráficos que
se pueden apreciar se ve el avance del proceso hasta que termina.
Regresando al asunto del DVD9 Memorex que cité antes, aún conservo
el DVD9, me daba algo de coraje tirarlo a la basura y pensar que con
el dinero que pague por él mejor me habría comprado una
hamburguesa; bueno para algo servirá…
Lo cierto es que es una cosa de locos, antes compraba DVD9 de marca
Memorex pero algunos DVDs los grababa bien y otros pues se grababan
mal, no era la grabadora de DVD ya que en aquel entonces ya había
comprado una nueva, pero aún los discos que se grababan
correctamente no eran legibles en otra grabadora/lectora de DVD, es
decir, grababa un disco DVD9 con mi grabadora LG, iba a la casa de un
amigo y quería que su grabadora de DVD Samsung leyese el disco
Memorex y pues allí estaba el problema, que no lo leía, lo tomaba
como defectuoso, la solución pues bastaría con sacar una iso del
disco en mi grabadora LG con k3b y grabarlo en un DVD9 de otra marca.
Aprovechando las utilidades que dvdisaster ofrece, obtendré la iso
con dicho programa.
Seleccionen la unidad donde está el CD o DVD, en el control de
“Drive selection”:
Luego hagan uso de la opción “Read”, para que comience el
proceso de lectura y de paso nos genere la iso; en el control “Drive
Selection”, a la derecha, pueden apreciar que dice
/home/becquer/medium.iso, la iso se guarda dentro de la carpeta de
usuario, en mi caso la carpeta becquer y con nombre medium.iso.
Bueno, al finalizar el proceso de lectura, como se puede apreciar ya
habrá recuperado la información, esa data estará dentro de la iso
que estará, en mi caso, en la carpeta /home/becquer.
Ahora quiero citar el siguiente texto de la web del proyecto
dvdisaster, ésta sería la forma correcta, aunque debería decir la
adecuada, de usar el programa en sí de acuerdo a los siguientes
apuntes:
“But quality scans are not a reliable means of predicting the
lifetime of optical media.
Consider we are looking for the right time to copy a worn-out medium
onto a new one:
Too early: Copying media because of a bad quality scan is
cost-ineffective. Sometimes such media remain readable much longer
than expected.
Too late: When the quality scan reveals unreadable sectors some
data has already been lost.
Right before the medium fails: The ideal case, but how to
tell?
However, we could do it the dvdisaster way:
Create error correction data for the medium.
Scan the medium regularly. Use it until the first read errors
occur.
Recover the read errors using
the error correction data.
Write the recovered image to a new medium.”
De mi mal inglés llegué a entender esto:
1.- Coloquen el DVD recién grabado en la grabadora de DVD y con
dvdisaster dénle a la opción “Read”.
2.- Cuando termine el paso 1, le dan un clic a la opción “CREATE”.
Tendrán algo parecido a lo que se observa en la siguiente captura :
Dos archivos: medium.iso, que es la imagen del disco DVD y un archivo
llamado medium.ecc cuyo peso es de 632.7 megabytes. Ahora yo supongo
que el archivo que debo conservar es el medium.ecc y que el archivo
medium.iso es el que debo borrar ya que la información está grabada
en un DVD. Ahora según las citas en inglés anotadas líneas arriba
debería escanear el medio óptico cada cierto tiempo (cada mes por
ejemplo) hasta que encuentre algún sector defectuso; cuando lo
encuentre lo que tocaría hacer es recuperar la información perdida
con el archivo medium.ecc que contiene el “error correction
data”
y así generar una
nueva iso, por lo cual cada vez que grabo un DVD deberé guardar el
archivo de “error correction data” para poder recuperar la
información de un determinado DVD.
Pues bien, el programa me parece genial aunque es necesario conservar
en el disco duro o en un medio extraíble los archivos de corrección
de datos para después de un tiempo hacer la recuperación de datos
del disco óptico. Como dije antes no le doy ese uso al software
aunque se creó para usarlo de la forma que les mencioné antes, a mí
me parece útil, ya que sirve a mis necesidades, como verificar la
grabación de un disco blu-ray.
Y para terminar, el programa está al alcance de los usuarios de
GNU/Linux y también, sí, de la gente que usa otros sistemas
operativos como Mac OSX y Windows, así que por qué no darle una
oportunidad al programa y, si está en sus posibilidades, hacer una
donación que consideren justa, o si no, reportando bugs o usando
dvdisaster para hacerle publicidad al proyecto.

 

 Por Reisilver